La Narrativa Española de las Primeras Décadas del Siglo XX
Las primeras décadas del siglo XX fueron muy ricas desde el punto de vista literario. La calidad es una constante en todos los géneros, pero si hay uno que destaca por encima de los demás, es indudablemente la novela.
La Novela en la Generación del 98
Los dos asuntos que más inquietaron a los autores del 98 son el tema de España y el tema existencial.
El tema de España lo abordan desde perspectivas muy diferentes, como consecuencia del individualismo y del subjetivismo característico de estos autores. El planteamiento reformista y patriótico de Unamuno es distinto a la visión escéptica y pesimista de Baroja y de la percepción impresionista y lírica de la realidad que refleja Azorín. Todos buscan una imagen de España diferente a la reflejada en los tópicos. Esta búsqueda se centra en el descubrimiento del alma de España y para conseguirlo, los caminos que escogen son:
- El paisaje, en especial el de Castilla, donde descubren el espíritu austero y sobrio del hombre castellano. No reside solo en el paisaje escogido, sino en la manera de verlo; se trata de una visión subjetiva e idealista: en el paisaje proyectan los escritores su propio espíritu y tratan de captar el alma de Castilla y de sus gentes a través de su paisaje.
- La historia, no la de los grandes acontecimientos políticos o bélicos, sino la del hombre anónimo, la de los pequeños hechos que suceden en la vida cotidiana y la que Unamuno llamó intrahistoria.
- La literatura, volviendo a los autores medievales como Berceo, Rojas o Manrique, a los clásicos olvidados como Góngora o Gracián, y a Larra por su profundo sentimiento de España. Especial interés mostraron por Cervantes y el Quijote, obra en la que veían reflejadas fielmente las conductas de los españoles.
El tema existencial abarca asuntos diversos como: la preocupación por el sentido de la vida, el papel de la religión en la sociedad y en la vida individual, las dudas sobre la existencia del más allá, y los conflictos psicológicos y morales del ser humano. Las distintas actitudes ante estos temas difieren de unos autores a otros: angustia y obsesión por el deseo de la inmortalidad en Unamuno, preocupación por la caducidad de lo terrenal en Azorín o la incredulidad religiosa y el escepticismo vital en Baroja.
Novecentismo o Generación del 14
Entre la Generación del 98 y la Generación del 27, encontramos a un grupo de escritores que se dan a conocer entre 1910 y 1914 y que reciben la denominación de novecentistas. Se trata de filósofos, historiadores y escritores que destacaron:
- José Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors, Salvador de Madariaga, Américo Castro, Gregorio Marañón.
- Gabriel Miró (Las cerezas del cementerio – 1910), (Nuestro Padre San Daniel – 1921), y su continuación (El Obispo leproso – 1926).
- Ramón Pérez de Ayala (Troteras y danzaderas – 1913), (Tinieblas en las cumbres – 1907), (A.M.D.G. – 1910), (La pata de la raposa – 1912).
- Ramón Gómez de la Serna (autor inclasificable, cultivó todos los géneros, además de inventar uno: la greguería, y sirve como puente entre el Novecentismo y los movimientos de vanguardia: El torero Caracho – 1926), (Seis falsas novelas – 1927), (El caballero del hongo gris – 1928).
Las características comunes que presenta este grupo tan heterogéneo son las siguientes:
- Se vuelven a plantear el problema de España, aunque le dan un tratamiento más intelectual y preciso.
- Desean que España se mire en el espejo de Europa para modernizarse.
- Todos son universitarios con vocación política, se acercan al poder para intentar impulsar un cambio real y efectivo.
- Comparten un estilo brillante y perfeccionista.
- Desvinculan el arte de la vida, convirtiéndolo en arte deshumanizado.
Novela Deshumanizada
A raíz de la labor realizada por los autores novecentistas, especialmente Ortega y Gasset y su Revista de Occidente, surge un grupo de autores preocupados más por el arte que por los problemas humanos. Los nombres más representativos son: Valentín Andrés Álvarez, Francisco Ayala, Benjamín Jarnés, Antonio Obregón, Esteban Salazar y Pedro Salinas.
Novela Social
Frente a la novela deshumanizada, surge a partir de los años 30 un movimiento que reclama la rehumanización del arte, la vuelta a las preocupaciones humanas. La novela El nuevo romanticismo (1930) de José Díaz Fernández será el detonante de esta nueva literatura. Los temas giran en torno a la guerra de Marruecos y la situación de los obreros y campesinos, con lo que a veces estas novelas se convierten en reportajes sociales. Los autores más destacados son José Díaz Fernández (El blocao – 1928), Ramón J. Sender (Imán – 1930), Max Aub (La crónica del alba – 1942 y Réquiem por un campesino español – 1960), César Muñoz Arconada (La turbina – 1930 o Los pobres contra los ricos – 1933).
Novela Humorística
Wenceslao Fernández Flórez es uno de los pocos autores españoles dedicados casi en exclusividad a la novela de humor, aunque ese tono humorístico irá agriándose poco a poco a causa del escepticismo: La procesión de los días – 1914, Volvoreta – 1917 y Ha entrado un ladrón – 1920.