Explorando la Lírica de la Generación del 27

La Generación del 27: Un Recorrido por la Poesía Española

La Generación del 27, un grupo de poetas españoles que surgió en el siglo XX, se caracterizó por su búsqueda del equilibrio entre la poesía pura y la expresión del sentimiento personal. Influenciados por la poesía española, las corrientes extranjeras, y autores como Juan Ramón Jiménez, los poetas del 27 conjugaron tradición y renovación, explorando desde estructuras métricas clásicas hasta el verso libre.

Etapas Literarias de la Generación del 27

La trayectoria literaria del grupo se divide en tres etapas:

  • Primera etapa (hasta 1927): Obsesión por la estética, la belleza del poema, la depuración del lenguaje y la experimentación. La metáfora como principal instrumento, con influencias de la lírica popular y de Góngora.
  • Segunda etapa (1927 – Guerra Civil): Acercamiento a la poesía de Antonio Machado e influencia del surrealismo, especialmente de Pablo Neruda. Intervención en la política y una poesía más comprometida con las circunstancias humanas y sociales.
  • Tercera etapa (post Guerra Civil): Dispersión del grupo, con algunos poetas fallecidos, otros en España evolucionando hacia una poesía desarraigada, y otros en el exilio, expresando la nostalgia de la tierra perdida.

Figuras Clave de la Generación del 27

Pedro Salinas:

Su poesía transita por la línea de la poesía pura, destacando en el ámbito amoroso. Obras como La voz a ti debida y Razón de amor son ejemplos de su maestría lírica. En su obra posterior, se percibe una lucha entre la fe en la vida y signos angustiosos, con un lenguaje poético y una métrica sencillos.

Jorge Guillén:

Su obra poética, englobada en Aire nuestro, abarca cinco ciclos, desde el entusiasmo vital de Cántico hasta la vena humorística e irónica de ciclos posteriores como Final. Su poesía evoluciona hacia un prosaísmo acentuado, con una crítica social y política.

Gerardo Diego:

Cultivó dos líneas poéticas: la vanguardia, como representante del creacionismo, y la poesía clásica. Obras como Manual de espumas y Fábula de equis y zeda muestran su faceta vanguardista, mientras que Versos humanos y Alondra de la verdad representan su vertiente clásica.

Federico García Lorca:

El tema del destino trágico unifica su producción poética. Desde sus primeros libros hasta obras como Romancero gitano y Poeta en Nueva York, Lorca explora mundos poéticos diversos, desde lo popular andaluz hasta el surrealismo. Sus últimos poemas, como Diván del Tamarit y Sonetos del amor oscuro, muestran la madurez de su estilo.

Rafael Alberti:

Alternó entre la poesía pura, lo tradicional, lo barroco y lo vanguardista. Desde la lírica popular de sus primeros libros hasta la influencia surrealista en Sobre los ángeles, Alberti muestra una gran versatilidad. Su poesía civil, con obras como El poeta en la calle, refleja su compromiso político y social.

Juan José Domenchina:

Su obra se divide en dos etapas: la primera, vinculada al conceptismo y al barroco, y la segunda, marcada por el exilio y una poesía existencial y doliente. Obras como La corporeidad de lo abstracto y El extrañado reflejan la evolución de su estilo.

Dámaso Alonso:

Comenzó en la línea de la poesía pura, para luego evolucionar hacia la poesía existencial con Hijos de la ira, una obra que refleja la angustia y el caos del mundo. Su poesía se caracteriza por la búsqueda de ordenación en medio del desorden.

Vicente Aleixandre:

Su obra se divide en dos etapas: la primera, marcada por una visión pesimista del hombre, y la segunda, por una mirada más positiva, destacando la solidaridad. Obras como La destrucción o el amor e Historia del corazón representan estas dos etapas.

Luis Cernuda:

Su poesía, de sustrato romántico, explora el divorcio entre el deseo y la realidad. Desde la poesía pura de sus inicios hasta la amargura del exilio, Cernuda desarrolla un estilo personal, con preferencia por los versículos largos y un lenguaje conciso. La realidad y el deseo reúne gran parte de su obra.

Emilio Prados:

Sus inicios muestran influencias de la poesía popular y de Juan Ramón Jiménez, para luego adentrarse en el surrealismo y la poesía política. Obras como Llanto en la sangre y Jardín cerrado reflejan sus preocupaciones sociales y existenciales.

Manuel Altolaguirre:

Su poesía se caracteriza por la musicalidad y la melodía del verso. Con temas como el amor, la soledad y la muerte, Altolaguirre mantiene un tono romántico, alejado de las vanguardias. Las islas invitadas es una de sus obras más destacadas.