Identificación de la Obra, Autor y Localización
Cúpula de la Catedral de Santa María del Fiore (1420-1436), construida sobre la antigua iglesia de Santa Reparata, en Florencia, Italia. La ciudad estaba gobernada por los Médicis, una familia de la alta burguesía enriquecida y los mecenas más importantes del Quattrocento. La obra fue realizada por Filippo Brunelleschi (1377-1446), un buen conocedor de matemáticas y geometría, que inventó nuevas técnicas constructivas. Se inspiró en modelos arquitectónicos paleocristianos, romanos y góticos, pero racionalizándolos.
En 1404, la Catedral Gótica de Florencia estaba prácticamente acabada, pero las técnicas del momento no permitían levantar una cúpula del diámetro requerido: 42 metros. En 1418 se convocó un concurso para cubrir la catedral de la ciudad. Se presentaron varias propuestas, pero el ganador fue Brunelleschi. La cúpula se terminó en 1436 y fue consagrada por el Papa Eugenio IV, aunque la fachada quedó sin terminar.
Descripción Técnica y Estructural
La cúpula es apuntada y está rematada por una gran linterna. Su estructura, realizada con ladrillos romanos de muy buena calidad y fabricados bajo la estricta supervisión de Brunelleschi, se asienta sobre una base octogonal y se compone de dos cascarones paralelos.
La cúpula se levanta sobre un cimborrio octogonal y subdivide su peso para reducir el empuje. Cuenta con una cúpula interior más baja y una cúpula externa que, al elevarse en arco apuntado, sirve de contrafuerte a la cúpula interior. Las cúpulas apuntadas tienden a abrirse por la cúspide (abierta a los vientos) y, en consecuencia, sus extremos ejercen un gran impulso hacia dentro. Al combinar ambas, Brunelleschi pudo contrarrestar el empuje de la cúpula en sentido contrario.
Como la capa interior, al tener un radio menor, se cierra antes, la anchura de la segunda capa aumenta con la altura. La diferencia de radios de curvatura contribuye a que las fuerzas se distribuyan siguiendo una curva llamada de pétalo de flor, con un punto de máxima tensión en el cual Brunelleschi colocó un anillo de refuerzo con vigas de madera, unidas entre sí con barras de hierro: esta combinación constituye la verdadera invención de Brunelleschi.
Entre ambas capas se encuentra la capa de aire con los nervios y anillos que forman la estructura de la cúpula. Esta capa vacía permite aligerar casi en un tercio el peso total de la cúpula y, asimismo, resuelve el problema de la accesibilidad a la parte alta de la construcción (la linterna) y al trasdós de la cúpula interior. La combinación de las tres capas y la forma apuntada permite una reducción de peso de casi un 45 %. Desde el punto de vista mecánico y dinámico, las tres capas actúan como una sola.
Además, Brunelleschi introdujo una nueva técnica para levantar la cúpula: construirla sin cimbras. Dado que la cúpula no se podía levantar con los medios técnicos disponibles, ideó una nueva técnica para auto-sostenerla durante su construcción: la cúpula se iba cerrando a medida que iba subiendo.
La linterna, con sus 16 metros de altura, es una pieza clave en el conjunto arquitectónico. Hasta aquel momento, las linternas eran pequeñas o inexistentes. Fue diseñada como el remate indispensable a una cúpula apuntada y como punto de fuga de la perspectiva de la catedral.
Se utilizó piedra en la base de las capas interna y externa. Estos anillos deberían haber alcanzado una altura equivalente a la tercera parte de la altura total de la cúpula; pero Brunelleschi, una vez conseguido el control absoluto de la obra, paralizó las hiladas de piedra cuando todavía no habían alcanzado la mitad de la altura prevista. Los modillones que sobresalen servían para apoyar los andamios durante la construcción.
La cúpula está formada por 24 nervios de ladrillos dispuestos en forma de espina de pez, que parten de un anillo de piedra y ladrillo en la base de la cúpula. Este anillo recoge sus esfuerzos y los transmite al tambor. Paralelamente al anillo de la base, hay once anillos formados por arcos de ladrillo entre nervio y nervio, que distribuyen las fuerzas de manera uniforme y transmiten el peso de las estructuras a los nervios. Los ocho nervios que recorren los vértices de la cúpula son los nervios principales, ya que recogen el peso de la estructura. Dos nervios más por cara ayudan a repartir el peso de la cúpula. Los ocho nervios de piedra y mármol que se ven en el exterior son decorativos y no cumplen ninguna función estructural.
La base exterior de la cúpula tendría que estar rodeada por una galería, de la que sólo se construyó una de las ocho caras. Los óculos del tambor son anteriores a la obra de Brunelleschi.
Función, Significado y Simbolismo
Su función principal es estética. Florencia buscaba un elemento emblemático, que destacara desde la lejanía y que fuera novedoso, una cúpula diferente a las demás que consiguiera que la ciudad fuera apodada como la “nueva Roma”. Brunelleschi lo logró: la cúpula superaba en altura y destacaba del resto de las edificaciones de Florencia, dominando la perspectiva y jerarquizando el espacio urbano. Esta cúpula es la expresión individual de un artista que interpreta el sentimiento colectivo. Está dedicada a la Virgen, con el nombre de “Santa Maria del Fiore” (de la Flor).
Significado Profundo
Los edificios renacentistas se humanizaban en su tamaño y formas. La arquitectura implicaba un estudio intelectual que se plasmaba en la idea de proporción matemática y perspectiva. Se pretendía readaptar la arquitectura antigua, desde la tipología basilical hasta elementos como las columnas y decoraciones. Se buscaba así el alejamiento de la estética medieval para acercarse a una estética pagana ya utilizada por los primeros cristianos.
El sometimiento a lo religioso de la arquitectura medieval se abandonaba para dar lugar a la búsqueda del acercamiento a la medida del hombre. Se trata de un arte urbano, adaptado al hombre y a la nueva visión, siempre dentro del cristianismo, en la que el hombre era el centro de la creación. Estos eran los ideales del humanismo y, por tanto, de la arquitectura renacentista.
El uso de la planta basilical no impedía el empleo de la cúpula, que simbolizaba la bóveda celeste. A ella se accedía desde el espacio cuadrado del crucero, que simbolizaba lo terrenal.