La Primera Guerra Carlista (1833-1839)
La Primera Guerra Carlista (1833-1839) fue un conflicto civil en España que surgió tras la muerte del rey Fernando VII. La sucesión al trono se disputó entre los partidarios de su hija, Isabel II, y los que apoyaban a su hermano, Carlos María Isidro de Borbón, conocidos como los carlistas.
Causas
- Muerte de Fernando VII: El rey falleció sin dejar un heredero masculino, lo que abrió la lucha por la sucesión entre los que defendían la Ley Sálica (que excluía a las mujeres del trono) y los que querían que Isabel II gobernara, siguiendo la Pragmática Sanción que permitía su acceso al trono.
- Conflictos ideológicos: La guerra reflejó no solo una disputa dinástica, sino también una lucha entre dos modelos políticos. Los carlistas representaban una ideología conservadora, absolutista y tradicionalista, apoyada por sectores rurales, la Iglesia y algunas clases altas. Los isabelinos o liberales apoyaban el proyecto político de Isabel II, que se orientaba hacia una monarquía constitucional y reformas liberales.
Inicio del Conflicto
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, Carlos María Isidro se autoproclamó rey (Carlos V) y comenzó una guerra en las regiones del norte de España (principalmente en el País Vasco, Navarra y Aragón) donde el carlismo tenía gran apoyo.
Líderes Carlistas
Uno de los principales líderes fue Tomás de Zumalacárregui, quien, a pesar de las desventajas en recursos, logró obtener importantes victorias militares.
Guerrilla y Batallas
El conflicto fue caracterizado por una guerra irregular, con frecuentes enfrentamientos en el norte montañoso de España. También hubo intervenciones extranjeras, con la ayuda de los carlistas por parte de los absolutistas franceses y el apoyo de los liberales de Isabel II por parte de los británicos.
Factores Clave
- Bando isabelino: A medida que la guerra avanzaba, el bando isabelino logró formar un ejército más profesional, aunque las fuerzas carlistas continuaron ofreciendo una fuerte resistencia.
- Muerte de Zumalacárregui: En 1835, la muerte de Tomás de Zumalacárregui fue un golpe significativo para los carlistas, aunque el conflicto continuó bajo el liderazgo de otros mandos.
- Inestabilidad política: El bando liberal experimentó diversas divisiones internas, y la joven Isabel II tuvo que hacer frente a varios gobiernos inestables antes de consolidar su poder.
Fin de la Guerra
La guerra culminó en 1839 con el Convenio de Vergara, un tratado de paz entre los generales Espartero (liberal) y Balmaceda (carlista). El acuerdo permitió la integración de los carlistas en el ejército isabelino y el reconocimiento de la monarquía de Isabel II, aunque el carlismo continuó siendo una fuerza de oposición, resurgiendo en conflictos posteriores.
Consecuencias
- Triunfo del liberalismo: La victoria de los liberales consolidó el modelo constitucional en España, aunque la monarquía de Isabel II siguió siendo inestable, con varias revoluciones y golpes de estado a lo largo de su reinado.
- Desgaste social y político: La guerra dejó al país muy dividido, con un fuerte resentimiento en las regiones que habían apoyado a los carlistas.
- Legado del carlismo: El carlismo continuó siendo un movimiento de resistencia durante las siguientes décadas, dando lugar a nuevas guerras carlistas en el siglo XIX.
La Primera Guerra Carlista fue, por tanto, un conflicto crucial en la historia de España, ya que no solo definió la sucesión dinástica, sino que también marcó el inicio de una larga serie de enfrentamientos políticos y sociales que definirían el rumbo del país durante el siglo XIX.
La Revolución Liberal durante el Reinado de Isabel II (1833-1868)
La Revolución Liberal durante el reinado de Isabel II (1833-1868) hace referencia a una serie de cambios, tensiones y conflictos que tuvieron lugar en España a lo largo del siglo XIX, durante el proceso de consolidación de un régimen liberal y constitucional frente a las fuerzas absolutistas y conservadoras. Este período estuvo marcado por luchas internas, inestabilidad política y diversas revoluciones que impulsaron las reformas liberales en España.
Isabel II accedió al trono en 1833, tras la muerte de su padre, Fernando VII, en medio de una crisis sucesoria que dio lugar a la Primera Guerra Carlista (1833-1839) entre los partidarios de Isabel (liberales) y los de su tío, Carlos María Isidro (carlistas). El país vivió una profunda división política e ideológica, entre los liberales que apoyaban un gobierno constitucional y los absolutistas que querían restaurar el antiguo régimen monárquico.
Etapas de la Revolución Liberal
- Revolución de 1830-1833 y las reformas de los liberales:
Con la llegada al trono de Isabel II, el país estaba sumido en la inestabilidad política. Los liberales, encabezados por figuras como Francisco Martínez de la Rosa y Juan Álvarez Mendizábal, impulsaron reformas como la desamortización de Mendizábal (1836), que expropió tierras eclesiásticas para redistribuirlas y aumentar los recursos del Estado, buscando financiar la guerra contra los carlistas y modernizar la economía.
- La Década Ominosa (1823-1833):
Durante los últimos años del reinado de Fernando VII, España fue restaurada al absolutismo tras la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis (ejército francés) que pusieron fin al trienio liberal (1820-1823) y volvieron a un régimen absolutista. Sin embargo, con la muerte de Fernando VII, el liberalismo recobró fuerza.
- La regencia de María Cristina (1833-1840):
Debido a la minoría de edad de Isabel II, su madre, María Cristina de Borbón, asumió la regencia y tomó decisiones clave para el desarrollo del liberalismo. Durante esta etapa, se firmaron importantes leyes liberales, como la Ley de la Pragmática Sanción (1830), que permitió a Isabel acceder al trono, y las constituciones de 1834 y 1837, que establecieron un modelo parlamentario y de monarquía constitucional, limitando los poderes de la reina y estableciendo derechos civiles.
- Las Guerras Carlistas:
La Revolución Liberal estuvo marcada por la guerra civil carlista, que reflejó la lucha entre liberales y absolutistas. Durante este conflicto, los carlistas buscaban restaurar el absolutismo y las viejas tradiciones, mientras que los liberales se enfrentaban por un modelo más moderno, constitucional y democrático.
5. El Bienio Progresista (1854-1856): En 1854, tras un levantamiento popular conocido como la Vicalvarada, los progresistas (un ala más radical del liberalismo) tomaron el poder con el objetivo de ampliar las reformas liberales. Durante este período, se impulsaron reformas como la abolición de los señoríos y la promulgación de nuevas leyes de desamortización, aunque el régimen progresista fue efímero debido a la oposición de los moderados y la intervención de la reina Isabel II.
6. El Gobierno Moderado (1844-1854): A lo largo del reinado de Isabel II, los moderados (liberales más conservadores) dominaron la política, implementando una serie de reformas que establecían una monarquía constitucional controlada, aunque sin llegar a dar paso a un sistema parlamentario plenamente democrático. El Estatuto Real de 1834 y la Constitución de 1845 son ejemplos de los intentos moderados de consolidar un régimen centralizado y autoritario, que limitaba los derechos políticos y aumentaba el poder del rey y de los partidos conservadores.
Crisis Final y la Revolución de 1868
Las tensiones entre liberales moderados y progresistas, junto con la creciente oposición al reinado de Isabel II por su autoritarismo y corrupción, culminaron en una crisis política que acabó con su derrocamiento en 1868.
- La Revolución de 1868:
En septiembre de 1868, un levantamiento militar conocido como La Gloriosa depuso a Isabel II. Fue liderado por un conjunto de fuerzas militares, progresistas y republicanos, quienes se unieron para derrocar a la reina. La Revolución culminó con el exilio de Isabel II y la proclamación de un gobierno provisional, que abrió el camino a la Primera República Española (1873).
Consecuencias
La Revolución Liberal no solo significó el fin de Isabel II, sino que representó el triunfo de las ideas liberales sobre el absolutismo. Sin embargo, las continuas luchas internas y la falta de estabilidad política abrieron la puerta a una nueva etapa de inestabilidad en España, que terminaría con la restauración borbónica en 1874 con el ascenso de Alfonso XII al trono.
Conclusión
La Revolución Liberal en el reinado de Isabel II fue un proceso largo y tumultuoso, que abarcó desde el establecimiento de la monarquía constitucional hasta la lucha entre diversas facciones liberales. A pesar de la inestabilidad y las crisis, el período resultó crucial para la implantación de un modelo de gobierno liberal y democrático en España, aunque con muchas contradicciones y dificultades, que seguirían marcando la política española durante el resto del siglo XIX.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
El Sexenio Democrático (1868-1874) fue un período de gran inestabilidad política y social en España, que abarcó seis años (desde la Revolución de 1868 hasta la restauración borbónica en 1874). Durante este tiempo, se produjo un cambio radical en el sistema político español, que pasó de una monarquía constitucional a una república y luego a un nuevo sistema monárquico. A pesar de las tensiones y conflictos, fue una etapa clave en el proceso de modernización y democratización del país.
Contexto Previo
En 1868, la Revolución de Septiembre (La Gloriosa) derrocó a Isabel II, la reina de España, debido al descontento generalizado con su gobierno autoritario, la corrupción, la crisis económica y la inestabilidad política. La revolución fue liderada por una coalición de militares y políticos progresistas, entre ellos Prim, Pavía, Zorilla y Castelar. La caída de Isabel II puso fin a la monarquía constitucional y abrió un período de experimentación política.
1. La Revolución de 1868 y la Proclamación de un Gobierno Provisional (1868-1870)
La Gloriosa: El 19 de septiembre de 1868, un levantamiento militar y popular conocido como la Revolución de 1868 derrocó a Isabel II, quien se exilió a Francia. El gobierno provisional que se formó tras la revolución estaba compuesto por una coalición de liberales, progresistas, demócratas y republicanos, que aspiraban a cambiar el sistema político hacia una monarquía constitucional o incluso a instaurar una república.
Gobierno provisional: El nuevo gobierno provisional se encargó de convocar Cortes Constituyentes para elaborar una nueva constitución. A lo largo de 1869, las Cortes aprobaron la Constitución de 1869, que fue un importante avance en términos de derechos y libertades, ya que consagró la soberanía nacional, la división de poderes, el sufragio universal masculino (por primera vez en la historia de España), la libertad de expresión, el derecho de asociación y la educación pública. Sin embargo, la constitución era todavía una monarquía parlamentaria.
2. La Búsqueda de un Nuevo Rey (1870-1873)
La elección de Amadeo I: Ante la vacante del trono, las Cortes intentaron restaurar la monarquía con un rey de origen extranjero para evitar las divisiones internas entre los diferentes grupos. En 1870, se eligió al duque de Aosta, Amadeo I de Saboya, un príncipe italiano, hijo del rey Víctor Manuel II de Italia, quien aceptó el trono con la esperanza de fortalecer la monarquía y la estabilidad en España.
Dificultades del reinado de Amadeo I: El reinado de Amadeo I fue breve (1871-1873) y problemático. Aunque intentó gobernar de manera moderna y reformista, sus esfuerzos se vieron frenados por la fuerte oposición de los carlistas (que seguían luchando por la restauración del absolutismo) y los republicanos, que no querían una monarquía extranjera. Además, la crisis económica, las tensiones sociales y la inestabilidad política contribuyeron a la falta de apoyo hacia su gobierno.
Abdicación de Amadeo I: Ante la imposibilidad de gobernar y la falta de apoyo, Amadeo I abdicó en 1873 y dejó el trono vacío, lo que dio inicio a un periodo de incertidumbre política.
3. La Primera República Española (1873-1874)
- Proclamación de la República: Tras la abdicación de Amadeo I, las Cortes proclamaron la Primera República Española el 11 de febrero de 1873. Fue un intento de instaurar un sistema republicano, que estuvo marcado por la división interna entre los diferentes sectores republicanos: los federalistas (que defendían una república federal descentralizada) y los unitarios (que querían una república centralista). Este panorama de división hizo que la República fuera muy inestable.
- Crisis y fragmentación: La República vivió una profunda crisis desde su proclamación. Enfrentó múltiples problemas, como la guerra carlista (que continuaba en el norte de España), el descontento social y la falta de una base sólida de apoyo popular. Además, las tensiones internas entre republicanos federalistas y unitarios, junto con el levantamiento de insurrecciones en varias partes del país (como en Cataluña y Andalucía), dificultaron el gobierno.
4. El Final del Sexenio Democrático: La Restauración Borbónica (1874)
- Golpe de Estado de Pavía: A lo largo de 1874, la Primera República se desintegró debido a su debilidad y las presiones externas. Los enfrentamientos entre facciones republicanas y la incapacidad de las instituciones republicanas para estabilizar el país llevaron a una nueva crisis. El general Arsenio Martínez-Campos, que había sido un destacado líder militar durante la guerra carlista, protagonizó un golpe de Estado el 29 de diciembre de 1874, a favor de la restauración de la monarquía borbónica.
- Restauración de Alfonso XII: Tras el golpe de Estado, Alfonso XII, hijo de Isabel II, fue proclamado rey de España el 30 de diciembre de 1874. Así terminó el Sexenio Democrático y comenzó el periodo de la Restauración Borbónica (1874-1931), en el que se consolidó un régimen bipartidista y parlamentario que duraría hasta la Segunda República.
Consecuencias y Legado
- Inestabilidad y transición: El Sexenio Democrático fue un periodo de transición entre el antiguo régimen absolutista y el sistema democrático liberal, pero estuvo marcado por la inestabilidad política. Aunque se alcanzaron logros importantes, como la Constitución de 1869 y el sufragio universal masculino, el experimento republicano fracasó debido a la falta de unidad política y las dificultades económicas y sociales.
- Duración corta, pero trascendental: A pesar de su corta duración, el Sexenio Democrático dejó una huella importante en la historia política de España. Se introdujeron avances democráticos y sociales, pero también se evidenció la falta de madurez política y la dificultad de los distintos sectores en llegar a acuerdos.
En resumen, el Sexenio Democrático fue un período convulso que reflejó las profundas divisiones y las tensiones que existían en la sociedad española del siglo XIX. La transición entre la monarquía y la república, así como la posterior restauración borbónica, marcaron el inicio de una nueva etapa en la historia de España.
Guerra de Sucesión Española: Causas y Bandos Enfrentados
La muerte sin descendencia de Carlos II llevó a Francia y Austria a disputarse los derechos sucesorios de la corona española. El archiduque Carlos fue apoyado por el Imperio, Holanda e Inglaterra, que no veían con buenos ojos la anexión del vasto imperio español en manos francesas. Por su lado, la otra opción al trono era Felipe de Anjou, que contó con el apoyo de Francia, potencia hegemónica europea del momento. El testamento de Carlos otorgaba la corona a Felipe de Anjou, pero ya que Leopoldo I reclamaba derechos sucesorios, el conflicto acabó por solventarse por las armas. En un primer momento, el conflicto se volcó en favor de Carlos, pero su posible acceso a la corona imperial hizo que Inglaterra y Holanda saliesen del conflicto, por lo que la guerra viró en favor de Francia, que acabaría por conseguir la corona para Felipe V, el cual abdicó de los derechos a la corona de Francia con el fin de no unificar ambos reinos, todo ello ratificado en la Paz de Utrecht en 1715.
Decretos de Nueva Planta: Unificación Territorial
El apoyo de la corona de Aragón al bando austriaco provocó que Felipe V decidiese acabar con los privilegios aragoneses, catalanes, valencianos y baleares. En este marco se gestan los Decretos de Nueva Planta, a través de los cuales se suprimen los fueros, privilegios e instituciones de la Corona de Aragón, implantando allí modelos institucionales castellanos, acabando con las fronteras aduaneras y estableciendo un nuevo sistema fiscal que equilibrase las cargas impositivas de los diferentes reinos de España. De esta manera, comienza el proceso de unificación territorial entre los tradicionales reinos españoles.
Despegue Económico de Cataluña en el Siglo XVIII: Causas
Cataluña comenzó un despegue económico propulsado por las reformas borbónicas. Concretamente, las ayudas establecidas a las iniciativas empresariales propiciaron un avance en la industria textil catalana que, gracias además al aperturismo portuario en el comercio con América, así como un proteccionismo que se encargó de alzar los productos autóctonos, sirvieron para que Cataluña plantara cara a las lanas castellanas gracias al algodón importado de las colonias americanas. Esto generó un crecimiento económico sin precedentes que dotó a Cataluña de infraestructuras de carácter industrial que le llevarían a encabezar el despegue económico peninsular.
Pensamiento Ilustrado y Despotismo Ilustrado: Definición y Relación
La Ilustración fue el pensamiento filosófico predominante en el llamado siglo de las luces. Sus bases parten del predominio de la razón (inteligencia) ante el teocentrismo y el conservadurismo de herencia medieval. Su difusión se llevó a cabo a través de impresiones como La Enciclopedia, y en España el pensamiento ilustrado alcanzó a una burguesía que, además, formaría parte del gobierno de Carlos III. Las ideas ilustradas proclamaban la búsqueda de la felicidad a través del progreso, el cual se encontraba en las posesiones de tierras en cultivo (teoría conocida como fisiocracia). De aquí que ilustrados como Jovellanos propusieran ideas de reforma basadas en estos principios, como la abolición de los mayorazgos y el reparto de tierras.