Arte Islámico en España
El Emirato Dependiente de Damasco
Al-Ándalus, cuya conquista por los árabes comenzó en el 711, permaneció sometida hasta el 755 al Califa de Damasco. Es una etapa de consolidación en la que el arte todavía reviste poco interés.
El Emirato Independiente y la Época Califal: El Arte del Período Cordobés
El Arte del Período Cordobés se desarrolla durante el Emirato Independiente (a partir de Abd-al-Rahmán I) y el Califato de Córdoba (a partir de Abd-al-Rahmán III), abarcando el espacio cronológico que va desde mediados del siglo VIII hasta principios del XI. Las mezquitas y los palacios serán los máximos exponentes del arte islámico cordobés, con elementos hispanorromanos (aparejos a soga y tizón, aprovechamiento de columnas) y sobre todo visigodos (arco de herradura, alfiz que enmarca el arco, etc.).
1. La Mezquita de Córdoba
Abd-al-Rahmán I comienza una de las obras supremas de la arquitectura hispanomusulmana. Sus sucesores en el Emirato y, desde el 912, los del Califato fueron ampliando su recinto, unas veces por motivos demográficos y otras con fines políticos propagandísticos.
A) Abd-al-Rahmán I (756-788)
Este emir ordenó el inicio de las obras de la Mezquita de Córdoba durante su gobierno. Tomó como base la Basílica hispanocristiana de San Vicente, construyendo la parte más cercana al patio, la más primitiva, añadiendo nuevas naves hasta un total de once perpendiculares a la qibla (orientada al sur en lugar de al este, lo que será característico de las mezquitas de Al-Ándalus), el mihrab y la maxura. La más notable solución arquitectónica fue la gran altura dada a la mezquita, conseguida mediante el empleo de dos soportes superpuestos, una columna y un pilar cimero: el pilar soporta arcos de medio punto sobre los que descansa la techumbre; de los capiteles de las columnas arrancan arcos de herradura, sin duda inspirados en la arquitectura visigoda, que sirven de tirante para evitar que los soportes se quiebren por el peso. Esta solución técnica y la alternancia de dovelas blancas y rojas en los arcos seguramente estén inspirados en el Acueducto de los Milagros de Mérida. Las columnas son cilíndricas, generalmente aprovechadas de épocas anteriores, al igual que algunos capiteles y arcos, que pertenecían a la iglesia anterior. Los capiteles son de decoración vegetal muy tosca, inspirados en los corintios clásicos. Los pilares superpuestos son de sección rectangular, adornados en su arranque por una moldura de rollos, también supervivencia de la iglesia de San Vicente sobre la que se edificó la mezquita.
B) Abd-al-Rahmán II (833)
Abd-al-Rahmán II, en el 833, amplió la longitud de las once naves hacia el sur, hacia el Guadalquivir, para lo que tuvo que derribar la antigua qibla y edificar una nueva. También se construyó entonces la arquería del patio y el alminar, hoy muy reformado, convertido en una torre renacentista. El minarete, de planta cuadrada, tenía originalmente dos filas de arquerías de herradura y un pequeño templete superior.
C) Abd-al-Rahmán III (Principios del siglo X)
El primer califa cordobés, de principios del siglo X, solamente amplió el patio y reconstruyó el minarete.
D) Al-Hakan II (961-969)
Durante su califato, entre el 961 y el 969, se procede a un nuevo derribo de la qibla, finalizando aquí su avance hacia el sur, pues se llega hasta el río. Esta ampliación es la más importante, la más bella y la de perfiles más peculiares. La fachada del mihrab, por su carácter tradicional y santo, se construyó con el clásico arco de herradura, aunque ya era más frecuente el lobulado, empleado en el friso decorativo superior y en el muro del fondo. Al-Hakam II, además, quiso poner de relieve la importancia sagrada del lugar revistiendo las jambas con losas de mármol decoradas con ataurique, las enjutas superiores con albanegas, y la parte superior con un mosaico de teselas de pasta vítrea bizantino, hecho especialmente para este lugar por un maestro enviado por el emperador de Bizancio, con los motivos vegetales, geométricos y epigráficos característicos del arte musulmán. Delante del mihrab había un espacio lujoso especialmente dispuesto para el califa, la maxura, coronada por una cúpula en cada uno de sus tramos. En este caso se aplicó otra solución original de la arquitectura musulmana, la cúpula de nervios que no se cruzan en el centro, dejando un espacio central vacío ocupado por una cupulita gallonada, cuyo peso descansa sobre trompas de arcos lobulados que a su vez se apoyan sobre pequeñas columnas adosadas a las pilastras. Los espacios vacíos se decoran profusamente, el “horror vacui” propio de la sensibilidad árabe. También se introduce un nuevo sentido del empleo del arco, ahora como elemento casi exclusivamente decorativo. Se trata de arcos lobulados que se entrecruzan y apoyan sobre la clave de los inferiores. Al-Hakan II también renueva el estilo decorativo del exterior. Las puertas ahora tienen un alfiz doble muy decorado con ataurique y albanegas, a ambos lados se abren celosías bajo arcos lobulados y encima hay un friso ciego, de arcos lobulados y entrecruzados, puramente decorativo.
E) Al-Mansur (Finales del siglo X)
A fines del siglo X, Abu Amir Al-Mansur, el Almanzor de las fuentes cristianas, quiere realzar su poder aumentando la mezquita con ocho nuevas naves, llegando a un total de diecinueve, pero en esta ocasión hacia el este, por lo que el mihrab de Al-Hakam II quedará descentrado, y añadiendo también la parte del patio correspondiente. El estilo retrocedió en abundancia ornamental, vuelve a los rígidos cánones del siglo VIII, las columnas, pilares y arcos son, por tanto, de herradura sencilla con alternancia de colores.
2. El Palacio de Medina Azahara
De la época califal nos ha llegado una muestra de arquitectura civil muy importante, el palacio que Abd-al-Rahmán III edificó en las cercanías de Córdoba (Medinat al-Zahra). Las formas arquitectónicas son parecidas a las de la mezquita: arcos de herradura, decoración de ataurique y albanegas, alfiz hasta las impostas, etc. Original es el típico capitel califal, llamado de nido de avispa, que es una imitación del corintio clásico, pero realizado con la técnica bizantina del trépano profundo. Fue una de las obras más grandes del arte musulmán español, en la que trabajaron artistas de África y Constantinopla, aunque poco nos ha quedado. Documentos de la época hablan de sus características y riqueza decorativa (además de las citadas arriba): vastas proporciones, grandes salones decorados con mosaicos, placas de mármol y alabastro decoradas con ataurique y lacería…
3. La Mezquita de Bab-el-Mardum (Toledo)
Mezquita toledana del siglo X, desde el XII es la Iglesia del Cristo de la Luz. Esta pequeña mezquita es de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado, según modelos bizantinos o visigodos. La decoración exterior es del rico estilo de Al-Hakam II, con arcos lobulados y entrecruzados, y un friso de ladrillo con decoración geométrica (es típico de Toledo el empleo de piedra y ladrillo). El interior se cubre con bóvedas de nervios no cruzados en la clave.