Arquitectura religiosa
El templo era la construcción religiosa más destacada. En él se guardaba la imagen divina. En un principio era de madera, pero luego se construyó con piedra (mármol blanco policromado). La policromía inicial (azul, roja, dorada) se ha perdido con el paso del tiempo. La forma más común es una estructura de planta rectangular dividida en 3 espacios:
- Pronaos (entrada de acceso)
- Naos o Cella (espacio sagrado donde se encontraba la imagen de la divinidad)
- Opistódomos (cámara o nave posterior adosada al otro extremo de la naos, incomunicada con ella, donde solía guardarse el tesoro del templo).
Los templos reciben nombres según sus dimensiones. Según el número de columnas en las fachadas o en los lados más cortos, se habla de templo dístilo (2), tetrástilo (4), hexástilo (6), octástilo (8) o decástilo (10). También hay una nomenclatura para denominar los templos perípteros, los que tienen el perímetro rodeado de columnas: monóptero (una hilera de columnas), díptero (2) y pseudoperíptero (si están adosadas al muro). Otro tipo de templo es el anfipróstilo (cuando solo tiene columnas en las dos fachadas del templo), próstilo (cuando solo es en uno de los pórticos) y el áptero in antis (cuando las columnas (antas) están entre la prolongación de los muros que acogen el pórtico). También existen templos de planta circular (tholos).
Arquitectura civil
Los edificios más significativos son el teatro, lugar donde se representaban tragedias y comedias. Las características estaban al servicio de la visibilidad y la acústica. Se construían aprovechando el desnivel de una montaña, que servía para disponer las gradas o cávea con forma semicircular. A los pies estaba la escena, donde se realizaba la representación teatral, y la orquesta, un espacio central circular situado entre las gradas y la escena destinado al coro. Destaca el teatro de Epidauro, con una cávea ultrasemicircular, una orquesta de casi 20 metros y una escena con un edificio de un piso con 2 puertas laterales. También fueron importantes los pórticos cubiertos (estoa), los estadios (para competiciones atléticas) y los gimnasios o palestras, donde se practicaban ejercicios de lucha y gimnásticos, además de ser utilizados como espacios educativos y sociales.
Escultura: un ideal de belleza
Los materiales utilizados en la escultura eran bronce, mármol, madera, oro y marfil. Se distinguían dos tipologías escultóricas: relieve (en la decoración de tímpanos y frisos en templos y altares) y escultura exenta (reflejo de la evolución del canon de belleza helénico, basado en la proporción, equilibrio, simetría, expresividad, volumen y dinamismo). El tema central era la figura humana, representando dioses, héroes, heroínas y atletas, cuya representación se consideraba un modelo paradigmático de la belleza física y espiritual. Otra característica importante fue la policromía.
Período geométrico
En este período se creaban pequeñas figuras de carácter votivo o religioso hechas con marfil, terracota o cera, que servían como base para obtener las de metal. También se conocía la existencia de esculturas de madera (Xoana) obra de Dédalo, que se utilizaban como imágenes de culto.
Escultura monumental
El contacto con culturas avanzadas de Próximo Oriente provocó la aparición de la escultura monumental a partir de los modelos estilísticos de la estatuaria egipcia. Se distinguen tres etapas del arte griego: arcaica, clásica y helenística.
Período arcaico
Este período se caracterizó por la representación de figuras humanas masculinas (Koúroi o curos) como atletas desnudos y femeninas (kórai o cores) como mujeres vestidas o sacerdotisas. Reflejaban la influencia de los modelos orientales del antiguo Egipto, con rigidez y frontalidad en el cuerpo, monumentalidad y concepción esquemática de las partes del cuerpo y el rostro basada en la geometría.
Período clásico
En esta etapa, los artistas se preocupaban por reproducir la anatomía humana con proporciones equilibradas. Para lograrlo, redondeaban la musculatura y representaban las figuras en posturas más naturales, como el contrapposto o la curva praxiteliana. Se perdieron la rigidez y la frontalidad, adquiriendo cánones de proporción matemática entre la cabeza y el resto del cuerpo. Se configuró el periodo post-clásico o segundo clasicismo, donde los artistas mostraban preocupación por reflejar los sentimientos y las emociones a través de la expresividad en los rostros.
Periodo helenístico
En esta etapa, la escultura sintetizó todo el camino recorrido en la etapa anterior y culminó en composiciones dinámicas que rompían con los cánones de serenidad y equilibrio clásicos. Aparecieron nuevas formas caracterizadas por la tensión y el movimiento, con rostros muy expresivos mostrando sentimientos de sufrimiento y pasión (pathos). También proliferaron los grupos escultóricos y surgieron el retrato y la anécdota.
Cerámica: el testimonio pictórico
La cerámica se divide en tres períodos: cerámica geométrica (con formas de la cerámica micénica y una decoración en franjas paralelas de cenefas geométricas y lineales muy dinámicas, donde la figura humana gana importancia), cerámica arcaica (donde la figura humana es cada vez más grande y detallada, con dos fases: de figuras negras sobre fondo rojo, representando escenas mitológicas, y de figuras rojas sobre fondo negro, con escenas cotidianas y un mayor realismo y detalle) y cerámica clásica (donde predominan las figuras rojas sobre fondo negro, ocupando toda la composición y con una representación escénica más compleja y cercana a la pintura, destacando el uso de escorzos, sombras y una expresión más emotiva en los personajes).
El mosaico: una técnica nueva
El mosaico es una técnica artística destinada a la decoración de suelos y muros en ámbitos privados y monumentos públicos, que se originó por primera vez en Mesopotamia. Se distinguen dos tipos: de guijarros y de teselas. El primero se realiza con guijarros o piedras naturales blancas o ligeramente coloreadas, mientras que el segundo (opus tesselatum) se compone de pequeñas piezas de piedra de diferentes colores talladas con mayor o menor regularidad (teselas), utilizándose teselas muy pequeñas para obtener un resultado visual similar a la pintura (opus vermiculatum).