Estilos Artísticos: De la Antigüedad al Renacimiento

Arte Helenístico

El Arte Helenístico, desarrollado entre la muerte de Alejandro Magno y la conquista de Egipto por los romanos, fusionó la cultura griega con la oriental. La fragmentación del Imperio de Alejandro generó diversas escuelas artísticas. Se abandonó el ideal clásico de belleza, dando lugar a construcciones monumentales como el Altar de Zeus en Pérgamo. La escultura destacó por representar el movimiento, el dramatismo y nuevos temas. Aunque perduró el estilo clásico en obras como la Venus de Milo.

Arte Paleocristiano

El Arte Paleocristiano se distingue por su simplicidad, antinaturalismo y expresividad. Surgió en un contexto de persecución antes del Edicto de Milán, reflejándose principalmente en las catacumbas con símbolos religiosos como el pez o la cruz. Tras la legalización del cristianismo, se erigieron templos basilicales y baptisterios. La escultura se limitó principalmente a sarcófagos, heredando estilos del Imperio romano tardío. La pintura y el mosaico se caracterizaron por su alejamiento del naturalismo, uso de simbolismo y colores vivos, y desinterés por la perspectiva y el volumen.

Arte Visigodo

El Arte Visigodo, desarrollado en España entre los siglos VI y VIII por los visigodos con capital en Toledo, se destaca por su arquitectura religiosa en pequeñas iglesias rurales. Estas estructuras presentan muros gruesos, escasas ventanas, plantas variadas con cabeceras cuadradas y cubiertas adinteladas o de bóveda de cañón. Su innovación más notable es el arco de herradura, más abierto que el islámico. La escultura es limitada y está subordinada a la arquitectura, enfocándose en capiteles y pilastras con temas antropomórficos y vegetales. La orfebrería es más significativa, mostrando influencia oriental y bizantina, destacando piezas como la Corona de Recesvinto del Tesoro de Guarrazar y los tesoros de Torredonjimeno.

Arte Asturiano

El Arte Asturiano, desarrollado en el Reino de Asturias en los siglos VIII y IX, se caracteriza por una arquitectura de iglesias de gran altura con bóvedas de cañón reforzadas con arcos fajones en el interior y contrafuertes en el exterior, consideradas precursoras del arte románico. Destacan ejemplos como la iglesia de Santa María del Naranco, que fue palacio de Ramiro I, y Santa Cristina de Lena o San Miguel de Lillo. La escultura y la pintura tienen un desarrollo limitado, estando ambas artes ligadas a la arquitectura. La orfebrería, representada por la Cruz de los Ángeles de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo, es un aspecto importante de este estilo.

Arte Mozárabe

El Arte Mozárabe, también conocido como de repoblación, surge en los siglos X y XI en áreas del Valle del Duero repobladas por cristianos que abandonaron Al-Andalus debido a las políticas de repoblación. Este estilo incorpora elementos de influencia visigoda e islámica, como arcos de herradura califales, cúpulas califales, y arcos entrecruzados. Ejemplificado por iglesias como San Miguel de la Escalada, presenta una planta basilical de tres naves y una cabecera con tres ábsides en forma de herradura. La miniatura en la decoración de manuscritos es una contribución importante, destacando los Comentarios al Apocalipsis de San Juan del Beato de Liébana, que influyeron significativamente en la pintura románica.

Arte Cluniacense

El término “Cluniacense” se refiere a la arquitectura románica difundida en Europa gracias a la reforma benedictina de Cluny, ubicada en Francia, durante los siglos X y XII. La orden de Cluny ejerció gran influencia económica, política y cultural, fundando más de 1.500 abadías en toda Europa. Introdujeron un modelo de iglesia y monasterio que se propagó por Europa a través de las rutas de peregrinación, siendo fundamental en la difusión del estilo románico. Sin embargo, su enfoque en el lujo y la ostentación llevó a la fundación de la orden del Císter, que abogaba por la pobreza. En España, destacan ejemplos cluniacenses como el monasterio de San Martín de Frómista y el de San Benito de Sahagún.

Arte Cisterciense

La arquitectura cisterciense del siglo XII fue difundida por la orden del Císter como una reacción a los excesos de la vida en Cluny. Inspirada por San Bernardo de Claraval, la regla de los “monjes blancos” cistercienses promovía la pobreza, el trabajo manual y el silencio. Su arquitectura se caracterizaba por la austeridad, reflejando su ideal de pobreza, y marcó la transición al arte gótico, especialmente con el uso temprano de bóvedas de crucería. El monasterio de Claraval fue su fundación más importante. En España, destacan ejemplos cistercienses como los monasterios de Poblet (Tarragona) y Santa María de Valbuena (Valladolid).

Románico

El Románico es un estilo artístico que floreció en Europa entre los siglos XI y XIII, difundiéndose a través de las cruzadas, las rutas de peregrinación y la influencia de la Orden de Cluny, que estableció monasterios en toda Europa. Es reconocido como el primer estilo artístico internacional en Europa. Principalmente enfocado en temas religiosos y influenciado por el temor al año mil, el Románico se caracterizó por su arquitectura monumental, con iglesias y monasterios en áreas rurales, con una apariencia sólida y escasa iluminación interior debido a la falta de ventanas. En España, destacan las iglesias del Camino de Santiago, como la catedral de Jaca y la catedral de Santiago de Compostela. La escultura y la pintura estuvieron subordinadas a la arquitectura, destacando los relieves de los capiteles y la decoración de los tímpanos con escenas del Juicio Final. En la pintura, resaltan los frescos en los ábsides, como el Pantocrátor de San Clemente de Tahull, así como escenas profanas, como el Panteón de los Reyes de San Isidoro de León, considerado la “capilla Sixtina” del arte románico.

Estilo Isabelino

El estilo Isabelino, desarrollado en España durante la segunda mitad del siglo XV bajo el reinado de los Reyes Católicos, corresponde a la fase del Gótico flamígero o florido en Europa. Se distingue por su exuberancia ornamental, que enmascara la estructura arquitectónica con elementos como escudos, cadenas, puntas de diamante, yugos y flechas, símbolos de Isabel y Fernando. Las cubiertas se caracterizan por su complejidad, con nervios multiplicados y bóvedas estrelladas de influencia musulmana. Abundan los arcos mixtilíneos y otras formas de tracería complicada. Burgos y Toledo son los principales centros del gótico castellano, destacando el Monasterio de San Juan de los Reyes en Toledo como ejemplo representativo.

Renacimiento

– Almohadillado

Paramento de sillería donde la cara visible (externa) de los sillares ha sido labrada a manera de almohadilla. Las juntas están rehundidas, para dar la sensación de relieve. Es típico de la arquitectura del Renacimiento, siglos XV y XVI. Ejemplos: palacio Rucellai de Aberti en Florencia (s. XVI), Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada, de Pedro Machuca, del siglo XVI.

– Cinquecento

: Italianismo que designa a una etapa del Renacimiento italiano que
corresponde al Clasicismo pleno. Tuvo como centro artístico la ciudad de Roma, gracias al
mecenazgo de los papas. Se da en siglo XVI, los años mil quinientos, o más concretamente a la
primera mitad del s. XVI, por diferenciarla de la segunda mitad (Manierismo). Es un arte
solemne y monumentalArtistas del Cinquecento fueron Bramante, Miguel Ángel o Leonardo da
Vinci
El Grutesco es una forma de decoración renacentista que se caracteriza por la presencia de
seres fantásticos, humanos, animales y vegetales entrelazados y combinados para formar un
diseño integral. Este tema decorativo encuentra su inspiración en elementos hallados en
algunos edificios romanos, como la Domus Aurea de Nerón.La composición típica del Grutesco
incluye una cabeza o torso humano o animal en la parte superior, que se fusiona con
elementos vegetales en la parte inferior, creando una decoración ornamental compleja y
detallada.Un ejemplo destacado de Grutesco se puede observar en la fachada de la
Universidad de Salamanca, construida en el estilo Plateresco a principios del siglo XVI.
El estilo arquitectónico conocido como Herreriano o Escurialense se desarrolla en el último
tercio del siglo XVI, durante el reinado de Felipe II en España. Se distingue por su gran
sobriedad decorativa, en sintonía con los principios de austeridad promovidos por la
Contrarreforma. Este estilo toma su nombre de Juan de Herrera, arquitecto responsable de la
obra emblemática de este período: el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Una linterna es el remate de una cúpula diseñado para proporcionar luz al interior del edificio.
Su uso es frecuente en la arquitectura renacentista, particularmente durante los siglos XV y
XVI. Un ejemplo destacado es la linterna de la cúpula de San Pedro del Vaticano en Roma,
diseñada por Miguel Ángel en el siglo XVI y completada por Carlo Maderno en el siglo XVII.
– MANIERISMO:Estilo de transición entre el Renacimiento y Barroco. Cronológicamente
abarcaría desde 1530, entre las últimas obras de Rafael y las primeras de Miguel Ángel que
suponen una ruptura personal con el clasicismo del Renacimiento, hasta el s. XVII. Se trata de
un término que alude a la maniera, forma personal y espiritual de entender el arte. Se
caracteriza por ser un estilo sofisticado, en el que abunda la tensión frente al equilibrio clásico,
los juegos de luces y sombras, un cromatismo intenso, la expresividad , la inquietud y sorpresa.
Se considera iniciadores del Manierismo a Miguel Ángel, Correggio, Tiziano o Tintoretto. Entre
los artistas más importantes del manierismo destacan los arquitectos Vignola y Giacomo de la
Porta (planta y fachada de Il Gesù) , los escultores Juan de Bolonia (el rapto de las sabinas) o
Cellini (Perseo), los pintores Bronzino o Parmigiano.
Una ménsula es un elemento arquitectónico que sobresale de una pared o plano para sostener
o recibir otros elementos como esculturas, balcones o cornisas. En el Renacimiento, durante
los siglos XV y XVI, encontramos ejemplos destacados de ménsulas en elementos
arquitectónicos, como en la sala que alberga la Escalera de la Biblioteca Laurentiana diseñada
por Miguel Ángel en el siglo XVI.