Estrategias para la Enseñanza de los Diferentes Tipos de Contenido
La enseñanza de los contenidos factuales
El aprendizaje factual consiste en la adquisición de información verbal literal (nombres, vocabularios, etc.) o de información numérica (por ejemplo, aprenderse la tabla de multiplicar, saber “de memoria”, sin necesidad de calcularlo, cuál es el cuadrado de 15, o cuál es el valor de 7). Los contenidos factuales (datos y hechos) no necesitan ser comprendidos, ya que no hay nada que comprender. La adquisición de hechos y datos es de carácter “todo o nada”. O se sabe cuál es la capital de Italia o no se sabe. El aprendizaje de hechos solo admite diferencias “cuantitativas” (si se sabe o no se sabe y cuántos datos se saben en total).
En principio, las exigencias didácticas de una actividad dirigida a que los alumnos adquieran información factual no parecen difíciles de satisfacer. Únicamente hay que dosificar las tareas dirigidas a la memorización.
Dado que la adquisición de datos y hechos se basa en la memorización, la enseñanza de contenidos factuales puede hacerse sin atender demasiado a los conocimientos previos.
Dada la importancia de la práctica para el recuerdo literal de información, lo más importante es diseñar ejercicios o tareas que proporcionen la práctica necesaria para el aprendizaje memorístico. Cuanto más se ejercite esa repetición, más fácil será el recuerdo. Sin embargo, no hay que olvidar que ese recuerdo podrá ser mayor si la práctica se sitúa en un contexto significativo para el alumno.
Además, la repetición ciega puede tener efectos muy negativos sobre la motivación y la predisposición hacia el aprendizaje en tareas futuras. Por ello, es recomendable que el “repaso” de los datos y hechos que el alumno debe aprender se sitúe en el marco de actividades o tareas que excedan la mera repetición.
Por otra parte, los estudios sobre el funcionamiento de la memoria han mostrado que los efectos de la práctica sobre el recuerdo son más positivos cuando la práctica se realiza de modo distribuido a lo largo del tiempo -es decir, en pequeñas dosis- que cuando se realiza de modo intensivo, o sea, de una sola vez. Esta práctica distribuida y dosificada se hace conveniente además por otra razón: uno de los rasgos más llamativos del aprendizaje memorístico es que, en cuanto deja de practicarse con el material, suele producirse un olvido relativamente rápido.
La enseñanza de los contenidos conceptuales
Una persona adquiere un concepto cuando es capaz de dotar de significado a un material o una información que se le presenta, es decir, cuando “comprende” ese material, donde comprender sería equivalente, más o menos, a traducir algo a las propias palabras.
El aprendizaje de contenidos conceptuales es más exigente que el de contenidos factuales. Mientras que este último solo exige memorización, aquel conlleva comprensión y significatividad.
Para que se produzca un aprendizaje significativo de conceptos es necesario, al menos, que el material tenga significado -es decir, que esté internamente organizado y sea comprensible– y que el alumno disponga de conocimientos previos que pueda activar y relacionar con ese nuevo material junto con una disposición favorable a buscar ese tipo de relaciones significativas. El proceso de repetición será insuficiente para lograr que el alumno adquiera conceptos.
Una secuencia de enseñanza para el aprendizaje de conceptos por exposición es aquella en la que el alumno recibe ya organizada la información conceptual que debe adquirir, a través ya sea de una presentación oral o de un texto.
En esta secuencia, los conceptos que el alumno debe aprender de modo significativo le son explícitamente presentados; no necesita descubrirlos, sino solo asimilarlos de forma significativa, relacionándolos con conocimientos anteriores y encontrando sentido a las actividades de aprendizaje.
Cuando se planifique una actividad de descubrimiento debe tenerse en cuenta la complejidad conceptual de los contenidos que se están estudiando. Los conceptos más sencillos, que suponen un menor grado de abstracción (por ejemplo, densidad), surgirán más fácilmente de la exploración o la investigación de los alumnos que otros más abstractos y alejados de lo real (como la noción de fuerza).
Las actividades de enseñanza basadas en la investigación y descubrimiento por parte de los alumnos no tienen como objetivo únicamente los contenidos conceptuales, sino que cumplen una función muy importante en la enseñanza de procedimientos y de actitudes.
Para aprender un concepto es necesario establecer relaciones significativas con otros conceptos. Cuanto más entretejida esté la red de conceptos que posee una persona en un área determinada, mayor será su capacidad para establecer relaciones significativas y por tanto para comprender los hechos propios de esa área.
Aquello que comprendemos (contenidos conceptuales) lo olvidamos de manera bien diferente. Tal vez con el tiempo, algo se vaya borrando y nuestra comprensión se difumine y deforme, pero el olvido no es tan repentino ni tan total como en el aprendizaje de datos.