El Barroco: Un Estilo Artístico y una Forma de Vida
El Barroco es uno de los capítulos más importantes y amplios dentro de la Historia del Arte. No solo hay que entenderlo como un estilo artístico, sino también como una forma de vida. A fines del siglo XVI, particularmente en Italia, el Renacimiento estaba agotándose y evolucionando hacia el Manierismo. Fue de nuevo el genio italiano el que apuntó hacia nuevas directrices. La Europa del siglo XVI terminó con no pocos problemas. La necesidad de cambio era inminente. Hay que recordar el fuerte golpe que aportó Lutero con sus tesis y lo que trajo consigo la Contrarreforma. La pintura y la escultura crean unas iconografías que ayudan a la iglesia a expresar su idea de verdad católica. El término “Barroco” se creó en el siglo XIX y deriva del vocablo “berrueco”, que significa “perla irregular”. Al principio, se tuvo al Barroco como una etapa del arte, un puente entre el Renacimiento y el Neoclasicismo. Sin embargo, es mucho más que eso. El arte barroco, a diferencia del arte clásico en que primaba la razón, es un arte en que se exacerban los sentidos y la sensibilidad se pone al límite. Estos rasgos se continúan en el Rococó y se desbordan en el Romanticismo. Ya en el siglo XX, el Dadaísmo y la Abstracción corroboran el triunfo del sentimiento en detrimento de la razón de un modo definitivo.
Características del Arte Barroco
- Predominio del color sobre el dibujo: En el Renacimiento primaba la línea por encima de todo. En el Barroco se prefiere una pintura de mancha.
- Claroscuro: En el Renacimiento se prefería una luz clara y limpia. En el Barroco, la luz en juego con la sombra cobra una importancia hasta entonces desconocida. Las primeras aportaciones las trajo consigo el tenebrismo caravaggista.
- Huida de la perspectiva lineal renacentista: En el Renacimiento había primado la perspectiva lineal o geométrica-euclidiana; para dar la sensación de profundidad, se procedía a la sucesión de planos. En el Barroco, la sensación de profundidad puede obtenerse por diversos procedimientos:
- Escorzos: Consiste en representar a las figuras en actitudes no paralelas a los lados del lienzo o fresco.
- Primer término a gran escala en contraste con el fondo.
- Luces y sombras.
- Composición asimétrica: En el Renacimiento, la tendencia generalizada era colocar a la figura principal en el centro de la composición, y a partir de ella organizar la pintura en dos mitades simétricas. En el Barroco se prefiere el desequilibrio; así, aparecen figuras cortadas como si continuaran fuera de la tela.
- Movimiento: Viene dado por el uso de escorzos, diagonales y ondulaciones.
Artistas Destacados del Barroco Español
José de Ribera, “El Españoleto”
José de Ribera, conocido como “El Españoleto”, nació en Játiva, Valencia, España. Residió allí hasta los 20 años, estudiando y trabajando en el taller de otro gran pintor, Francisco Ribalta. A esta edad viajó a Italia, donde se estableció permanentemente en Nápoles en 1616, después de pintar, ganándose un gran prestigio en otras ciudades italianas. Se casó con la hija del célebre pintor Azzolino. Su maestría y dominio de la técnica hizo que en poco tiempo se colocase como el principal exponente de la escuela Napolitana. Fueron numerosos los encargos de toda la monarquía europea, en especial de los Virreyes de España. Se han descrito varios periodos artísticos en la vida de Ribera: unos caracterizados por un tétrico y oscuro tenebrismo, otros de gran colorido y luminosidad, y los últimos hasta humorísticos y pícaros. Vivió y trabajó hasta su muerte en Nápoles, en 1652.
Obras destacadas:
- El Martirio de San Felipe, 1639, óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.
- San Andrés, 1632, óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.
Francisco de Zurbarán
Francisco de Zurbarán nació en Fuente de Cantos (Extremadura), España, en 1598. A los 15 años se trasladó a Sevilla, donde comenzó su aprendizaje como pintor. Contrajo matrimonio en Llerena, Extremadura, donde estableció su taller y trabajó, volviendo a Sevilla después de enviudar, ya en 1629. En esta ciudad andaluza volvió a casarse y mantuvo su actividad pictórica hasta 1658. Entonces se trasladó a Madrid, donde se casó por tercera vez. Zurbarán es un pintor de profundo contenido espiritual, siendo su obra, en gran parte, de tema religioso. También realizó magníficos bodegones y precisos retratos de gran sensibilidad.
Obras destacadas:
- Agnus Dei, óleo sobre lienzo, 1635-40, Museo del Prado, Madrid.
- Bodegón, óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.
Bartolomé Esteban Murillo
Bartolomé Esteban Murillo nació en Sevilla, España, en 1617, donde vivió hasta su muerte en 1682. Fundó una prestigiosa escuela de arte en 1660 que dirigió con gran habilidad. Su obra fue muy amplia y variada, siendo en su mayor parte de tema religioso, ya que la iglesia era el mayor mecenas de los artistas, excepción hecha de la monarquía. También pintó delicadas escenas de niños, adolescentes y minuciosos retratos. Su pintura, basada en el estudio de la escuela italiana y flamenca, se adaptó al gusto y la devoción de su país, llegando a ser un pintor de gran prestigio y consideración. La influencia de Murillo en la pintura española se extendió hasta el siglo XIX, fundamentalmente en Sevilla. Actualmente está considerado como uno de los grandes maestros de la historia del arte y sus cuadros se reparten con prestigio en todos los grandes museos del mundo.
Obras destacadas:
- La Inmaculada de Soult, 1678, óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.
- La Sagrada Familia del pajarito, 1650, óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, pintor barroco español, nació en Sevilla en 1599. A los once años inicia su aprendizaje en el taller de Francisco Pacheco, donde permanecerá hasta 1617, cuando ya es pintor independiente. Al año siguiente, con 19 años, se casa con Juana Pacheco, hija de su maestro, hecho habitual en aquella época, con quien tendrá dos hijas. Entre 1617 y 1623 se desarrolla la etapa sevillana, caracterizada por el estilo tenebrista, influenciado por Caravaggio. Destacan obras como El Aguador de Sevilla o La Adoración de los Magos. Durante estos primeros años obtiene bastante éxito con su pintura, lo que le permite adquirir dos casas destinadas a alquiler. En 1623 se traslada a Madrid, donde obtiene el título de Pintor del Rey Felipe IV, gran amante de la pintura. A partir de ese momento, empieza su ascenso en la Corte española, realizando interesantes retratos del rey y su famoso cuadro Los Borrachos. Tras ponerse en contacto con Peter Paul Rubens, durante la estancia de éste en Madrid, en 1629 viaja a Italia, donde realizará su segundo aprendizaje al estudiar las obras de Tiziano, Tintoretto, Miguel Ángel, Rafael y Leonardo. En Italia pinta La Fragua de Vulcano y La Túnica de José, regresando a Madrid dos años después. La década de 1630 es de gran importancia para el pintor, que recibe interesantes encargos para el Palacio del Buen Retiro, como Las Lanzas o los retratos ecuestres, y para la Torre de la Parada, como los retratos de caza. Su pintura se hace más colorista, destacando sus excelentes retratos, como el de Martínez Montañés o La Dama del Abanico, obras mitológicas como La Venus del Espejo o escenas religiosas como el Cristo Crucificado. Paralelamente a la carrera de pintor, Velázquez desarrollará una importante labor como cortesano, obteniendo varios cargos: Ayudante de Cámara y Aposentador Mayor de Palacio. Esta carrera cortesana le restará tiempo a su faceta de pintor, lo que motiva que su producción artística sea, desgraciadamente, más limitada. La famosa cruz que exhibe en su autorretrato Las Meninas la obtendrá en 1659. Tras participar en la organización de la entrega de la infanta María Teresa de Austria al rey Luis XIV de Francia para que se unieran en matrimonio, Velázquez muere en Madrid el 6 de agosto de 1660, a la edad de 61 años.