Contexto Histórico y Filosófico de la Edad Media
Aunque no hay unanimidad al respecto, podemos decir que la Edad Media abarca el período comprendido entre la caída del Imperio Romano de Occidente (475) y la conquista de Constantinopla por los turcos (1453) o el descubrimiento de América (1492).
Es, por tanto, un período muy largo y con diferencias notables, por lo que, a su vez, pueden diferenciarse dentro de ella períodos con características propias: la Alta Edad Media y la Baja Edad Media.
Características Principales de la Edad Media
- Época teocéntrica: Predominaba el gusto por lo divino. Dios era el centro de toda referencia y especulación. Hablar de Dios era tan normal que sólo el “insensato” decía que no existía.
- Apogeo del pensamiento teológico: La filosofía estaba subordinada a la teología (“philosophia ancilla theologiae”) y, en última instancia, también la razón a la fe.
- Lucha entre poderes: El Emperador y el Pontífice, la espada y la pluma, el trono y el altar. Se produjeron enfrentamientos históricos, como las luchas de las investiduras.
- Consolidación del cristianismo: Como doctrina y forma de vida, en pugna con el judaísmo y el islamismo. La Biblia era la fuente de toda verdad y discusión.
- Aparición de las Universidades: Prolongación natural de las escuelas catedralicias, siendo uno de los hechos culturales más importantes de la época. París (teología), Bolonia (derecho) y Salamanca (1220), fundada por Alfonso IX de León, son modelos de organización académica, de adquisición y transmisión de conocimientos.
- Triunfo de la Escolástica en el siglo XIII: Con una figura imponente como Santo Tomás de Aquino, quien supo armonizar todos los temas en discusión con la sophrosyne del sabio griego y la sophia del prudente.
Finalmente, no se puede dejar de mencionar las Cruzadas, las Escuelas de Traductores y las Órdenes Mendicantes.
Fue una época fecunda y no sólo de transición, sostenida por pensadores que en su mayoría eran monjes obedientes que tenían el saber como un don de Dios, un don de salvación. Saber era, principalmente, salvarse: “aquél que se salva, sabe”.
Vida y Obra de Santo Tomás de Aquino
Tomás era hijo de la familia de los condes de Aquino; nació en Roccasecca hacia 1225; estudió primero en el monasterio de Montecassino, y en 1239 fue a Nápoles para cursar las siete artes liberales. Allí estudió el Trivium (gramática, retórica y dialéctica) y el Quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y música). En 1244 toma en esta ciudad el hábito de Santo Domingo. Poco después, se dirige a París con el maestro general de la Orden; pero sus hermanos, molestos por su entrada en una orden mendicante, se apoderan de él en el camino y lo llevan a Roccasecca. Logra evadirse y va a París, donde conoce a Alberto Magno, de quien será su admirado discípulo. Estudia con él en esa ciudad y después en Colonia. En 1252 vuelve a París, donde se hace maestro en Teología, y allí actúa durante algunos años. De 1259 a 1269 enseña en distintas ciudades de Italia (Agnani, Orvieto, Roma, Viterbo). Vuelve a París, su verdadero centro; después reside en Nápoles y sale de esta ciudad en 1274, convocado por Gregorio X para asistir al segundo Concilio de Lyon. Pero su salud no pudo soportar la abrumadora labor intelectual a que se sometía: cayó enfermo en el camino, y murió en Fossanova el 7 de marzo de 1274.
Toda la vida de Santo Tomás estuvo dedicada al trabajo de la filosofía y la teología, y movida por la religión. Parece ser que era un hombre singularmente sencillo y de buen carácter, consagrado íntegramente a la gran obra intelectual que consiguió llevar a cabo. Los testimonios más próximos que se tienen de él indican la afección profunda que inspiraba a sus amigos más cercanos. Santo Tomás ha sido llamado Doctor Angelicus.
Obras Principales de Santo Tomás
Las obras de Santo Tomás son muy numerosas; algunas, de interés más directamente apologético o de exégesis de textos sagrados; otras, de tipo estrictamente teológico dogmático o jurídico. Aquí nos interesan sobre todo las obras filosóficas y las de sistematización de la teología, en las que la filosofía tomista está expuesta de modo principal.
- Comentarios a Aristóteles: Una larga serie de escritos en que estudia y analiza el pensamiento del Estagirita.
- Opúsculos: Tratados breves de filosofía o teología, ricos de doctrina, entre los que se encuentran el escrito De ente et essentia, el De unitate intellectus, el De principio individuationis, etc.
- Quaestiones Quodlibetales y las Quaestiones disputatae: (De veritate, De potentia, De anima, etc.)
- Tratados teológicos: En especial la Summa contra Gentiles y, sobre todo, la obra más importante de Santo Tomás, la gran exposición sistemática de su pensamiento y aun de toda la Escolástica: la Summa theologica.
Desde el mismo siglo XIII se convirtieron en los textos capitales de la Escolástica, y buena parte de la producción ulterior de esta ha consistido en los comentarios a los libros de Santo Tomás, sobre todo a las distintas partes de la Summa Theologica.
Relación entre Filosofía y Cristianismo en la Edad Media
Desde el punto de vista filosófico, la Edad Media comienza a partir del siglo II y supuso un replanteamiento de la actividad filosófica. La expansión del cristianismo y su influencia en la sociedad de la época provocó que los intereses filosóficos se centrasen en armonizar los conocimientos que proceden de la razón con las enseñanzas que proceden de la fe.
El cristianismo no es un sistema filosófico, sino el resultado de la Revelación transmitida por Dios a los hombres, ofreciéndose como un camino que da sentido a la vida y cuyo objetivo es la salvación. Esta revelación de Dios contiene un conjunto de verdades que, en ocasiones, exceden la propia capacidad racional del hombre; son misterios que deben aceptarse por la fe como, por ejemplo, la encarnación de Dios en Jesucristo, la resurrección de los muertos o el misterio de la Santísima Trinidad. Por otro lado, algunas doctrinas de los filósofos paganos griegos y romanos presentaban similitudes con la doctrina cristiana: existencia y eternidad del alma y de otro mundo; existencia de Dios. Por ello, aunque en un principio encontramos posiciones contrarias a la filosofía (Tertuliano), pronto los cristianos hacen filosofía.