Grecia
Introducción. Etapas anteriores a la Grecia Antigua: Precursores
La civilización griega no emergió de la nada. Necesitó un proceso de más de mil años para asentarse lo que hoy en día conocemos como Grecia Arcaica, en torno al siglo VIII a.C., base del desarrollo técnico, artístico y cultural que se dio posteriormente. Entre las épocas y civilizaciones precursoras de la Grecia Antigua, destacan sobre todo dos:
- Etapa cretense o minoica: De Minos, rey de Creta, s XX a XV a.C (Principal obra: Palacio de Cnosos)
- Etapa micénica: De Micenas, principal ciudad de la Argólida que sucedió a Creta en la hegemonía, del siglo XV al XII a.C
Tras esto, se dio una edad oscura que duró desde aproximadamente 1100 a.C. hasta el siglo VII a.C., de la que no se tienen textos primarios (únicamente breves y dudosas crónicas de historiadores posteriores), y que coincide con el colapso producido por el fin de la edad del bronce. La única ciudad que vivió esa época con algo de prosperidad, según atestiguan los restos arqueológicos hallados en ella es Atenas. De fundación oficial micénica, resistió invasiones y saqueos convirtiéndose en poco más que una fortaleza y sacrificando su poder cultural, para finalmente, en la época de la Grecia Clásica, poder desarrollar todo su potencial técnico, artístico y político, situándose a la vanguardia de Grecia en prácticamente todos los planos.
Arte micénico y cretense
El arte cretense tiene gran influencia de Egipto y Mesopotamia, pero es mucho más dinámico y expresivo. El momento de mayor esplendor fue entre el 1550 y 1450 a.C. Las pinturas son muy naturalistas, y tienden a anular los límites marcadamente ortogonales de los palacios. La arquitectura es muy laberíntica, y tiende a girar en torno a un patio central, que coordina el resto de la construcción. Son espacios enormes, con multitud de dependencias.
El arte micénico (a partir del siglo XIV a.C) se caracteriza por un carácter explícitamente militar, urbano y funerario.
La arquitectura se sitúa habitualmente en lo alto de una colina con el objetivo de poder defenderla mejor, y rodeada de murallas construidas con enormes bloques de piedras sin tallar, colocadas unas sobre otras en seco (sin mortero). Aquí, toma mucha importancia el arte funerario: los tholos, las grandes tumbas, máscaras funerarias y arquitectura dedicada a enterramientos.
En el Tesoro de Atreo en Micenas (s XIV a.C) se ven cúpulas rudimentarias, “falsas” (por aproximación de hiladas), que luego se recubrieron de tierra con el objetivo de evitar a los ladrones de tumbas (Tesoro de Atreo). También tienen mucha importancia los megarones, un vestíbulo y una gran sala de recepciones o asambleas situada en cada palacio, destinada a demostrar poder ante los súbditos extranjeros. Precedentes del templo arcaico, su suntuosidad estribaba en la existencia de una serie de columnas (3) en el pórtico, que flanqueaban la entrada a la pronaos, un pequeño vestíbulo que a su vez daba acceso, mediante un pequeño pórtico, a la cella, donde también se encontraba una columnata. Éste espacio era el la utilizado como sala de audiencias. En él solía ponerse un pequeño hogar y, en uno de los lados, el trono del rey o príncipe propietario del palacio. Una abertura en el techo dejaba el espacio central entre las columnas a modo de patio enclaustrado, por donde entraba la luz y salía el humo producido por el hogar.
El surgimiento de la Grecia Antigua
La Antigua Grecia se divide en tres etapas:
- La etapa arcaica de Grecia comienza al salir ésta de la Época Oscura, en torno al siglo VIII a.C. Terminará cuando, en 490 a.C., Darío, rey de Persia, decida invadir Grecia.
- La etapa de la Grecia Clásica comienza con las Guerras Médicas (490 a.C.) hasta 323, año de la muerte de Alejandro Magno. Vivirá los últimos años de la Atenas decadente.
- La etapa de la Grecia Helenística se extenderá desde 323 hasta la conquista romana de Grecia, en el 146 a.C.
Atenas
Las ciudades griegas a partir del siglo XII y hasta la dominación romana, comenzarán a ganar independencia, hasta convertirse en “polis” o “ciudades-estado”. En esa amalgama de ciudades, Atenas tuvo una preeminencia sobre el resto de ciudades-estado en la llamada Liga de Delos, especialmente en torno al 500 a.C. y bajo el gobierno de Pericles. Arquitectónicamente, es muy destacable su carácter no reticular (algo muy extraño en la ciudad griega) y la conexión establecida entre el centro de la ciudad (Ágora) y las afueras, mediante una única vía directa.
Uno de los edificios más importantes de la época fue el Partenón, obra de Ictinos y Calícrates. Se erigió sobre otro proyecto anterior, no terminado. Se inició hacia el 488 a.C. y fue destruido por los persas, durante el siglo de Pericles.
El Partenón se desarrolló hasta convertirse en la imponente masa que tanto se ha recreado en la actualidad. No menos de ocho columnas en los frentes y diecisiete en los laterales. Dentro, una impresionante estatua de oro y marfil de Atenea Parthenos, de Fidias. A su lado, el Erecteión, un edificio irregular y adaptado totalmente al terreno mediante el uso de plataformas a distintas alturas.
También es de gran importancia Planta de un megarón micénico
el Templo de Poseidón, en Cabo Sounion. Orientado mirando al mar, es uno de los ejemplos más claros de cómo los griegos erigían sus construcciones de formas muy simbólicas, siempre con un objetivo, y admirando y respetando las formas preexistentes de la tierra.
La acrópolis de Atenas
Se viene a considerar la más representativa de todas las acrópolis griegas. Los templos de la acrópolis fueron destruidos durante las guerras médicas. Pericles será el encargado de poner en marcha un nuevo programa de construcciones, destinado a perfilar el aspecto monumental del complejo. A la entrada del recinto amurallado se sitúan los Propileos (5), unas construcciones que se daban a la entrada de la mayoría de los recintos sagrados y que provocaban dramáticos efectos de la luz. Delante de ellos, fuera del recinto, el templo jónico de Atenea Niké (6), que conmemora la victoria griega en la Batalla de Salamina. En el interior de la acrópolis, frente al Propileos, la estatua de Palas Atenea (4). A la derecha, el Propilón de la Calcoteca (9), y ocupando la meseta a la que se asciende mediante la rampa (que está flanqueada por la estatua de Palas Atenea), el Partenón (1). Al norte del complejo, hallamos el Erecteion (3), y a su lado, el altar de Atenea (12). De importancia son los odeones de Herodes (15) y de Pericles (19) y el teatro de Dioniso (18), situados estos últimos fuera del recinto amurallado.
Concepción griega de la naturaleza, orientada al arte
Los griegos llevan al límite la geometrización de la naturaleza, y especialmente en la de la figura humana. Esto es así en la época arcaica: sus representaciones no son siempre de dioses o reyes, como sí era el caso de las civilizaciones anteriores; también se representaba a gente del pueblo, como las “korés”.
Se desarrolla el “canon”, la unidad de proporción que generada para representar el ideal de perfección humana. El famoso “canon de Policleto”, y las proporcionalidades áureas son de esa época. Como decía Pitágoras, “el número lo es todo”. También en ese momento se desarrollaron los órdenes arquitectónicos (dórico, jónico, corintio).
Los órdenes arquitectónicos
Los órdenes griegos son relaciones que tratan de poner ciertas cotas a la representación, tipos y soluciones intelectuales que persiguen la belleza ideal. No obstante, no son inflexibles, cada artista tiene una gran libertad de uso y combinaciones. La armonía que alcanza el arte griego es fruto de ello. El dórico, el primero de ellos, debe su nombre al uso de la madera como material constructivo, luego irá derivando. Después aparecerá otro orden, el jónico, completamente distinto del anterior, que simbolice la dualidad entre lo masculino (dórico) y lo femenino (jónico).
En las construcciones dóricas, toman gran importancia el estilóbato y el estereóbato, que suponen la plataforma sobre la que se erige la construcción. En la columna, el capitel es bastante simple y muy poligonal, y carece de basa. En el entablamento cobra mucha importancia el arquitrabe, el friso, que contenía los triglifos (reminiscencias de las vigas de madera que cubrían las techumbres) y las metopas, una de las partes más decoradas del edificio, situada entre dos triglifos y de función, al igual que éstos, completamente ornamental.
En las construcciones jónicas el estilóbato y el estereóbato son iguales que en el orden dórico, las columnas sufren importantes cambios. Para empezar, sí tiene basa, adornada además mediante molduras, siendo estas cóncavas (escocia) o convexas (toro). El capitel está adornado con volutas, y sujetará un arquitrabe segmentado en tres platabandas escalonadas, al contrario que en el dórico, donde el capitel era uniforme. También varía el friso, sin triglifos ni metopas, con una decoración uniforme. Es importante también la evolución en los fustes de las columnas: a partir del jónico, las columnas vendrán dadas por ángulos matados, al contrario que las aristas vivas que se veían en los fustes dóricos.
El orden Jónico evolucionará hacia el corintio. Es, por lo general, el estilo más recargado, aunque las diferencias con su orden anterior, el jónico, no son tan notables como las de éste con el dórico, mucho más evidentes. El orden corintio, además de tener un capitel más estilizado, con hojas de acanto de las que aparecen los caulículos, verá disminuido el ábaco al mínimo (como en el orden jónico). Un friso uniformemente ornamentado y continuo y una acrotera más elaborada que las que coronan los edificios jónicos son otras particularidades de este tipo de edificaciones.
El templo griego: el Partenón
El templo griego no era un lugar de culto o reunión para los fieles, como se acostumbra en el presente, sino la casa de la divinidad. Dentro del templo, en la naos, se ubicaba la estatua de la divinidad concreta que “residía” en el edificio.
La obsesión principal en el Partenón es la de que todo encajase perfectamente. La precisión geométrica alcanzada en la construcción del Partenón es enfermiza, y se basa en razones de proporcionalidad áurea y multiplicidad. Se utiliza la policromía: el fondo de las metopas y los triglifos era pintado de azul y rojo, al igual que la cornisa y el fondo del tímpano. En cambio, las columnas, la plataforma y los muros del templo (es decir, los elementos estructurales) recibían un color mas atenuado, casi blanco o amarillo. El Partenón fue construido casi totalmente en mármol del pentélico excepto sus cimientos que son de caliza de la zona.
Incluso los griegos, conscientes de las limitaciones y de la curvatura del ojo humano, se dieron cuenta de que los elementos horizontales de un edificio, si son excesivamente extensos, son percibidos, no como rectos, sino ligeramente hundidos en el centro. Para evitarlo, el centro de los entablamentos y del estilóbato del Partenón tiene unos centímetros de elevación convexa. Las cuatro columnas de las esquinas del pórtico son ligeramente más gruesas que las demás. La razón es que reciben más fuertemente en todo su perfil la luz, y se recortan sobre el espacio. Si fuesen iguales a las demás del pórtico, el ojo humano las percibiría como más delgadas. En el friso del Partenón (50 m) se cuenta la entrega del péplum a la diosa Atenea, en la Procesión de las Panateneas, un festejo religioso y cívico que se daba en Atenas en la fecha de nacimiento de la diosa, entre julio y agosto. Todos los pueblos de los alrededores acudían a la acrópolis de la ciudad para estos festejos. Todo esto, narrado en el friso, compone el único caso conocido de un tema de actualidad introducido en la ornamentación de estos edificios.
De esta manera, queda demostrado que el culto helénico era mucho más humanista que cualquier otro culto de la época. Esencialmente colectivo, también podía ser llevado en privado, y consistía en una idealización de lo humano y, a la vez, una humanización de lo divino.
El ágora de Atenas (ss. V – II a.C.)
Tras la destrucción total llevada a cabo por los persas en las Guerras médicas, los atenienses reconstruyeron el ágora, concediéndole el aire de total grandeza que correspondía a la polis dominante tras la victoria en las Guerras Médicas. Antes de éstas, el ágora estaba relacionada únicamente con los santuarios religiosos y las actividades de recreo. La reconstrucción, teniendo en cuenta esto, redistribuyó las funciones de cada espacio entre el Ágora y la Acrópolis, para que el Ágora pasara a convertirse en el principal centro político, social y cultural de todo el helenismo en el siglo V a.C., la época más dorada de la Antigua Grecia. Cabe destacar que será precursor directo del foro y la plaza central romana.
Gradualmente, el ágora ateniense irá cerrándose mediante stoas, como la stoa de Átalo, en la zona Este del ágora. Esta stoa está creada para delimitar y solemnizar un trozo de espacio abierto, pero ser capaz de absorber, a su vez, algo de la actividad pública del espacio abierto.
La acrópolis de Atenas
Los edificios más importantes del Ágora de Atenas son el Buleuterión (12), sede del gobierno de la ciudad ateniense; el tholos (8), lugar donde los magistrados del Buleuterión comían a costa del erario público ateniense, y donde se custodiaban los pesos y medidas oficiales. El Templo de Apolo (14), con su propio altar de sacrificios, y distintos recintos deportivos completaban el lugar.
El urbanismo griego
Los conceptos urbanísticos del mundo griego son:
- Crecimiento orgánico para las polis.
- La organización en damero o retícula para las colonias, atribuyéndose a Hipodamo de Mileto (trazado hipodámico)
En el damero, sin embargo se superponía el concepto ideal de las funciones de una ciudad comentada por Aristóteles. Por ello, la novedad es el sistema de edificios residenciales y públicos perfectamente coordinados en manzanas ortogonales, que no es rígido y aumentan su proporción si es necesario por la función. Las murallas siguen la topografía del terreno por funcionalidad.
El periodo helenistico
La unión de las polis griegas, característica del período helenístico de Grecia, se logró a través del uso de una lengua común, una variedad de la lengua griega que se llamó koiné. El periodo helenístico es considerado como un periodo de transición entre el declive de la época clásica griega y el ascenso del poder romano.
El arte y la arquitectura en el período helenístico
El arte helenístico se caracteriza sobre todo por un marcadísimo naturalismo: se representa con más sutileza la emoción y afectos propios del ser humano. Se llega a caer en el patetismo (Laocoonte).
El esplendor de ciudades como Alejandría, Antioquía o Pérgamo; la importancia de los cambios económicos, el mestizaje cultural, y el papel dominante del idioma griego o koiné y su difusión, son factores que modificaron profundamente el Oriente Medio antiguo en esta etapa.
Detalle del Altar de Zeus. Expresividad
Esta herencia cultural será asimilada por el mundo romano surgiendo así con la fusión de estas dos culturas lo que se conoce como cultura clásica La exageración visual barroca, la expresividad, la representación del dolor y la angustia son atributos del arte helenístico. Pérgamo, en Asia menor, fue una de las polis o ciudades de la época helenística más importantes: su trazado se adaptó a la accidentada topografía, sin buscar ejes axiales, pero se puede apreciar ya una cada vez mayor riqueza y deseo de monumentalidad en el juego de pórticos y columnatas.
El altar de Zeus, en la acrópolis de Pérgamo, de 36×34 metros fue erigido en el siglo II a.C. y es la monumentalización de los altares que siempre hubo delante de los templos. Su friso, dentro del llamado barroco helenístico, representa la lucha entre los gigantes y los dioses de la mitología griega.