Introducción: El Contexto Histórico de Aristóteles
El pensamiento de Aristóteles (siglo IV a.C.), filósofo griego, se desarrolla en una época convulsa, marcada por la crisis del ideal griego y de la polis. Macedonia emerge como nueva potencia, liderada por Filipo, quien nombrará a Aristóteles preceptor de su hijo, Alejandro Magno. El vasto imperio de Alejandro se fragmentará tras su muerte, obligando a Aristóteles a abandonar Atenas y el Liceo, su principal centro de estudios, poco antes de fallecer. Esta crisis se ve acentuada por la transición del arte clásico al helenismo, con sus consecuentes movimientos violentos y sufrimiento humano. La filosofía, que con los presocráticos se centraba en la búsqueda del arjé (principio), se orienta ahora hacia la realidad humana con los sofistas y Aristóteles. Este último se distanciará de las teorías platónicas, fundando una escuela rival a la Academia, el Liceo. Ambas instituciones serán pilares de la filosofía clásica, cada una con su enfoque particular. Al final de la vida de Aristóteles, surgen las escuelas helenísticas, como el hedonismo, el estoicismo, el cinismo y el escepticismo.
Física Aristotélica
El Concepto de Physis
El concepto de physis en Aristóteles es la idea de “naturaleza como totalidad”, la conjunción de todos los seres con independencia y autonomía propias. Este concepto aristotélico de naturaleza como totalidad se refiere a todos los seres. Por naturaleza, Aristóteles entiende al conjunto de seres naturales (plantas, animales, cuerpos simples: agua, tierra, aire y fuego) y al conjunto de seres no naturales, definiéndolos como aquellos que tienen en sí mismos un principio de movimiento. De esto, concluye que el movimiento es la esencia de los seres naturales. La física, por lo tanto, se ocupará del problema del movimiento. Para Aristóteles, este movimiento es un hecho innegable que se basa en el paso de un estado de ser a otro.
Tipos de Movimiento
Aristóteles clasificó el movimiento, distinguiendo entre:
- Cambio sustancial: Afecta a la sustancia misma, resultando en la generación de una nueva sustancia o la destrucción de una existente.
- Cambios accidentales: No generan ni destruyen sustancias, sino que modifican aspectos no esenciales de su ser. Estos pueden ser de tres clases:
- Cuantitativo (aumento/disminución del tamaño)
- Cualitativo (alteración, cambio de cualidad)
- De lugar (desplazamiento, translación)
Metafísica Aristotélica: Teoría Hilemórfica
Aristóteles elabora su teoría fundamental del ser, la teoría hilemórfica. Según esta teoría, todos los seres están compuestos de materia y forma. La materia es la realidad de lo que está hecho algo. Esta teoría supera el dualismo platónico de la teoría de las ideas. Aristóteles matiza que la materia es la capacidad para recibir formas, el poder ser algo, es “potencia”. Junto con la forma, compone las sustancias individuales. Un ejemplo claro son los seres vivos: la forma es el alma y la materia, el cuerpo.
Hay dos tipos de materia: materia prima o primera y materia segunda. La materia prima no se percibe por los sentidos; es el sustrato último del cambio sustancial, el sujeto que permanece en un cambio en el que algo se genera o se corrompe. La materia segunda es una materia con una forma determinada. La forma es el conjunto de rasgos característicos de un objeto. Para Aristóteles, la forma representa los rasgos de un objeto, y distingue entre formas accidentales y formas sustanciales. La forma sustancial es la esencia de una cosa, y las formas accidentales son las determinaciones. Observamos una clara diferencia con Platón: para Platón, la forma está en el mundo de las ideas, mientras que para Aristóteles las formas están incorporadas en los individuos. Para los seres vivos, la forma sustancial es el alma.
Por cambio o movimiento, Aristóteles entiende cualquier modificación que sufren los seres en su propia forma de ser, en los aspectos con que se nos presentan o en sus relaciones locales. Cuando hablamos del cambio, comúnmente entendemos que algo se pierde, algo permanece y algo se adquiere. Según Aristóteles, para que se produzca el cambio o movimiento son necesarios tres principios: la materia o sustrato (lo que permanece), la privación de una forma (lo que aún no se tiene, pero se puede adquirir) y la forma (lo que se adquiere, una vez perdida la anterior).
Potencia y Acto
La clasificación que hace Aristóteles del movimiento se resume en Potencia y Acto. Partiendo de los cambios que observa en los seres físicos, establece un doble principio real: uno en acto y otro en potencia. El autor parte de la idea de que todos los seres naturales están en movimiento, puesto que la naturaleza es principio de cambio y movimiento. La potencia es el término medio entre ser y no ser. El acto es el ser actual, acabado, terminado. La teoría de la potencia y el acto tiene correspondencia con la teoría hilemórfica. Materia y forma no pueden darse de manera separada; van necesariamente unidas, son una sola cosa. El paso de la potencia al acto define el movimiento, y esta circulación se da en tres momentos: sujeto, privación y forma. Todos los seres que se mueven lo hacen de forma natural, con un objetivo que es su propia perfección. El acto es el fin de la potencia, hacia donde esta se orienta. De esta forma, el movimiento es un estado intermedio entre la potencia y el acto.
Concepto de Causa
Causa es el principio del cual algo procede. Para explicar todo lo existente, es necesario recurrir a cuatro causas o principios:
- Causa material: Aquello de lo que algo está hecho.
- Causa formal: Aquello que hace que una cosa sea tal cosa y no otra; es la esencia o forma que permite definir la cosa y determina sus actividades propias.
- Causa eficiente: El agente o productor de la cosa.
- Causa final: Aquello que mueve al agente a actuar, el fin por el que se hace algo. Todo ser se dirige a la realización de su propio fin.
El Alma según Aristóteles
El alma es el principio de la vida, tanto vegetativa como sensitiva e intelectual. El alma es la actualización de un cuerpo organizado para vivir; solo conceptualmente puede separarse el alma del cuerpo, no en la realidad. El hombre es un animal racional o intelectual. El alma es el principio de movimiento de un cuerpo que tiene vida en potencia, y como toda naturaleza, tiende a su perfección y desarrollo. La vida vegetativa y sensitiva se da unida a la vida intelectual, y ambas proceden de un mismo principio que es la razón de su ser y de su actividad. La concepción biológica del alma impide concebirla como una sustancia separada que sobreviva después de la muerte. La forma humana se transmite de generación en generación, pero no como sustancia individual, sino como esencia específica. Sin embargo, Aristóteles mantiene una cierta ambigüedad respecto al entendimiento agente, ya que parece que viene de fuera y puede no someterse a la muerte corporal.