El Grupo del 27: Un Momento de Esplendor en la Poesía Española
A lo largo de la década de los veinte, un grupo de poetas alcanza su madurez, produciendo un momento de esplendor en la poesía española: Federico García Lorca, entre otros, con intereses poéticos comunes y una estrecha relación entre ellos, como para poder considerarlos en conjunto.
Un Nombre para un Grupo
Este conjunto de poetas ha recibido varios nombres, desde Generación de la Dictadura, con la que estos poetas no tuvieron nada que ver y de la que discreparon ideológicamente, a la denominación de Generación de la Revista de Occidente (que estaría más justificada porque en dicha revista se dieron a conocer algunos de estos poetas, como por la influencia que su director, Ortega y Gasset, ejerció sobre ellos). Nietos del 98 es otro posible calificativo. Por otro lado, Cernuda llama a este grupo Generación de 1925, por representar ese año un término medio de la fecha de aparición de los primeros libros de los autores. Pero, realmente, el nombre con que ha pasado a la historia de la literatura es el de Grupo del 27, año de celebración del tercer centenario de la muerte de Góngora, en el Ateneo de Sevilla, donde se reúne buena parte de los autores citados para homenajear al poeta cordobés.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que la estrecha amistad entre ellos y la publicación de sus primeros libros databa ya de varios años antes. La rica convivencia en la Residencia de Estudiantes madrileña y su participación en los actos culturales organizados por ella, sus investigaciones en el Centro de Estudios Históricos, la publicación de poemas en las mismas revistas: Revista de Occidente, La Gaceta Literaria o Litoral, son prueba de ello. A lo dicho, habría que añadir un talante abierto, liberal y progresista que se refleja, por ejemplo, en la amplitud de sus conocimientos y en su ávido deseo de conocer la literatura extranjera y española, que se reflejará en sus concepciones poéticas, en ensayos y artículos de crítica literaria, traducciones, etc. Políticamente, muestran un posicionamiento del lado de la República, por lo que la dictadura franquista les costó la muerte (a Lorca) o el exilio (a los demás, excepto a Dámaso Alonso y a Vicente Aleixandre).
Tradición y Vanguardia
En los poemas del 27 se encuentra la sencillez lírica de la poesía popular y la complejidad vanguardista sin necesidad de una ruptura con el pasado, más bien, una integración de las exigencias de una poesía moderna.
Admiraron a los clásicos españoles: Jorge Manrique, Garcilaso, San Juan de la Cruz, Góngora, Quevedo o Lope de Vega, así como la lírica popular y de cancionero, sobre todo, Lorca y Alberti. Del siglo XIX, Bécquer influyó en el neorromanticismo de Cernuda, Salinas o Alberti. De los poetas inmediatamente anteriores, el arte de Rubén Darío constituyó un punto de referencia, por sus exigencias estéticas. Juan Ramón Jiménez supuso el modelo de total dedicación a la poesía y de ansia de perfección, dentro de un estilo —la poesía pura— que les atraía. En los orígenes de la generación, las influencias y el ejemplo del poeta onubense fueron decisivos. Para estos poetas, como para su maestro, la belleza estaba por encima de todo. De otro lado, Ramón Gómez de la Serna, con sus imágenes novísimas, les marca profundamente, sobre todo en sus comienzos. Y junto a él, Ortega y Gasset, con su libro La deshumanización del arte, y la influencia de algunos ismos (Futurismo, Creacionismo o Surrealismo).
Con la alianza de estas dos vertientes —la tradicional y la renovadora—, los poetas del 27 logran un admirable y difícil equilibrio.
Trayectoria Literaria
Primera Etapa: Hasta 1927
- Se dejan sentir aún los tonos becquerianos, junto a algunos resabios modernistas.
- Pronto es notorio el influjo de las primeras vanguardias.
- La influencia de Juan Ramón Jiménez les orienta hacia la poesía pura.
- El gran instrumento de este arte puro es la metáfora, aprendido de Ramón Gómez de la Serna y de otros vanguardistas.
- Se les acusa de “herméticos”, de “fríos”, de “deshumanizados”. En esto sintonizan con el Ortega de La deshumanización del arte.
- El deseo de perfección formal motiva un primer acercamiento a los clásicos y el cultivo de formas estróficas tradicionales (entre 1925 y 1927) que se observan en libros como Cal y canto, de Alberti.
Segunda Etapa: De 1927 a la Guerra Civil
- Ya en plena madurez, se inicia el proceso de rehumanización de su lírica.
- Se produce la irrupción del Surrealismo, con una dirección opuesta a la poesía pura, ya que la poesía recuperó los conflictos humanos, la crítica del mundo exterior y pasan a primer término los eternos sentimientos del hombre: el amor, el ansia de plenitud y las frustraciones, las inquietudes ante los problemas existenciales, etc.
- Neruda funda en Madrid la revista Caballo verde para la poesía, con acento social y político, que se introduce en la poesía.
- Alberti, Cernuda o Prados adoptan una concreta militancia revolucionaria; todos los demás se mostrarían partidarios de la República al estallar la guerra.
Tercera Etapa: Después de la Guerra
Acabada la Guerra Civil, Lorca había muerto en 1936; los demás, excepto Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, parten hacia un largo exilio. Es el momento de la dispersión del grupo. La poesía deriva hacia el humanismo existencialista y angustiado. La poesía refleja problemas humanos y sociales. El lenguaje se hace más sencillo y se impone el romance como estrofa. Títulos de esta época serán: Hijos de la ira, Clamor, Sombra del paraíso…