Estadios de la Razón según Kant
Kant sostenía que la razón humana ha pasado por tres estadios: dogmático, escéptico y crítico, que hace corresponder con tres grandes sistemas filosóficos.
Estadio Dogmático
Esta etapa corresponde a una razón en estado infantil, que históricamente coincide con el racionalismo del siglo XVII, cuyos representantes defendían la existencia de una intuición intelectual (ya sabemos que, para Kant, sólo es posible la intuición sensible), gracias a la cual la razón no tenía que someterse a la experiencia, sino que podía avanzar por y desde ella misma. Para los racionalistas (Descartes, Malebranche, Spinoza y Leibniz) la razón es la única fuente verdadera de conocimiento. Este endiosamiento de la razón fue rechazado y criticado por los empiristas. Para Kant, el conocimiento resulta de la colaboración entre la sensibilidad y el entendimiento.
Estadio Escéptico
En este estadio, la razón somete a examen a los productos de la razón misma. Históricamente coincide con el empirismo de los siglos XVII-XVIII (Locke, Berkeley y Hume), para el que el origen del conocimiento estaba en la experiencia sensible. El empirismo supuso un fuerte rechazo de los ideales racionalistas, rechazo que conllevaba una censura a los avances incontrolados de la razón dogmática que cree conocer basándose en ilusiones, traspasando los límites que señala la experiencia. El hombre no puede conocer de manera universal y necesaria, lo limita su propia experiencia. De este modo, se negaban tanto las pretensiones de la metafísica dogmática como la posibilidad de un conocimiento objetivo, lo que pone en peligro a la ciencia. Kant tenía ahora una misión que cumplir: debía salvar la posibilidad de la ciencia y legitimar sus fundamentos (Idealismo trascendental).
Estadio Crítico
La razón ha de superar el estadio escéptico, está mucho en juego (la ciencia misma), para instalarse en el verdadero estadio: el crítico. Para ello, hay que someter a examen no solo los productos de la razón, sino también a la razón misma, con el fin de establecer cuáles son sus posibilidades reales y sus límites. Huelga decir que el sistema kantiano pertenece a este estadio.
Kant en el Marco de la Historia de la Filosofía y de su Época
Por la variedad y dificultad de los problemas que trata, y por la originalidad y profundidad de las soluciones que propone (en las que muestra, no obstante, un prodigioso sentido de la medida y del equilibrio), Kant es uno de los grandes pensadores de todos los tiempos, un clásico de la Filosofía. En general, la obra kantiana constituye una especie de pequeña recapitulación de la Historia de la Filosofía. Kant, en efecto, actualiza y aprovecha muchos conceptos y teorías de la tradición filosófica, pero dándoles en todo momento un giro propio, un sello original (Ideas de Platón, categorías de Aristóteles, etc.). Por otra parte, aunque muchos filósofos, después de Kant, han trabajado con éxito en campos que él cultivó, esas investigaciones han tenido que contar, para bien o para mal, con los planteamientos de Kant, que permanece ahí, sin perder vigencia, como un hito, como una referencia ineludible.
En particular, los logros de Kant saltan a la vista. No sólo supera, en teoría del conocimiento, a racionalistas y empiristas (con todo, siempre reconoció su deuda con Hume), y confirma con su filosofía científica la física de Newton, sino que saca a la metafísica del callejón sin salida en el que se encontraba por obra del dogmatismo y del escepticismo. Al servicio de esta última tarea, Kant reflexiona sobre un nuevo tipo de racionalidad, la racionalidad práctico-normativa, descubrimiento que pone a disposición de toda la filosofía posterior. La metafísica, así, en manos de Kant, abandona la racionalidad teórica y, apoyándose en la racionalidad práctica, se abre a la problemática de la libertad y de la acción humanas.
Por todo esto, Kant es un genuino representante de su época, el siglo XVIII, el siglo de la Ilustración, movimiento cultural que tiene como valores supremos la razón y la libertad. De hecho, Kant define la Ilustración como la salida del hombre de su minoría de edad, situación en la que se encontraba por la incapacidad de servirse de su propio intelecto sin la dirección o tutela de otras instancias. Según Kant, el hombre mismo es responsable de esta incapacidad, puesto que la causa de ella reside, no en un defecto del intelecto, sino en una falta de decisión y coraje para atreverse a pensar con independencia. De ahí que, a juicio de Kant, ésta sea la consigna de la Ilustración: “Atrévete a pensar; ten el valor de servirte de tu propio intelecto”. Por eso, Kant, desde Alemania, se entusiasmó con la Revolución francesa, el acontecimiento social y político más importante de su tiempo, un acontecimiento que había sido preparado ideológicamente por la Ilustración.
Contextualización de la “Crítica de la Razón Pura”
Kant publica por primera vez su obra “Crítica de la razón pura” en 1781. Se sabe que esta obra no obtuvo ni el éxito de público ni de la crítica que su autor esperaba de inmediato; muy al contrario, su publicación desató toda una oleada de indignación entre los ambientes filosóficos dominantes (partidarios de la filosofía racionalista, especialmente). Advirtiendo que esa actitud de rechazo a la obra era el fruto de una mala interpretación, a lo cual había que añadir la complejidad de su contenido doctrinal y lo desafortunado de un estilo farragoso y excesivamente denso o no demasiado bien elaborado, Kant se dispuso a escribir otra obra que resumiera con mayor claridad sus ideas. La tituló: “Prolegómenos a toda Metafísica futura que quiera presentarse como ciencia” (1783). Más tarde, en 1787, y aprovechando la 2a edición de la “Crítica de la razón pura”, Kant escribe un segundo prólogo, gran parte del cual constituye el presente texto a comentar.
¿Qué añade este segundo prólogo en relación al primero? Desde luego, y desde el punto de vista de la doctrina, no hay ningún cambio sustancial. Sin embargo, Kant aprovecha esta 2a edición para facilitar al lector la comprensión de su obra, dado que el autor avanza esquemática y sintéticamente la idea última de su doctrina (Idealismo trascendental).
Biografía Intelectual de Kant
La biografía intelectual de Kant se puede dividir en dos grandes periodos. Sus escritos anteriores a 1770 constituyen la fase precrítica. Durante esta etapa, su interés abarca variados temas. En 1770 asciende a profesor. Como era costumbre establecida, comienza su docencia con una conferencia formal. Esta Disertación inaugural marca un hito en su evolución como pensador. Hasta entonces, había seguido el racionalismo dominante en la filosofía alemana, que tenía su origen en Leibniz. Después de 1770 viene un periodo de silencio. Durante once años apenas escribe. Está meditando las Críticas. En 1781, con la publicación de la “Crítica de la razón pura”, inicia su segunda fase (crítica).
División de la “Crítica de la Razón Pura”
Como para conocer se precisa sentir y pensar, la “Crítica de la razón pura” se divide en Estética Trascendental, o teoría de la sensibilidad como condición del conocimiento, y Lógica Trascendental, o teoría del pensamiento como condición del conocimiento.