Dos Obras Maestras del Barroco: Las Hilanderas de Velázquez y El Éxtasis de Santa Teresa de Bernini

Las Hilanderas de Velázquez: Un Enigma Barroco

Composición y Simbolismo

La obra Las Hilanderas, también conocida como La fábula de Aracne, presenta una composición compleja y enigmática. En ella, Velázquez nos sitúa en dos planos temporales y espaciales. El primero, en el fondo del lienzo, muestra a Palas Atenea dirigiéndose en actitud conminatoria a Aracne. El segundo, realista y simbólico, se desarrolla en el primer plano, en un taller artesano donde cinco mujeres están trabajando. La joven de la derecha, con blusa blanca y falda verdosa, puede ser interpretada como Aracne, mientras que la que aparece a la izquierda, con la pierna descubierta, podría encarnar a Palas Atenea disfrazada de anciana, revelando su verdadera identidad a través de su juvenil pierna.

La composición, una de las más sabias y complejas de Velázquez, se estructura en tres planos. En el primero, encontramos a cuatro de las cinco hilanderas; Atenea y Aracne se sitúan en contraposición. En el segundo plano, ocupando el centro del cuadro, una joven recoge madejas del suelo. Su rostro en penumbra parece separar las dos partes luminosas del cuadro. En el tercer plano, al fondo, en un recinto inundado de luz, aparecen unas damas y un tapiz que, además de Atenea y Aracne, incluye una reproducción del Rapto de Europa de Tiziano.

Efecto Teatral

La composición genera un efecto teatral, muy del gusto de los artistas barrocos. La evocación escénica comienza con la mujer de la izquierda, que parece dar inicio a la representación corriendo el telón. Una vez dentro del escenario, en primer lugar, tenemos el proscenio, el taller. En segundo lugar, con una intensa iluminación, el escenario, en el cual una de las damas, con la cabeza vuelta, parece invitarnos a entrar en el espacio escénico, siguiendo la idea barroca de comunicar los personajes de los cuadros con el público.

El Éxtasis de Santa Teresa de Bernini: Una Experiencia Mística

Contexto y Encargo

Este grupo escultórico, considerado la obra maestra de Bernini, se encuentra en la capilla Cornaro, en la iglesia romana de Santa María de la Victoria. La obra fue encargada por el patriarca de Venecia, el cardenal Federico Cornaro, quien decidió construir su capilla fúnebre en el lado izquierdo de la pequeña iglesia. La escena representada se ajusta a la descripción que hace la santa de su propio éxtasis, recogida posteriormente en su bula de canonización. Al igual que en Apolo y Dafne, el artista se inspira en una fuente literaria.

Integración de las Artes y Escenografía

Concebida dentro de un marco arquitectónico, la obra es un ejemplo perfecto de la integración de las artes (arquitectura, escultura y pintura), tan apreciada en el arte barroco. Bernini logra crear una escenografía teatral que sorprende al espectador, incluyéndolo en el ámbito de la representación. El tratamiento de la luz contribuye a reforzar el poderoso impacto visual del conjunto.

Descripción de la Obra

El Éxtasis de Santa Teresa se encuentra en el interior de una hornacina, sobre el altar, flanqueada por columnas dobles que sustentan un rico entablamento curvo. La tonalidad oscura de los materiales realza la escena interior. El grupo de mármol blanco parece estar suspendido en el aire, como una aparición, y el muro se hubiera abierto hacia nosotros a causa de una enorme fuerza. Se busca sorprender al espectador con un sentido teatral muy barroco, demostrando la gran experiencia de Bernini como escenógrafo.

En la bóveda, se simula pictóricamente un cielo con un grupo de ángeles entre nubes adorando al Espíritu Santo. De allí desciende el ángel que forma parte del grupo, como si el mundo celestial penetrase realmente en el mundo terrenal. La luz celestial se materializa en los rayos de bronce dorado sobre los que destaca el grupo escultórico. En las paredes laterales de la capilla, dentro de una arquitectura ilusionista, aparecen representados los miembros de la familia Cornaro, arrodillados tras unos reclinatorios, observando la escena, al igual que el espectador actual.

Análisis Formal y Simbólico

La figura de la santa se encuentra sobre una nube, en actitud desvanecida. Su mano izquierda cae insensible y sus pies descalzos quedan suspendidos en el aire. Su cuerpo está envuelto en ropajes voluminosos. El ángel, de gran delicadeza, es el perfecto contraste de la santa. Aparece sonriente, de pie frente a ella; con su mano izquierda le toma el manto y con la derecha eleva la flecha que acaba de clavar en su pecho. La túnica que le cubre parte del cuerpo se ciñe a su anatomía y aparenta una ligereza que contrasta con la pesadez del ropaje de la santa.

Las figuras parecen moverse en el espacio, en una composición muy dinámica, basada en dos diagonales, en la que contrastan el movimiento de la santa, que se eleva, y la ligereza del ángel, que desciende. Es magistral la expresividad extraordinaria del rostro de la santa en estado de trance ante la contemplación de la divinidad.

Conclusión

La obra representa, sin duda, el éxtasis ante la contemplación de lo sobrenatural, aunque para la expresión de lo espiritual el artista se valga de un lenguaje sensible.