Del Mito al Logos: Origen y Evolución de la Filosofía Presocrática

Paso del Mito al Logos: ¿Ruptura?

La filosofía surge como un intento de explicar los sucesos naturales, humanos e incluso divinos, desde la razón. Se trata de llegar a explicaciones racionales que responden a las preguntas fundamentales de la existencia humana, insertas en la cultura griega. Este tipo de explicación hacía imposible la ciencia. La explicación racional y científica (logos) que aparece con la filosofía se inicia cuando surge la idea de que en los sucesos a explicar se halla la razón o causa que los caracteriza, haciéndolos lo que son. Surge la idea de necesidad, afirmándose que las cosas suceden tal y como tienen que suceder. La explicación se encuentra en los propios fenómenos naturales y no fuera de ellos. La esencia define cualquier suceso o fenómeno que permanece de modo constante, invariable, y la razón será la facultad que permitirá llegar a ella, descubrirla. Ese ser verdadero no es accesible a los sentidos. La filosofía supone el paso del mito al logos como fundamento de la explicación y del conocimiento de lo que las cosas son.

La aparición del logos no supuso un abandono radical de los mitos, es decir, una ruptura con ese tipo de explicación:

  • Cornford defiende que las cosmologías de los filósofos presocráticos reinterpretan y prolongan los mitos cosmológicos.
  • Guthrie explica que los planteamientos presocráticos inevitablemente tienen que tener aspectos religiosos, ya que para poderlos expresar no poseían otro lenguaje que el mitológico.
  • Jaeger defiende que no hay una dualidad mito/logos, sino que el logos nació del mito, más concretamente de la Teogonía de Hesíodo.

El mito y el logos tienen como meta transformar el caos en cosmos, es decir, “poner orden”. Sin embargo, no se abandona lo religioso, pero se racionalizan sus formas.

¿Cómo Reconocer a un Filósofo Presocrático?

  1. Casi todos ellos provenían de la periferia del mundo helénico predominante, de las costas de Asia Menor y de las colonias de Sicilia y la Magna Grecia.
  2. Se ha perdido casi la totalidad de su obra escrita, de tal modo que sus opiniones y pensamientos nos han llegado a través de fuentes indirectas citadas por diversos autores de los siglos V y IV a.C., como Platón y Aristóteles.
  3. Todos ellos tratan de dar una explicación acerca de la realidad, del origen y causa de la multiplicidad y cambios en los fenómenos naturales. Esta explicación es y viene dada por la determinación de un principio que llaman arché.

El arché

  • Lo primero en el orden del ser, es la primera realidad.
  • El sustrato y fundamento que se encuentra presente en el curso de todos los cambios, esto es, lo que en último término toda realidad es.
  • Una naturaleza que gobierna y explica otro género de la realidad.
  • Divino, imperecedero, inmutable, etc.
  • Por todo lo dicho, se constituye como la explicación racional y real del mundo natural.

Presocráticos (VI a.C.)

Heráclito de Éfeso (544-484 a.C.)

Presenta su pensamiento mediante aforismos y paradojas. Fue conocido como el Oscuro debido a la dificultad para entender el sentido de sus sentencias. Fue conocido por su odio a los seres humanos. Tres son los elementos que destacan: el devenir, el fuego y el logos.

El mundo es un fluir continuo y universal; todo está en continuo cambio y movimiento. El devenir se expresa en un movimiento cíclico. La fuerza creadora y dominante en el universo es la lucha, la tensión, la discordia entre opuestos. Y ese devenir se identifica con el fuego como elemento primordial, como arché.

El logos regula todos los acontecimientos, siendo una “especie” de ley universal del cambio. Es una fuerza coexistente con el constituyente cósmico primario: el fuego. Es una fuerza real constitutiva de las cosas, que unifica proporcionalmente dicha pluralidad dotándola de coherencia. Con el logos, los hombres también participan de él a través de su inteligencia, y su presencia en nosotros es lo que hace posible la inteligencia o conocimiento que podemos tener del mismo. Esa razón universal nos permite conocer desde nuestra razón el orden y ley que rigen el universo. El alma tendería al conocimiento del logos, y tras la muerte se uniría al fuego cósmico. Existe una ley o medida que hace posible que, al tiempo que todo está en constante devenir, se garantice que esa tensión tenga lugar dentro de unos límites que impidan la preeminencia de alguno de los contrarios. Dicha ley es el logos.