Elementos Constructivos y Escultóricos del Arte Románico: Características y Ejemplos

Elementos Constructivos del Arte Románico

Los elementos constructivos más característicos del arte románico son:

  • Bóveda de cañón: elemento fundamental en la construcción, debido a su peso, los demás elementos se crearán para soportarla.
  • Bóveda de crucería o aristas: utilizada para cubrir espacios cuadrados.
  • Bóveda de cuarto de esfera: empleada para cubrir ábsides.
  • Cúpula sobre pechinas o sobre trompas: para cerramientos circulares.
  • Muro de sillería: unión de la geometría y la piedra. Debía ser un muro recio, capaz de sostener la pesada cubierta.
  • Arco de medio punto: de sección rectangular. Posteriormente se resalta su intradós con otro más estrecho y decorando sus ángulos con molduras de sección semicircular.
  • Pilar: más robusto, aunque con frecuencia se alterna o se adosa la columna al pilar compuesto.
  • Columna: el canon clásico de la columna se pierde; la sección de la columna no aumenta con la altura. Se pierden los órdenes clásicos, todas las columnas tienen basa con plinto, y el fuste liso, se estría, en zigzag o con ornamentación vegetal.
  • Capitel: desaparecen el dórico y jónico, pero se usa el capitel cubierto de hojas, que deriva del corintio.
  • Arcos fajones: arcos de refuerzo que dividen en tramos la bóveda y descargan el peso de la misma sobre los pilares o los muros del edificio.
  • Arcos formeros: arcos paralelos a las naves que permiten el paso entre las mismas.
  • Ventanas estrechas: como exige el sistema de peso de la bóveda de cañón y quizás como desea la sensibilidad pietista de la época. Por esto los edificios tienen poca luz.

El exterior de las iglesias románicas se caracteriza por:

  • Presencia de 1 o 2 torres que flanquean la fachada principal y en los brazos del transepto, o en forma de cimborrio sobre la cúpula del crucero.
  • El vuelo del tejado se sostiene sobre los canecillos, pequeñas repisas en las que se esculpen diversos motivos figurativos o vegetales.
  • La portada de las iglesias suele ser abocinada.
  • Encima de la portada suele abrirse un óculo o ventana que ilumina la nave central y que con el tiempo se convertirá en el rosetón.

Ejemplos de Arquitectura Románica

Santa Fe de Conques (1050)

Considerada como el punto de partida del modelo de iglesia de peregrinación. Presenta una planta reducida porque el cuerpo longitudinal, de tres naves, es muy corto; transepto con ábsides escalonados y cabecera con deambulatorio con absidiolos. El alzado interior cuenta con una elevada tribuna que remata las naves laterales, tanto el cuerpo central como el transepto, y el presbiterio. La nave central tiene bóveda de cañón sobre arcos fajones; las laterales, bóvedas de arista; la tribuna, bóvedas de cuarto de cañón. En el exterior, la cabecera presenta volúmenes a distintas alturas, en progresivo escalonamiento: capillas del ábside, ábside y cimborrio octogonal del crucero.

Saint-Sernin de Toulouse (1080-1120)

Posee una planta de cruz latina simétrica. Cinco naves conducen al transepto, flanqueado por dos naves laterales y con cuatro absidiolos en los brazos; el deambulatorio cuenta con cinco absidiolos. La nave central tiene 21,1 m de alto. El alzado interior presenta un cuerpo de arcadas sostenidas por pilares, que da lugar a una elevada tribuna que ilumina la nave central.

Catedral de Jaca (segunda mitad del siglo XI)

Su planteamiento arquitectónico es clave para conocer la evolución del románico castellanoleonés. Muchos templos del Camino repitieron su articulación. Es una iglesia muy grande para su época, con planta de tres naves, transepto y cabecera de tres ábsides escalonados. Posee un cimborrio octogonal, definido en el interior por una cúpula nervada sobre trompas. Las arcadas de la nave central alternan pilares cruciformes y columnas. En la decoración destaca el motivo ajedrezado conocido como “taqueado jaqués”.

San Martín de Frómista (1066)

Es uno de los ejemplos más antiguos de la arquitectura castellanoleonesa de línea jaquesa. Tiene una planta de transepto no sobresaliente, tres naves que acaban en tres ábsides semicirculares escalonados. El cimborrio octogonal interior presenta una cúpula sobre trompas. Destacan las dos torres circulares, de sobriedad extrema, que jalonan la fachada occidental. El exterior de los ábsides recoge el taqueado característico de Jaca.

Características de la Escultura Románica

  • Materiales: piedra y madera. Se usa la misma piedra para construir edificios. Los canteros emplean herramientas de la Antigüedad y Bizancio como el cincel, taladros, trépano, limas y abrasivos naturales. Los tallistas hacen crucifijos, Vírgenes con el Niño, Calvarios, y los muebles correspondientes. A veces se cubren de láminas de metales nobles con gemas insertas. Las obras son policromadas.
  • Técnicas: se trabaja el relieve y el bulto redondo, siendo más usual el primero. Las tallas en bulto redondo son pequeñas.
  • Modelado: la línea sobre el volumen es importante. La escultura monumental románica nace de la pintura y la orfebrería, por lo que el modelado se logra poco a poco. La masa se organiza con ritmos lineales, subrayando coyunturas anatómicas y plegados del ropaje. A fines del siglo XII se logrará un modelado más natural.
  • Irrealismo simbólico: la realidad física interesa por lo que ésta transmite. Por ello, se puede alterar en función de lo que se quiere significar.
  • Influencia bizantina: hieratismo e inexpresividad que se une a la exuberante gesticulación y expresividad prerrománica y mozárabe.
  • Frontalidad: el arte románico es un arte frontal, sin tridimensionalidad, porque era más importante el mensaje que la imagen.
  • Jerarquía: los personajes se representan más grandes según su importancia.
  • Adaptación al marco arquitectónico: las figuras tienen que adaptarse a la arquitectura, en jambas y fustes se usa un canon alargado; en capiteles, redondeado; en las dovelas de las arquivoltas, achaparrado.
  • Sentido plástico de lo ornamental: se toman motivos reales, abstractos y geométricos, y se combinan y transforman, en función de la personalidad de cada artista.

Características de la Pintura Románica

  • Técnicas: se usa el fresco, la pintura al temple y una técnica mixta, que combina el fresco con pintura al temple y usa pigmentos disueltos en un medio graso.
  • Influencias: pintura bizantina y de las miniaturas realizadas en los libros de la alta Edad Media.
  • Importancia de la línea sobre el color: no es una pintura naturalista, importa más el simbolismo que la realidad.
  • Ausencia de perspectiva y profundidad.
  • Colores planos: figuras sin peso ni volumen, profundidad y luz.
  • Adaptación a la arquitectura.
  • Economía de detalles: los selecciona en función de su finalidad didáctico-moral.
  • Importancia de lo convencional: no impide la personalidad propia de cada pintor.
  • Armonías cromáticas: de colores puros basadas en el principio de oposición (amarillo necesita azul; rojo al verde).
  • Relevancia al negro (líneas) y blanco (brillo).
  • Color brillante: no acorde con el color real; responde a leyes propias, ajenas a veces a la naturaleza. El color se aplica puro, con planos cromáticos amplios y sin claroscuro.

El Monasterio Románico

El monasterio fue creado en el mundo antiguo para aislarse en comunidad y acercarse más a Dios, creando un microcosmos propio y autosuficiente. El primero fue el de Monte Cassino de los benedictinos. Crearon una norma de vida para los monjes donde debían rezar y trabajar equilibradamente. El primer monasterio que cumplió unas características arquitectónicas básicas fue el de Cluny: aislado del entorno, aparece el claustro (gran patio cuadrado rodeado por cuatro galerías abiertas por arcos de medio punto y en el centro una fuente, árbol o edículo), cada galería lleva a las dependencias correspondientes a cada función (iglesia, sala capitular, scriptorium, comedor, cocina y despensa y en la parte superior las celdas).

Representación de Santos, el Hombre y la Naturaleza en el Arte Románico

  • Representación de santos: era el puente entre lo humano y lo divino, alguien que podía llegar a participar en el poder supremo o poseer algún tipo de poder sobrenatural. Se les representaba individualizados o mayoritariamente en tres momentos de su vida: declaración de fe, batalla contra el mal, y glorificación en su muerte.
  • Representación del hombre: solo se le representaba para recordar que fue creado por Dios, es un pecador, y está condenado a trabajar, ingrato y culpable de cualquier mal que le pase.
  • Naturaleza: solo se la representaba como un símbolo, para hacer referencia a escenas que la requerían como el paraíso. El sol representa la luz y el bien, a veces aparecía con cara de hombre y la luna representa la oscuridad y el mal y aparecía con cara de mujer a veces.

El Pórtico de la Gloria

El Pórtico de la Gloria es el genial anticipo del gótico, a la vez que la culminación de la maestría estatuaria románica. En el marco del Románico, refleja la perfección alcanzada al plasmar la grandeza de los personajes e insuflarles majestad y severidad. En el terreno del gótico, renueva los rostros y actitudes de los protagonistas, que conversan entre sí y se expresan a través de sonrisas y miradas amables. Cronológicamente se realizó entre los años 1168 y 1188, e igualmente sabemos el nombre del autor por una inscripción identificativa, esculpida en el Pórtico de la Gloria, que dice: “En el año 1188 de la Encarnación del Señor, el maestro Mateo ha dirigido la obra desde el comienzo”. Además, encontramos lo que puede ser un autorretrato en el parteluz de la portada principal.

El Pórtico de la Gloria forma parte del nártex de la catedral, cuyos escasos 5 metros de anchura impiden una visión frontal completa. El recinto es el nivel superior de una cripta ideada por el maestro Mateo para compensar el desnivel de terreno que había entre la nave de la iglesia y la plaza exterior. El Pórtico se estructura en tres aberturas que coinciden con las naves de la iglesia. Acoge más de doscientas esculturas de exquisita factura que recubren todos los elementos arquitectónicos. El programa iconográfico tiene su punto neurálgico en el parteluz, presidido por la estatua sedente del Apóstol Santiago, que acoge a los peregrinos. El tímpano del vano principal recrea el Apocalipsis: Cristo aparece en el centro, en actitud majestuosa, mostrando sus llagas, rodeado por los cuatro evangelistas con sus símbolos; la arquivolta muestra a los ancianos del Apocalipsis; sobre el dintel, unos arcángeles portan los símbolos de la Pasión; los espacios curvos acogen a los elegidos, que el maestro Mateo plasmó como 38 figuras humanas –las doce tribus de Israel y la corte celestial-. En las jambas, un magnífico conjunto de profetas y apóstoles parecen conversar. La ornamentación escultórica de la arcada izquierda del pórtico está dedicada a la Ley de Moisés y la de la derecha al Juicio Final.

La ruptura de la estética románica se manifiesta en el tratamiento individualizado de los personajes (tanto del rostro como de los cabellos), cercano al retrato, y en la expresividad facial. Todas las figuras revelan un dinamismo que hace que pierdan la frontalidad y la rigidez románicas acentuado por la naturalidad en los pliegues de los vestidos. Las esculturas (muchas de ellas prácticamente exentas) están talladas en granito o mármol, y conservan restos de su policromía original.