El Templo Románico
El templo románico es, por lo general, de planta de cruz latina o basilical, de una o varias naves longitudinales terminadas en capillas semicirculares o ábsides, y una transversal o transepto. El tramo producido por la intersección de este y la nave mayor también recibe el nombre de crucero.
Cuando el templo tiene más de una nave, si las naves laterales se unen por detrás de la capilla mayor, esa parte de las naves laterales se llaman girola. Tanto a la girola como a la nave del crucero suelen comunicar capillas semicirculares que contribuyen al enriquecimiento y belleza de la composición exterior del templo, no solo con su volumen, sino con la decoración de sus aleros y ventanas. El gran número de estas capillas parece que tiene su origen en la necesidad de aumentar los altares en los monasterios para que oficien sus monjes.
El tramo del crucero, sobre todo, por influencia bizantina, adquiere gran importancia. Se suele cubrir con bóveda de mayor elevación, o cimborrio, que, por las proporciones cuadradas del tramo, suele ser de trompas o cúpula sobre pechinas. La altura del tambor le presta a veces proporciones sumamente esbeltas. Aunque con menor frecuencia, también se construyen templos de planta centralizada, circular o poligonal, por ser esta la forma que tenía el Santo Sepulcro. El campanario se incorpora al edificio siendo su emplazamiento habitual en la fachada principal, aunque algunas veces se utiliza a los lados, y en algunas escuelas junto al crucero.
El Románico en el Reino de Castilla y León
A lo largo del siglo XI, el antiguo condado de Castilla, que se había independizado del reino de León en el siglo IX, se convierte en un reino que estará unido al de León hasta mediados del siglo XII y amplia extraordinariamente sus fronteras conquistando prácticamente la totalidad del Sistema Central hasta el Tajo. Este auge de la monarquía castellana se manifestará con la construcción de obras de patronato regio en estilo románico de primer orden, como, por ejemplo:
Iglesia de San Martín de Frómista (Palencia)
Construida hacia 1065, a expensas de Dña. Mayor, viuda del rey de Navarra. Es una iglesia de tres naves, separadas por pilares cruciformes con medias columnas adosadas, y con otra de crucero que no sobresale en planta. Todas las naves se cubren con bóvedas de cañón. Sobre el tramo del crucero tiene un cimborrio de tambor octogonal con ventanas. Tanto el cimborrio como la diferencia de altura de sus ábsides contribuyen a crear juego de volúmenes. Presenta también dos torrecillas cilíndricas en los pies.
Catedral de Santiago de Compostela
Sin embargo, la obra cumbre del románico no solo castellano, sino también peninsular, será la Catedral de Santiago de Compostela, que comenzada en 1075 y hacia 1130 está fundamentalmente terminada. De su autor solo sabemos que se llamaba Bernardo y cuando se trabaja en las puertas del crucero meridional o de las Platerías las obras las dirige el maestro Esteban. Los precedentes de la catedral de Santiago se encuentran en las iglesias de peregrinación francesas como Sta. Fe de Conques o San Saturnino de Tolousse.
Es una iglesia de tres naves, con crucero larguísimo, también de tres naves, con cuatro capillas semicirculares y girola con capillas radiales, la central cuadrada, las dos inmediatas semicirculares y las dos últimas poligonales. Las naves aparecen separadas por pilares cruciformes con medias columnas en sus frentes y los arcos son peraltados. Las naves laterales se cubren con bóvedas de arista mientras que la central con bóveda de cañón. Sabemos, por testimonio del siglo XII, que la iglesia se proyecta con nueve. La única portada existente de esta época es la de las Platerías.