La Generación del 98
A finales del siglo XIX, España atravesaba un período de crisis tras la guerra hispano-estadounidense, conocido como El Desastre del 98. España cedió a Estados Unidos las islas de Guam, Puerto Rico y Filipinas, y firmó el Tratado de París, otorgando la independencia a Cuba. Estos acontecimientos provocaron una profunda indignación moral, social y cultural entre los españoles. Como respuesta, surgió un grupo de escritores denominado La Generación del 98, quienes expresaron en sus obras su preocupación por la situación de España.
Entre los escritores más destacados de la Generación del 98 se encuentran Pío Baroja, Miguel de Unamuno, José Martínez Ruiz (“Azorín”), Ramón María del Valle-Inclán y Antonio Machado. Todos ellos compartían una preocupación primordial: la esencia o alma de España. Para representar esta inquietud, utilizaron tres vías principales:
- El paisaje: Emplearon el paisaje castellano para reflejar la España de principios del siglo XIX.
- Historia: Recurrieron a la historia para recuperar los valores españoles y así poder resolver los problemas del presente.
- Literatura: Se inspiraron en los clásicos de la literatura española, como Gonzalo de Berceo, Cervantes, Luis de León y Jorge Manrique.
Temas Principales
Además de los problemas de España, los temas principales de la Generación del 98 fueron:
- La vida y la muerte, el paso del tiempo y el sentido de la vida: Estas preocupaciones existenciales, especialmente presentes en la obra de Unamuno, reflejan la angustia y la búsqueda de respuestas ante la condición humana.
- La religión: Los autores del 98 mostraron diversas posturas ante la religión. Azorín y Maeztu eran católicos, Baroja era no creyente y Unamuno se mostraba dubitativo.
Los temas de este movimiento se encuentran en diversos géneros literarios: la lírica (Antonio Machado), la novela (Pío Baroja), el teatro (Valle-Inclán) y el ensayo (Ganivet). Estilísticamente, se caracterizaron por un lenguaje sencillo y un vocabulario preciso, buscando una comunicación eficaz con el lector.
Autores Destacados
Miguel de Unamuno (1864-1936)
Toda su obra está impregnada de preocupación filosófica, sin perder valor literario. El autor siente una gran angustia ante la muerte y un deseo de vida eterna. El problema religioso y la búsqueda de Dios son temas constantes en su vida y obra.
Su estilo es seco, robusto y directo, buscando expresar su mundo interior y convencer al lector. Utiliza cadenas de sinónimos para expresar la complejidad de su pensamiento. Su producción literaria es extensa, abarcando novelas (que él denominó “nivolas“), poesía, ensayos, cuentos y dramas. Se pueden distinguir tres etapas en su obra:
1ª etapa
Crisis religiosa y conflictos existenciales (Paz en la guerra).
2ª etapa
Obsesión por el tema religioso, la angustia, la lucha entre razón y fe, y la inmortalidad.
3ª etapa
Sus mejores novelas: Niebla, La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir (1933).
José Martínez Ruiz, “Azorín” (1873-1967)
Profundamente afectado por los problemas de España, centró su atención en Castilla: sus pueblos, sus gentes, su paisaje y su pasado histórico y literario.
Su estilo es personal y descriptivo, con una técnica impresionista que capta los detalles esenciales de la realidad. Su prosa se caracteriza por una elegante sencillez, con frases cortas y un léxico rico y preciso. Destacan sus novelas autobiográficas: La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo.
Pío Baroja (1872-1956)
Hombre solitario e independiente, su visión de la realidad española es amarga y pesimista, aunque también muestra un espíritu sensible y lleno de humor. Critica los vicios de los españoles con una intención reformista.
Su obra pertenece al género narrativo: novelas, cuentos y narraciones cortas. Su estilo es vigoroso y expresivo. Sus personajes suelen ser rebeldes y escépticos. Entre sus novelas destacan: La busca, Mala hierba, Aurora roja, La casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz, Zalacaín el aventurero, Camino de perfección.
Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)
Aunque se le incluye en la Generación del 98, sus preocupaciones son fundamentalmente estéticas. Destacó en la novela y el teatro, demostrando un gran dominio del lenguaje.
Su obra se divide en dos etapas: una primera con una prosa refinada y musical, y una segunda con una visión pesimista de la realidad expresada a través de un lenguaje desgarrado y un humor deformante. Crea los esperpentos, obras que deforman la realidad con personajes grotescos. Destacan Divinas palabras, Comedias bárbaras, Luces de bohemia, Tirano Banderas, y en poesía, El pasajero y La pipa de Kif.