Arte Barroco: Características y Maestros Clave

El Arte Barroco: Características Generales

Durante el siglo XVII se consolida un nuevo tipo de iglesia barroca que busca generar una ilusión religiosa a través del movimiento, la teatralidad y la integración de las artes. Los edificios pierden el equilibrio clásico, las fachadas se ondulan y adquieren volumen tridimensional, usando formas cóncavas y convexas, con plantas circulares, ovaladas o mixtas. En las grandes iglesias se mantiene la planta rectangular tipo “cajón”, mientras que en las más pequeñas predomina la planta oval. Se imita la naturaleza y se genera sensación de inestabilidad visual. La luz se usa de forma teatral, a menudo desde fuentes ocultas, y las artes (arquitectura, escultura, pintura) se integran para crear espacios llenos de lujo, color y brillo.

Arquitectura Barroca Italiana: Maestros y Obras

Gian Lorenzo Bernini (1598–1680)

Gian Lorenzo Bernini (1598–1680), artista muy completo aunque centrado en la escultura, trabajó para varios papas (Urbano VIII, Inocencio X, Alejandro VII) y fue un gran propagandista de la Iglesia. Fue defensor de la integración de las artes y utilizó formas geométricas (como la elipse) y efectos de luz para crear espacios ilusionistas. Empleó la contraestática, fingiendo que grandes masas se sostenían milagrosamente. Dirigió la decoración interior de la basílica de San Pedro y diseñó su plaza, combinando un espacio oval con otro recto que eleva visualmente la fachada y la cúpula. Decoró también el acceso por el puente de Sant’Angelo y usó efectos de perspectiva en la Scala Regia para alterar la percepción del espacio. En la iglesia de San Andrea del Quirinale usó planta elíptica y una fachada con brazos que se abren al espectador, similar al diseño de San Pedro. Como arquitecto de palacios, destaca su trabajo en el palacio Barberini (junto a Maderno y Borromini). Aunque Luis XIV lo llamó para reformar el Louvre, sus proyectos no se realizaron.

Francesco Borromini (1599–1667)

Francesco Borromini (1599–1667), opuesto a Bernini, fue un arquitecto inquieto, de personalidad atormentada y altamente creativo. Rompió con la tradición clásica italiana, creando formas geométricas innovadoras y espacios muy dinámicos, con un fuerte simbolismo religioso. Su arquitectura es más austera, usando ladrillo sin revestir como símbolo de ascetismo. En la iglesia de San Carlo alle Quattro Fontane, situada en una esquina de calles, creó una planta elíptica basada en dos triángulos, un claustro lateral y una cúpula decorada con casetones.

En el Oratorio de los Filipenses diseñó una bóveda nervada de inspiración gótica, y en Sant’Ivo alla Sapienza, templo universitario, creó un edificio de formas nunca vistas, muy dinámico y simbólico. En la Basílica de San Juan de Letrán realizó altares muy imaginativos. Aunque fue considerado irracional y extravagante por los arquitectos ilustrados, la crítica moderna ha revalorizado su obra como fundamental para entender el barroco.

Pintura Barroca: Características y Artistas

El barroquismo se caracteriza por lo efímero, transitorio y cambiante, con imágenes dominadas por lo aparente y aéreo. Los artistas comienzan a trabajar con mayor libertad e individualismo, sin encargos previos, fomentándose el coleccionismo y la crítica. Predomina el naturalismo, rompiéndose los antiguos cánones de belleza, y se representa tanto lo bello como lo feo. La pintura de género, el bodegón, lo religioso, lo cruento y el misticismo se vuelven temas comunes. Las características principales de la pintura barroca son:

  • El predominio del color sobre el dibujo.
  • El uso de la mancha como elemento definidor.
  • La profundidad espacial lograda mediante la perspectiva aérea.
  • El dominio dramático de la luz (tenebrismo).
  • Las composiciones asimétricas.
  • La pérdida de la rigidez clásica.
  • El dinamismo general de las escenas.

Caravaggio (1573-1610)

Caravaggio (Michelangelo Merisi, 1573-1610) fue el iniciador del naturalismo barroco, acercando lo divino a lo humano con un estilo directo, realista y lleno de dramatismo. Representa santos, vírgenes y ángeles como personas comunes, vestidas con ropa cotidiana, encajando con el espíritu de la Contrarreforma. Fue un artista rebelde, con una vida marcada por la violencia y la huida tras cometer un homicidio. Su estilo se caracteriza por el uso expresivo de la luz tenebrista, el color ocre, el dramatismo intenso y una narrativa visual moderna basada en la naturalidad y la emoción. En sus primeros años no usó tenebrismo y sus obras tenían fondos claros. Trabajó temas mitológicos y bodegones.

En su madurez, se centró en temas religiosos para órdenes religiosas, destacando el uso del claroscuro con fondos oscuros y personajes iluminados, como en La Vocación de San Mateo, La Conversión de San Pablo y La Crucifixión de San Pedro, donde combina lo cotidiano con lo divino. Emplea composiciones dinámicas, escorzos y puntos de vista bajos. En La muerte de la Virgen refleja emociones humanas con gran realismo. En su etapa final abandona lo clásico y aumenta la violencia expresiva, destacando David con la cabeza de Goliat, en la que se autorretrata implorando perdón.

Artemisia Gentileschi (1593-1653)

Artemisia Gentileschi (1593-1653), hija del pintor Orazio, fue una de las grandes figuras de la pintura barroca. Educada por su padre, adoptó el caravaggismo suavizado y evolucionó hacia un estilo más dramático y con mayor riqueza cromática. Desde joven destacó por su capacidad técnica y por representar heroínas femeninas y desnudos con gran fuerza expresiva, como en Susana y los viejos (1610). Tras vivir en Florencia, Roma, Génova y Venecia, se instaló en Nápoles donde desarrolló su obra más importante y tuvo gran influencia artística. Su obra maestra es Judit decapitando a Holofernes, ejemplo de su fuerza dramática y estilo personal. Su etapa en Londres, junto a su padre, amplió su experiencia y prestigio. Gentileschi aportó una nueva dimensión al caravaggismo al incorporar valores atmosféricos y cromáticos de la escuela veneciana, siendo clave en la transformación de la pintura napolitana de los años 1630.

La Pintura Barroca Española

Durante el siglo XVII, la pintura española estuvo profundamente influenciada por el realismo y las directrices de la Contrarreforma, lo que marcó un periodo de intenso desarrollo en el arte, tanto en sus formas como en su estilo. Los artistas estaban sometidos al riguroso control de las pautas contrarreformistas, que alentaban la representación de lo divino y lo religioso de una manera accesible y humana. Esto se tradujo en un fuerte enfoque en la temática religiosa, pero también se exploraron otros géneros como el retrato, el bodegón, y la mitología, siempre desde una perspectiva realista. La principal influencia en el desarrollo pictórico de esta época fue el tenebrismo de Caravaggio, caracterizado por un fuerte contraste de luces y sombras, aunque, con el tiempo, esta técnica fue evolucionando hacia una mayor luminosidad.

Durante el reinado de Felipe IV, la pintura española alcanzó una etapa de gran esplendor, destacándose figuras clave como Francisco de Zurbarán, Diego Velázquez, Bartolomé Esteban Murillo y Jusepe de Ribera. Este periodo estuvo marcado por una lenta pero evidente transición del tenebrismo hacia un estilo más luminoso y colorido, especialmente con el trabajo de Velázquez y Murillo.

Francisco de Zurbarán (1598-1667)

Zurbarán es conocido por su estilo único, en el que supo combinar el misticismo y lo realista de manera profundamente emocional. Nació en Fuente de Cantos (Badajoz) y se trasladó a Sevilla, donde desarrolló su arte. Su obra se caracteriza por una austeridad compositiva, basada en geometrismos sencillos, y un fuerte uso del claroscuro, que le permitió crear atmósferas de gran intimidad. Sus cuadros, casi siempre con temática religiosa, muestran una gran atención al detalle, y sus personajes se presentan con una serenidad exterior y una espiritualidad interior. A lo largo de su carrera, su obra evolucionó, alejándose progresivamente del tenebrismo hacia una mayor luminosidad, lo que refleja una posible influencia de Murillo, con quien tuvo contacto.

Sus trabajos más destacados incluyen sus obras para el Monasterio de Guadalupe y su serie de retratos de damas sevillanas, que las presentan como santas, fusionando lo divino con lo cotidiano. Su obra también abarca bodegones, en los que estudiaba los efectos de la luz sobre los objetos con un contraste de sombras muy marcado.

Diego Velázquez (1599-1660)

Velázquez, considerado uno de los grandes maestros de la pintura barroca, desarrolló un estilo tan único que se puede decir que no pertenece a una sola escuela. Nació en Sevilla y, tras pasar por los talleres de Francisco Herrera y Francisco Pacheco, su arte fue evolucionando hacia un estilo más independiente y original. En su primera etapa sevillana, su obra estaba influenciada por el tenebrismo y el realismo de Caravaggio. Sus primeros cuadros, como La Vieja friendo huevos y El Aguador de Sevilla, son ejemplos del realismo detallado y de la precisión en el manejo de la luz.

En 1623, Velázquez se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor de cámara por el Conde Duque de Olivares. Su estilo se fue depurando, especialmente después de su primer viaje a Italia en 1629, donde tuvo contacto con los grandes maestros venecianos y flamencos, lo que le permitió abandonar el tenebrismo y acercarse a una mayor luminosidad en su paleta de colores.

Velázquez innovó en el retrato, dotando a sus sujetos de una profunda psicología y una grandeza serena. Obras como Las Meninas o El Retrato de Inocencio X muestran su maestría en la captura de la realidad y en la creación de espacios luminosos mediante la perspectiva aérea. Su capacidad para representar la luz y el espacio con una técnica de pincelada fluida y precisa fue esencial para el desarrollo de la pintura moderna. Sus últimos trabajos, como Las Hilanderas y La Venus del espejo, son complejas y demostraron su capacidad para captar el movimiento, la emoción y la historia en una sola composición.

Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682)

Murillo es el pintor que mejor representa la transición hacia un estilo más amable y sentimental dentro de la pintura española del siglo XVII. Su obra se caracteriza por una gran delicadeza y armonía, con un enfoque especialmente claro en el uso de colores suaves y luminosos. A diferencia de otros artistas contemporáneos como Rubens o Caravaggio, Murillo evita el dinamismo y la teatralidad, buscando más bien una sensibilidad tranquila y un equilibrio en sus composiciones.

Al principio de su carrera, Murillo se mantuvo dentro del naturalismo tenebrista. Sin embargo, tras su visita a la corte de Felipe IV, su estilo sufrió una notable evolución, adoptando una paleta más luminosa y rica en color. Sus pinturas alcanzan una gran expresividad a través de temas religiosos y cotidianos, buscando representar lo sublime en lo mundano. Su obra más famosa es la serie de Inmaculadas que idealiza a la Virgen María como una figura juvenil, hermosa y accesible.

A medida que maduró, su estilo se fue tornando más suave y vaporoso, lo que se reflejó en obras como Los niños de la concha, donde utilizó una luz suave y cálida para evitar cualquier dramatismo, en línea con su nueva visión de la pintura sentimental.

Escultura Barroca Italiana: Bernini

En la escultura barroca italiana domina un realismo fidedigno y naturalista que busca copiar fielmente la realidad, sin interpretaciones idealizadas. Este naturalismo favorece el desarrollo del retrato tanto físico como moral. Lo teatral es un elemento común en los temas, predominando lo religioso, lo ascético y lo místico, con representaciones crudas y dramáticas como los martirios. Se trata a todos por igual ante Dios, y se expresan emociones intensas a través del movimiento espontáneo, líneas abiertas, composiciones asimétricas y superficies con distintas texturas y variaciones cromáticas.

Gian Lorenzo Bernini (Escultor)

Gian Lorenzo Bernini es la figura central de la escultura barroca italiana, considerado el escultor más influyente de su tiempo y pieza clave del arte de la Contrarreforma. Trabajó bajo el mecenazgo de varios papas y fue un ferviente católico que veía su arte como un medio divino. Rechaza la mera imitación, buscando lo sublime, con un profundo dominio del claroscuro, el color y las texturas. Nacido en Nápoles, se trasladó de niño a Roma, donde ingresó al círculo de los Borghese, creando obras marcadas por el virtuosismo, la sensualidad y la influencia clasicista de Miguel Ángel, como en su San Sebastián.

Entre sus primeras obras destaca Plutón y Proserpina, considerada la primera escultura enteramente barroca, donde el mármol imita la blandura de la carne y se representa un equilibrio teatral entre líneas horizontales y verticales, transmitiendo una sensación de instantaneidad y dramatismo. En Apolo y Dafne, capta el momento exacto de la metamorfosis, con gran dinamismo, distintas texturas y múltiples puntos de vista. Su David contrasta con el de Miguel Ángel, representando la acción en su punto culminante, con una postura que recuerda al Discóbolo de Mirón.

Con la llegada de Urbano VIII (Maffeo Barberini), Bernini se convierte en el escultor del papado y realiza obras clave como Longinos y la Tumba de Urbano VIII, consolidándose como el artista más importante de la Contrarreforma. Durante el papado de Inocencio X crea El éxtasis de Santa Teresa, y con Alejandro VII la Beata Ludovica Albertoni, ambas marcadas por una intensidad emocional y dramática extrema. En El éxtasis de Santa Teresa, ubicada en la capilla Cornaro, Bernini actúa como escultor y arquitecto, usando luz dirigida, mármoles policromados y materiales diversos para intensificar el simbolismo. Para Alejandro VII también realiza la Cátedra de San Pedro en la basílica vaticana, de gran simbolismo, teatralidad y mezcla de materiales, así como su tumba orante.