Evolución de la Poesía y Periodismo Español del Siglo XX

Poesía Española del Siglo XX

La Poesía Social (1950)

Hacia 1950, cobra auge la llamada poesía social. Esta corriente literaria pretende reflejar la verdadera realidad del hombre y del país, diferente a la versión oficial. Se considera la poesía como un instrumento para cambiar la sociedad, con la misión de denunciar las injusticias, las desigualdades sociales y la falta de libertades políticas.

De esto derivan consecuencias temáticas y formales. El tema es la base sobre la que se construye el poema. Se busca testimoniar las dificultades económicas, la alienación del trabajo y celebrar la lucha y la solidaridad.

El tema de España y la Guerra Civil se convierte en un tema recurrente. El destinatario de la poesía es la mayoría de la población, de ahí la utilización de un lenguaje más directo, coloquial e incluso prosaico. Los principales poetas de esta tendencia fueron Blas de Otero, Gabriel Celaya y José Hierro. Sus obras más representativas son:

  • Blas de Otero: Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia (donde se rebela ante Dios), Pido la paz y la palabra, obras donde la palabra alcanza un gran valor estético y se usa para comunicar y denunciar los horrores del hombre y su situación en España.
  • Gabriel Celaya: Cantos iberos.
  • José Hierro: Cuanto sé de mí.

En 1963, los temas de la poesía social se agotan, al mismo tiempo que disminuye el número de lectores debido a los cambios económicos y sociales.

La Poesía de los Años 60

Hacia mediados de los años cincuenta, aparecen nuevos poetas que, sin renunciar al compromiso social, elevan la calidad artística de la poesía. En la década de los 60, se consolidan figuras como Ángel González (Tratado de urbanismo), José Agustín Goytisolo (Salmos al viento), Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos), Félix Grande (Música espiritual negra), José Ángel Valente (La memoria y los signos) y Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad).

A varios de ellos les une el hecho de ser los “niños de la guerra” y vivir la posguerra. Su finalidad no es solo la comunicación, sino que consideran la poesía un medio de conocer la realidad, que puede alumbrar lo que no se ve del hombre y del mundo.

Sus primeros libros, influidos por los poetas sociales y Antonio Machado, se constituyen en un ejemplo estético y ético. Algunos de estos autores combatirán el régimen franquista, pero su trayectoria, manteniendo elementos del realismo social, se inclina por el intimismo y la experiencia individual, de ahí que se le denomine poesía de la experiencia.

Amistad, amor, trabajo, infancia o adolescencia paradisíaca, es decir, aspectos de la vida cotidiana, aparecen en sus poemas, aunque a veces con ironía o escepticismo.

Otra diferencia con los poetas anteriores es el tratamiento del lenguaje. El tono coloquial se eleva a un lenguaje artístico. Se huye de la exaltación y del prosaísmo. Con esto se busca un estilo personal donde el humor y la ironía den al poema un carácter íntimo.

Los Novísimos (1970)

En 1970, aparecen los “novísimos”, un grupo de poetas españoles reunidos en la antología Nueve novísimos poetas españoles de José María Castellet, que supuso una gran polémica en el panorama poético español. La elección se debía a que representaban la poesía más audaz y vanguardista, suponiendo un cambio radical con respecto a la poesía anterior.

Estos poetas eran: Manuel Vázquez Montalbán, José María Álvarez, Antonio Martínez Sarrión, Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Guillermo Carnero, Ana María Moix y Leopoldo María Panero.

Todos son poetas nacidos después de la Guerra Civil. En su formación y sus temas, se observa la influencia de la cultura y los medios de comunicación de masas. Conocen y admiran la poesía extranjera, pero de la española solo aprecian a Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Jaime Gil de Biedma y algunos otros poetas hispanoamericanos.

Son antirrealistas y se inclinan por una lírica experimental relacionada con las vanguardias o el modernismo. Defienden la autonomía del arte y manifiestan una gran preocupación por el lenguaje. A esta tendencia se incorporan más tarde Antonio Carvajal, Luis Alberto Cuenca y Luis Antonio de Villena, aunque estos expresan posturas más individuales.

Periodismo Español del Siglo XX

El lenguaje periodístico es el que se usa en los medios de comunicación, entre los que ocupa un lugar destacado la prensa periódica. El lenguaje periodístico es un lenguaje mixto; es decir, el texto va acompañado de una serie de elementos: titulares, fotografías, publicidad, etc. Además, está sujeto a las normas de los libros de estilo y busca la eficacia comunicativa.

Características del lenguaje periodístico:

  • Preponderancia de los sustantivos propios antroponímicos y patronímicos.
  • Sustantivos comunes concretos para aludir a la realidad objetiva.
  • Uso de la aposición.
  • Abundancia de adjetivos calificativos en el periodismo de opinión y de adjetivos determinativos en el periodismo informativo.
  • Uso de la 1ª persona del singular de pronombres y verbos en los géneros de opinión y de la 3ª persona del singular en los géneros informativos.
  • Uso de la voz activa y frecuencia de perífrasis verbales.
  • Predominio del estilo nominal (verbos elípticos) en los titulares.
  • Coordinación más frecuente en los géneros informativos; subordinación más frecuente en los géneros de opinión.

El periodismo ha sufrido una importante evolución en cuanto a objetivos y contenido. Distinguimos tres etapas fundamentales:

  • Periodismo ideológico (1850-1920): Doctrinario y al servicio de ideologías, ideas religiosas o sectores políticos. Contiene poca información y muchos comentarios y cartas.
  • Periodismo informativo (1870-1950): Los contenidos ideológicos van dejando paso a los informativos. Su época dorada es el periodo de entreguerras.
  • Periodismo interpretativo (1950-1970): Contiene periodismo informativo y de opinión, pero separados y claramente diferenciados.

Géneros Periodísticos

Los géneros periodísticos se dividen principalmente en información y opinión. Algunos de los principales son:

  • Noticia: Debe reflejar objetivamente un hecho novedoso y de interés. Se estructura en titular, entradilla y cuerpo de texto, siguiendo la estructura de “pirámide invertida”.
  • Reportaje: Permite mayor libertad al periodista, profundizando en los hechos y su contexto. Se estructura en entrada y cuerpo de texto, pudiendo incluir datos, diálogos, impresiones del autor, etc.
  • Crónica: Relato que incluye juicios valorativos del cronista, dando una visión particular del hecho. El estilo debe ser expresivo, cuidado y ameno.
  • Entrevista: Puede ser un género autónomo. Se estructura en titular, entradilla, introducción, cuerpo de texto (con preguntas y respuestas) y cierre.
  • Editorial: Refleja la postura ideológica del periódico ante un hecho relevante. Es el género opinativo más austero y directo.
  • Columna: Género de gran libertad expresiva, donde el periodista expresa sus opiniones personales. Tiene un marcado carácter subjetivo y estético.