El ocaso de los ídolos: Nietzsche y la crítica a la cultura occidental

El Ocaso de los Ídolos

Contexto Histórico

Esta obra, perteneciente al periodo crítico de Nietzsche, fue escrita en pocos días, como si temiera no tener tiempo suficiente para expresar todo lo que quería decir. Publicado en 1888, fue el último libro que publicó a sus 43 años. En ese momento, estaba decidido a completar la obra de su vida, trabajando intensamente. El crepúsculo de los ídolos es una declaración de guerra contra todos los valores aceptados como verdad. Nietzsche rechaza la filosofía tradicional y considera decadentes todos los valores culturales de su era. Pensaba que el genuino espíritu griego había sido adulterado por Sócrates y Platón, y más tarde por el judaísmo y el cristianismo. Se puede considerar un compendio de su filosofía antes de La Voluntad de Poder, obra que apenas esbozó.

Desde el punto de vista formal, la obra muestra todos los estilos que empleó en su escritura: la sentencia breve, el aforismo, etc. La vida intelectual de Nietzsche se desarrolla en la segunda mitad del siglo XIX, época de consolidación de las sociedades democráticas y liberales, y de un nuevo modelo económico y social en Europa.

A comienzos del siglo XIX, la industria era el factor fundamental. A finales del siglo, se entra en una crisis social. La Revolución Francesa provocó la reacción de la nobleza y las monarquías europeas. La burguesía, que controlaba las finanzas, la industria, la cultura y la política, era dueña del mundo occidental. Pero su unidad se rompió: la alta burguesía se enfrentó a la pequeña burguesía (artesanos y pequeños comerciantes), que pretendía reformas para una mayor igualdad social.

Se experimentó un aumento demográfico sin precedentes. El número de trabajadores industriales aumentó, y con ello, la resistencia al orden social impuesto por la burguesía y las reclamaciones de mejoras laborales y derechos políticos. La historia europea se convirtió en un juego de alianzas y enfrentamientos entre burgueses y obreros.

La segunda mitad del siglo XIX comienza con el fracaso de las revoluciones de 1848. El nacionalismo, gran novedad del siglo, fomenta el antisemitismo. La persecución de judíos en Alemania y Rusia motiva su emigración a América, especialmente a Estados Unidos.

Se inician las transformaciones de la Segunda Revolución Industrial, fruto de la estrecha relación entre ciencia y tecnología. Se impulsa la educación como factor de progreso social y económico. En cuanto a la cultura, el romanticismo domina la primera mitad del siglo, pero es desplazado por el realismo y el positivismo en la segunda mitad. El positivismo se refleja en el realismo artístico. Se manifiesta la crítica individualista a la sociedad decadente, defensora de valores artificiales que ahogaban la vida. Es la época de las vanguardias: Van Gogh, en el expresionismo, plasma su drama interior; el impresionismo busca ser fiel a la naturaleza, pintando la realidad cambiante y efímera.

Contexto Filosófico

Los cambios económicos y sociales de la segunda mitad del siglo XIX provocan la reacción de los pensadores frente a la visión especulativa, buscando estar más cerca de la realidad. Predomina el positivismo filosófico y científico, creado por Auguste Comte, con claros antecedentes. Sus características esenciales son: la admiración por la ciencia como única forma válida de conocimiento y la crítica a la metafísica.

El desarrollo científico influye en el positivismo. El evolucionismo acaba con la imagen estática de la realidad: las especies varían y se diversifican. Elimina el providencialismo. La selección natural aparece como un mecanismo despiadado. El origen del hombre da lugar al darwinismo social de Herbert Spencer.

Sin embargo, surge otra mentalidad en pugna con el positivismo, debido a la crisis de las ciencias positivas y la toma de conciencia de problemas individuales. En esta reacción participan el marxismo, el espiritualismo, el vitalismo y el irracionalismo.

Nietzsche se inscribe en el vitalismo, corriente que reflexiona sobre la vida. Surgen los “filósofos de la sospecha” (Marx, Nietzsche y Freud), que critican la civilización occidental, desenmascarando sus valores ilustrados. Marx advierte que bajo los valores capitalistas se esconden intereses de clase; Freud descubre las motivaciones inconscientes bajo la racionalidad y critica la sociedad represora que empuja a la neurosis; Nietzsche denuncia que la historia de la filosofía se basa en una mentira originada por el resentimiento contra la vida.

La filosofía de Nietzsche critica los fundamentos de la cultura occidental (metafísica, religión y moral) e intenta superarla, calificándola de producto del resentimiento. Su principal fuente fue Schopenhauer. Su filosofía influye en el siglo XX: Freud, Camus, Heidegger, entre otros, beben de Nietzsche.

Tema: Crítica al platonismo y a la cultura occidental

La crítica de Nietzsche se dirige a la cultura occidental, mediatizada por el idealismo. Para él, los problemas filosóficos son problemas de valores. La metafísica tradicional se basa en un error: la creencia en la antítesis de valores. Los filósofos dogmáticos creyeron que las cosas de valor supremo tenían un origen distinto. La separación entre ser real y ser aparente es un juicio negativo sobre la vida, priorizando el mundo de las ideas sobre el de los sentidos.

Tres directrices en su crítica:

  • Crítica de la moral
  • Crítica de la metafísica tradicional (ontológica y epistemológica)
  • Crítica de las ciencias positivas

Su método genealógico rastrea los orígenes de los conceptos occidentales para denunciar los instintos subyacentes. La cuestión fundamental son los valores y las fuerzas contra la vida que impulsan los valores occidentales.

Crítica a la moral

Los valores son productos humanos. Nietzsche rechaza los valores incondicionales. Define la moral como lenguaje simbólico de las pasiones, enraizadas en el organismo. Distingue entre moral de señores (creadora) y moral de esclavos (pasiva). El resentimiento, invento del sacerdote judío, procede de la incapacidad de los débiles para olvidar. Es la moral de los esclavos, impotentes, vengativos. Se fabrican ideales: la debilidad es mérito, la impotencia es bondad. El resentimiento es la moralización de la envidia. Se impone la mala conciencia, la vergüenza, la moralización y sentimientos enfermizos. La moral socrático-platónica-cristiana niega la vida, siendo contranatural. El cristianismo entroniza a los “peores”. Condena al individuo independiente, sano, sensual, que actúa según sus instintos, exponente máximo de la vida para Nietzsche. La moral de los “señores” es vencida por la de los “esclavos”.

Crítica a la metafísica

Crítica ontológica: la metafísica tradicional cree en la antítesis de valores. La ontología tradicional es estática, considerando el ser inmutable. Desde Platón, se percibe la realidad desde la universalidad y la eternidad.

Crítica epistemológica: Nietzsche no critica desde fuera de la razón. Explica la génesis de las categorías que obstaculizan la interpretación de la realidad como devenir. El lenguaje es el instrumento para conocer la realidad.