Primeros Filósofos Griegos
Filósofos Milesios
Tales sostiene que el arjé, el principio de la naturaleza, es el agua; Anaximandro, que es el apeiron, lo ilimitado; y Anaxímenes, que es el aire. Tales, además de situar el arjé en el agua, afirma que todo está lleno de dioses y de los efectos de su poder.
La Filosofía Pitagórica
Para Pitágoras el arjé de la fisis es el número. El número es la realidad que subyace al mundo de la experiencia y en él se encuentra el origen del universo. Por eso precisamente, todo cuanto ocurre en él es organizado, armónico —armonía de las esferas—. Además, todo cuanto acontece en el universo de forma regulada y armónica vuelve a repetirse infinitamente hasta en sus más mínimos detalles —eterno retorno—. La visión que Pitágoras posee del ser humano está influida por esta concepción de la naturaleza y tiene, asimismo, una raíz religiosa tomada del orfismo. Para la religión Órfica, centrada en el mito de Orfeo, el alma humana es inmortal como consecuencia de su origen divino. Manchada por el pecado, ha sido condenada a unirse a un cuerpo, que es su cárcel, y no logra retornar al seno de la divinidad y ser feliz mientras no consiga expiar su culpa. Si en el momento de la muerte el alma no ha logrado todavía expiar su culpa, se ve obligada a transmigrar a otro cuerpo, humano o animal, según la vida que haya llevado. Y así, hasta recobrar su primitiva espiritualidad. Pitágoras señala que el ser humano tiene que realizar en su vida la concordia y la armonía que existe en el universo; armonizar sus impulsos positivos y negativos, controlarlos y equilibrarlos para lograr en la propia vida la armonía que reina en el universo. Esta armonía se consigue:
- Practicando la ascesis, dominando los deseos del cuerpo.
- Cultivando la gimnasia y la música por la regularidad que aportan.
- Desarrollando el espíritu mediante el estudio de la matemática y de la filosofía.
- Respetando con escrupulosidad el orden moral familiar y social.
Solamente mediante estas prácticas alcanza el ser humano la purificación de su alma.
Heráclito y Parménides
A Heráclito y Parménides les preocupa el arjé de la fisis, pero, además, tratan de averiguar cuál es la auténtica realidad. Heráclito, inclinándose por los sentidos, concibe la realidad auténtica como movimiento. Y el motivo de que la realidad sea cambio continuo lo sitúa Heráclito en su arjé, que es la contradicción, la lucha de contrarios. Por eso precisamente simboliza el arjé con el fuego. La lucha se realiza, pues, conforme a una ley, conforme a un logos, afirma Heráclito. Parménides, por el contrario, toma partido por la razón y considera la variedad y el movimiento como un engaño de los sentidos. Sólo siguiendo la razón se descubre la verdad: que la realidad es única e inmutable. Según Parménides: si sólo el ser es y la nada no es, entonces el ser necesariamente, como afirma Parménides, ha de ser uno, continuo, macizo, sin vacío. De la misma manera, y por el mismo razonamiento, la realidad, el ser, es también idéntico a sí mismo en todas sus partes, ingenerado, imperecedero, inmutable.
Los Filósofos Armonistas
Se conoce con el nombre de «armonistas» a una serie de filósofos del siglo V a. C. que tratan de conciliar las visiones de la realidad tan diferentes que habían ofrecido Heráclito y Parménides. Empédocles acepta de Parménides la idea de que el ser es indestructible, no generado, perfectamente idéntico y constante, pero rechaza lo que considera un obstáculo para admitir la experiencia sensible. Rechaza, en concreto, la unidad del ser y su inmovilidad. Para este pensador griego existe una pluralidad de elementos, cuatro concretamente, a los que llama raíces y que son la tierra, el agua, el aire y el fuego. ¿Qué es lo que hace que las raíces se unan y se separen? Según Empédocles existen dos fuerzas opuestas: el amor y el odio, que en su lucha permanente provocan la unión y la separación de las raíces primitivas, originando la multiplicidad y el cambio. La lucha entre estas dos fuerzas se produce en un ciclo que consta de cuatro fases que se repiten eternamente —eterno retorno—. Anaxágoras trata de ser fiel a la lógica de Parménides, negando tan sólo la unidad del ser para poder salvar la multiplicidad y el cambio de la que habla claramente la experiencia sensible. Para este pensador no existe ni generación ni corrupción, sino sólo unión y separación de sustancias. Por otro lado, lo que se mezcla y separa son gérmenes, que son eternos, indestructibles, infinitos en número y cualitativamente distintos unos de otros.
Se basa para esta última afirmación en su creencia de que la materia de lo que algo se compone tiene que estar necesariamente de forma germinal en su nacimiento. Lo más característico de la interpretación de la naturaleza de Anaxágoras es su concepción del nous (inteligencia). El nous es el que realiza la unión y la separación de los gérmenes. El Nous rige todas las cosas que tienen alma, así las grandes como las pequeñas.
Los Filósofos Atomistas
Demócrito mantiene que existe un ser uniforme, sin ninguna diferencia cualitativa, pero que no constituye un todo unitario y compacto, sino que se encuentra desmenuzado en una serie de partículas pequeñísimas que no se pueden dividir en otras más pequeñas y que, por ello, denomina átomos. En el pensamiento de Demócrito el concepto de vacío es inseparable del de átomo. Sin vacío no hay movimiento, y por vacío hay que entender el espacio enteramente privado de solidez; a diferencia del dualismo de los armonistas, recuperan la línea monista de los filósofos de Mileto. El movimiento es eterno y connatural a los átomos mismos. No existen más que cuerpos en movimiento y lo que esto lleva consigo: presión y choque.
Los Sofistas
Los sofistas son una clase social que se dedica a recorrer las diversas polis griegas enseñando y cobrando un sueldo como contrapartida de su enseñanza. Poseen unas características semejantes:
- Valoran más las virtudes prácticas y útiles que el conocimiento teórico, ante el que se muestran escépticos.
- Centran su reflexión en el ser humano y en la sociedad.
- Son maestros en el arte de la disputa, y su concepción de la retórica es puramente técnica y formal.
De estos rasgos los más significativos desde la perspectiva filosófica son el escepticismo y el relativismo: Niegan la existencia de verdades absolutas con una validez universal en el ámbito teórico y, por lo mismo, sólo existen opiniones personales, todas igualmente válidas. Incluso las leyes que rigen la convivencia en las sociedades son arbitrarias y convencionales. Protágoras, Gorgias, Antifón, Critias, Calicles son los nombres de algunos de los sofistas más importantes.
Sócrates
El método utilizado por Sócrates constaba de dos fases:
- La ironía. Consistía en dirigir la atención del interlocutor a la necesidad de purificación interior —exhortación— para, preguntándole por la definición del asunto sobre el que se estuviera tratando, pasar acto seguido a obligarle a confesar su ignorancia sobre el tema —refutación—.
- La mayéutica. En este segundo momento intentaba ayudarle a encontrar por sí mismo la definición correcta que anteriormente había reconocido ignorar.
División de los Mundos
Platón se vio obligado a afirmar que, además del mundo sensible en el que vive el ser humano, compuesto de objetos particulares, contingentes
y en continuo cambio, existe otro mundo cuyos objetos son necesarios, universales e inmutables: es el mundo de las ideas.
Las ideas y sus características
A cada clase de objetos que existen en el mundo sensible le corresponde una idea, una esencia, en el mundo suprasensible, y esta idea es la auténtica realidad. Las ideas tienen las siguientes características: • Son objetivas. Son entidades sin cuya existencia sería imposible el conocimiento científico; son realidades ideales auténticas y arquetipos ideales de todo lo sensible. • Son universales • Son inmutables e indivisibles, a diferencia de las cosas del mundo sensible que cambian continuamente y, además, son divisibles. • Son eternas, ingénitas, transcienden el tiempo y no están en el espacio • Se encuentran jerarquizadas y existe una idea que las abarca a todas. El mundo visible es una copia de la idea a la que tiende a imitar sin conseguirlo nunca.
Demiurgo
Lo que el demiurgo ha hecho, por ser sumamente inteligente y bueno, es actuar sobre una materia informe y caótica, que existía desde siempre, y sacarla de su estado de confusión y desorden para llevarla a un estado de orden, convencido de que este estado era mejor que aquel primitivo caos en el que se encontraba. El demiurgo ha introducido un orden en la materia informe y caótica que existía desde siempre y ha hecho, así, del mundo un cosmos y, para ello, se ha servido como modelo de unas ideas, que también existían desde siempre, proyectándolas sobre la materia.
De este modo, del caos primitivo se pasó a este cosmos organiza-do que, si es imperfecto, no lo es por voluntad del demiurgo, sino porque la materia es esencialmente limitada y cambiante.
EL CONOCIMIENTO (Epistemología)
Reminiscencia
Platón afirma que el conocimiento auténtico, el conocimiento científico que tiene como objeto las ideas, es recuerdo, anámnesis, y no conquista o adquisición.
Alegoría de las líneas «Pasaje de la línea»
1. El segmento AC representa el conocimiento sensible, o conocimiento del mundo de lo que se genera y se corrompe, y es propio de los seres humanos que carecen de educación, de instrucción; proporciona opinión (dóxa) y posee dos niveles: a) El representado por el segmento AD, imaginación (eikasía), es el conocimiento que el ser humano obtiene mediante conjeturas; en este tipo de conocimiento reina la iu imprecisión, la confusión. b) El representado por el segmento DC, creencia (pístis), es conocimiento del mundo sensible propiamente dicho, y es un conocimiento de realidades que están en continuo cambio. 2. El segmento CB representa el conocimiento intelectual, o conocimiento del mundo de las ideas; es propio de las personas instruidas, de los filósofos, proporciona ciencia (epistéme), y tiene también dos niveles a) El representado por el segmento CE, pensamiento (diánoia), o conocimiento que se obtiene cuando se razona y se va de las hipótesis a las conclusiones que de ellas se deducen. b) El representado por el segmento EB, conocimiento (nóesis), o conocimiento que se obtiene cuando, partiendo de las hipótesis y basándose sólo en las ideas y no en las imágenes; se trata del conocimiento de la idea del bien que es la idea que se encuentra en la cúspide jerárquica del mundo de las ideas.
Ser Humano (Antropología) Almas del ser humano. El auténtico y genuino yo del ser humano es el alma, y su destino, la sabiduría; el cuerpo no es más que su cárcel, su sepulcro, y un obstáculo que le impide dedicarse a su verdadero destino. Es cierto que Platón distingue en el ser humano tres tipos de almas, pero sólo una de ellas, la racional, de naturaleza espiritual, constituye el auténtico ser humano; las otras dos, la irascible y la concupiscible, son propias del cuerpo y desaparecen cuando éste muere.
La dialéctica
La dialéctica es camino y método en una doble vertiente: del conocimiento y de la libertad, de la ciencia y de la justicia. La dialéctica tiene, por consiguiente, una doble dirección:
• Ascendente. Consiste en la indagación del principio del que dependen todas las hipótesis, en la búsqueda de una realidad que no necesite de ninguna otra para existir, sino que sea ella misma la causa de la existencia de las demás realidades y que termina con la visión de tal principio. • Descendente. Consiste en extraer las consecuencias de ese principio para poder vivir de manera justa; sólo los que han contemplado la idea de Bien son capaces, después, de organizar correctamente su vida y la de los demás.
La inmortalidad del alma
Los argumentos que utiliza Platón para demostrar la inmortalidad del alma son varios, el más conocido es el de la simplicidad del alma. Sólo se pueden disolver —y la muerte es disolución— aquellas cosas que por naturaleza son compuestas, dado que sus elementos se pueden disgregar de la misma forma que se compusieron. Lo simple, y el alma lo es —al ser espiritual—, no se puede disgregar y se encuentra siempre en el mismo estado, sin estar sometido a cambios.
Naturaleza y destino del alma (Mito del carro alado)
El conductor del carro, cuenta con un corcel noble y disciplinado, el alma irascible, y otro corcel de mala casta e indómito, el alma concupiscible. Utiliza al hablar de estos temas un lenguaje distinto, ya que son temas que no pueden deducirse por razonamiento, lo que le obliga a recurrir continuamente a símiles y a relatos mitológicos.
LA ACCIÓN (Ética)
La purificación del ser humano
Platón piensa que en el ser humano existen tres almas diferentes, a la hora de señalar cuál ha de ser el ideal del comportamiento humano, afirma que el alma superior, que es la racional, debe someter y dirigir a las otras dos, la concupiscible y la irascible, y dedicarse a su actividad propia que es el conocimiento; sólo entonces se alcanzará la salud del alma.
Sabiduría y virtud (Ideal de vida según PLatón)
El ideal de la vida humana consiste, para Platón, en que el alma auténtica, el alma racional, se dedique al ejercicio de la actividad que le es propia: la racionalidad, la contemplación racional. Sólo mediante la sabiduría se realiza el ser humano plenamente y alcanza la felicidad. Pero para dedicarse el ser humano a la contemplación necesita ser virtuoso, por lo menos en cierta medida. La virtud necesaria para alcanzar la sabiduría consiste en que el alma racional domine a las almas irascible y concupiscible. Sólo cuando el ser humano, siguiendo el método de la dialéctica, llega a la captación de la idea misma de Bien, sólo entonces conoce de verdad q lo bueno, y si domina sus apetitos, puede obrar y convertirse en virtuoso.
LA SOCIEDAD (Política) El ser humano como ser social
Para Platón es su misma naturaleza la que lleva a los seres humanos a la vida social; el ser humano es social por naturaleza. • Significa, por una parte, que el ser humano tiene una naturaleza que le empuja a vivir en sociedad con otros seres humanos. • También indica que el individuo, por sí solo, no puede alcanzar el bien y necesita vivir en sociedad para poder hacerlo. • Por último, significa que la organización de la sociedad tiene su fundamento en la naturaleza humana y no es sino una prolongación del organismo humano individual. En la sociedad hay tres estamentos distintos, cada uno de las cuales corresponde a una de las almas del individuo: los gobernantes, los guardianes y los productores. En la organización social son los gobernantes los que deben dirigir a los guardianes y a los productores. La sociedad cumple adecuadamente con sus funciones fundamentales: • Los gobernantes tienen como función organizar la sociedad y dirigir a los ciudadanos hacia la consecución del bien común. Su virtud propia es la sabiduría, la prudencia. • Los guardianes tienen como función defender el Estado contra sus enemigos exteriores y contra las sediciones internas; su virtud específica es la fuerza, la fortaleza, y deben estar sometidos a los gobernantes. • Los productores, que constituyen la clase más numerosa, tienen como función el producir y elaborar los bienes de consumo necesarios para satisfacer las necesidades de la comunidad; su virtud propia es la moderación en el uso de los bienes, y en el afán de ganancia, la templanza.
La educación de los guardianes
A los guardianes, afirma, que hay que educarlos de manera que sepan reprimir sus apetitos sensibles, refrenar sus deseos y no tener otro objetivo que la salvaguardia de la comunidad. El modo de conseguir esto es seleccionarlos desde la infancia haciéndoles pasar por pruebas físicas que permitan descubrir quiénes posee una naturaleza más adecuada para ser capaces de dominar sus cuerpos. Vivirán, además, en comunidad y no poseerán ninguna propiedad; incluso los hijos serán comunes, y las fechas y modalidades de los matrimonios serán fijadas por los gobernantes.