IV. ¿Qué Debo Hacer? Crítica de la Razón Práctica
1. La Pregunta ¿Qué Debo Hacer? como la Pregunta Kantiana Fundamental
El interés fundamental de Kant es moral, práctico. Kant pretende hacer de su época (de Alemania) una época ilustrada: salir de la “minoría de edad”, o sea, rechazar las imposiciones civiles o religiosas inadecuadas para una época ilustrada y lograr una plena realización de la libertad. Para ello necesitaremos una clarificación de los auténticos fines e intereses del hombre y un proceso histórico de ilustración guiado por la utopía de alcanzar una época de razón y libertad. Con ello Kant quiere dar un fundamento definitivo a la moral, “al edificio del que se ha quitado el fundamento tradicional” (Paul Hazard), un fundamento que supere las limitaciones del racionalismo moral de Wolf y el emotivismo moral de Hume y Hutchenson. La respuesta se basa en un estudio del funcionamiento de la Razón Práctica, que es la Razón Pura en cuanto se ocupa de responder a las cuestiones del obrar, cómo debe obrar el hombre para que sea, en su conducta, racional, es decir, moral, o sea, libre. La Razón Pura Práctica formula imperativos mientras que la Razón Pura Teórica formula juicios. Lo estudia en sus obras: Crítica de la Razón Práctica y Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres.
2. La Ética Formal: Un Análisis de Nuestra Razón Práctica
a. Un Hecho Fundamental: El Hecho del Deber que Fundamenta la Moralidad
El “deber” es un hecho que nos viene dado en nuestra conciencia y que se manifiesta como un imperativo que obliga a la práctica de acciones aún en contra de las inclinaciones de la sensibilidad. Por ello la moralidad no es la racionalidad necesaria de un ser infinito, sino la racionalidad posible de un ser que puede tomar por guía a la razón o seguir los apetitos sensibles y egoístas. A partir de aquí hay que formular una ética ilustrada, una ética universal y racional porque está basada en una Razón compartida. Esta ética tiene que ser “formal”, ya que no sirven los sistemas éticos anteriores (éticas materiales) no son suficientes. Por lo tanto, Kant señala las insuficiencias de las éticas formales y las características de la ética formal.
b. Las Éticas Materiales no son Suficientes
Kant va a responder negativamente y las denomina ” (no materialistas). Define ética material como aquella ética según la cual la bondad o maldad de la conducta humana depende de algo que se considera bien supremo para el hombre. Los actos serán buenos cuando nos acerquen a la consecución de tal bien supremo y malos cuando nos alejen. La ética establece unas normas o preceptos encaminados a conseguirlo. Considera que las éticas materiales son insuficientes porque:
- Son empíricas (a posteriori, se fundan en la experiencia) y ello trae consigo otras características.
- Persigue un fin, un “bien”, lo que más importa es conseguir este “bien”, es el “contenido” de la ética.
- Sus imperativos, sus preceptos son hipotéticos o condicionales (“problemáticos” o “asertóricos”); recetas: Si quieres (un bien: la felicidad, el placer,), debes practicar (moderación, virtud, ). Por ellos son éticas “particulares” (no universales): obligan sólo a aquellos que quieren conseguir ese “bien”.
- Son heterónomas ya que la voluntad es obligada a obrar por el deseo, la inclinación o mandato externo.
- Importa fundamentalmente “lo que haces”, que sigas “la receta” para conseguir el bien (el contenido).
c. La Propuesta de Kant: La Ética Formal, una Ética del Deber
Esta ética formal cumple las condiciones de una ética ilustrada, universal y racional.
- Es a priori, se deduce de la Razón Práctica previamente a toda experiencia. De aquí que…
- Lo único bueno es la “buena voluntad”; el único “fin último” es el hombre, la dignidad humana.
- Actuar por deber implica actuar por respeto a la ley moral.
- Sus imperativos, sus preceptos son categóricos (absolutos). Un “DEBES” sin condiciones. Por ellos es un ética “universal”: Obliga a todo hombre en cuanto racional (que tiene razón práctica). “Dos cosas hay me llenan de admiración y asombro: el cielo estrellado sobre nuestras cabezas y el sentimiento del DEBER en nuestros corazones”.
“Por tanto, la razón práctica parece haber establecido firmemente verdades que la razón pura (especulativa) no puede llegar a “conocer, sino únicamente a “pensar”. No hay aquí contradicción alguna. La razón práctica no consigue probar teóricamente nada, ni tampoco llegar a un verdadero “conocimiento”. Los postulados son, ciertamente, exigencias de la razón práctica, pero no conducen a un conocimiento, sino a una “fe racional”. Y la fe no es certeza de conocimiento. Por eso el esfuerzo moral tiene sentido. Los postulados no permiten decir “yo sé”, pero hacen verosímil que se pueda decir “yo quiero”. “El hombre honesto puede decir: QUIERO que exista un Dios,…” (Crítica de la razón práctica)”
- Es una ética autónoma ya que la voluntad es obligada a obrar por la razón propia.
- Importa fundamentalmente “cómo lo haces”: lo bueno es la buena voluntad, que obres “por deber” (no sólo conforme al deber y, ni mucho menos, contra el deber).
“Ni en el mundo ni fuera del mundo es posible pensar nada que pueda considerarse como absolutamente valioso, a no ser una buena voluntad”
3. El Imperativo Categórico
a. ¿Qué es? El Imperativo Categórico es una Obligación Absoluta
El deber, la ley moral, se presenta como obligación absoluta: la voluntad es determinada a la acción con independencia de las condiciones empíricas, de las inclinaciones subjetivas y egoístas. Esto solo es posible admitiendo en la razón práctica una “forma a priori”, paralela a las formas “a priori” del entendimiento teórico. Esta forma a priori es el imperativo categórico del deber que se impone a todas las reglas o máximas dándoles valor de obligación absoluta y que no considera más fin que la persona humana.
b. Diferentes Formulaciones del Imperativo Categórico
Kant nos ha dejado diferentes formulaciones de este imperativo.
c. La Dignidad Humana en la Base de la Ética Kantiana
¿Qué tipo de “persona” está suponiendo el hecho de que sintamos el hecho del deber y promulguemos imperativos categóricos? Supone una personal racional, autónoma, soberano y súbdito en el reino de los fines, persona “digna”, merecedora de “respeto”: (eso eres tú): La voluntad de un ser racional debe considerarse siempre al mismo tiempo como legisladora soberana (pues, si no, no podría pensarse como fin en sí mismo) y de aquí arranca la “dignidad “ del ser racional que no obedece a ninguna otra ley que la que se da a sí mismo. El conjunto de los seres racionales, en cuanto sometidos a unos mismos principios objetivos o leyes universales constituyen un reino que persigue los mismos fines. En este reino se da un “enlace sistemático de los seres racionales por leyes objetivas comunes; esto es, un reino que puede llamarse muy bien el reino de los fines ya que esas leyes se proponen referir esos seres unos a otros como fines y medios”. En este reino cada uno es “jefe y soberano” en cuanto que no está sometido a otra voluntad y al mismo tiempo “súbdito” de sus propias leyes. Dado que el hombre no está necesariamente inclinado a cumplir estas leyes racionales objetivas, este principio moral se presenta como un deber o constricción práctica.
4. Postulados de la Razón Práctica: Libertad, Inmortalidad, Dios
Del admirable hecho de que tú, estimado joven de Bachillerato que has leído hasta aquí pacientemente, vivas en tu conciencia la experiencia del “deber” (no el simple interés) se derivan o infieren algunas importantes verdades, POSTULADOS necesarios para que se dé la moral:
- Libertad: es necesario que esta sea libre.
- Inmortalidad: ya que en este mundo seguro que no siempre cumples con tu deber (perdona si ello te ofende), es necesaria esa inmortalidad de tu alma como garantía de un progreso indefinido en la virtud.
- Existencia de Dios: como garantía de que SER Y DEBER SER, VIRTUD Y FELICIDAD HAN DE COINCIDIR FINALMENTE y así lograr el SUPREMO BIEN del hombre.
O sea que lo que sólo podíamos pensar como posible pero no conocer ni demostrar –recuerda la Dialéctica Trascendental en la Crítica de la Razón Pura Teórica– es reclamado como verdad en por el hecho moral en la Crítica de la Razón Práctica.