Descartes: Existencia de Dios, Dualismo Alma-Cuerpo y Fundamentos de la Moral Provisional

Dios

Manteniendo una serie de consideraciones procedentes de la teología medieval, Descartes sostiene que el mal solo se puede definir como la ausencia de algo. De aquí se desprende que allí donde no hay falta de nada (en lo infinito) no puede haber mal y por lo tanto se da la perfección. Así pues, la idea de Dios es la idea de un ser infinito, o sea, de un ser perfecto. La cuestión es cómo demostrar que tal Dios (del que solo tenemos una idea en la mente), además existe. Pero la idea de infinito exige necesariamente la existencia de Dios. Dios es un ser que no tiene ninguna limitación, que comprende en sí toda realidad. El hecho de faltarle la existencia sería una limitación. Por consiguiente, ese ser infinito, Dios, existe. Con la misma claridad y distinción con la que deducimos la idea de suma de los ángulos internos de un triángulo, concluimos la existencia divina. Es una nueva versión del conocido argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury: el ser más perfecto que podemos pensar tiene que existir, pues, si no existiera, se podría pensar otro que tuviera todas las cualidades del anterior y también la existencia, incurriéndose en contradicción. Este argumento será más tarde criticado por Kant.

La Finitud del Yo

Otro argumento usado por Descartes es el de la finitud del yo. El ser humano es contingente, finito, limitado. No ha podido producirse a sí mismo. Ha tenido que ser producido por un ser que tiene todas las perfecciones, a saber, Dios. Por otro lado, la causa de la idea de una sustancia infinita, eterna, todopoderosa, tiene que poseer tanta perfección como la representada por la idea.

El Fundamento Divino del Conocimiento

Una vez demostrada la existencia de Dios, el autor francés sitúa en Él el último fundamento de todos los conocimientos evidentes. Dios, ser absolutamente perfecto y bueno, no ha podido crear al ser humano de tal manera que esté sometido inevitablemente al engaño. Es un Dios geómetra, garante último de la verdades matemáticas y de las verdades del mundo. Es imposible que Dios me engañe, puesto que en el engaño hay siempre imperfección. El error se produce cuando la voluntad de los seres humanos va más allá de su entendimiento y presta atención a ideas que no son claras y distintas.

El Hombre: Alma y Cuerpo

Alma y cuerpo son dos sustancias separadas. Hasta tal punto es así que, según Descartes, la muerte no se produce porque se separe el alma del cuerpo, sino que, como cualquier máquina, éste deja de funcionar. En esto discrepa de la concepción aristotélica y escolástica según la cual el alma es la forma sustancial del cuerpo.

El conocimiento sensible (que es siempre confuso y que por lo tanto no es conocimiento en sentido propio) se produce cuando las cosas impresionan los órganos de los sentidos. Las modificaciones en los sentidos externos provocarían modificaciones en una parte de la mente llamada sentido común. El sentido común transmite las modificaciones de su estado a otra parte llamada imaginación. En la imaginación las figuras pueden quedar retenidas durante un tiempo, y en esto consiste la memoria. En la parte del cerebro, donde está localizada la imaginación y el sentido común, se originan los movimientos de los espíritus animales. Estos espíritus animales provocan los movimientos de los músculos. Así podemos decir que la imaginación es la que mueve el cuerpo. Este proceso es común a hombres y animales. Lo que diferencia al hombre es la posesión de un yo o conciencia, que no es cuerpo.

Interacción Alma-Cuerpo

En el ser humano se produce una interacción entre el alma y el cuerpo, y da de ella una explicación: el alma y el cuerpo se unirían en la glándula pineal. El pensamiento se da como entendimiento o como voluntad. El entendimiento puede darse bajo los modos de sentir, imaginar o concebir. Estos diversos modos de darse el entendimiento surgen de la interacción que tiene con la imaginación. Cuando el entendimiento es pasivo, y es determinado por la imaginación y el sentido común entonces sentimos. Aquí residen, para Descartes, muchos de los males que aquejan al ser humano. La imaginación nos transmite conocimientos confusos y el entendimiento coloca a la voluntad en el trance de tener que elegir entre opciones contradictorias y es impulsada por deseos que no puede realizar. De ahí que el ser humano haya de intentar un conocimiento claro de todas sus ideas. Cuando el entendimiento es activo nos ponemos a imaginar.

La voluntad se da bajo los modos de desear, odiar, afirmar, negar, dudar, etc. En la voluntad radica la posibilidad del error. La mayoría de nuestros conocimientos no son claros y distintos y entonces es la voluntad la que se pronuncia sobre ellos. La voluntad es libre y puede pronunciarse sobre cualquier cosa, por lo que tiene un campo de acción mayor que el entendimiento, diríamos que infinito. Es por eso por lo que Descartes llega a decir que es por la voluntad por la que nos asemejamos a Dios.

Ética Cartesiana

No hay ninguna obra dedicada a la Ética por Descartes pero puede hablarse de una ética cartesiana a partir de sus escritos en los que se refiere a una moral provisional, que habría que adoptar de cara a las actuaciones mientras nos mantenemos en la duda. A su vez, el dualismo cartesiano entre alma y cuerpo permite, sin contradicción, defender un determinismo absoluto en el mundo corporal y, a la vez, la libertad del alma.

Reglas de la Moral Provisional

Descartes denomina moral provisional a una serie de reglas de conductas básicas adoptadas mientras se mantiene la duda metódica. Estas reglas son:

  1. Obedecer a las leyes y costumbres del país, conservando la religión tradicional y ateniéndose a las opiniones más moderadas.
  2. Ser lo más firme y resuelto posible en el obrar, y seguir con constancia la opinión que se ha adoptado, aún la más dudosa.
  3. Procurar vencerse más bien a sí mismo que a la fortuna y esforzarse más bien por cambiar los pensamientos propios que el orden del mundo.

No obstante, Descartes no lleva a cabo ningún intento posterior de fundamentar la moral. Pero hay un terreno para la moral en el sistema cartesiano. Si bien en el mundo rige un determinismo absoluto, no es así en el pensamiento, donde la libertad es posible. La libertad es una condición de posibilidad de la moral.

Marxismo y Revolución Socialista

El marxismo no se contenta con descubrir la fuente de la explotación económica y con analizar sus consecuencias. Revela las condiciones de su desaparición a través de la revolución socialista. Todas las revoluciones que se habían dado en el pasado habían sido revoluciones parciales realizadas por minorías en provecho propio. La revolución socialista tiene que ser una revolución total, y para eso tiene que ser llevada a cabo por el proletariado, que es una clase universal. Si la propiedad privada de los instrumentos de producción es la fuente de la explotación y de la división en clases, el acto revolucionario esencial será la supresión de la propiedad privada de los medios de producción, supresión que acarreará la abolición de las clases. La instauración de la sociedad comunista exige una primera etapa en la que el proletariado tendrá que erigirse en clase dirigente y ejercer a través del aparato del Estado una dictadura. La razón por la que Marx ve como necesaria esta etapa de dictadura del proletariado se encuentra en el hecho de que, al tener que nacer la sociedad comunista de las cenizas de la sociedad capitalista, las lacras que ésta tenía harían necesario un periodo de tiempo para poder borrar sus huellas. A medida que las masas sean educadas y sean aniquilados los privilegios, el Estado proletario se irá debilitando hasta desaparecer. Según Marx (Crítica al programa de Gotha), en la nueva sociedad no habrá subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, desaparecerá la oposición entre el trabajo manual y el trabajo intelectual, cada persona trabajará de acuerdo con sus capacidades y la riqueza colectiva correrá a raudales.