Contexto histórico de finales del siglo XIX en España
A finales del siglo XIX, España vivía una grave crisis general: el sistema político de turnismo entre conservadores y progresistas no funcionaba. Se acrecentaban los desfases sociales (proletarios y campesinos frente a la alta burguesía) y comenzaban a surgir los primeros conflictos sociales violentos. Ya a finales del XIX, un grupo de intelectuales propugnó una serie de medidas concretas para solucionar los problemas del país.
La situación se agudizó con la independencia, en 1898, tras varios años de guerra, de Cuba y Filipinas, últimas colonias de España. El “desastre” provocó cuantiosas pérdidas económicas y humanas. La crisis llegó a ser total. Esta crisis se expone claramente en la novela “La verdad sobre el caso Savolta” de Eduardo Mendoza.
La gravedad de la situación española condujo a la dictadura de Primo de Rivera. En 1923, Alfonso XIII aceptó la solución dictatorial propuesta por el general, que gobernó España hasta 1931.
La institución monárquica quedó debilitada y el 14 de abril se proclamó la Segunda República, acogida con júbilo popular. Era un triunfo de las clases medias, transitoriamente aliadas con los sectores obreros, frente a la vieja oligarquía. El historiador Pierre Vilar afirmó: “La dictadura había gobernado sin transformar; la república intentará transformar y gobernará difícilmente”.
Transformación social e ideológica
Las transformaciones se iniciaron a finales del XIX con el acrecentamiento de la industria, el aumento de los trabajadores asalariados y la toma de conciencia de las clases obreras, que originaron el nacimiento de nuevas posturas ideológicas, las cuales tuvieron su máximo desarrollo en los primeros años del siglo XX.
El liberalismo decimonónico entró en crisis al resultar incapaz de resolver los problemas sociales y económicos de la creciente industrialización. En contrapartida, los sindicatos obreros comenzaron a organizarse y a conseguir las primeras mejoras de las condiciones de trabajo para toda su clase.
El nacimiento del socialismo, y el consiguiente desarrollo del movimiento obrero, dieron como resultado la creación en 1864 de la Primera Internacional. El final del siglo XIX se vio dominado por la discusión y remodelación de las teorías marxistas que condujeron a diversas posturas nacionales.
El marxismo (Marx, Engels), que se basa en el materialismo histórico y propugna la lucha de clases, ayudó a despertar la conciencia de clases de los trabajadores y acabó clasificando, de forma muy elemental, a intelectuales, artistas y escritores según adoptaran posiciones de compromiso o de desvinculación.
El Modernismo
Definición
El Modernismo es un movimiento literario que busca la renovación artística y da gran importancia al cuidado de los aspectos formales. Los modernistas son partidarios del “arte por el arte” y se evaden de los problemas del hombre.
El Modernismo se inspira en dos movimientos del siglo XIX: el Parnasianismo y el Simbolismo.
- El Parnasianismo, iniciado por T. Gautier, pretende conseguir la “obra bien hecha”. Es una tendencia formalista, partidaria del arte por el arte, con gran uso de los recursos formales. Tratan temas clásicos y exóticos.
- El Simbolismo pretende encontrar la realidad que se esconde tras las apariencias. Para ello, hay que crear un lenguaje nuevo mediante el uso de símbolos. Para los simbolistas, la poesía es el arte de la sugerencia. Es una poesía de corte intimista. Los principales simbolistas fueron Baudelaire, Verlaine y Mallarmé.
El modernismo español debe más al Simbolismo que al Parnasianismo. Los temas preferidos por los modernistas son los exóticos e intimistas.
Características del estilo modernista
- Afán de originalidad.
- Búsqueda de la perfección formal.
- Uso abundante de recursos retóricos: aliteraciones, símbolos, sinestesias…
- Aumento de la adjetivación.
- Renovación métrica: se recupera el verso alejandrino; se usa también el dodecasílabo y el eneasílabo.
- Renovación estrófica: sobre las bases estróficas tradicionales se efectúan algunas modificaciones: sonetos en alejandrinos, con serventesios en vez de cuartetos…
Temas fundamentales
- La soledad, motivada por un rechazo de la sociedad vulgar. Es un tema de clara raíz romántica. La melancolía, la angustia y la tristeza son sentimientos centrales en los poemas modernistas.
- El escapismo. Ante el disgusto con el mundo, el poeta huye. Es la postura más parnasiana.
- El cosmopolitismo. Es un aspecto más del deseo de evasión.
- Amor y erotismo.
- Lo hispánico. Este tema se acentúa (sobre todo en Hispanoamérica) al advertir el auge de los Estados Unidos. Se reivindica lo español frente a los valores culturales de la civilización yanqui.
Autores modernistas
- José Martí (1853-1895)
- Rubén Darío (1867-1916)
- Manuel Machado (1874-1947)
- Salvador Rueda (1857-1933)
- Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
La Generación del 98
Concepto de generación
Se considera como generación literaria al conjunto de hombres próximos por su edad con similares problemas e inquietudes. Deben cumplir una serie de condiciones:
- Entre el mayor y el menor no debe haber más de quince años de diferencia.
- Formación intelectual semejante.
- Presencia de un jefe o guía.
- Debe existir un “acontecimiento generacional” que los aúne.
- Rasgos comunes de estilo, opuestos a los de la generación anterior.
Si analizamos estas circunstancias en los hombres del 98, vemos lo siguiente:
- Nacen entre 1864 (Unamuno) y 1875 (A. Machado).
- Todos ellos proceden de la burguesía y adoptan una actitud antiburguesa en su primera etapa.
- Son de provincias y se incorporan a la vida literaria madrileña (menos Unamuno, que tuvo muchos contactos con ella).
- Poseen una formación autodidacta; casi todos llegan a la Universidad, aunque disienten de la educación que allí se les ofrece (de ahí su autodidactismo: buscan completar su formación por otras vías).
- Participan en algunos actos comunes: viaje a Toledo, visita a la tumba de Larra, homenaje a Baroja por la publicación de “Camino de perfección”, protesta por el Nobel a Echegaray.
- El acontecimiento que les une sería el desastre del 98. La guerra sirve como detonante de una situación que, posiblemente, se hubiese dado a conocer de todas formas. La guerra no creó la Generación, no hizo literatura. Sí consiguió que estos autores se decantasen, dentro del movimiento estético general (el Modernismo), por su vertiente más sobria. El país no estaba para retoricismos ni para excesos, ni siquiera formales.
- No es clara la existencia de un guía: ¿Nietzsche? ¿Schopenhauer? ¿Unamuno? Salinas habla de que el jefe está presente precisamente por su ausencia, es decir, por la necesidad que existía de tener un caudillo.
- El escepticismo y el pesimismo son también rasgos comunes. Les preocupan los temas religiosos y existenciales y, sobre todo, el “tema de España”. Su paisaje preferido será el de Castilla, reflejo de las angustias y esperanzas individuales.
- Hay coincidencia en su estilo:
- Admiración por Larra, Quevedo y Cervantes.
- Sobriedad, concisión. Oposición al retoricismo decimonónico. Se da más importancia a la idea que a su expresión. Antirretoricismo.
- Subjetivismo en todos sus escritos; especialmente significativo en las descripciones de los paisajes.
- Innovaciones en los géneros literarios: la nivola de Unamuno o los intentos de renovación del teatro (las innovaciones también son algo muy modernista…).
Autores de la Generación del 98
- Miguel de Unamuno (1864-1936)
- José Martínez Ruiz (Azorín) (1873-1967)
- Pío Baroja (1872-1956)
- Ramiro de Maeztu (1874-1936)
- Antonio Machado (1875-1939)
- Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)
Estilo del grupo
Es difícil encontrar un estilo común para todos estos autores. Podemos destacar lo siguiente:
- Admiración por Larra, Quevedo y Cervantes.
- Sobriedad, huida (sobre todo en la prosa) del recargamiento formal. Eso no quiere decir que no cuidaran la forma.
- Subjetivismo en todos sus escritos; especialmente significativo en las descripciones de los paisajes.
Temas
- Temas religiosos y existenciales.
- El tema de España.