El Proceso de Institucionalización
La Fase Totalitaria (1939-1945)
En la fase totalitaria, caracterizada por el retroceso económico, la involución ideológica y la dureza de la represión, se suelen distinguir tres subfases marcadas por la evolución de la situación internacional.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
La evolución de la Segunda Guerra Mundial condicionó la política interior del régimen franquista. Cuando estalló la guerra, España se declaró neutral; pero, ante los triunfos espectaculares de Alemania, pasó de la neutralidad a la no-beligerancia, sin esconder así su abierta simpatía por las potencias del Eje. Franco envió a la División Azul a luchar en el frente oriental contra la URSS y, durante este periodo, se multiplicaron los signos externos que identificaban el franquismo con el fascismo. A partir de 1942, cuando las potencias del Eje empezaron a tener dificultades en la guerra, España volvió a proclamarse neutral y lentamente comenzó a entablar contactos con los países aliados. En este contexto internacional, la dictadura se dotó de dos nuevas figuras con el objetivo de mostrar una imagen más representativa: las Cortes y el Fuero de los Españoles.
- Las Cortes: Estaban compuestas por 424 procuradores, no controlaban la acción del gobierno, y Franco se reservaba la facultad de elaborar y de sancionar directamente las leyes.
- El Fuero de los Españoles: Era una declaración de derechos de los españoles.
El Aislamiento Internacional (1945-1950)
Al final de la Segunda Guerra Mundial, la dictadura franquista quedó aislada internacionalmente. Las grandes potencias que ganaron la guerra consideraban a España como el último reducto europeo del fascismo. En 1946, la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU) no admitió que el régimen del general Franco formase parte de ella y el gobierno francés cerró la frontera con España. Además, los países miembros de la ONU retiraron a sus embajadores de España. Solo Argentina mantuvo su representante.
Franco presentó este aislamiento ante la opinión pública española como una conjura internacional de los enemigos de España. También tomó algunas medidas para mejorar la imagen del régimen, como la eliminación del saludo con el brazo alzado y la promulgación de la Ley de Sucesión, con la que pretendía borrar la imagen fascista más visible del régimen. Según esta ley, España se convertía en un reino, pero el jefe de Estado continuaba siendo Franco. También se creaban dos nuevas instituciones: el Consejo de Regencia y el Consejo del Reino. Respecto a su sucesión, el dictador no especificó qué dinastía sería designada para reinar. No obstante, era bastante significativo que en 1948 consiguiera que el nieto de Alfonso XIII, el príncipe Juan Carlos, se educara en España bajo su tutela.
La Guerra Fría (1950-1959)
La creciente tensión entre Estados Unidos y la URSS dio un valor político importante al anticomunismo del régimen español, ya que la situación estratégica de España le proporcionaba un alto interés militar. Eso comportó un cambio de actitud de Estados Unidos hacia la dictadura franquista. Así, en 1949, la banca estadounidense concedió un préstamo al gobierno español. En 1950, la ONU anuló el aislamiento diplomático. En 1952, España era admitida en la UNESCO, y en 1953, Estados Unidos firmaba con el gobierno español el Pacto de Madrid, por el que se creaban bases militares estadounidenses en España a cambio de ayuda militar y económica. El mismo año, el Vaticano firmó con España el concordato.
El régimen franquista quedaba de esta forma legitimado por la máxima autoridad política y militar occidental y por la principal autoridad religiosa católica. En 1955, España era admitida en la ONU. La visita oficial a España del presidente estadounidense, en 1959, fue la manifestación externa del afianzamiento del poder de Franco.
Un reflejo de esta consolidación fue también la promulgación en 1958 de la Ley Fundamental de Principios del Movimiento Nacional.
La Fase Tecnocrática (1959-1969)
La fase tecnocrática se caracterizó por la inclusión en el gobierno de los llamados tecnócratas. En esta fase se experimentó una modernización acelerada de la economía y de la sociedad española.
Pero la modernización no fue acompañada de cambios significativos en el sistema político franquista, a pesar de la promulgación de la Ley de Prensa. Esta ley suprimía la censura previa y establecía una tímida libertad de expresión. También se promulgó la Ley de Libertad Religiosa, que toleraba el culto privado y público de otras religiones.
Una atención especial merece la Ley Orgánica del Estado, aprobada el 14 de diciembre de 1966. Se trataba de una especie de constitución franquista con la que se quería asegurar la pervivencia del régimen después de la muerte del dictador. De acuerdo con esta ley, tres años más tarde, Franco designó como sucesor al príncipe Juan Carlos, que aceptó ante las Cortes el 23 de julio de 1969.
Con el fin del aislamiento internacional y los acuerdos con Estados Unidos, España dio un impulso a su presencia en el exterior. Fernando María Castiella, ministro de Asuntos Exteriores, se propuso ampliar las relaciones diplomáticas con Europa. España se integró en una serie de organismos, básicamente económicos, además de firmar acuerdos comerciales y políticos con Alemania y Francia. Paulatinamente, las relaciones internacionales se fueron normalizando. En 1962, el gobierno español dirigió a la CEE la solicitud de apertura de negociaciones para una posterior incorporación, adhesión que fue denegada siempre por el carácter antidemocrático del régimen franquista.