1. Introducción
En el campo del arte y la cultura, las vanguardias se desarrollan en toda Europa durante el período de entreguerras como modo de protesta escandalosa y provocativa contra un mundo en decadencia, incapaz de evitar los desastres de la guerra. Los movimientos vanguardistas, a excepción del Surrealismo, desaparecen con la Gran Depresión de 1929, cuyas graves consecuencias económicas propician el abandono del espíritu de diversión inconsciente de los años 20 y su sustitución por el compromiso con lo humano.
Desde una actitud de total rebeldía, los distintos “ismos” pretenden la liberación de los instintos humanos, reprimidos por las convenciones morales y políticas de la sociedad burguesa. Para conseguir esta liberación, crean un nuevo lenguaje artístico que rompe bruscamente con la estética anterior y que supone una manera diferente de concebir el mundo.
2. Los Movimientos de Vanguardia
2.1. Características Generales de los “ismos”
- Ruptura con la estética anterior (simbolismo y modernismo).
- Antisentimentalismo: los movimientos de vanguardia consideran que el arte debe ser independiente de lo humano.
- Antitradicionalismo en la concepción de la obra, que rompe su estructura tradicional.
- Provocación a través del juego y del humor.
- Admiración por la técnica, la velocidad y por todo aquello que tenga relación directa con el mundo moderno.
- Universalismo: las vanguardias se desarrollan simultáneamente en toda Europa.
- Creación de realidades nuevas, alejándose de las habituales mediante la utilización de imágenes insólitas en las que no existe ningún referente con el que puedan identificarse para ser interpretadas; con ello se pretende producir sorpresa y estupor en el lector.
- Experimentación total: mezcla de diversos materiales, incorporación de un léxico nuevo, uso de onomatopeyas, caligramas, etc.
- Rapidez con la que se suceden: aparecen todos los movimientos de vanguardia en un espacio de tiempo muy corto, apenas 15 años.
2.2. Principales Movimientos de Vanguardia
Expresionismo
El Expresionismo surge en Alemania en 1905 y rechaza que el arte sea una mera representación externa de la realidad. Ha de revelar la realidad interior, resaltando hasta la deformación aquellos aspectos que expresan mejor las características físicas o psicológicas de lo que se describe. Esa búsqueda de la expresividad aparta la obra artística de la reproducción realista del natural, por lo que abundan los personajes extraños, las descripciones intensas, las caricaturas, los motivos grotescos… Algunos de estos expresionistas son Kafka y Bertolt Brecht, uno de los principales renovadores del teatro del siglo XX.
Futurismo
El Futurismo defiende que el arte se debe al futuro. El primer manifiesto futurista fue del italiano Filippo Tommaso Marinetti. La exaltación de la acción y de la violencia, y el repudio del sentimiento que propugna, revelan la influencia de Nietzsche. Su entusiasmo por la guerra y su nacionalismo explican que Marinetti y otros futuristas terminaran identificándose con el fascismo. Como aportación literaria, el Futurismo abre caminos a todas las vanguardias, propone liberar el lenguaje de ataduras y cambia toda una mitología literaria al sustituir los objetos consagrados por nuevos motivos extraídos de la vida moderna: el automóvil, el avión, las locomotoras…
Cubismo
El Cubismo literario es una consecuencia del cubismo pictórico. Señala como fecha de comienzo el año 1910, cuando el escritor Guillaume Apollinaire publica el ensayo Los pintores cubistas. La literatura cubista debe muchas de sus características a la pintura: fragmentación de la realidad, superposición, yuxtaposición… Incluyen números, letras, revistas, etc. Los escritores atienden a los aspectos visuales: tipos de letras, composición de los textos… El caso extremo de imbricación entre pintura y literatura lo constituyen los caligramas de Apollinaire, en los que las letras del texto forman un dibujo alusivo al contenido del mismo.
Dadaísmo
El Dadaísmo surge en Zúrich en 1916, cuando un grupo de emigrados, refugiados en Suiza, organizan en el Cabaret Voltaire unas veladas de aniquilación estética, en las que componen poemas con palabras escogidas al azar o recitan al unísono sartas de sílabas sin sentido. El principal animador es Tristan Tzara. Sus características son: propensión a lo absurdo, exaltación de lo ilógico y azaroso, regreso a la pureza infantil… Los dadaístas recurren a la incoherencia como modo de repulsa de la situación. Son polémicos, mordaces e inconformistas. Atacan los principios de la razón. El Dadá lo niega todo desde una perspectiva nihilista o anarquista, y reivindica la espontaneidad. Con ello se ensanchan las fronteras del hecho artístico, que da cabida a cuanto pueda excitar la imaginación o provocar una experiencia lúdica. Al Dadaísmo se encuentran vinculados escritores como Breton, Éluard y Aragón. Cuando el Dadá entra en decadencia, surge un nuevo “ismo”, el Surrealismo.