El Romanticismo en España: Contexto, Características y Autores Clave del Siglo XIX

Contexto Sociohistórico del Romanticismo

En la primera mitad del siglo XIX se desarrolla el movimiento Romántico, en el que el sentimiento, la imaginación y las pasiones (en una palabra, el irracionalismo) sustituyen a la razón del siglo XVIII o Siglo de las Luces. Se trata de una determinada concepción del mundo y una forma de comportamiento humano que surge en el último tercio del siglo XVIII (Prerromanticismo) en Alemania e Inglaterra, y que en el siglo XIX se difundió por Francia, Italia y España.

El escritor alemán Goethe desempeñó un importante papel de divulgación de algunas de las características del Prerromanticismo, sobre todo a través de su novela Las aventuras del joven Werther (1774), que narra la trágica historia de amor del joven Werther por Carlota, una mujer casada; la imposibilidad de este amor lleva al protagonista al suicidio.

En España, el triunfo del Romanticismo coincide con la muerte de Fernando VII y el reinado de Isabel II (1833-1868), que permite el regreso de los liberales españoles que se habían exiliado. Llega a su plenitud en torno a 1835 con el estreno de Don Álvaro o la fuerza del sino del Duque de Rivas.

El Espíritu Romántico

1. Subjetivismo y Exaltación del “Yo”

El artista se muestra a sí mismo en sus obras, exhibe sus sentimientos sin pudor y tiene una visión subjetiva del mundo. Frente a la realidad racional de los ilustrados, la literatura romántica incorporó temas fantásticos y hechos misteriosos. El subjetivismo se manifiesta en la preferencia por una naturaleza acorde con sus sentimientos, una naturaleza salvaje, misteriosa y agreste: bosques umbríos, mares embrarecidos, tempestades, acantilados, la noche…; entre los paisajes urbanos predominan el cementerio, las ruinas, los castillos. También son frecuentes los ambientes primaverales u otoñales, que se identifican con la melancolía del poeta.

2. Libertad

El individualismo romántico no admite ningún tipo de trabas y reclama una libertad absoluta en todos los ámbitos: político (exaltación de lo nacional, de las lenguas vernáculas y de lo característico de cada país), moral (obrar sin normas), religioso (profesar la religión que se quisiera), afectivo y artístico (no se respetan los géneros, se mezcla el verso y la prosa…).

3. Dolor Existencial

El espíritu idealista del romántico choca con la realidad mediocre y rutinaria, frente a la que reacciona mediante la rebeldía (crítica de la sociedad), la angustia o la evasión (en el pasado idealizado de la Edad Media, en las leyendas y en los países lejanos y exóticos, en el mundo de la infancia, en los sueños y en la fantasía).

4. Valoración del Genio o Talento

El artista se convierte en un ser casi divino, por encima del trabajo y de la inteligencia. La sensibilidad, la imaginación y las pasiones sustituirán a la razón del siglo XVIII.

La Prosa Romántica

El interés por el pasado hizo florecer el género de la novela histórica, cuyo modelo fueron las narraciones del inglés Walter Scott. En España se adaptó este tema en forma de poesía narrativa. Destacó en España el costumbrismo, que retrataba los hábitos locales con intención crítica. Autores destacados son Mesonero Romanos, Estébanez Calderón y, sobre todo, Larra con Artículos de Costumbres.

La Poesía Romántica

José de Espronceda (1808-1842)

José de Espronceda escribió numerosos poemas en los que canta a personajes rebeldes o marginales: El mendigo, El reo de muerte, El verdugo, El cosaco, Canción del pirata. Sus obras más ambiciosas son El estudiante de Salamanca y El diablo mundo.

  • El estudiante de Salamanca es un gran poema narrativo. El protagonista es don Félix de Montemar, cuya amada, Elvira, abandonada por él, muere de pena.
  • El diablo mundo quedó sin terminar. Pretendía ser una especie de epopeya de la vida humana. Su protagonista, Adán, se enfrenta con la realidad, con las deformidades del mundo, y descubre la gran injusticia de la muerte. Lo mejor de la obra es un poema inserto en ella, el Canto a Teresa, verdadera elegía a la muerte de su amada Teresa Mancha.

Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)

Gustavo Adolfo Bécquer escribió obras en prosa y poesía. En prosa destacan:

  • Leyendas: veintiocho relatos donde destacan lo misterioso, lo sobrenatural y el amor imposible.
  • Cartas desde mi celda: crónicas escritas durante una estancia de reposo en el monasterio de Veruela.

Pero su obra más conocida son las Rimas. Ochenta y seis poemas (79 en el Libro de los gorriones) que, tras su muerte, sus amigos ordenaron en cuatro grupos:

  1. Rimas sobre la poesía misma.
  2. Poemas de amor ilusionado o dichoso.
  3. Poemas de amor frustrado.
  4. Poemas sobre el dolor de vivir, la soledad, la angustia, la muerte…

Rosalía de Castro (1837-1885)

En gallego escribe:

  • Cantares gallegos (1863), libro que refleja la cultura popular de Galicia.
  • Follas novas, de un tono más profundo y melancólico, de desasosiego espiritual.

En castellano escribe En las orillas del Sar, poemas que reflejan una vida “despojada de todas las esperanzas, creencias e ilusiones”.

El Teatro Romántico

Los teatros cambiaron su arquitectura, los “corrales”, que se adaptó al modelo italiano de sala. El triunfo del drama romántico se produce en 1834, cuando se estrenan La conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa y Macías de Larra. En 1835 se estrena Don Álvaro del Duque de Rivas, en 1837 Los amantes de Teruel de Hartzenbusch, y en 1844 Don Juan Tenorio de José Zorrilla.

El mejor drama romántico español quizá sea Don Álvaro o la fuerza del sino. Don Álvaro encarna de modo arquetípico las características del héroe romántico -ansia de amor imposible, mundo hostil- en quien se ceba el destino, de modo que una serie de sucesos trágicos lo persigue hasta el final.