Fin de Siglo: Modernismo y Generación del 98
A finales del siglo XIX, la crisis de valores de la sociedad burguesa dio lugar a movimientos como el dandismo, el cosmopolitismo y la bohemia, que rechazaban la moral tradicional y defendían el arte por el arte. El pensamiento de filósofos como Nietzsche y Freud influyó en la literatura. Tras la pérdida de las últimas colonias españolas (Cuba y Puerto Rico), surgieron el Modernismo y la Generación del 98.
Modernismo: Influenciado por el Parnasianismo y el Simbolismo, se caracterizó por un lenguaje ornamental y sensorial, buscando evadir la realidad mediante ambientes exóticos. Rubén Darío es el principal exponente de este movimiento. Los modernistas exploraron temas como el amor, el erotismo y la belleza.
Generación del 98: Como respuesta a la crisis de 1898, esta generación buscó regenerar España. Sus miembros, como Antonio Machado y Miguel de Unamuno, se caracterizaron por un estilo claro y directo, explorando temas existenciales y sociales con una visión crítica de la realidad española. Se interesaron por la intrahistoria, la historia de las masas anónimas.
Teatro anterior a 1936
En el teatro, coexistieron el teatro tradicional, representado por Jacinto Benavente y su comedia burguesa, y el teatro innovador de autores como Valle-Inclán, quien con el esperpento distorsiona la realidad para mostrar la miseria humana.
Novecentismo y Generación del 14
El periodo de entreguerras (1918-1939) se caracterizó por importantes eventos históricos, como el ascenso del fascismo y la Segunda Guerra Mundial, así como el golpe de Estado de Primo de Rivera en España y la instauración de la Segunda República en 1931. Durante estos años, surgió un nuevo concepto de arte con las vanguardias. El Novecentismo o Generación del 14 se desarrolló entre la Generación del 98 y las vanguardias. Se caracterizó por un intelectualismo marcado, un enfoque racionalista y la preferencia por el ensayo como género. Este grupo buscó la deshumanización del arte y el universalismo. José Ortega y Gasset es la figura más influyente, destacando en sus obras sobre estética y filosofía, con un estilo claro y erudito.
En la novela novecentista, se combinaron la continuidad con el realismo y la renovación estilística. Destacan Gabriel Miró y Ramón Pérez de Ayala, cuyas obras presentan lirismo y un enfoque intelectual. La narrativa de Miró se caracteriza por su sensualidad y crítica social, mientras que Pérez de Ayala abordó temas como la vida bohemia y la crítica anticlerical.
En poesía, Juan Ramón Jiménez es el máximo exponente, influyendo en los poetas de la Generación del 27. Su obra pasa por tres etapas: la sensitiva, influenciada por el Simbolismo y el Modernismo; la intelectual, donde surge la “poesía pura”; y la verdadera, escrita en su exilio.
Vanguardias en Europa, España e Hispanoamérica
El periodo de entreguerras (1918-1939) estuvo marcado por eventos como el ascenso del fascismo y la Segunda Guerra Mundial, junto con tensiones políticas en España, como el golpe de Estado de Primo de Rivera y la Guerra Civil Española. Durante este tiempo, surgieron las vanguardias, movimientos artísticos que rompieron con las tradiciones estéticas previas, influenciados por la rebelión contra la sociedad burguesa y la experimentación.
Los principales movimientos de vanguardia fueron:
- Futurismo: exaltó el progreso y la velocidad.
- Cubismo literario: descompuso la realidad mediante combinaciones libres de conceptos.
- Dadaísmo: rechazó la lógica y promovió el caos.
- Surrealismo: buscó liberar la creatividad reprimida a través de imágenes oníricas y la escritura automática.
En España, los movimientos vanguardistas llegaron principalmente a través de figuras como Ramón Gómez de la Serna, quien creó las “greguerías”, una forma de humor metafórico. En Hispanoamérica, el Creacionismo, impulsado por Vicente Huidobro, defendió un arte que no imitara la realidad, mientras que el Ultraísmo en España incorporó influencias del Futurismo y Dadaísmo. La Guerra Civil Española puso fin a las vanguardias, aunque su influencia perduró.