Los Gobiernos Democráticos en España (1979-2000)
Los Gobiernos de la UCD (1979-1982)
Una vez aprobada la Constitución, la Unión de Centro Democrático (UCD) ganó las nuevas elecciones a Cortes Generales. Sin embargo, las desavenencias internas de este partido, verdadera amalgama de personas, siglas e intereses personales, sin una base social sólida, provocaron la dimisión de Adolfo Suárez el 29 de enero de 1981. En vez de convocar elecciones, se propuso que el vicepresidente del gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, fuese el nuevo presidente.
El 23 de febrero, mientras se realizaba su investidura en las Cortes, se desencadenó un intento de golpe de Estado militar. Antonio Tejero ocupó el Congreso de los Diputados cuando se estaba votando la investidura del candidato a la presidencia del gobierno. Al mismo tiempo, en Valencia, el capitán general Jaime Milans del Bosch se levantaba contra la democracia y sacaba los tanques a las calles. Otro militar, Alfonso Armada, pretendía establecer un gobierno con un militar al frente.
El Rey Juan Carlos I, en la madrugada del 24, se dirigió a la nación. Compareció en televisión desautorizando el intento de golpe de Estado y ordenando la rendición de los militares golpistas. El golpe fue la consecuencia de que una parte del ejército no aceptaba la evolución democrática y se levantó con el objetivo de volver a una dictadura militar. Su derrota supone el fin del problema militar que se arrastraba desde el siglo XIX. La intervención del ejército en la vida política española acababa aquí.
Los Gobiernos del PSOE (1982-1996)
El triunfo electoral del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1982 inauguró una etapa de gobierno, con cuatro legislaturas totales, que transformó fundamentalmente a España. Entre los aspectos positivos se encuentran la integración en Europa, la reforma laboral que estableció un nuevo marco de relaciones entre patronal y trabajadores, la ampliación de la educación y sanidad a toda la población y el desarrollo del Estado de las Autonomías.
Como consecuencias negativas se pueden mencionar: la reconversión industrial, la crisis económica de 1973, el enorme endeudamiento del Estado derivado del gasto público descontrolado, dos huelgas generales que se convocaron contra el gobierno del PSOE, la corrupción política, etc.
Felipe González, secretario general del PSOE, ocupó la presidencia del gobierno, mientras que Alfonso Guerra fue durante muchos años vicepresidente del gobierno, hasta que dimitió por su implicación en un caso de corrupción.
Durante esta etapa se consiguió que España fuera miembro de pleno derecho en la Comunidad Económica Europea (CEE). La CEE firmó el Tratado de Maastricht, que transformaba la comunidad en Unión Europea y establecía una futura moneda única, el euro. Al ganar las elecciones, el gobierno del PSOE paralizó el ingreso de España en la OTAN, que había sido gestionado por Calvo Sotelo, y prometió un referéndum para salir de dicha alianza. Pero a medida que transcurrieron los años, cambió su posición. En 1986 se celebró el referéndum, que salió favorable a la integración en dicha organización.
Crisis Económica y los Fastos del 92
Durante el año 1992, en España se celebraron varios acontecimientos importantes, que fueron al mismo tiempo el escaparate ante el mundo de una nueva España, pero también la causa de unos gastos desmesurados y la ocasión para que se produjeran importantes casos de corrupción. El V Centenario del Descubrimiento de América, los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla y la Capitalidad Cultural Europea de Madrid constituyeron unos acontecimientos de tal envergadura que tardará mucho tiempo en repetirse en España. Después de los fastos se inició un periodo de crisis que perduraría hasta 1997.
Los Gobiernos del PP (1996-2004)
José María Aznar no consiguió la mayoría absoluta y se vio obligado a pactar con las minorías nacionalistas para acceder a la presidencia del gobierno. El giro hacia la derecha se vio corroborado con las victorias del Partido Popular (PP) en las elecciones autonómicas y municipales. El ciclo socialista bajo el liderazgo de Felipe González había tocado su fin.
Aznar centró sus esfuerzos en aplicar una política económica ortodoxa que redujera el déficit público y reactivara la actividad económica privada. El gran objetivo era cumplir los denominados criterios de convergencia (inflación, deuda, déficit…) establecidos en el Tratado de Maastricht y que, una vez alcanzados, permitirían a España unirse a la nueva divisa europea, el euro.
La política económica, fomentada por el vicepresidente y ministro de Economía, Rodrigo Rato, fue un éxito. La actividad económica se reactivó, el paro descendió de manera notable y el saneamiento de la economía llevaría a que España participara en el nacimiento del euro en 1999.
El Terrorismo de ETA y el Pacto de Lizarra-Estella
El terrorismo de ETA llegó a su expresión más sangrienta en verano de 1997 con el asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco. La crueldad de la banda terrorista y la labor de los colectivos que llevaban años enfrentándose a la violencia en el País Vasco desencadenó una importante reacción popular. El gobierno de Aznar, con el apoyo de la oposición socialista, se lanzó decididamente a una política de dureza con ETA y con el entorno nacionalista. La reacción fue el Pacto de Lizarra-Estella, un acuerdo de todas las fuerzas nacionalistas, desde el Partido Nacionalista Vasco (PNV) a ETA, para avanzar hacia la independencia. Unos días después, ETA declaró una tregua indefinida y sin condiciones. Los contactos entre el gobierno de Aznar y el grupo terrorista no dieron ningún resultado y un año después ETA volvió a la actividad armada. El presidente Aznar, que había sido víctima de un atentado, reforzó su política de enfrentamiento con el nacionalismo vasco en todas sus tendencias.
Las elecciones convocadas en el año 2000 marcaron el momento de apogeo del PP y Aznar. El nuevo siglo se inició con una mayoría absoluta del PP en las Cortes.