El Dinamismo de la Socialización: La Identidad Social
Nacemos perteneciendo a un grupo social determinado: familia, barrio, pueblo, nación… y adquirimos una identidad social a la vez que una personal. La identidad personal nos permite mantenernos como personas únicas y singulares, mientras que la social nos permite compartir valores con otros. Ambas identidades se adquieren mediante un proceso de socialización que nos inculca valores, usos y costumbres sociales. Gracias a este proceso, construimos nuestra identidad.
La Socialización y sus Formas
La socialización es el proceso por el cual el individuo interioriza la cultura de la sociedad en que vive, desarrolla su identidad y se constituye como persona. Este proceso se extiende a lo largo de la vida y se divide en dos etapas: la socialización primaria y la secundaria.
Primaria
Es la parte más importante del proceso. Su objetivo es introducir al sujeto en la sociedad, desarrollándose principalmente en el seno familiar durante la infancia. Posteriormente, aparece la generalización, donde el sujeto comprende las normas, actitudes y valores de la vida. Por ejemplo, aprende que su madre se enfada cuando no comparte sus juguetes con su hermano, entendiendo la situación y modificando su comportamiento para evitar el enfado. Este proceso conlleva una gran carga emocional.
Secundaria
Es el proceso por el cual se interiorizan mundos institucionales. Nuevos agentes entran en juego, como las instituciones laborales, políticas o religiosas. Se diferencia de la primaria en que no hay una identificación preestablecida; el sujeto puede elegir su sector social y la carga afectiva es menor. En esta etapa, puede surgir una crisis de crecimiento al descubrir que existen otras perspectivas más allá del entorno familiar, como la de los amigos.
Ante la Diversidad Cultural
Actitudes más Frecuentes
Existen diversas actitudes hacia la diversidad cultural: el etnocentrismo, el relativismo cultural y el interculturalismo.
Etnocentrismo
Analiza otras culturas desde la perspectiva de la propia, que se convierte en la medida para valorar a las demás. Esto conlleva a la falta de comprensión hacia quienes viven de manera diferente y a la radicalización del sentimiento de cohesión, generando superioridad y actitudes de imposición. Puede manifestarse como xenofobia (odio a los extranjeros), racismo (patriotismo fanático) y aporofobia (odio a los pobres).
Relativismo Cultural
Propone analizar diferentes culturas y recomienda la tolerancia ante las diferencias. Sin embargo, tiene limitaciones: no promueve el diálogo intercultural, sino que aboga por el cierre en los propios valores, pudiendo derivar en racismo (cada uno en su país), separación (culturas toleradas pero sin contacto), actitud romántica (exageración de aspectos positivos de otras culturas) y parálisis cultural (conservación de la tradición).
Interculturalismo
Parte del respeto a otras culturas, superando las limitaciones del relativismo cultural al propugnar el encuentro entre culturas en igualdad de condiciones. Sus objetivos son: reconocer la naturaleza pluralista de la sociedad, comprender la complejidad de las relaciones entre culturas, promover el diálogo intercultural y colaborar en la búsqueda de soluciones a problemas globales.
Relativismo y Universalismo
El relativismo considera imposible la comunicación entre culturas, mientras que el universalismo destaca valores compartidos como el respeto a otras culturas, los derechos humanos, la libertad, la igualdad, la solidaridad y la tolerancia activa.
El Hombre, Animal Simbólico
Signos y Símbolos
Los seres humanos poseen la capacidad de comunicarse a través del lenguaje, donde las palabras son signos. Un signo tiene un significante y un significado, con una relación convencional llamada significación o sentido. Además, existen símbolos, signos que remiten a un significado ulterior, parcialmente manifiesto y oculto en su significación inmediata.
El Universo Simbólico
Desde el nacimiento, el ser humano se relaciona con el mundo a través del lenguaje y las manifestaciones artísticas, conformando un universo simbólico que llamamos “mundo”. Este mundo es una mezcla de experiencias individuales y sociales. El lenguaje y el arte son herramientas esenciales para controlar la realidad y dotarla de sentido.
Animal Fantástico
Se caracteriza al ser humano como animal racional, siguiendo la fórmula de Aristóteles: “El hombre es el único animal que tiene logos“. Sin embargo, antes de ser racional, el hombre es un animal fantástico. La razón es, en esencia, fantasía. La hiperfunción cerebral y mental del ser humano le permite crear fantasías e imágenes, generando un mundo interior. Esto impulsa la necesidad de expresarse a través del lenguaje y las producciones artísticas.