Contexto Histórico
Nos encontramos en marzo de 1883, nueve años después del inicio de la Restauración. Este documento es una fuente primaria de naturaleza política: un manifiesto ideológico y de desvinculación con la Mano Negra, emitido por la Comisión Federal de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). Está dirigido al “proletariado militante” y, más concretamente, a los miembros más representativos de dicha federación anarquista a nivel nacional. El hecho de que sea un manifiesto nos indica que el destinatario es público, aunque posiblemente fuera dirigido especialmente a todos aquellos (jueces, gobierno, medios de prensa) que estaban actuando en contra de la Federación. Su finalidad era la defensa de las ideas anarquistas y la desvinculación de la “Mano Negra”.
Análisis del Manifiesto
Este manifiesto de la FTRE se articula en tres puntos:
- Reclamar para los anarquistas el mismo derecho a organizarse que el que tienen el resto de las ideologías.
- Exponer los principios básicos del pensamiento anarcosindicalista: no reglamentación de los derechos naturales del hombre, colectivismo como sistema económico y federativismo como principio político.
- Denunciar la maniobra por la que se relacionan las actividades delictivas de la Mano Negra con el anarquismo, maniobra destinada a justificar posteriores represiones.
El Anarquismo en España
Ya desde el Sexenio Democrático, el anarquismo empezaba a cobrar fuerza en España, uno de los países donde más repercusión obtuvo dicha ideología. Pero varios factores provocaron el retraso de la implantación del movimiento sindical anarquista: la represión de la primera Restauración, el enfrentamiento internacional entre marxistas y anarquistas, por una parte, y entre los partidarios de la lucha sindical y los insurreccionistas, por otra. No obstante, la legislación liberal sobre las asociaciones de inicios de los ochenta – a los que hace referencia el texto en su primer párrafo (“nosotros nos hemos organizado con el mismo derecho que se han organizado todos los partidos políticos”) – llevaron a la legalidad y a una rápida expansión a los sindicatos anarco-colectivistas: en 1881 se fundó la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE).
La FTRE y la Mano Negra
Poco a poco fue ganando adeptos (se llega a 70.000 afiliados), divididos en dos tendencias: por un lado, el proletariado organizado y gradualista (dominante en Cataluña), y por otro, un campesinado más radical y utópico (más frecuente en Andalucía). Concretamente, el texto hace referencia a los juicios que tuvieron lugar en Jerez de la Frontera en el año 1883 contra la Mano Negra, un acontecimiento que marcó el inicio de la crisis de la FTRE. La Mano Negra fue una presunta organización anarquista secreta y violenta que actuó en Andalucía a finales del siglo XIX y a la que se le atribuyeron asesinatos, incendios de cosechas y edificios, y que poseía una estrategia más radical que la “legalista” defendida por la FTRE, aunque en el juicio se intentaron demostrar vínculos entre las dos tendencias.
Principios del Anarquismo
El pensamiento anarquista, aunque no es uniforme, comparte algunas ideas como son: el rechazo de cualquier tipo de autoridad – en especial la del Estado (“nosotros nos organizamos para abolir todos los poderes autoritarios”) y el repudio a cualquier forma de organización, sea de carácter partidista, administrativa o religiosa, así como preconiza la libertad individual, la abolición de la propiedad, ya que ésta es considerada como un robo cuando se consigue sin trabajo: el derecho a la herencia (origen del status social) ha de eliminarse y sustituirse por la colectivización de los bienes (“Somos colectivistas, porque queremos que cada productor perciba el producto íntegro de su trabajo…”), y la importancia de la educación, es decir, el hombre solo será libre cuando sea capaz de pensar por sí mismo y el mejor medio para conseguirlo es una esmerada instrucción; también apelan a los sentimientos (“y no existan hombres que se mueran de hambre trabajando”).
Desvinculación y Legalidad
El texto tenía otra finalidad, más importante en ese justo momento: dar a conocer su total desvinculación con la organización terrorista andaluza, pero, al mismo tiempo, defendiendo sus principios: se oponen a cualquier forma de legislación y de prácticas fuera de la ley (“Nuestra Federación nunca ha sido partidaria del robo, ni del incendio, ni del secuestro, ni del asesinato”). Finaliza el texto reiterándose en su completa legalidad y anunciando que no sostienen relaciones con grupos fuera de la legalidad vigente (“…no hemos sostenido ni sostenemos relaciones con lo que llaman Mano Negra (…) ni ninguna asociación secreta que tenga por objeto la perpetración de delitos comunes.”).
Conclusión
La actitud humana que llevó a tantos miles de obreros españoles, especialmente andaluces y catalanes, a abrazar el anarquismo como ideal, con los riesgos que ello conllevaba en ocasiones, pueden explicarse en parte por varias razones: la idea de libertad, de creencia en la bondad natural del hombre y de una moral natural. La crítica a la sociedad existente y el rechazo a los privilegiados, incluyendo la Iglesia, al poder político, al militarismo y al nacionalismo, serían algunas razones.