Explorando la filosofía de Tomás de Aquino: Razón, Fe, Ser Humano y Ley Natural

Razón y Fe

Razón y fe son dos facultades de conocimiento, ambas nos llevan a la verdad, pero sus objetos y métodos son distintos. La fe es la facultad de creer, tiene como objetivo lo revelado, lo sobrenatural. La razón es una facultad natural que conoce y explica el mundo, da leyes y las demuestra. El conocimiento racional tiene su origen en lo que nos muestran los sentidos.

La razón colabora con la fe en tres aspectos:

  1. Ayuda a la fe en sus procedimientos de ordenación científica, de forma que la teología pueda constituirse en un sistema organizado de proposiciones.
  2. Presta a la fe sus armas dialécticas para enfrentarse a los que niegan los artículos de fe.
  3. Aporta también datos científicos que permiten corroborar los artículos de fe.

La fe colabora con la razón aportando un criterio extrínseco y negativo para la razón.

Ser Humano y Conocimiento

La visión que tiene Aquino del ser humano la tomó de Aristóteles, aunque la modificó profundamente como consecuencia de su fe cristiana. Para Aquino, el ser humano es una unidad sustancial. El cuerpo y el alma no son dos sustancias diferentes unidas, sino que constituyen una sola realidad, una única sustancia. El cuerpo es la materia y el alma la forma, pudiendo existir con independencia del cuerpo, ya que es inmortal.

Las funciones del alma son tres:

  • Vegetativa (nutrición y reproducción)
  • Sensitiva (irascibilidad y concupiscencia)
  • Intelectiva (conocimiento por abstracción)

El cuerpo se encuentra en un universo de sustancias, cada una compuesta por materia y forma. La materia es el elemento que individualiza y la forma es el principio de la universalidad. Conocer intelectualmente es captar las formas y se realiza mediante la abstracción. Para Aquino todo conocimiento comienza por ser conocimiento sensible. Cada individuo posee dos entendimientos: activo y pasivo, los cuales constituyen el alma. El objetivo del conocimiento humano es la verdad y esta es solo una, ya que procede de un único Dios.

Dios

Partiendo de la colaboración entre razón y fe, Aquino demuestra la existencia de Dios por medio de cinco argumentos, a lo que llama las cinco vías, que partiendo de hechos conocidos y por pura argumentación establecen la existencia necesaria de un primer ser al que llamamos Dios.

Para Aquino es necesario demostrar la existencia de este, ya que no es algo evidente a la razón; si lo fuera, no se podría negar, y siempre que sea posible es mejor comprender que limitarse a creer. Demostrar su existencia es necesario porque no es evidente, ya que el humano no posee de forma innata un concepto de lo infinito (Dios); y es posible demostrarlo porque el humano, apoyándose en las cosas sensibles, puede encontrar un apoyo para demostrar la existencia de Dios.

Las cinco vías tienen una misma estructura:

  • Constatación de una misma estructura.
  • Aplicación del principio de causalidad.
  • Afirmación de que es imposible una serie infinita de causas.
  • Afirmación de la existencia de Dios.

Las Cinco Vías

Primera Vía: Movimiento

Parte del hecho de la experiencia, que supone el movimiento, el cambio. Las cosas del mundo se mueven y todo movimiento tiene que tener una causa exterior a él mismo, ya que nada puede ser el principio motor y la cosa movida. Y como no se puede retroceder hasta el infinito en la dependencia de los seres que se mueven respecto a los motores, ya que si no hay un primer motor y no hay un segundo, ha de admitirse la existencia de un primer motor que sea movido por otro, Dios.

Segunda Vía: Causalidad Eficiente

Parte del hecho de que todas las causas de este mundo a su vez están causadas. Ninguna cosa puede ser causa eficiente de sí misma, en ese caso tendría que ser anterior y, por otra parte, recorrer una serie infinita de causas. Si no hay causa primera, no habrá otra. Es necesario poner una primera causa eficiente y esta es Dios.

Tercera Vía: Contingencia

Se apoya en el hecho de la contingencia: todos los seres de la realidad, aunque existen, podrían perfectamente no haber existido, ya que ninguno de ellos es necesario. Ahora, el hecho de que existan implica la existencia de un ser necesario, causa de todos los seres, Dios.

Cuarta Vía: Grados de Perfección

Considera que detrás de la mayor o menor perfección de las cosas hay un ser perfecto, un grado sumo, que es el término de comparación que permite apreciar el más y el menos en la perfección de los seres del mundo. Este ser sumamente perfecto es la causa de todo lo que en general es valioso, porque todos los valores participan de él; a este ser sumamente perfecto lo llamamos Dios.

Quinta Vía: Orden Cósmico

Todas las operaciones de los cuerpos naturales tienden hacia un fin, aun cuando estos carezcan en sí mismos de conocimiento. La regularidad con que alcanzan este fin muestra que no llegan a él por casualidad, y si carecen de conocimiento, es preciso que alguien conozca por ellos. Esta primera inteligencia es la que denominamos Dios.

Aquino piensa que Dios puede ser también conocido por la razón humana, pero de un modo imperfecto, puesto que es finito y la inteligencia humana es finita. Las características que le atribuye las basa en las cinco vías. Si en Dios la esencia y la existencia se identifican y si es el existir puro, entonces es infinito, y como tal no puede faltarle de nada, es inmutable, eterno y posee todas las perfecciones. El conocimiento que se obtiene de Dios es analógico (reúne en sí a la par cierta identidad y cierta diversidad). Al demostrar la existencia de Dios y al afirmar que es la causa de todo cuanto existe, establece que el mundo ha sido creado por Dios de la nada. El acto de la creación es puramente libre y Dios no sufre cambios por el hecho de que el mundo exista. El mundo depende de Él, no solo en su comienzo, sino también en toda su duración, ya que los seres creados son seres participados.

La Ley Natural

La ley natural es la expresión en la naturaleza humana de la ley eterna prescrita por Dios para todos los seres creados. Está fundamentada en la razón humana, es capaz de encontrar las obligaciones morales que están inscritas en nuestra naturaleza y guiarnos hacia el bien moral. Por ello, coincide con la ley moral.

La moral de Aquino es teleológica, considera que el ser humano por naturaleza tiende hacia un fin. Este fin es la felicidad. La naturaleza humana es fuente de normas, lo que el hombre debe hacer está inscrito en su propia naturaleza. El conocimiento de la naturaleza humana permite conocer las normas morales que están incluidas en ella. Las conductas buenas serán aquellas que perfeccionen dicha naturaleza. La razón humana capta como bien el cumplimiento de esas tendencias y, por tanto, puede deducir a partir de ellas las normas morales que constituyen la ley natural.

Dichas normas derivan de aquello a lo que el hombre se siente naturalmente inclinado. Las normas de la ley natural: como sustancia, el hombre se siente inclinado a conservar su propia existencia. Por tanto, es un deber moral conservar la vida. Como animal, se siente inclinado a conservar la especie. De ello se derivan los deberes morales de la procreación y la crianza de los hijos. Como racional, inclinado a la verdad y a vivir en sociedad. De ello se deduce el deber moral de buscar la verdad y respetar las exigencias de la justicia.

Las características de la ley natural son:

Es evidente porque todo ser humano la conoce puesto que está impresa en la naturaleza humana; Es universal, obliga por igual a todos los seres humanos; Es inmutable en sus principios básicos, puesto que la naturaleza humana no cambia. La ley natural es una parte de la ley eterna, es esta consiste en la ordenación divina de la naturaleza, está en la mente divina, de forma que toda norma de la razón humana deriva de esta ley eterna. La ley positiva constituida por el conjunto de normas particulares descubiertas por la razón humana orientada a la convivencia social. Para ser justa no puede entrar en contradicción con la ley natural. El ser humano es un animal social, es natural que viva en comunidad. El que exista una organización social y una autoridad que gobierne es, en consecuencia una necesidad. El estado es una institución basada en la naturaleza del ser humano y su tarea es conducir al pueblo a una vida justa y virtuosa, preservando la paz y el bienestar común. El fin último del ser humano es alcanzar la gloria celestial y eso corresponde a la tarea mediadora de la iglesia que no impedirá el fin natural del estado. El Estado debe ser sometido a la Iglesia. Aquino prefiere la monarquía como forma de gobierno. El rey tiene que ser en su reino lo mismo que el alma en el cuerpo y que Dios en el mundo. Por eso hay que reclamarle unas virtudes imprescindibles para su cargo. La peor de todas las formas de gobierno es la tiranía. Cuanto ésta se da debe recomendársele al pueblo que tenga paciencia, pues un cambio violento conlleva males aún mayores.