Escultura Romana
El arte romano se desarrolla a partir del siglo III a.C. y evoluciona hasta el siglo V d.C. Está influenciado por el arte etrusco, del que toma el arco y la bóveda, y por las colonias griegas, de las que adopta los órdenes arquitectónicos y la tipología del templo, que evoluciona con las etapas políticas. Estas etapas son: la monarquía etrusca (siglos VIII al VI a.C.), la República (siglos VI al I a.C.), y la etapa imperial (siglo I a.C. al V d.C.), dividida en Alto y Bajo Imperio. Finalmente, se produce la caída del Imperio Romano en el 476 d.C.
La escultura romana tenía como fin principal dar a conocer a los héroes romanos y los eventos importantes. Para ello, utilizaban el retrato y el relieve histórico. Tras el gran saqueo de Grecia, los romanos realizaron numerosas copias de esculturas griegas. La influencia etrusca se manifiesta principalmente en el retrato romano, aunque este adquiere rasgos propios. Los romanos buscaban honrar a las autoridades y plasmar un gran realismo en sus obras. El relieve narrativo ocupará numerosas construcciones con carácter ornamental y propagandístico. Introducen efectos pictóricos como la perspectiva y el uso de distintos planos para aumentar la profundidad, y su influencia será clave en el relieve renacentista.
Durante el periodo republicano, los retratos destacan por su gran realismo, la representación únicamente del cuello y la cabeza, y el pelo corto, como en los Retratos de Julio César. Mientras que los imperiales representan el cuerpo entero, como se observa en los Retratos de Augusto. En cuanto al relieve, destacan El Arco de Tito o La columna trajana.
Arquitectura Romana
La arquitectura romana, al igual que la escultura, se desarrolla desde el siglo III a.C. hasta el siglo V d.C., con influencias etruscas y griegas. Los romanos, pragmáticos por naturaleza, buscaban la utilidad y funcionalidad en sus construcciones, que a su vez eran una expresión de su poder, su afán de eternidad y su espíritu de grandiosidad. A diferencia de los griegos, los romanos priorizaban el espacio interno y combinaban la belleza con la utilidad y la practicidad. Desarrollaron una visión integral del edificio, incorporándolo al espacio urbano.
Fusionaron los sistemas arquitrabados griegos con arcos y bóvedas, y añadieron dos nuevos órdenes arquitectónicos: el toscano, de fuste liso y con basa, y el compuesto, que combinaba elementos jónicos y corintios en el capitel. Se caracterizaron por el uso de arcos de medio punto, bóvedas de medio cañón, de arista, anulares y cúpulas. Emplearon diversos materiales de construcción, como la piedra cortada en sillares, el ladrillo cocido visto, el mortero y el hormigón, recubriendo posteriormente las estructuras con materiales nobles.
Las principales tipologías arquitectónicas se encontraban en el centro de la ciudad, ya que este era el núcleo de la vida política, religiosa, administrativa y comercial. Destacaron los foros, y se pueden diferenciar edificios religiosos, como El Templo Romano, y edificios civiles. Estos últimos se dividían a su vez en públicos, como los anfiteatros (El Coliseo de Roma) o teatros (El Teatro de Mérida), monumentos conmemorativos (arcos de triunfo como el Arco de Tito), monumentos funerarios, etc. También destacan obras de ingeniería como el Acueducto de Segovia o el Puente de Alcántara, entre otros muchos.
Arquitectura Griega
Los precedentes de la civilización griega son el arte micénico y minoico. A partir del siglo VIII a.C. comienza la Etapa Arcaica, durante la cual Grecia establece colonias. La Etapa Clásica (siglos V a.C. – IV a.C.) representa el mayor esplendor del arte griego. Finalmente, en la Etapa Helenística (siglo III a.C.), la cultura griega se expande y recibe influencias del arte oriental.
La arquitectura griega tiene como objetivo principal conseguir la belleza y armonía visual mediante el uso de proporciones matemáticas. Es una arquitectura arquitrabada y equilibrada, cuyo elemento plástico fundamental es la columna. La base del sistema constructivo es el orden, destacando el dórico, jónico y corintio, cada uno compuesto por una columna y un entablamento. El material más utilizado es el mármol, a menudo policromado. También es destacable el aparejo de los muros, compuesto por sillares de isódomo unidos con grapas de hierro. La tipología principal es el templo.
Etapas de la Arquitectura Griega
Etapa Arcaica (siglos VII a.C. – VI a.C.)
Predominan los templos de orden dórico, aunque también existen ejemplos de templos jónicos, aunque menos numerosos. Además, se construyen templos llamados tesoros y comienzan a aparecer otras tipologías de edificios, como la Estoa.
Etapa Clásica (siglos V a.C. – IV a.C.)
El ejemplo más representativo se encuentra en la Acrópolis de Atenas, un recinto sagrado fortificado dedicado a Atenea. Destacan los Propileos, un doble pórtico dórico y jónico, y el templo de Atenea Niké, construido por Calícrates. El templo más importante es el Partenón, de orden dórico con algunos elementos jónicos. Otro templo relevante es el Erecteion, de planta irregular, en el que destaca la Tribuna de las Cariátides.
Etapa Helenística (siglo III a.C.)
Se caracteriza por la pérdida de la rigidez de los órdenes, la monumentalidad y la mezcla de materiales, como se observa en el Teatro de Epidauro.
Escultura Griega
. Los precedentes de la civilización griega son el arte micénico y minoico. A partir del s.VIII a.C. comienza la Etapa Arcaica, donde Grecia comienza a establecer colonias. En la Etapa Clásica (s.V a.C. – s.IV a.C.) es el mayor esplendor del arte griego. Finalmente, en la Etapa Helenística
(s III a.C.), la cultura griega se extenderá y recibirá las influencias del arte de oriente.
El escultor griego realiza sus obras por placer estético, buscando la belleza ideal, la figura humana es considerada la expresión de esa belleza ideal, física y espiritual. Los materiales que predominan son el mármol y el bronce, además, de usarse la policromía. Destacamos el naturalismo idealizado en las esculturas, ya que se trata de representar al Hombre perfecto, a través de la medida y la proporción y el cuidado de la anatomía en tensión y del movimiento. También, fijan un canon. En los rostros, buscan la armonía, serenidad y equilibrio entre el autodominio (ethos) y la expresión de los sentimientos (pathos). Por último, los temas que usan son mitológicos (dioses y héroes), pero también atletas y héroes.
En la escultura hay cinco etapas, dos de transición. La Etapa Arcaica (s.VIII – s.V a.C.), la escultura presenta influencia egipcia en su frontalidad, con brazos pegados al cuerpo y pierna izquierda avanzada, rigidez y sonrisa arcaica, como El Kouros de Anavyssos. La Etapa Severo ( s.V – 460 a.C.), etapa de transición. Queda una obra en bronce fundido como el Auriga de Delfos. Pasamos a la Etapa Clásica (460 – s.IV a.C.), en la que se logra el naturalismo idealizado, la armonía y el equilibrio. Destacamos a Mirón, con El Discóbolo, el cual conocemos por copias romanas en mármol. El Doríforo de Policleto, con el canon de siete cabezas, y a Fidias con metopas del Partenón, con la representación de Atenea vs Poseidón en el frontón. La otra etapa de transición fue la Etapa Postclásica (s.IV – 323 a.C.), con Praxiteles y su obra Hermes con el niño Dionisos y Lisipo con El Apoxiomenos, con el
nuevo canon de ocho cabezas. También, fue Retratista oficial de Alejandro Magno. Por último la Etapa Clásica ( 323 – s.I a.C.) en la que tras las conquistas de Alejandro Magno, la cultura griega se difunde y fusiona con la oriental, surgiendo una cultura de gran lujo. Destacamos La Escuela de Pérgamo con Relieves del Altar de Zeus en Pérgamo, obra cumbre de este tipo por los efectos de dolor y esfuerzo. La Escuela de Rodas, gusto por lo colosal y gigantesco con La Victoria de Samotracia. Y finalmente, Atenas, que mantienen un cierto clasicismo con Venus de Milo.