Descartes: Duda Metódica y Criterio de Verdad para un Conocimiento Indudable

La Duda Metódica y el Criterio de Verdad en Descartes

[I.-Introducción]

El proyecto de Descartes, filósofo racionalista francés del siglo XVII, es construir mediante la razón un sistema de proposiciones ciertas fundadas en principios verdaderos e indudables. Para ello elabora un método del que se seguirá la duda metódica y el criterio de certeza. Pero ¿qué entiende por duda metódica y por criterio de certeza?, ¿cómo se relacionan?

[II.-Desarrollo] Objetivo y Meta de la Filosofía Cartesiana

[1] El principal objetivo es resolver el problema del origen y validez del conocimiento. Siguiendo el modelo de las matemáticas, podemos afirmar que el enfoque de la filosofía cartesiana es epistemológico. La primera tarea es elaborar un método que permita a la razón distinguir lo verdadero de lo falso.

[2] Este método consta de 4 reglas:

  • 1) Evidencia: Solo hay que admitir aquel conocimiento que se nos presente en nuestra mente de modo tan claro y distinto, sin duda. Esta regla lleva implícito el criterio de certeza, que se construye a partir de los términos “claridad” (lo que se manifiesta sin dificultad) y “distinción” (lo que es simple, lo que no puede confundirse). Señala también evitar caer en la “precipitación” y en la “prevención”. Esta regla es muy importante.
  • 2) Análisis: División de los problemas complejos en sus componentes más simples.
  • 3) Síntesis: A partir de los elementos más simples reconstruiremos deductivamente el saber. Por tanto, la síntesis consiste en un proceso de deducción.
  • 4) Enumeración: Revisión de todos los pasos con el fin de detectar posibles errores. Podría decirse que es una regla de control.

[3] Establecido el método, su aplicación comienza con un proceso de duda consistente. La duda es metódica y teorética, es una exigencia de la primera regla. Es la única posibilidad de llegar a la verdad y el requisito indispensable para efectuar una investigación positiva. Se trata de analizar nuestros conocimientos. Se duda para dejar de dudar. Descartes evidencia los tres motivos por los que podemos poner en duda. En el Discurso del método sólo enuncia dichos motivos:

  1. Primer nivel de duda: la fiabilidad del conocimiento sensible. Pone en tela de juicio el conocimiento que a menudo tenemos de la realidad exterior porque se ha fundamentado en los sentidos. Podemos dudar de cómo es el mundo.
  2. Segundo nivel de duda: la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño. Aparece en tercer lugar en el Discurso del método. Aquí, radicaliza la duda y somete a la duda no sólo a nuestro conocimiento de la realidad, sino a la realidad misma, dudamos de la existencia de las mismas cosas, dudas sobre si lo que consideramos realidad no es más que un sueño.
  3. Tercer motivo de duda: Hipótesis del Genio Maligno. Hemos puesto en tela de juicio el conocimiento sobre la realidad, con lo que el primer y segundo motivos de duda sólo afectan a las verdades de hecho, pero no afectan a las verdades de razón, a las verdades matemáticas. Hipótesis del Genio Maligno (ser todopoderoso con intencionalidad negativa que me engañe siempre, incluso cuando contemplo las verdades matemáticas.

[4] Llevando la duda hasta el máximo de los extremos es cuando se nos presenta una primera verdad. Esta verdad es la existencia del yo. Yo puedo dudar de todo, pero de lo que no puedo dudar en absoluto, es de que yo estoy dudando, por tanto existo: “cogito, ergo sum – pienso, luego existo“. Percibida con claridad y distinción, se convierte en el primer principio absolutamente cierto y seguro. Cumple el criterio general de certeza, que está implícito en la primera regla del método. Descartes parece encontrarse en una encrucijada: finaliza aquí sus investigaciones, o bien intenta recuperar el mundo externo (demostrar la veracidad de las cosas distintas al Yo). Por lo que la duda metódica ya no puede aplicarse a mi existencia y ya no puede continuar aplicándose. Así pues, Descartes tendrá que enfrentarse al problema de tener que deducir la existencia de la realidad a partir de la existencia del pensamiento, abrirse del yo a las cosas. Si se recuperan tales conocimientos desde principios ciertos, entonces se habrá reconstruido la filosofía como ciencia. Este hallazgo le va a permitir desmontar todos los argumentos de los escépticos y, lo más importante, construir deductivamente, desde esta primera verdad, todo el edificio del saber y de la realidad: la sustancia infinita (Dios) y la sustancia extensa (la realidad material).

[5] El requisito indispensable es disolver la hipótesis del genio maligno, hay que contar con la presencia de Dios, saber que Dios existe. Para este problema, Descartes analiza la naturaleza de las ideas. Y en este análisis, llega a la conclusión de que no todas son del mismo tipo. La idea de infinito, que él identifica con la idea de Dios. Por tanto, la idea de Dios es una idea innata. Descartes prueba la existencia de Dios mediante una serie de argumentos y llega a la conclusión de que la existencia de Dios garantiza que todo lo que se concibe con claridad y distinción es verdadero. Dios es la garantía del criterio de verdad. Del mismo modo que Dios no puede permitir que yo me engañe, puedo estar seguro de que existe un mundo exterior. Pondrá en marcha una serie de investigaciones centradas en la física mecanicista, y concluya que todos los seres, son y se comportan como una especie de máquinas, a excepción del ser humano que está constituido por alma y cuerpo (dualismo antropológico)

[III.-Conclusión]

La duda es una exigencia de la primera regla del método en su búsqueda de la verdad. Un camino para encontrar las ideas claras y distintas como la primera verdad.