1.Contexto histórico
El arte bizantino surge en el contexto del Imperio Bizantino, una continuación del Imperio Romano de Oriente. La división del Imperio Romano en Oriente y Occidente se realizó en el año 395 bajo el emperador Teodosio. A diferencia del Occidente, el Imperio Oriental prosperó gracias a su fuerte economía basada en el comercio y la industria, logrando resistir las invasiones bárbaras que afectaron a Occidente. Su capital, Constantinopla, fue establecida sobre la antigua ciudad de Bizancio por Constantino y se convirtió en el centro cultural y político del Imperio Bizantino. A lo largo de sus diez siglos de existencia, el Imperio Bizantino mantuvo su extensión territorial, aunque enfrentó pérdidas significativas en el siglo VII ante la expansión árabe, que le arrebató varias provincias ricas, quedando reducido a Asía Menor (actual Turquía) y Grecia. Su importancia histórica radica en la preservación de la cultura clásica y su papel como puente entre Europa y el mundo islámico, además de su labor en la cristianización de pueblos eslavos. La capital, Constantinopla, se consolidó como el centro político y religioso de Bizancio, destacándose como una ciudad inexpugnable debido a sus fortificaciones y su desarrollo en ciencias aplicadas a la defensa militar. El Imperio fue una teocracia en la que el cristianismo jugó un papel fundamental, integrando la Iglesia con el Estado, y fomentando un arte que glorificara tanto a Dios como al emperador.
2.Carácterísticas generales del arte bizantino
Este arte es principalmente de naturaleza religiosa y palaciega, orientado a glorificar a Dios y al emperador, y a enseñar las verdades cristianas a los fieles. Es un arte simbólico y espiritual, que refleja una concepción cristiana del mundo. En el arte bizantino, las iglesias juegan un rol destacado: suelen tener cúpulas, que representan el orden divino, y sus interiores están ricamente decorados con mármoles, mosaicos y pinturas doradas que buscan evocar un ambiente sobrenatural. El estilo visual de estas obras tiene una fuerte influencia griega, romana y oriental. La tradición griega y romana se manifiesta en la estructura y el empleo de figuras, aunque estas son desproporcionadas e idealizadas para acentuar su carácter simbólico. La influencia oriental, con su preferencia por el color, la luz y la espiritualidad, va predominando sobre la clásica, enfocándose en lo místico y alejándose del Naturalismo. Justiniano, quien reinó entre 527 y 565, es reconocido como el gran mecenas del arte bizantino en su 1ª Edad de Oro, impulsando la construcción de iglesias y otros edificios importantes que marcaron el auge de este estilo
3.Arquitectura bizantina
La arquitectura bizantina es heredera de la romana y, como ella, emplea la bóveda y la cúpula, concentrándose más en el interior de los edificios que en sus fachadas. El templo cristiano es el edificio más representativo de esta arquitectura, y en su construcción se emplean materiales sencillos, como piedra y ladrillo en el exterior, mientras que los interiores destacan por su lujo con mármoles y mosaicos que brindan una policromía de influencia oriental. La bóveda y la cúpula son elementos clave, y una de las mayores aportaciones técnicas es el uso de pechinas: triángulos esféricos que permiten colocar una cúpula sobre una planta cuadrada. Este diseño innovador permitíó crear cúpulas imponentes, como la de la basílica de Santa Sofía, que simboliza el cielo en su interior. Los edificios bizantinos también presentan una planta centralizada o de cruz griega, que se impone desde la 2ª Edad de Oro, representando la perfección divina. Otro rasgo destacado es la organización jerárquica del espacio, con áreas separadas para los fieles y el clero (naos y bema), y el uso de un iconostasis para dividir estas áreas. El efecto visual interior busca transmitir una sensación de amplitud e inmaterialidad, gracias a la combinación de cúpulas y semicúpulas que alejan los muros y permiten que el espacio se dilate hacia la cúpula central.
4.Etapas de la arquitectura bizantina
1ª Edad de Oro (siglo VI)
Durante el reinado de Justiniano, el Imperio Bizantino alcanzó su máximo esplendor cultural y arquitectónico. Entre sus obras más importantes se encuentra la basílica de Santa Sofía en Constantinopla, diseñada por Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, que combina una planta basilical y central, y una gran cúpula de 31 metros sostenida por pechinas. Otra obra destacada es San Vital en Rávena, de planta octogonal, con cúpulas y mosaicos que representan a Justiniano, Teodora y sus cortes. En ambos edificios, la luz y los mosaicos dorados crean una atmósfera sobrenatural que refleja el poder imperial y la devoción cristiana. .
2ª Edad de Oro (siglos IX-XII)
En esta etapa, después de las luchas iconoclastas, predominan las iglesias de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado o en un rectángulo, con múltiples cúpulas sobre tambores poligonales. Estas cúpulas son más pequeñas , ubicadas en los ángulos del cuadrado, salvo en el caso de la basílica de San Marcos en Venecia, que destaca por su planta de cruz griega y sus cinco cúpulas. Durante esta época se busca más la belleza exterior, con arquerías y alternancia de ladrillos y piedras coloreadas.
3ª Edad de Oro (siglos XIII-XV)
En este período, el arte bizantino renace y se expande hacia los territorios eslavos y Rusia. La cristianización de los pueblos eslavos, promovida por misioneros bizantinos como San Cirilo y San Metodio, facilita la difusión del estilo bizantino. Se desarrollan pequeñas escuelas locales de arte, y en Rusia destacan las iglesias con cúpulas bulbosas sobre tambores elevados.
Las artes plásticas: mosaico e iconografía
En el arte bizantino, las artes plásticas incluyen principalmente mosaicos e iconografía. Los mosaicos bizantinos destacan por sus figuras hieráticas, de expresividad intensa en los ojos, rigidez y frontalidad. Se recubren casi todas las superficies de los templos con mosaicos de colores vivos y fondos dorados, lo que intensifica el sentido decorativo y simbólico. Los bizantinos perfeccionaron la técnica del mosaico, utilizando teselas de nácar, mármol, pasta vítrea, piedras preciosas y pan de oro o plata para obtener efectos luminosos y cromáticos impactantes, que contribuyen a una atmósfera de misticismo. La técnica del mosaico fue especialmente relevante en la 1ª Edad de Oro, destacando en iglesias de Rávena, como San Vital y San Apolinar in Classe. A partir de la 2ª Edad de Oro, tras las luchas iconoclastas, se establecieron normas iconográficas estrictas que codificaron los temas y su disposición en las iglesias. Ejemplos de estas figuras son el Pantocrátor (Cristo en Majestad), representado en la cúpula central de las iglesias, la Virgen con el Niño y escenas evangélicas que acercan los misterios religiosos a los fieles. Este sistema se extendíó también a los iconos y la pintura de libros, que se convirtieron en una forma popular de representar la fe en el arte ortodoxo de las regiones eslavas y Rusia, manteniendo una tradición que perduró incluso tras la caída del Imperio Bizantino en 1453.
La basílica de santa Sofía:
La basílica de Santa Sofía en Constantinopla es una de las obras más emblemáticas del arte bizantino y un hito en la historia de la arquitectura debido a su innovador uso de pechinas, que permiten sostener una enorme cúpula sobre una base cuadrada. Construida por orden del emperador Justiniano, quien la concibió como símbolo de su poder y su relación con la iglesia, está dedicada a la Sabiduría divina. Los arquitectos Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, ambos ingenieros experimentados en estructuras militares, fueron los encargados de su diseño. La planta de Santa Sofía es original y única, ya que combina elementos de planta basilical y planta central. Aunque su forma es casi rectangular, presenta un doble nártex en la entrada y un interior dividido en tres naves. En la nave central, que culmina en un ábside, se alza una majestuosa cúpula de 31 metros de diámetro y 55 metros de altura, pensada para superar en grandeza la cúpula del Panteón de Roma. Esta cúpula central se apoya en cuatro pechinas ubicadas sobre pilares, y su peso es contrarrestado por semicúpulas y exedras (cuartos de esfera) que distribuyen la carga hacia contrafuertes exteriores.
Este sistema de cúpulas y semicúpulas, al alejar los muros del centro del edificio, genera una sensación de espacio expansivo y ligero, que parece elevarse hacia el cielo. La cúpula central, decorada con mosaicos dorados, y el abundante número de ventanas en las paredes y en el tambor de la cúpula contribuyen a una atmósfera de luz etérea que hace que la estructura parezca flotar. El interior de Santa Sofía destaca por su riqueza y policromía: los suelos fueron cubiertos con mármol, los capiteles decorados con relieves y las paredes y cúpula adornadas con mosaicos dorados que evocaban un entorno celestial. Sin embargo, tras la toma de Constantinopla en 1453, los turcos transformaron Santa Sofía en una mezquita, le añadieron cuatro minaretes y cubrieron o destruyeron muchos de sus mosaicos cristianos, reemplazando las imágenes figurativas por motivos geométricos y textos del Corán. Desde 1935, Santa Sofía fue convertida en museo y, gracias a extensos trabajos de restauración que duraron 17 años, algunos de los mosaicos originales han sido recuperados.
VOCABULARIO
Pechina
Elemento arquitectónico triangular en forma de triángulo esférico que permite colocar una cúpula sobre una base cuadrada. Las pechinas distribuyen el peso de la cúpula hacia los cuatro puntos de apoyo en las esquinas, creando una transición entre la planta cuadrada y la base circular de la cúpula. Este diseño innovador fue clave en edificios como la basílica de Santa Sofía y se convirtió en un rasgo distintivo de la arquitectura bizantina.
Cúpula
Estructura arquitectónica en forma de semiesfera o bóveda sobre una planta circular o cuadrada. En el arte bizantino, las cúpulas representan el cielo y la uníón de lo terrenal y lo divino. La cúpula central de Santa Sofía en Constantinopla, de 31 metros de diámetro y 55 metros de altura, es uno de los mayores logros de la arquitectura de su época y simboliza la magnificencia del Imperio y la fe.
Icono
Imagen religiosa generalmente pintada sobre madera, utilizada en el culto cristiano ortodoxo para representar figuras sagradas como Cristo, la Virgen y los santos. Estos iconos eran venerados y se creía que poseían una conexión directa con el santo o la figura representada. Los iconos bizantinos, especialmente tras las luchas iconoclastas, establecieron un estilo rígido, frontal y hierático que se mantuvo hasta la caída del Imperio
Pantocrátor
Representación de Cristo como el soberano y juez universal, habitualmente en el centro de la cúpula principal de las iglesias bizantinas. En esta imagen, Cristo aparece bendiciendo con una mano y sosteniendo el libro de los Evangelios en la otra, con una expresión de severidad y sabiduría eterna. Este tema se difundíó por Europa, influyendo en el arte ROMánico occidental
Mosaico
Técnica decorativa que utiliza pequeñas piezas de vidrio, mármol, piedras preciosas o pasta vítrea llamadas teselas, colocadas sobre un fondo para formar imágenes. Los mosaicos bizantinos, caracterizados por fondos dorados y vivos colores, eran diseñados para reflejar la luz y crear una atmósfera sobrenatural en los templos, como en San Vital en Rávena y Santa Sofía.
Iconostasis
Estructura decorada en forma de biombo que separa el altar del espacio de los fieles en las iglesias bizantinas. Cubierta de iconos, simboliza la frontera entre lo sagrado y lo terrenal, permitiendo al mismo tiempo la contemplación de las imágenes religiosas durante la liturgia
Nártex
Vestíbulo situado en la entrada de las iglesias bizantinas, que actúa como transición entre el mundo exterior y el espacio sagrado. Es un área jerárquica de la iglesia donde los no bautizados podían escuchar la misa sin entrar en el espacio central del templo.
Exedras
Nichos semicirculares o cuartos de esfera añadidos en las iglesias, que ayudan a distribuir el peso de la cúpula hacia los contrafuertes exteriores. Además de su función estructural, las exedras sirven de espacios decorativos y otorgan al interior del templo una mayor sensación de amplitud
Mandorla
Forma ovalada que rodea a figuras sagradas en el arte bizantino, especialmente a Cristo Pantocrátor, simbolizando su divinidad y la luz emanada por la figura. Su uso denota una conexión espiritual y enfatiza la naturaleza trascendente de las figuras representadas.
Ábside
Parte semicircular o poligonal en la cabecera de las iglesias, donde se encuentra el altar y el espacio más sagrado. Decorado con mosaicos de gran simbolismo, el ábside es el punto hacia donde se dirige la atención de los fieles en la liturgia bizantina, como se observa en San Vital y San Apolinar in Classe en Rávena.
Justiniano I (527-565)
Emperador del Imperio Bizantino durante el siglo VI, conocido por sus ambiciones políticas y culturales. Intentó restaurar el antiguo poder de Roma y expandíó el Imperio mediante campañas militares en el Mediterráneo. Justiniano impulsó el desarrollo del arte y la arquitectura, siendo la basílica de Santa Sofía en Constantinopla y la iglesia de San Vital en Rávena sus proyectos más significativos. Bajo su reinado, el arte bizantino alcanzó su primera Edad de Oro, consolidándose como un medio para glorificar tanto a Dios como al emperador, reflejando la integración entre el Estado y la Iglesia.
Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto
Ingenieros y arquitectos bizantinos, encargados por Justiniano de diseñar la basílica de Santa Sofía en el 532. Antemio e Isidoro lograron innovar en arquitectura al combinar una planta basilical y central, además de emplear las pechinas para soportar una gran cúpula sobre una estructura cuadrada. Su diseño en Santa Sofía se considera un hito en la historia arquitectónica y una de las mayores obras del Imperio Bizantino, influyendo en estilos arquitectónicos posteriores en Oriente y Occidente.
Teodora
Emperatriz y esposa de Justiniano, fue una figura de gran influencia política y cultural en el Imperio Bizantino. Su presencia es recordada en los famosos mosaicos de San Vital en Rávena, donde aparece representada junto a su esposo y su corte, reflejando la riqueza y majestuosidad de la vida imperial. Teodora fue reconocida por su fuerte carácter y por su papel en la expansión del cristianismo y la consolidación del arte bizantino como instrumento de propaganda política y religiosa.
1.Contexto Histórico:
En el siglo VII, nacíó en Arabía el Islam, una religión monoteísta fundada por Mahoma, inspirada en el judaísmo y el cristianismo. Mahoma predicó en Arabía, unificó la regíón y, tras su muerte, sus discípulos recopilaron sus enseñanzas en el Corán. La expansión islámica fue rápida debido a la debilidad de los imperios persa y bizantino y se extendíó desde la Península Ibérica hasta la India, impulsada por la Guerra Santa y motivos económicos.
La tolerancia inicial hacia otras culturas y la falta de una tradición artística propia permitieron al Islam asimilar elementos persas y bizantinos, desarrollando un estilo artístico unificado influido por el clima, la religión y el idioma árabe. Este arte islámico florecíó en la Edad Media, especialmente en los califatos omeya y abasí, y continuó evolucionando en el Imperio otomano y mongol.
2.Carácterísticas generales
El arte islámico se centra en la arquitectura, debido a las restricciones religiosas sobre la representación de figuras humanas y animales en contextos religiosos. La prohibición de imágenes se basa en las enseñanzas de Mahoma, que condenan la idolatría y el intento de imitar la creación divina. Como resultado, el arte islámico evita el Naturalismo y se inclina hacia la abstracción, utilizando patrones geométricos, arabescos y caligrafía, especialmente para decoración en edificios religiosos. En el ámbito profano, como en palacios y libros, sí existen representaciones figurativas, principalmente en Persia, donde el arte islámico se enriquecíó con influencias chinas e indias. Además, el arte islámico también incluye finos trabajos en objetos utilitarios de marfil, metal y cerámica vidriada con decoraciones brillantes.
3.Arquitectura islámica
A pesar de la influencia de diversas culturas (persa, bizantina, romana y visigoda), la arquitectura islámica es uniforme en estilo y carácterísticas, lo cual facilita su identificación en distintas épocas y lugares. Los edificios islámicos suelen ser bajos, horizontales y ligeros, diseñados para integrarse con el entorno natural. Los materiales utilizados son generalmente sencillos, como ladrillo, yeso, madera y piedra en algunos casos. La preferencia por construir rápido y de forma práctica está relacionada con la tradición nómada islámica y la idea de que solo Dios es eterno. Los elementos estructurales incluyen muros, pilares y columnas, que suelen ser esbeltos y delgados, soportando techos ligeros y decorados. La arquitectura islámica emplea una amplia variedad de arcos, como el de herradura, carácterístico de Al-Ándalus, y el arco polilobulado y túmido, que se superponen y entrecruzan para potenciar su valor decorativo. Las cúpulas también juegan un papel simbólico y decorativo, coronando áreas importantes de los edificios para representar la bóveda celeste y la presencia de lo divino.
Tipos de edificios
Mezquita
La mezquita es el edificio central de la vida religiosa islámica. El Corán establece el deber de orar colectivamente una vez a la semana, lo cual dio origen a la mezquita aljama o mezquita de los viernes, diseñada para albergar a toda la comunidad. Las mezquitas constan de un gran espacio de oración (haram), un muro de quibla orientado hacia La Meca, el mihrab (pequeño nicho en el muro de quibla), el minbar (púlpito elevado) y la macsura, un sector cercado reservado para el príncipe. El exterior incluye un patio con fuente para abluciones y el minarete, desde el cual se llama a la oración. Las mezquitas pueden ser de tipo hipóstilo, con naves sostenidas por columnas, como en la mezquita de Córdoba;
De iwan, con un patio rodeado de iwans o salas abiertas, como en la mezquita de Ispahán; y cupuladas, con una gran cúpula central, como las de Estambul.
Madrasa
La madrasa es una escuela religiosa o coránica, cuyo diseño es similar al de la mezquita de iwan. En las madrazas, además de realizar estudios islámicos, los estudiantes suelen aprender disciplinas como la filosofía y las ciencias, lo que hace de estos edificios centros de educación y cultura.
Mausoleo
Se trata de un edificio funerario en honor a figuras importantes. Un tipo común de mausoleo tiene una base cuadrada, que representa el universo material, y una cúpula que simboliza el cielo y la eternidad. Ejemplos de estos mausoleos son las tumbas de los sultanes otomanos y el Taj Mahal, aunque este último pertenece al arte islámico de India.
Caravasar
Edificio destinado a proporcionar alojamiento seguro a los comerciantes y sus caravanas, especialmente a lo largo de las rutas comerciales entre ciudades. Los caravasares solían estar fortificados y contaban con patios amplios para albergar tanto a personas como a sus mercancías y animales.
4.La ciudad islámica
Las ciudades islámicas, como la medina, crecían de forma orgánica, sin un plan preconcebido. Sus calles son estrechas y sinuosas, a menudo con callejones sin salida llamados adarves. El espacio público no se considera un lugar de esparcimiento, sino de tránsito rápido, ya que las relaciones sociales se desarrollan en el ámbito privado del hogar. En el centro de la ciudad se sitúan la mezquita principal, el zoco o mercado, y la alcazaba, que funciona como una fortaleza defensiva. Alrededor de la medina se encuentran los arrabales, que incluyen barrios específicos, como la judería, donde residían distintas comunidades.
5.Arte hispano-musulmán –
Emirato y Califato de Córdoba (711-1031)
Este periodo es conocido como la época dorada del arte islámico en Al-Ándalus. La arquitectura del Emirato y Califato de Córdoba refleja influencias visigodas, romanas y bizantinas, y se caracteriza por el uso de arcos de herradura semicirculares con dovelas alternadas en rojo y blanco. Ejemplo destacado es la mezquita de Córdoba, construida y ampliada en diferentes etapas por los omeyas hispanos, con innovaciones como la doble arcada y las cubiertas de madera, y un mihrab ricamente decorado con mosaicos.
-Reinos de Taifas
Tras la disolución del Califato de Córdoba, Al-Ándalus se fragmentó en pequeños reinos independientes. Los reyes taifas desarrollaron palacios y fortalezas con materiales más humildes como ladrillo y yeso, y una decoración más exuberante para compensar la menor calidad de los materiales. Uno de los ejemplos más representativos es el Palacio de la Alfajería en Zaragoza, con sus arcos mixtilíneos y lobulados.
-Imperios norteafricanos (almorávides y almohades)
Los almorávides y los almohades, tribus bereberes del norte de África, dominaron Al-Ándalus en los siglos XI y XII. Los almorávides introdujeron el mocárabe, una decoración en estalactitas, y favorecieron el uso de pilares y mampostería. Los almohades, por su parte, prefirieron una arquitectura más austera, reemplazando los motivos vegetales por decoraciones geométricas de sebka (redes de rombos). La Giralda y la Torre del Oro en Sevilla son ejemplos de este periodo.
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Reino nazarí de Granada (siglos XIII-XV)
El último reino islámico en la península ibérica alcanzó su apogeo en el Siglo XIV con la construcción de la Alhambra y el Generalife. Estos palacios nazaríes se caracterizan por una decoración lujosa y detallada, que incluye mocárabes, yeserías, azulejos y complejos arcos de herradura y festoneados. La Alhambra, organizada en patios y jardines con fuentes, es un ejemplo de la búsqueda de un espacio paradisíaco y cambiante, logrando una atmósfera de encanto y espiritualidad que representaba el paraíso terrenal según el Corán.
La mezquita de Córdoba:
La Mezquita de Córdoba, uno de los mayores exponentes del arte islámico en Al-Ándalus, experimentó varias ampliaciones a lo largo de los siglos, reflejando el crecimiento de la población y la importancia religiosa y política de la ciudad. A continuación se resumen las principales fases de ampliación:
Fundación y construcción inicial
Comenzada por Abd al-Rahman I en el año 786, la primera mezquita fue erigida sobre los restos de una iglesia visigoda. Constaba de 11 naves y aprovechaba materiales reutilizados, como columnas y elementos arquitectónicos romanos y visigodos.
-Primera ampliación (mediados del siglo IX)
Abd al-Rahman II amplió la sala de oración, alargando las naves hacia el sur y aumentando el número de columnas para adaptarse al crecimiento de la comunidad. Esta fase sumó ocho columnas adicionales a cada nave.
-Segunda ampliación (mediados del Siglo X)
Durante el reinado de Abd al-Rahman III, se expandíó el patio y se construyó un nuevo minarete, el cual se conserva envuelto en una torre del Siglo XVI.
-Tercera ampliación (962)
Al-Hakam II realizó la ampliación más significativa, añadiendo nuevas columnas y renovando la qibla. También introdujo la macsura y un mihrab ricamente decorado, con bóvedas en las nuevas áreas, a diferencia de los techos adintelados de las partes anteriores.
-Cuarta y última ampliación (987)
Almanzor extendíó la mezquita hacia el este, ya que el río Guadalquivir impedía la expansión hacia el sur. Esta ampliación añadió ocho naves más, aunque se considera de menor calidad en comparación con las anteriores.
Análisis Estilístico: La Mezquita de Córdoba es un claro ejemplo de la síntesis cultural del arte islámico en Al-Ándalus, que incorpora influencias visigodas y romanas. Su diseño y decoración destacan por la adaptación y transformación de formas preexistentes, como el arco de herradura, que se convirtió en un símbolo del arte islámico hispano. Este monumento se caracteriza por la importancia de la decoración, que cubre cada superficie, y por el uso de mosaicos, arcos entrecruzados y motivos epigráficos y vegetales que enriquecen el espacio. La mezquita influyó en la arquitectura islámica de la península y el norte de África, así como en el arte cristiano español, transmitiendo técnicas como la bóveda de crucería califal.
Análisis del Edificio: La estructura de la mezquita se compone de una planta rectangular con un patio (sahn), una torre (alminar) y una amplia sala de oración (haram). Este espacio está dividido por columnas reutilizadas de origen visigodo y romano, sobre las cuales se colocan arcos dobles en colores rojo y blanco, una solución innovadora que permite aumentar la altura y la luminosidad de la sala. La orientación de la mezquita hacia el sur (en vez de La Meca) simboliza la independencia de los omeyas de Córdoba. En contraste con el exterior austero, el interior está ricamente decorado y transforma el espacio en un bosque de columnas, un ambiente propicio para la espiritualidad y el recogimiento.
La alhambra de Granada:
La Alhambra y los jardines del Generalife son un legado del reino nazarita de Granada, último reino musulmán en la Península Ibérica durante los siglos XIV y XV. La Alhambra, situada en una colina sobre la ciudad, combina fortaleza y palacio, con un diseño multifuncional: la alcazaba (defensa militar), el palacio (residencia y centro administrativo) y una muralla que le da aspecto de fortaleza. El palacio se divide en tres zonas: el Mexuar (administración y justicia), el Diwan (recepciones y Salón del Trono) y el Harem (habitaciones privadas, alrededor del Patio de los Leones).
La decoración es uno de sus aspectos más destacados, utilizando materiales simples como ladrillo, pero con elaboradas decoraciones de madera, azulejos y yeso. La madera está decorada con complejas figuras geométricas; los azulejos cubren los zócalós y están decorados con motivos geométricos; y el yeso, el material más utilizado, cubre las paredes y crea una “segunda arquitectura” con detalles florales y epigráficos. La luz natural, filtrada a través de las celosías de yeso, crea efectos visuales mágicos, mientras que el agua y los jardines, con fuentes y canales, reflejan la belleza del palacio, integrando el edificio con la naturaleza y creando una atmósfera de armónía y serenidad.
VOCABULARIO
-Alfiz
Es el marco decorativo que rodea el arco, especialmente los de herradura en la arquitectura islámica. Su función es destacar visualmente el arco y separarlo del resto del muro. En la Mezquita de Córdoba, el alfiz enmarca los arcos de herradura, con dovelas alternadas en rojo y blanco, lo que le da un carácter distintivo al edificio.
-Arco de herradura
Un arco caracterizado por su forma ultrasemicircular, más cerrado que un arco semicircular común. Heredado de la arquitectura visigoda, fue perfeccionado en el arte islámico, especialmente en Al-Ándalus, donde se convierte en símbolo de identidad. En la Mezquita de Córdoba, los arcos de herradura alternan colores rojo y blanco, creando un efecto visual único.
-Ataurique
Motivo decorativo vegetal estilizado, común en el arte islámico. Representa tallos y hojas que se enredan y multiplican, sin imitar directamente la naturaleza. Esta ornamentación vegetal es aplicada en frisos, capiteles y muros, añadiendo riqueza visual sin representar figuras humanas o animales, en concordancia con la iconoclasia islámica.
-Califa
Título que designa a la máxima autoridad en el Islam, sucesor de Mahoma con poder político y religioso. Los califas no solo gobiernan en el ámbito religioso, sino que supervisan el bienestar del estado islámico. En Al-Ándalus, el primer califa fue Abd al-Rahman III, quien instauró el Califato de Córdoba en el 929, marcando una etapa de esplendor cultural y político.
-Celosía
Panel decorativo que cubre las ventanas o aberturas, permitiendo el paso de luz y aire sin sacrificar la privacidad. En la arquitectura islámica, suelen ser de madera o yeso, y están caladas con patrones geométricos. Las celosías generan juegos de luces y sombras que enriquecen la atmósfera interior de los edificios y son un símbolo de la vida introspectiva en el mundo islámico.
-Dovelas
Bloques trapezoidales que forman un arco, en la Mezquita de Córdoba suelen alternar entre colores, como rojo y blanco, para crear un contraste visual. Esta disposición es de origen romano, pero en la arquitectura islámica se usa ampliamente para enriquecer la decoración y añadir dinamismo visual.
-Epigrafía cúfica
Inscripciones decorativas realizadas en caligrafía cúfica, una escritura angulosa y sin adornos. Suelen contener versos del Corán o dedicatorias al gobernante, y forman parte esencial de la decoración islámica, especialmente en mezquitas. En la Mezquita de Córdoba, se encuentra en el mihrab y la maqsura, dando al edificio un carácter sagrado.
-Haram
Espacio principal de oración en la mezquita, donde los fieles se congregan para las oraciones en común. Es un espacio diáfano y amplio, en el cual las hileras de columnas de la Mezquita de Córdoba crean un “bosque” que facilita la orientación hacia la quibla y un ambiente de recogimiento.
-Lacería
Motivos geométricos complejos que se entrelazan formando polígonos y estrellas. Es carácterístico de la decoración nazarí, alcanzando su máxima expresión en la Alhambra de Granada. Este diseño simboliza la eternidad y el infinito, al no tener un inicio o final claro, en alusión a la naturaleza inmutable de Dios en la teología islámica.
-Maqsura
Espacio cerrado, protegido por arcos y cercano al mihrab, reservado para el líder de la oración o el califa. En la Mezquita de Córdoba, la maqsura fue decorada por Al-Hakam II con arcos entrecruzados y mosaicos bizantinos, subrayando su importancia como lugar sagrado y reservado.
-Mihrab
Nicho en el muro de la quibla que indica la dirección de La Meca. En la Mezquita de Córdoba, el mihrab de planta poligonal es uno de los más decorados, cubierto con mosaicos dorados y relieves, destacándose por su función como el punto focal del espacio sagrado de la mezquita.
-Minarete
Torre elevada adyacente a la mezquita, desde donde el almuédano llama a la oración cinco veces al día. El minarete de la Mezquita de Córdoba fue remodelado por Abd al-Rahman III y luego cubierto en el Siglo XVI para convertirlo en campanario. Su altura simboliza la presencia del Islam en el horizonte urbano.
-Mocárabes
Decoración arquitectónica en forma de prismas colgantes, parecidos a estalactitas. Esta ornamentación adorna especialmente bóvedas, creando efectos visuales complejos y un ambiente casi celestial. Es común en el arte nazarí, como en la Alhambra, y representa una versión arquitectónica de la idea islámica de infinito.
-Quibla
Muro orientado hacia La Meca, que guía la oración en la mezquita. En la Mezquita de Córdoba, la quibla está orientada hacia el sur, en lugar de La Meca, lo que se ha interpretado como un símbolo de independencia de los omeyas cordobeses respecto a otros califatos islámicos.
-Sahn
Patio central de una mezquita, rodeado de arquerías y que incluye una fuente para las abluciones rituales. Es un lugar de reuníón y descanso para los fieles antes de entrar a la sala de oración. En la Mezquita de Córdoba, el sahn fue ampliado para adaptarse a la creciente comunidad de fieles.
Abd al-Rahman I (731-788)
Fue el primer emir omeya de Córdoba, y su liderazgo marcó el inicio de Al-Ándalus como un emirato independiente del poder abasí de Bagdad. Tras escapar de una masacre de su familia omeya en Damasco, Abd al-Rahman llegó a Al-Ándalus en 756 y unificó la regíón bajo su control. En 786, inició la construcción de la emblemática Mezquita de Córdoba sobre una antigua iglesia visigoda, estableciendo un símbolo duradero de la presencia islámica en la península ibérica. Su reinado consolidó la estabilidad en Al-Ándalus y sentó las bases para que Córdoba se convirtiera en un centro cultural y político en Occidente.
Abd al-Rahman II (792-852)
Hijo de Al-Hakam I y nieto de Abd al-Rahman I, fue un emir destacado en Córdoba por su interés en la cultura y el arte. Gobernó entre 822 y 852, y es conocido por ampliar la Mezquita de Córdoba, añadiendo más naves a la sala de oración para acoger a una creciente población. Durante su gobierno, Córdoba vivíó un auge cultural, con poetas, músicos y eruditos invitados a su corte, que se convirtió en un punto de encuentro para la creatividad y el aprendizaje. Además, desarrolló infraestructuras como acueductos y promovíó una administración de justicia más sólida, estableciendo a Córdoba como un referente cultural en Al-Ándalus.
Abd al-Rahman III (891-961):
Nieto de Abd al-Rahman II, fue el primer califa de Córdoba y uno de los líderes más destacados de Al-Ándalus. En 929, proclamó la independencia del Califato de Córdoba respecto al califato abasí, lo que le permitíó consolidar un poder absoluto en la regíón. Bajo su mando, Córdoba se transformó en una de las ciudades más avanzadas del mundo islámico y europeo. Amplió la Mezquita de Córdoba y mandó construir la ciudad-palacio de Medina Azahara, símbolo de la grandeza y el prestigio omeya. Su reinado fue uno de prosperidad y paz, marcando una época dorada de desarrollo intelectual, arquitectónico y comercial en Al-Ándalus.
Al-Hakam II (915-976)
Hijo de Abd al-Rahman III, Al-Hakam II fue califa de Córdoba y un gran mecenas de la ciencia y el conocimiento. Gobernó entre 961 y 976 y es recordado por la tercera ampliación de la Mezquita de Córdoba, en la cual añadió la espléndida maqsura y un mihrab decorado con mosaicos de origen bizantino, que reflejan la gran riqueza cultural de la época. Su pasión por la erudición lo llevó a fundar una de las bibliotecas más importantes de su tiempo y a atraer a científicos, filósofos y traductores a Córdoba. Durante su gobierno, la ciudad se consolidó como un centro de conocimiento y prosperidad, con una gran influencia en el ámbito cultural y científico del mundo islámico.
Almanzor (938-1002)
Conocido como el gran caudillo del Califato de Córdoba, Almanzor (cuyo nombre real era Muhammad ibn Abi Amir) fue un líder militar y político que ejercíó un control efectivo sobre el califato en los últimos años del Siglo X. Aunque no era califa, su influencia fue tal que líderó campañas militares de gran éxito contra los reinos cristianos del norte, saqueando ciudades como Santiago de Compostela. Durante su gobierno, completó la cuarta ampliación de la Mezquita de Córdoba, aunque con una calidad inferior a las anteriores. Su administración, sin embargo, también generó divisiones y tensiones internas, ya que concentró el poder en sus manos y debilitó el sistema de sucesión, lo que eventualmente llevó a la fragmentación de Al-Ándalus en reinos de taifas tras su muerte.