Evolución y Conceptos Clave de la Ciudadanía: Un Recorrido Histórico

Características Clásicas del Concepto de Ciudadanía

Las características clásicas del concepto de ciudadanía son:

  • Pertenencia a una comunidad
  • Participación
  • Reconocimiento de derechos y deberes

Todo ello puede resumirse en el principio general de una relación del individuo con la comunidad política por la que se le reconocen derechos y, a cambio, debe lealtad.

Comparación de las Ideas de Ciudadanía: Comunitarista, Liberal y Republicana

  • Ciudadanía Comunitarista: Se basa más que en los derechos o leyes, en el afecto y la lealtad basada en la identidad grupal.
  • Ciudadanía Liberal: Se basa en los derechos individuales como autonomía en la acción.
  • Ciudadanía Republicana: Se basa en los derechos como participación en los asuntos públicos.

Rasgos de la Ciudadanía en Sentido Estricto

Los rasgos pertinentes a una idea de ciudadanía en sentido estricto serían:

  • Autonomía
  • Existencia y reconocimiento de derechos
  • Ejercicio de los derechos
  • Sentimiento de pertenencia a la comunidad como iguales

Etapas en la Evolución Histórica del Concepto de Ciudadanía

Grecia

Consiste en participar en los asuntos públicos y atenerse a la ley y no a la fuerza.

Roma

Surge el auténtico concepto de ciudadanía desde la República: el gozo pleno de derechos legales y la obligación de los deberes legales. Cuando se constituye en Imperio, se estableció el derecho romano y el derecho latino (este sin participación). Fueron más generosos que los griegos en su concesión.

Edad Media

Sociedad estamental, consistía en el vasallaje, y los siervos eran considerados como súbditos de los señores feudales, puesto que los primeros están sometidos al derecho de los segundos.

Renacimiento

Con el florecimiento de las ciudades-estado se da un nuevo impulso a la noción de ciudadanía.

Revoluciones Burguesas del Siglo XVIII

Se dan diversas declaraciones: reaparece con plenitud el concepto de ciudadanía. Se establece que cualquier hombre, por su condición humana, goza de derechos y libertades. La idea de ciudadanía estará vinculada a la idea moderna de nacionalidad que determina quién será nacional o súbdito, siendo un vínculo jurídico-político concreto.

Sin embargo, las restricciones al derecho al voto y el auge de las clases burguesas que controlan la economía y el Estado provocan, en el siglo XIX, que el primer socialismo y el marxismo pongan de relieve la necesidad de establecer prioritariamente los derechos económicos y sociales, sin los cuales los derechos del ciudadano no serían sino “libertades formales”, carentes de contenido real.

Problemas en la Construcción de la Ciudadanía Moderna

La ciudadanía moderna tuvo que enfrentar tres problemas que la diferencian de la antigua:

  1. La edificación del Estado, la separación de las instituciones políticas y de la sociedad civil en el interior de territorios más vastos, con una población mucho más numerosa que la de las repúblicas antiguas.
  2. El régimen de gobierno a la hora de establecer la isonomía y la igualdad, pues los ideales republicanos de la Modernidad fueron retomados en medio de sociedades no igualitarias, con gobiernos monárquicos y aristocráticos.
  3. En la tradición histórico-política no existían lo que ahora se denominan “derechos humanos” (eran sociedades esclavistas) que serían reconocidos por los principios cristianos de la dignidad igual de los hombres ante Dios y los derechos del hombre surgidos en el siglo XVIII a impulsos de las Revoluciones Americana y Francesa, por las que todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, de los que derivarán las libertades civiles (de conciencia, expresión, opinión, asociación, igualdad, propiedad…).

Definición de “Sociedad Civil”

Es un concepto impreciso empleado para referirse al conjunto de ciudadanos en tanto contrapuesto a la sociedad política. Se incluyen iglesias, sindicatos, organizaciones empresariales, ONG, etc. La distinción entre sociedad civil y sociedad política es muy oscura y confusa.

Diferencias entre Ciudadanía Liberal y Republicana

El liberalismo formula la idea de ciudadanía universal desde la que todos los individuos nacen libres e iguales, pero una ciudadanía reducida a un estatus legal entendido como la posesión por parte de los individuos de unos derechos contra el Estado, cuyo ejercicio sólo debe respetar la ley y el derecho de los demás. La cooperación social siempre está en función del beneficio individual, siendo ajeno toda actuación cívica y participación política en lo que se entiende como una comunidad de iguales.

En cambio, la perspectiva republicana destaca el valor de la participación política y la integración del individuo en una comunidad política. El problema es la articulación de las libertades individuales con el “bien común”, sin que conlleve totalitarismo.

Sociedad Política y Sociedad Civil en la Antigüedad

En la antigüedad, la sociedad civil se identificaba con la sociedad política, pues sólo en la ciudad el hombre se constituye como tal de modo pleno. La sociedad civil en la antigüedad sabía que su unidad y persistencia, tanto en su estructura jurídica (derechos, leyes) como económica (provisión de alimentos, etc.), dependía del foro, de los ejércitos, de las calzadas, de la sociedad política.

Factores de Transformación de la Concepción Antigua

El concepto de sociedad civil como opuesto al de sociedad política remite a la distinción teológico-agustiniana entre la Ciudad terrena y la Ciudad celestial. Esto se da en el contexto del Imperio romano donde, a la vez, fue dilatándose, es decir, creciendo la distancia entre las sociedades civiles constituidas por los municipios y la ciudad originaria, llegando a extremos irreversibles cuando emperadores romanos se convierten al cristianismo, y la iglesia romana reabsorbida en el Estado comienza a comportarse como un Reino que no estaba exclusivamente en este mundo, sino en un mundo sobrenatural: “Mi reino no es de este mundo”.

Esto se plasma en la obra de San Agustín, “La Ciudad de Dios”, como fórmula definitiva entre la distinción entre la Iglesia (sociedad civil, apolítica) y la ciudad terrena, política. Esto fue consolidándose con los siglos cuando la Iglesia romana se relaciona con diversos Estados contrapuestos entre sí. La idea cristiana de una Cosmópolis como una sociedad o comunidad civil apolítica, cosmopolita sólo pudo darse a través del Imperio romano. Y este hecho fue posible cuando el Imperio romano se hizo cristiano y la Iglesia romana comenzó a ejercer el papel de “agencia internacional” entre los reinos sucesores. La secularización de esta oposición derivará hacia los ideales de inspiración liberal o incluso marxista de una sociedad civil liberada de la alienación o enajenación del Estado.

Crítica a la Concepción Contemporánea de “Sociedad Civil”

No se puede sustantivar a la sociedad civil como si fuese una fuente positiva de energía política propia, pues la sociedad civil nunca se separa de la sociedad política, en el mismo sentido en que Aristóteles definía al hombre como “animal político” (zoon politikon). La idea de sociedad civil es una abstracción formal ejercitada en las sociedades avanzadas en general; pero la abstracción sería una disociación y no una separación, del mismo modo que sucede con los días y las semanas: que los días sean disociables de las semanas, o las semanas sean disociables de los meses, no autoriza a separar el día de todas las semanas, o la semana de todos los meses. Y las reivindicaciones hechas en su nombre no son más que apariencias falaces que eluden referirse a realidades positivas existentes, malas o buenas. La idea de sociedad civil es una idea fuerza cuyos creyentes utilizan para justificar sus reivindicaciones y denunciar las “injusticias” de las diferencias de clase o maldades del capitalismo; una idea cuyo influjo tiene la misma naturaleza que la idea de Dios ejerciendo un influjo elevante y santificante en quienes creen en él.

Evolución de las Concepciones a partir del Siglo XVIII

Tras la reforma protestante, la idea de sociedad civil universal se secularizará, y termina dando lugar en 1789 a la concepción de una sociedad (o comunidad) civil universal presidida por los derechos humanos. La idea de una sociedad civil universal apolítica persistirá mediante el idealismo laico del filósofo Kant (la paz perpetua), la Sociedad sin Estado, del anarquismo de Bakunin y aún de Marx, hasta la “sociedad civil de las naciones” de Dewey.

Las expresiones sociedad civil/sociedad política en el curso de los siglos, dejarán de ser sinónimas, cuando sean propuestas a escala de un humanismo cosmopolita, resultante de las alianzas de los pueblos de la Tierra (y aun de los seres racionales que habitan en las galaxias), como cuando se proponen a escala de la política particular de cada Estado. Es a la escala de las sociedades políticas nacionales cuando esta oposición se hace más popular, al hilo de los conflictos que se dan en las democracias homologadas, en época de crisis y de corrupción administrativa, entre el pueblo que se enfrenta con los políticos (que a veces han sido elegidos por él mismo). El “pueblo indignado” (con los políticos que teóricamente los representa) o el pueblo que se siente indignado (por los impuestos, recortes de salarios, desahucios), pero, sobre todo, algunos de sus representantes (ideólogos, periodistas, técnicos de radio o de televisión), en lugar de invocar o hablar en nombre de la nación, o de la patria, o de la constitución, hablarán en nombre de la “sociedad civil”, en cuanto opuesta a la “sociedad política”, algo así como si fuera algo intemporal, fraternal, anarquista, regida por la ética de la solidaridad más pura, alejada, en nombre de la “ley del amor” a los hombres, de los políticos parásitos, y además corruptos, que constituyen la sociedad política. En todo caso, la idea de una sociedad civil se entiende como una realidad positiva, como núcleo sano o incorrupto de la realidad social, y definida con rasgos negativos como lo que no es el Estado (o el Gobierno).