Filosofía kantiana: un análisis comparativo

Comparación de la filosofía de Kant con otros autores

Epistemología

Kant supera el racionalismo (Descartes, Leibniz, Spinoza, etc.) y el empirismo (Hume, Locke, Berkeley, etc.) con una nueva perspectiva del conocimiento: el Giro Copernicano. A diferencia de sus predecesores, quienes se centraban en el objeto de conocimiento, Kant pone en el centro al sujeto. Según Kant, el sujeto no encuentra el objeto, sino que lo construye. Este sujeto activo conoce el fenómeno, no el noúmeno (la cosa en sí misma). El fenómeno se construye a partir de la experiencia, ordenada según las formas y categorías a priori del sujeto. Mientras que Aristóteles creía que estas categorías estaban en los objetos, Kant las sitúa en el sujeto. Hume, por su parte, no aceptaba las categorías a priori al no poder encontrarlas en la experiencia, como la causa y efecto, que Kant sitúa en la mente humana.

Ontología

Kant utiliza el Idealismo Trascendental para explicar que no existe la cosa en sí misma, ya que para ser conocida necesita las condiciones de objetividad trascendental a priori (espacio y tiempo) proyectadas por el sujeto. Hume, en cambio, basaba la creencia en el mundo en la existencia de las impresiones, mientras que Descartes la fundaba en Dios y su propia existencia. Berkeley, con su idealismo, afirmaba que solo existen las percepciones en la mente. Aristóteles, con el realismo, sostenía que lo real son las entidades particulares independientes, conocidas pasivamente por el sujeto. Esta postura, compartida por autores como los presocráticos y Platón (quien postulaba dos mundos: sensible e inteligible), antecede a Kant. En cuanto a la metafísica, Kant, al igual que Hume, no la considera ciencia al ocuparse de entidades imperceptibles. Sin embargo, el alma, el universo y Dios se pueden conocer a través de la moral (razón práctica).

Comentario personal: La representatividad en la democracia

En el siglo XVIII, Kant propuso la República como sistema de gobierno, basado en la representatividad de los ciudadanos y la redacción de leyes con su consentimiento. Siglos después, Europa adopta la democracia representativa, similar a la república kantiana. Sin embargo, la representatividad actual es cuestionable. En España, la elección indirecta de parlamentarios, la disciplina de partido y la escasa participación ciudadana contradicen la propuesta de Kant. Además, el sistema de representación no refleja la voluntad popular, como se evidencia en las últimas elecciones autonómicas. El distanciamiento entre representantes y representados sugiere la necesidad de reconsiderar las teorías políticas de Kant.