Contexto del Renacimiento
El término “Renacimiento”, como casi todos los que califican los estilos o períodos de la historia del arte, nunca estuvo en la mente de sus artífices. Sin embargo, no cabe duda de que el “volver a nacer” de la Antigüedad clásica, que se creía cumbre del arte y el conocimiento humano, fue el ideal que guio la vida de aquellos hombres que trataron de convertir algunas ciudades italianas del siglo XV en la nueva Roma. Desde Petrarca, ya en el siglo XIV, los intelectuales habían descubierto en los autores clásicos una inapreciable fuente de modelos políticos, filosóficos y científicos. Del mismo modo, los artistas hallaron en los restos artísticos de la Antigüedad (del arte romano y griego) las citas obligadas para dar vida a ese arte que renacía. Los poderosos comerciantes y banqueros comenzaron a coleccionar los escasos restos clásicos en sus residencias, y los artistas los dibujaban en sus talleres como obligadas fuentes de inspiración.
Los antecedentes a esta etapa del Renacimiento son la decadencia del mundo medieval ocurrida a lo largo del siglo XV por diversos factores, como el declive del Sacro Imperio Romano Germánico, el debilitamiento de la Iglesia católica, la profunda crisis económica derivada del sistema feudal y la decadencia de las artes y las ciencias, culpa de una ideología escolástica.
Frente a esta decadencia, comenzó a fraguarse una nueva sociedad fundamentada en el auge de los nuevos estados centralizados, con poderosos ejércitos y administraciones burocratizadas, así como en el crecimiento demográfico y una economía centrada en una nueva clase social emergente, la burguesía, que puso los cimientos del capitalismo y una economía mercantil y preindustrial. Comienzan, además, a presentar una ideología neoplatónica donde el Ser por excelencia es Dios y todos los demás seres provienen de él, son criaturas de Dios vestidas con formas sensibles y corruptibles, es decir, transitorias. En Italia, el epicentro de la cultura renacentista, la división del territorio en ciudades-estado con diferentes regímenes políticos propició el ascenso de una élite económica que patrocinó la cultura y el arte como instrumentos de propaganda del estado, cada uno rivalizando con los demás en magnificencia y esplendor.
Etapas del Renacimiento
Eso sí, nunca existió tan solo un Renacimiento. Podemos considerar hasta tres etapas:
- Quattrocento o Bajo Renacimiento (principios del siglo XV hasta último cuarto del siglo XV). Esta etapa está manifestada por las conquistas sucesivas del espíritu renacentista. La capital es Florencia.
- Cinquecento o Alto Renacimiento (último cuarto del siglo XV hasta 1530). Esta etapa sería una edad de oro, donde maestros como Leonardo Da Vinci, Bramante, Rafael y Miguel Ángel, más que buscar modelos de la Antigüedad, convertían sus obras en paradigma del nuevo arte, siendo el apogeo del arte renacentista. La capital es Roma.
- Manierismo (1530 hasta finales del siglo XVI). Es una etapa decadente, está llena de pesimismo, donde los artistas tratan de imitar a los del Cinquecento sabiendo que jamás podrán ser igual que ellos, ya que son inalcanzables. Es el preludio del Barroco.
Características Generales del Quattrocento
El Quattrocento no es un estilo, sino un determinado modo de concebir y de expresar una realidad variable según los condicionantes de cada sociedad. No es lo mismo hablar del Quattrocento en la Toscana que en la Italia meridional o septentrional, y dista aún más del arte que llamamos renacentista en España, Francia o los estados germánicos.
El Quattrocento, basado en la Antigüedad clásica, trata de imitar la naturaleza y la búsqueda de reglas a través de la ciencia. Este fenómeno es casi exclusivo de Italia.
La figura del artista y el mecenazgo
En el siglo XV, los pintores, escultores o arquitectos, normalmente de procedencia modesta, eran considerados simples artesanos. Su formación consistía en unos mínimos conocimientos de escritura y lectura para luego poder entrar como aprendices en el taller de un maestro hasta la obtención de tal grado que le permitía entonces trabajar por su cuenta propia. Poco a poco la posición social del artista fue mejorando, y la élite de la sociedad italiana comenzaba a enorgullecerse de disponer de los mejores para emplearlos en sus menesteres. Surgió así la figura del mecenas, que protege al artista y a la vez exige la conservación de su colección de antigüedades, la construcción y decoración de su villa de campo o el diseño del vestuario para un festejo, entre otras cosas. Los Médici fueron uno de los mecenas más importantes en el Quattrocento. Los artistas comenzaron a codearse con gente importante (filósofos, literatos, músicos), ya que consideraban que su arte estaba a la altura de ellos, considerándose como un arte liberal.
Innovaciones y técnicas artísticas
Los artistas del siglo XV trataban de conocer la realidad mediante las matemáticas, la perspectiva o la anatomía, entre otros modos, y explicarla plásticamente. La parte más importante de la realidad era el estudio del cuerpo humano. Sin embargo, el artista debía ir más allá de la simple realidad natural, debía tender a la representación de un cierto ideal de belleza nunca plenamente realizado en la realidad. Buscaban, como los antiguos griegos, el canon ideal de la figura humana. Comienzan, además, a utilizar el concepto de módulo en la arquitectura. Los artistas, para resolver los problemas teóricos de la proporción, diseñaban proyectos. El proyecto se separa de la ejecución de la obra: en arquitectura supone la separación del arquitecto del constructor; en pintura el maestro muchas veces sólo realizaba los esbozos, y eran los aprendices de su taller quienes ejecutaban la obra.
El arte del Quattrocento desarrolló la perspectiva lineal en el dibujo para representar en dos dimensiones la realidad tridimensional. Pero para aproximarse más a la naturaleza, había que considerar también la atmósfera, teniendo en cuenta que cuanto mayor era la distancia de un objeto representado al espectador, menos intenso y menos iluminado aparecería este, y a esto es a lo que llamamos perspectiva aérea, que alcanzaría su máximo desarrollo en el Cinquecento, suponiendo la desaparición de los fondos dorados de la pintura del gótico internacional.
Temática
En cuanto a la temática, incorporaron mitología pagana a sus obras. Los propios señores del Renacimiento se convirtieron en una suerte de semidioses en las representaciones artísticas de la época.