Novecentismo, Vanguardias y Generación del 27: Un recorrido por la literatura española


EL NOVECENTISMO Y LAS VANGUARDIAS

En 1914, se agrupan ensayistas como Ortega y Gasset, Gregorio Marañón o Sánchez Albornoz; novelistas como Gabriel Miró o Pérez de Ayala; y poetas como Juan Ramón Jiménez.

Es una generación intermedia entre la del 98 y la del 27. Sus preocupaciones estéticas y formales significan una superación del Modernismo. Su actitud es racional, objetiva, intelectual, más rigurosa y menos apasionada y pesimista. Persiguen la perfección de la obra, la brillantez estilística y el arte puro para conseguir el goce estético. Cincelan el lenguaje creando una prosa de gran perfección, por encima de su enraizamiento con lo humano, alejada de la realidad. El arte es autónomo.

Ortega escribe La deshumanización del arte, donde concluye que el arte nuevo es minoritario y exige un lector culto y reflexivo.

Entre los novelistas destacan Ramón Pérez de Ayala (1888-1962) y Gabriel Miró (1885-1964)

La obra de Pérez de Ayala es de carácter intelectual y crítico. Son novelas intelectuales por sus temas y por el empleo de técnicas narrativas innovadoras como la ironía. Escribe Belarmino y Apolonio y Troteras y danzaderas.

Gabriel Miró se preocupa de la perfección estilística y escribe prosa poética o novela lírica en la línea de Azorín, pues prefiere lo descriptivo frente a la acción y la morosidad narrativa. Escribe Las cerezas del cementerio y El obispo leproso.

Entre el Novecentismo y las vanguardias se sitúa Ramón Gómez de la Serna, difusor de las vanguardias. En 1910 inventa un género, la Greguería (humorismo + metáfora)

Los ismos o movimientos de vanguardia significan una ruptura en la historia de las artes y de las letras. El arte vanguardista es minoritario y selecto. Los ismos se suceden a un ritmo rápido y se difunden en manifiestos. Afectan a las artes plásticas, al cine y al pensamiento.

En España hay varias etapas. Las primeras manifestaciones fueron el Futurismo, el Cubismo y el Dadaísmo, en los que la disposición de los versos reconstruye un dibujo al que alude el contenido del poema. Entre 1918 y 1919 se desarrolla el Creacionismo y el Ultraísmo (ir + allá de las tendencias dominantes), que suprimen los signos de puntuación, enlaces sintácticos y la rima.

En 1924, André Breton publica su manifiesto surrealista, que se difunde en España en 1925. Otro autor, Aragon, influye también en Vicente Aleixandre. A Aragon se debe la orientación surrealista de los poetas del 27.

El Surrealismo es la revolución artística más importante de los últimos años. Proclama la liberación del hombre y de su actitud creadora, a través de la exploración de los sueños y del mundo desconocido del inconsciente. Se produce así la ruptura de cualquier vínculo lógico. La mezcla de conceptos que la conciencia mantiene aislados y la entrada de imágenes oníricas.


Lírica de la generación del 14: Juan Ramón Jiménez

Constituye un enlace entre las generaciones precedentes y los poetas del 27. Se consagró a la creación de una obra poética con amplitud y calidad que responde a una búsqueda incesante de la belleza y el conocimiento a través de la palabra. Cada vez se va haciendo más exigente y en su obra crecen la densidad conceptual y el hermetismo. Tres épocas:

Época sensitiva

(1896-1915) Se inicia en la poesía siguiendo el camino de los poetas románticos españoles y modernistas, donde destacan sus poemarios: Ninfeas, Almas de violeta, Arias tristes y Jardines lejanos. En 1914 publica Platero y yo, extraordinarios cuadros en prosa poética. Se vuelve un observador del entorno, sensible a los infortunios del prójimo y solidario con gran sensibilidad y ternura. En el libro, hay ecos de la infancia y juventud y su mirada al mundo exterior recoge varias perspectivas: la de los sentimientos, la costumbrista y la moral, pero también la vida española, sórdida y cruel.

Época intelectual

(1915-1936) Caracterizada por su poesía pura (ansia de belleza y verdad). Diario de un poeta recién casado (1917) inaugura la época con carácter purista. Mezcla la prosa y el verso libre, un lenguaje preciso, y la expresión de lo vivido y lo visto, antes que lo sentido. Los temas son diversos, alternándose transcendentales y subjetivos con otros más cotidianos.

Época verdadera

(1936-1958) Es la producción del autor en el exilio americano. Sus versos son acentuados por la nota contemplativa y dobla el esfuerzo en la búsqueda personal de la verdad absoluta. Escribe: En el otro costado y Dios deseado y deseante.


LA POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 27

En España, la incidencia de las vanguardias fue notable, sobre todo con la revista Prometeo, que fue su instrumento principal de difusión. La plenitud del vanguardismo fue entre 1918 y 1922 con la consolidación del movimiento ultraísta y la aportación del Creacionismo. La Generación del 27 es una síntesis genial entre tradición y vanguardia y responsable de un nuevo “siglo de oro” de la poesía española.

Los poetas más destacados son: Jorge Guillén, García Lorca, Dámaso Alonso o Luis Cernuda. El nombre generacional se debe a la celebración, en Sevilla, en 1927, del centenario de Góngora, poeta que reivindican como modelo por la fuerza y novedad de sus imágenes.

Los rasgos principales de esta generación son:

  1. Prioridad de factores estéticos; síntesis de tradición y vanguardia. Se alzan contra la mala poesía.
  2. Afinidad de gustos estéticos.
  3. Temática variada: el hombre, el amor, el universo o la muerte.
  4. Pluralidad de estilos: importancia de la expresión lingüística y la libertad de creación.

Tres etapas:

  1. (1920-1927) Años del fervor vanguardista y de la poesía intelectual.
  2. (1927-1939) Irrupción del Surrealismo; se abandona el lenguaje y las formas tradicionales y se incorpora el verso libre. Los temas son de planteamientos políticos y sociales.
  3. Tras la Guerra Civil, la mayoría de los poetas tienen que exiliarse, lo que explica el dramatismo y el tono sombrío de la poesía de este periodo, que vuelve a formas más tradicionales.

Los autores:

Pedro Salinas: Para él, la poesía es un modo de acceso a las honduras de la realidad. Intenta descubrir más allá de las anécdotas con un lenguaje sencillo pero riguroso y trabajado. Obras: La voz a ti debida y Razón de amor.

Jorge Guillén: Máximo representante de la poesía pura. Cántico contiene la poesía escrita hasta 1950 y supone una acción de gracias por el hecho de vivir. Otras obras: Clamor y Moremagnum.

Gerardo Diego: Representante español del Creacionismo. Obras: Versos humanos y Alondra de verdad (poesías tradicionales con inspiración castellana e inspiración religiosa).

Dámaso Alonso: En Hijos de la ira, un inmenso grito de protesta contra la crueldad y la injusticia. Está escrito en verso libre y su lenguaje es desgarrado y cercano al Surrealismo.

Vicente Aleixandre: En Sombra del paraíso recuerda un prodigioso edén, libre del sufrimiento y de la muerte. En su segunda etapa escribe: Historia del corazón.

García Lorca: En su poesía se mezclan pasión y perfección, lo humano y lo estéticamente puro, lo popular y lo culto. Obras: Romancero gitano y Poeta en Nueva York (honda impresión de la civilización moderna y la naturaleza incompatible).

Rafael Alberti: Poesía con gran variedad de temas, tonos y estilos. Obras: Marinero en tierra y Poeta en la calle.

Luis Cernuda: Obras: La realidad y el deseo y Los placeres prohibidos.


EL ÁRBOL DE LA CIENCIA

Es la novela que mejor resume el espíritu de Baroja. Escrita en 1911, muestra una radiografía de la sensibilidad y los conflictos de su tiempo.

Critica la “novela de formación”, pues en ella asistimos al desarrollo de la vida de Andrés Hurtado, personaje perdido en un mundo absurdo y en medio de una sucesión de desengaños. Su ambiente familiar hace de él un muchacho reconcentrado y triste. Tiene sed de conocimiento y de encontrar un sentido a su vida; ni la universidad ni sus enfermos colman sus ansias.

Se debate entre la exaltación humanitaria, el radicalismo revolucionario y la inacción, lo que le conduce a un escepticismo de la ciencia. Sus posteriores etapas constituyen callejones sin salida. Alcolea le produce un malestar físico, Madrid la misma angustia… por lo que deriva a un pesimismo político.

A pesar de su matrimonio con Lulú, la vida no le concede reposo, y la muerte de su hijo y su mujer le llevarán al suicidio.

Estructura:

Se compone de 7 partes que se componen de 53 capítulos y cabría dividir la obra en dos ciclos o etapas de la vida del protagonista (partes 1 y 2: primeras experiencias; parte 3: muerte del hermano; partes 5 y 6: nuevas experiencias; parte 7: matrimonio).

Personajes:

Lulú es graciosa y amarga, con un fondo muy humano y muy noble. Pululan numerosos personajes secundarios: Andrés (despótico), Aracil (cínico), el tierno Luisito e Iturrioz el filósofo.

Consta de profesores, estudiantes, curas, vecinos… La caracterización de los personajes es paulatina y experimentan una evolución a lo largo de la novela.

Ambientes. Realidad española:

Ambientes impresionistas con imágenes vivísimas del rincón de Andrés, los cafés, los hospitales… El contexto en los estudios de Andrés critica la pobreza cultural del país. También destacan los aspectos sociales: las miserias y lacras de la ciudad, el inmovilismo del mundo, el caciquismo, la incapacidad de hacer frente a la burguesía…

Sentido existencial:

El pesimismo tiñe toda la novela. En lo religioso, Andrés se despega del catolicismo tradicional y tampoco la ciencia le propicia las respuestas que buscaba. La vida se queda sin sentido y esta concepción de Andrés se nutre de las lecturas de Schopenhauer y Darwin, que le llevan a dos soluciones: contemplación indiferente o inacción. Coge la primera.

Estilo:

Impresionista, párrafo breve, naturalidad expresiva, términos coloquiales y vulgarismos que potencian la expresividad.


EL MODERNISMO

Su máxima figura es Rubén Darío al introducir en España el Simbolismo, que surgió en Francia y pretendía perseguir el ideal de belleza absoluta y libertad.

Los simbolistas prefieren sugerir la realidad y así dan más valor a la intuición. Su lenguaje es simbólico para expresar los matices más sutiles de los estados de ánimo. Tienen un concepto musical del lenguaje y así dan cuidado a la sonoridad y el ritmo y la exquisitez del lenguaje.

El Modernismo literario español surgió en Latinoamérica asimilando la actitud de los simbolistas y parnasianos. Rubén Darío se nutre de la poesía romántica y renueva el lenguaje con un léxico brillante que remite a un mundo soñado y deslumbrante.

Este estilo ornamental lo observamos en Rubén Darío, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez. La renovación se produce también en la métrica, pues modifican las estrofas tradicionales. Los temas son la sed de belleza, el ideal de armonía, el amor, los sueños, la soledad, la melancolía y el temor a la muerte.

La poesía de Rubén Darío imita a la de los poetas románticos y Víctor Hugo. “Azul” es el libro con el que nace el Modernismo y “Prosas profanas” presentan la madurez del poeta, donde el arte es la expresión más sublime capaz de vencer la mediocridad. “Cantos de vida y esperanza” supone la superación del Modernismo.

La poesía se vuelve más honda, sincera y humana. Afloran la melancolía, la angustia por el fracaso, la fugacidad y el sinsentido de la vida y de la muerte.

Generación del 98

Los escritores que la componen son Unamuno, Maeztu, Azorín, Baroja, Valle-Inclán y Antonio Machado. Su objetivo era renovar la literatura española y dar respuesta a los problemas que aquejaban España tras la época de la Restauración y tras la derrota del imperio colonial.

Lo que une a estos escritores son: las fechas próximas, la formación autodidacta, las relaciones personales, la pérdida del imperio colonial, su inspiración en Nietzsche y la reacción contra el Realismo y el Naturalismo. Los escritores de esta generación, sensibles a los problemas de España, combatieron la Restauración desde ideologías antiburguesas (socialistas, anarquistas), clamando por la modernización y europeización del país y denunciando el caciquismo.

Más que la acción, les interesa el análisis intelectual de las circunstancias; por ello, la literatura se hace más reflexiva y el argumento pierde interés. En 1902, publican cuatro novelas (Amor y Pedagogía, Sonata de Otoño, Camino de perfección, La voluntad). El relato gira en torno a un personaje como representación simbólica que representa una idea. Por ello, el diálogo cobra gran importancia mostrando la personalidad de los personajes ante la vida. También la realidad intrahistórica.


Miguel de Unamuno

Sus personajes son conceptos vivos que se mueven entre la duda y la certeza, la solución y el conflicto, y se ven avocados a obrar. Se reduce a los elementos principales la trama de: vida/muerte, fe/razón, amor/odio. Su lenguaje es vivo y apasionado, lleno de exclamaciones e interrogaciones retóricas. Su léxico es culto, con revitalizaciones cultas, y se aparta de la retórica romántica.

Obras novelísticas: Paz en la guerra (guerra carlista), Amor y pedagogía (ridiculiza el positivismo decimonónico), Niebla (problema de la realidad). Obra ensayística: La vida de Don Quijote y Sancho, La agonía del cristianismo.

Valle-Inclán

Su evolución estética es paralela a la política; pasa de un Modernismo a un mayor compromiso político; tiene gran afán por conseguir la perfección estilística.

Primero publica las Sonatas, cuatro novelas que hablan del Marqués de Bradomin (de primavera, de estío, de otoño e invierno). Alcanza la cima de la prosa modernista y el lenguaje es un ejemplo de preciosismo lírico por la musicalidad de la prosa, la adjetivación y la sinestesia. La Guerra Carlista le inspiró a escribir tres novelas (El resplandor de la hoguera, Los cruzados de la causa). En la etapa esperpéntica destacan: Tirano Banderas, El Ruedo Ibérico y Viva mi dueño.

Pío Baroja

Presenta su ojo crítico sobre una realidad que se le presenta hostil. Debido a su pesimismo, su obra tiene un tono amargo y decepcionado. Se decantó por un anarquismo ideológico. Sus personajes son desorientados y fracasados. Sus cualidades son retratar el ambiente con breves descripciones y la vivacidad de sus diálogos. Obras: Zalacaín el aventurero, El árbol de la ciencia.

Azorín

Es un hombre reflexivo y analiza minuciosamente los detalles de la vida cotidiana. Sobresalen en su obra tres temas fundamentales: el paso del tiempo, la evocación del pasado y la recreación subjetiva del paisaje. El paisaje se convierte en el protagonista de la obra. Su técnica es impresionista y su obra es clara y concisa. Obra ensayística: La ruta de Don Quijote y Sancho, Los pueblos, Castilla, Una hora de España. Novelas: La voluntad, Antonio Azorín, Confesiones de un pequeño filósofo, Don Juan y Doña Inés.

Antonio Machado

Fue el gran poeta de la Generación del 98. Incluye dos libros señeros: Soledades, galerías y otros poemas y Campos de Castilla. En Soledades, de su época modernista, sintoniza con la poesía tradicional castellana con los poemas románticos. No solo es modernista en el léxico, sino también en la pose de suspirar en los jardines a la caída de la tarde. Su lenguaje es contenido y discreto, pues su concepto de la poesía es existencia y espiritual. “La poesía es palabra esencia en el tiempo”. Su gran mérito es haber sabido revitalizar la tradición poética con la sensibilidad de sus versos.