Platón y la Dualidad Humana
Platón, uno de los más grandes filósofos de la Grecia clásica, que vivió en Atenas en el siglo V a.C., provenía de una familia noble y parecía destinado a la política. Sin embargo, la muerte de Sócrates, su maestro, injustamente condenado, le hizo cambiar el rumbo de su vida. Su principal preocupación fue, a partir de entonces, cómo lograr una sociedad y un ser humano más justos.
Su pensamiento persigue ideales de armonía, equilibrio, justicia y belleza. Platón concebía al ser humano como una mezcla de alma inmortal y cuerpo material, siendo por tanto, un pensador dualista.
Para Platón, el alma se dividía en tres partes:
- Alma racional: encargada de dominar y guiar al ser humano en su vida.
- Alma irascible: sede de la voluntad y los impulsos activos, al servicio del alma racional.
- Alma concupiscible: sede de las pasiones corporales, que debe ser dominada por el alma racional con la ayuda del alma irascible.
Para Platón, lo más importante del ser humano era el alma.
Tomás de Aquino y el Plan Divino
Santo Tomás de Aquino fue uno de los filósofos más importantes de la Edad Media, período en el que la filosofía estaba subordinada a la religión cristiana. Por tanto, la visión filosófica del ser humano se inspiraba en la fe.
Para santo Tomás, el ser humano forma parte del plan divino. De entre todas las criaturas, no es la más perfecta (como los ángeles y arcángeles) ni la más imperfecta (como los animales). Sin embargo, el ser humano puede perfeccionarse, elevarse sobre sus imperfecciones y alcanzar la santidad. Para ello, debe obedecer los mandatos divinos, los principios de bondad y sabiduría de Dios inscritos en los seres humanos como ley natural.
Hume y la Inexistencia del Yo
Hume pensaba que el “yo”, “espíritu” o “alma” no existía realmente, sino que era una idea, una creencia fruto de la costumbre. Solo podemos estar seguros de aquello que percibimos a través de nuestros sentidos.
Puesto que no tenemos ninguna experiencia sensorial del “yo”, este no existe, sino que es una creencia basada en nuestros recuerdos. Esto supone una ruptura con la tradición filosófica y el comienzo de una nueva forma de entender al ser humano.
Freud y el Inconsciente
Freud introdujo en la psicología, y por ende en la cultura y visión contemporánea, la noción de inconsciente.
El “inconsciente” es el contenido mental del que no somos conscientes, pero que afecta profundamente nuestra vida y conducta. Con esta noción, Freud rompió con la visión racional y plana que predominaba en su época acerca del ser humano.
El Problema de la Libertad: Determinismo e Indeterminismo
Determinismo
EL DETERMINISMO NIEGA LA LIBERTAD HUMANA
El determinismo es la doctrina filosófica que niega la libertad, sobre todo en un sentido interno.
Se plantean preguntas que motivan al pensamiento, cuyas respuestas son coherentes y limitadas al desarrollo histórico de las ciencias. Los problemas y preguntas siempre se mantienen activos.
Spinosa recoge estas ideas y las orienta hacia la ética, entendiendo que hay que llegar al fin de la moral del hombre. Spinosa busca filosóficamente la razón del ser humano.
Spinosa entiende que los hombres se engañan al creerse libres, y reflexiona sobre pasiones buenas como el amor, la felicidad y la alegría, y malas como la tristeza, el dolor, el mal y el odio.
Indeterminismo
EL INDETERMINISMO AFIRMA LA LIBERTAD HUMANA
Para Sartre, el hombre sin libertad vive, pero no existe.
El ser en sí, sin conciencia, no es libre, pero el ser para sí es esencialmente libre porque puede escapar del determinismo del ser en sí.
La libertad pertenece al ser consciente; no es una propiedad natural ni pertenece a la esencia humana, porque el hombre primero existe y después es.
Se reconoce que todas las metas tienen obstáculos, pero depende de cada uno creer que son trabas superables en el ejercicio de la libertad o impedimentos imposibles de salvar.
Ideas a Favor y en Contra de la Teoría Darwinista
La teoría de Darwin nos dice que para sobrevivir, el ser humano necesita, como decía Lamarck, ir a un gimnasio para estar más fuertes y que nuestros hijos también lo sean. Según Darwin, para sobrevivir y reproducirse es necesario ser el más fuerte, el más veloz, el más alto; de lo contrario, los que no tienen estas capacidades no pueden reproducirse ni sobrevivir. Esto es lo que Darwin llama selección natural.
Así, una mutación en principio desventajosa podría dar lugar a una ventaja adaptativa. Este es el mecanismo que propone Darwin para explicar la aparición de nuevas especies. El paso del tiempo, más la suma de otras mutaciones, irían modelando las nuevas especies bajo la mirada de la selección natural.
El darwinismo, como cualquier teoría científica, no está exento de críticas. Las más importantes son:
- La evolución no es gradual, sino “a saltos“.
- La complejidad de algunos órganos hace difícil entender que se produzcan por minúsculos cambios.
- La complejidad de la célula no ha sido explicada desde el darwinismo.
- El papel de la simbiosis en la evolución.
- El posible papel de los virus en la evolución.
- Algunos conceptos de dudosa utilidad explicativa, como “adaptación” o “animal más apto”.
Hombres y Mujeres (Jesús Mosterín)
De humus se derivan las palabras “inhumar” y “humilde”. A lo largo de la evolución, los animales han ensayado diversas maneras de determinar el sexo. También hay seres hermafroditas como los peces. Los hombres y mujeres tenemos dos tipos de cromosomas sexuales: XY.
Los individuos con dos cromosomas XX son hembras; los XY son hombres. Los cromosomas XY poseen testículos y los cromosomas XX, ovarios. El gen SRY es el que determina la masculinidad, disparando la cascada de cambios moleculares que conduce a la formación de testículos. Mutaciones del cromosoma Y condujeron a la formación del gen SRY, que determina la masculinidad.
Las diversas tendencias congénitas se aprecian en la relación infantil con los juguetes: los niños tienden a preferir juguetes de armas, coches, etc., mientras que las niñas prefieren muñecas y juegos más tranquilos, aunque no siempre es así.
Marx y los Tipos de Alienación
Marx es un autor que dedicó gran parte de su trabajo a analizar el mundo del trabajo.
Marx y Engels, en su análisis social, político y económico del capitalismo industrial del siglo XIX, encontraron una realidad penosa: el trabajador arruinaba su vida y salud en el trabajo. No era feliz en el trabajo, sino fuera de él, pues “en el trabajo no está en lo suyo”, y sí lo está cuando no trabaja. Está, pues, alienado, separado, escindido de sí mismo. El trabajo, el medio por el cual el ser humano debería dar rienda suelta a su creatividad, es su esclavitud.
Marx y Engels analizan este fenómeno de la alienación en sus diferentes vertientes: psicológica, jurídica y política.
Y este análisis sigue, hoy en día, plenamente vigente.
Desde un punto de vista psicológico, el trabajador está alienado en su trabajo por cuatro razones:
Porque es desposeído del fruto de su trabajo, lo cual hace que no se identifique con él, que no lo aprecie ni valore.
Porque no dispone de su fuerza de trabajo libremente. El trabajador vende sus energías por un salario, pero no decide la tarea, ni decide el horario, ni decide el modo de llevar a cabo el trabajo. Está, pues, enajenado respecto a su propio cuerpo.
Porque, en su trabajo, entra en relaciones conflictivas con otros seres humanos: con los empresarios, con los que entabla una lucha de clases. Con los otros trabajadores, porque se convierten en competidores suyos, que le amenazan con arrebatarle la fuente de su salario.
Por último, con la Naturaleza. El trabajo debería implicar una comunión con la Naturaleza, fuente de materias primas, “cuerpo inorgánico del hombre”, según Marx. Pero la realidad es distinta: la Naturaleza es expoliada y saqueada. Y así, el trabajador está separado de la Naturaleza, vive separado de “su cuerpo inorgánico”.
Desde un punto de vista jurídico, la expresión de esta alienación del trabajador es el régimen de propiedad legal de los medios de producción, en manos de unos pocos empresarios.
Desde un punto de vista político, la alienación se plasma en el hecho de que el Estado sirve únicamente a los intereses de los grandes propietarios, es decir, es un instrumento más de dominación y explotación de la clase trabajadora. El estado, pues, vive a espaldas de la sociedad civil, y los trabajadores ven las actividades del Estado (la política, la administración) como algo ajeno a ellos.
6. Autonomía y Heteronomía moral.
La heteronomía es la situación en la que el individuo no se da a sí mismo las normas, sino que las recibe de una autoridad exterior (los padres, en el caso del niño, la sociedad, el poder religioso, político o militar…).
La autonomía es el otro polo del desarrollo moral del individuo. Tiene lugar cuando es el individuo quien, tras un proceso de reflexión racional, se da a sí mismo las normas.
¿Eres una persona moralmente autónoma o, por el contrario, eres dependiente —heterónoma— por lo que respecta a la moral? Si tomas tus propias decisiones éticas basándote en tus criterios de forma autónoma, podríamos decir que gozas de autonomía moral. Para Kant, ese es el distintivo de la verdadera ética. Por el contrario, la persona heterónoma no toma sus propias decisiones. Actúa de conformidad con la autoridad, o con lo que dice la mayoría. No es por lo tanto un sujeto libre y racional que sigue sus propias normas.
El individuo autónomo es menos proclive a obedecer las órdenes sin buenas razones que lo justifiquen. Es más crítico y menos dependiente. No actúa por la recompensa, sino más bien por el sentido del deber. Por eso, si recibe una orden injusta, no se siente obligado a obedecerla, y es capaz de soportar las críticas con tal de seguir sus propios criterios.
Por el contrario, la persona heterónoma actúa con la finalidad de lograr el beneplácito del grupo o la autoridad, a la que teme oponerse y desobedecer. Recibe la recompensa, pero puede que sus acciones sean moralmente injustas.
7. Problemas de Bioética.
Uno de los grandes campos de nuevos problemas éticos procede de la biología y sus espectaculares avances, sobre todo en el campo de la genética. De aquí ha surgido la bioética. La bioética es una rama de la ética que se aplica a los problemas derivados de las nuevas tecnologías y potencialidades de la biología moderna, en particular los derivados de la genética. El siguiente vídeo nos brinda una presentación bastante atinada de la bioética.
Problemas bioéticos vinculados a la biología, como: la manipulación genética consiste en manipular los genes de una persona con el fin de mejorar el funcionamiento de las células, en el caso de que dichos genes se consideren la causa de alguna dolencia.
Desde un punto de vista ético, este tipo de terapias genéticas no plantean problemas. Más problemas puede producir el uso de productostransgénicos tanto en agricultura como en ganadería, con el fin de mejorar cosechas o aumentar la producción. En algunos casos, estos productos transgénicos pueden acarrear problemas para la salud o el medio ambiente.
La clonación consiste en insertar el genoma de una persona (por ejemplo, un adulto) en una célula reproductiva femenina (un óvulo) con el fin de crear una copia genética de dicho adulto.
Esta práctica está prohibida (además de no haberse conseguido todavía con seres humanos, aunque sí con animales, como la famosa oveja Dolly), pero el uso de embriones clonados con fines terapéuticos está siendo ampliamente debatido en diversos sectores (científicos, médicos, eclesiásticos, comités de bioética…) .
8. Eutanasia.
La eutanasia es otro campo de conflicto ético. “Eutanasia” significa “buena muerte”, y se trata de una práctica encaminada a proporcionar a las personas que lo demandan una muerte digna, sin dolor ni sufrimientos innecesarios.
La eutanasia tiene por finalidad evitar sufrimientos insoportables o la prolongación artificial de la vida a un enfermo. Para que la eutanasia sea considerada como tal, el enfermo ha de padecer, necesariamente, una enfermedad terminal o incurable, y en segundo lugar, el personal sanitario ha de contar expresamente con el consentimiento del enfermo.
Se suelen distinguir dos tipos:
Eutanasia activa, cuando médico y enfermo se ponen de acuerdo para administrar una droga que cause la muerte en situaciones de enfermedad terminal, o de grave deterioro de la calidad de vida (como el caso del español Manuel Sampedro, tan bien reflejado en la película de Alejandro Amenábar Mar adentro).
Eutanasia pasiva, cuando médicos y familiares de un enfermo, generalmente en coma irreversible, deciden desconectar los aparatos que lo mantienen artificialmente con vida.