Evolución y Características del Arte Islámico y Románico: Arquitectura, Escultura y Pintura

Arte Islámico

Los musulmanes, en un principio, se limitaron a aceptar el arte del vencido, ya que cuando los guerreros de Mahoma iniciaron la Guerra Santa, culturalmente sólo poseían las nuevas creencias religiosas. Por lo tanto, cuando tenían que realizar un edificio, recurrían a los arquitectos del país sometido. Lo esencial del arte musulmán radica en la arquitectura y la ornamentación, ya que prestaron poca atención a la escultura y la pintura.

  • La piedra se usaba muy poco, ya que ésta necesitaba una costosa extracción y labrado. Prefirieron trabajar más deprisa sin importarles la duración de lo que construían.
  • Era una arquitectura de poca elevación que buscaba la extensión superficial, por lo que no era necesaria una gran resistencia en los elementos.
  • Se hacían falsas bóvedas, falsas cúpulas, falsos arcos… De ahí que los materiales más utilizados fueran la mampostería, el ladrillo, la madera y el yeso, es decir, materiales pobres pero decorados de forma que daban sensación de riqueza y brillantez.
  • Como elementos de sostén emplean pilastras y, sobre todo, columnas que son delgadas porque, generalmente, las techumbres pesan poco.
  • Utilizaron diversos tipos de arcos: el arco de herradura, procedente del arte visigótico y de origen cordobés; el arco lobulado y polilobulado; el arco de herradura apuntado, llamado también arco túmido; el arco apuntado; el arco de mocárabes (“adornos en forma de lazos”); el arco de quilla; el arco de medio punto; el arco de medio punto peraltado; el arco mixtilíneo… También utilizan diversos capiteles y distintos tipos de bóveda.
  • Se emplea mucho la bóveda como símbolo de poder, aunque no son de gran tamaño y se realizan con madera y yeso.

Otra característica del arte musulmán es la riqueza decorativa. En arquitectura no se utilizan figuras de animales ni humanas. Son frecuentes los temas vegetales estilizados (ataurique), composiciones geométricas como la red de rombos (sebka), lacería, inscripciones que además de decorar han servido para identificar monumentos… Todos estos motivos decorativos se emplean en series continuas ininterrumpidas.

Uno de los edificios más característicos de los musulmanes son las mezquitas, construidas por necesidades religiosas. La mezquita está formada por una gran sala dividida por multitud de columnas. Suelen estar en dirección a Oriente, lugar donde está La Meca, que es la ciudad santa para los musulmanes. Esta dirección está marcada en las mezquitas por un nicho llamado MIHRAB, que está adherido al muro principal llamado KIBLA. Junto al Mihrab hay un púlpito llamado MIMBAR, cubierto por un dosel por tratarse de un mueble santo; desde este púlpito es desde donde se lee el Corán y se hacen los sermones. Antes de entrar en la mezquita propiamente dicha nos encontramos con un patio llamado SHAN, en el que se encuentra la fuente o SABIL para purificarse antes de entrar en el recinto sagrado. Junto a la mezquita se encuentra el MINARETE o ALMINAR, que es una torre que tiende a la verticalidad por razones de su empleo: en ella se sube el almuédano para llamar a los fieles a la oración y, estando en un sitio alto, la voz se extiende mejor. Los minaretes podían ser de planta octogonal, circular o cuadrada.

En cuanto a la escultura, apenas la trabajaron debido a la prohibición del Corán de rendir culto a las imágenes, pues se caería en idolatría. Además, había una prohibición radical de la representación de Alá, de manera que quien hubiera intentado representarle habría incurrido en el más grave de los pecados.

La pintura religiosa figurativa no existió y la profana estuvo muy limitada, quedando reducida a retratos, cacerías… Sin embargo, emplearon el color para toda la decoración, que es polícroma. Los edificios combinan materiales de diferentes colores; las decoraciones murales de lacería, arabescos, inscripciones… resultan menos confusas gracias al color. También utilizaron como elemento decorativo la azulejería, cerámica caracterizada por un brillo metálico difícil de conseguir.

El arte islámico se desarrollará en España inmediatamente después de la conquista (711). Los musulmanes respetarán las comunidades visigodas, lo que explica un ambiente de tolerancia en el que el pueblo dominado colaborará con el invasor. La única excepción a este respecto será la persecución esporádica desencadenada contra los mozárabes, que producirá su emigración a los núcleos cristianos del norte, que se vieron favorecidos culturalmente por la presencia de elementos islámicos.

Las diversas oleadas de pueblos invasores configuran las diferentes etapas del arte islámico español:

  • Desde el siglo VIII al X, periodo político del Califato de Córdoba, se produjo el arte califal o cordobés, que supone la culminación de la cultura islámica de España, sobre todo en el siglo X.
  • En el siglo XI surge el arte de los Reinos Taifas.
  • Durante el último cuarto del siglo XI, el siglo XII y la primera mitad del siglo XIII irrumpen en el panorama peninsular el arte almorávide y el arte almohade, como resultado de la invasión de estos dos pueblos procedentes de África.
  • En los siglos XIV y XV se desarrollará el arte nazarí o granadino.

El Arte Califal (siglos VIII-X)

Debido al ya mencionado ambiente de tolerancia, la arquitectura evoluciona sin cortes bruscos en el estilo. En los primeros momentos, debido a la carencia de elementos técnicos de los invasores, se utilizan los elementos arquitectónicos romanos y visigodos, como los capiteles y los fustes de las columnas. Sin embargo, estas deficiencias árabes quedan subsanadas y en el siglo X aparecen dos tipos de capitel nuevos:

  • El capitel derivado del corintio, cuya originalidad reside en la inclusión del motivo de ataurique dentro de cada una de las hojas de acanto.
  • El capitel de influencia bizantina, también corintio, pero tallado a trépano mediante la técnica de avispero.

El arco más utilizado, de herencia visigoda, es el arco de herradura, que se va modificando paulatinamente en este periodo, alcanzando su altura cada vez mayores dimensiones y dando lugar al arco de herradura califal, en el cual el trasdós deja de ser paralelo al intradós, es decir, resulta más estrecho en los salmeres que en la clave. Las dovelas se disponen horizontalmente siguiendo el sentido decorativo islámico, por el que no existe inconveniente en disfrazar las verdaderas formas arquitectónicas; se alternan dovelas lisas, decoradas, blancas, rojas…

A mediados del siglo X, la arquitectura califal comienza a emplear el arco lobulado con número impar de lóbulos, constituyendo el lóbulo central la clave de dicho arco. También se introduce el arco de herradura apuntado o túmido.

El complemento indispensable del arco es el alfiz, moldura decorativa que lo enmarca. Se utilizan casi todos los tipos de bóvedas, pero la más nueva es la bóveda de crucería califal, formada por nervios muy gruesos que se disponen por parejas y que jamás se cruzan en la clave.

La decoración será vegetal antinaturalista y geométrica, muy sencilla, y la decoración en series continuas ininterrumpidas sin dejar nada vacío.

Mezquita de Córdoba: su construcción duró varios siglos (siglos VIII-XI) porque fue objeto de sucesivas reformas o ampliaciones. Se edificó en el antiguo solar de la Iglesia visigoda de San Vicente, aprovechando incluso algunos materiales (las columnas, por ejemplo, que tenían poca altura). Su construcción fue iniciada por Abderramán I en el año 786. Su planta consta de 11 naves formadas por hileras de columnas en dos pisos (arcos de herradura y encima arcos de medio punto). Esta estructura es de inspiración romana (acueducto de Los Milagros de Mérida). Los arcos de herradura se apoyan en pilares que tienen columnas adosadas. La línea de división de las naves se corresponde con unos contrafuertes que hay en el exterior.

Se llevaron a cabo tres ampliaciones:

  1. Efectuada por Abderramán II, que derribó el muro de la Kibla y el mihrab primitivo fue sustituido por otro de materiales más lujosos y resistentes. La bóveda del mihrab es de crucería califal. Las portadas exteriores las dividió en cuerpos (h) y calles (v). El alminar conservado hoy en la mezquita pertenece igualmente a este periodo.
  2. La hizo Alhaken II (hacia el 961) y se caracteriza por los capiteles típicamente musulmanes, la maxura en la que se utiliza los arcos lobulados, dispuestos de manera que unos se entrelazan con otros simulando ópticamente una red de rombos o sebka, y por los mármoles y mosaicos que introdujo, de influencia bizantina. Motivos de ataurique.
  3. Por Almanzor, que ensanchó la mezquita lateralmente, quedando descentrado el mihrab. Aparece el arco de herradura apuntado.

Reinos Taifas (siglo XI)

Tras la caída del Califato de Córdoba hacia el año 1032, se forman en las diversas regiones los reinos taifas, que culturalmente serán seguidores de las iniciativas cordobesas.

Características generales:

  • En arquitectura se utiliza el ladrillo taifa en lugar de la sillería califal.
  • Las columnas derivan de las cordobesas, lo mismo que los arcos, pero el arco de herradura sólo se utilizará para lugares sagrados y el resto, con carácter decorativo.
  • Abundan los elementos decorativos, entre ellos el estuco policromado.
  • Se multiplican el número de bóvedas.

Las manifestaciones correspondientes a este periodo son la expresión barroquizante del arte cordobés.

La Aljafería de Zaragoza: castillo rectangular de grandes proporciones con torres semicirculares reforzando los muros, y otra torre, la del Homenaje, recordando los palacios islámicos de Babilonia. En el interior contenía tres grandes salas paralelas: Sala de la Chimenea, Sala de la Mezquita y la Alcoba Real. Sólo se conserva la Sala de la Mezquita, de forma octogonal con un pequeño mihrab cubierto con una bóveda en forma de concha. A continuación de las tres salas se disponía un patio con arquerías. Lo más destacable es la decoración a base de arcos de estuco muy variados, entremezclados y enriquecidos con ataurique.

También son representativos de este estilo: La Alcazaba de Málaga y de Almería, La Puerta Vieja de Bisagra (Toledo) y la Mezquita de las Tornerías (Toledo).

Dinastías Africanas: Almorávides y Almohades (último ¼ del siglo XI, siglo XII y primera ½ del siglo XIII)

Cuando los cristianos conquistaron Toledo (1085), los árabes pidieron ayuda a los “hombres del rostro tapado”, es decir, a los almorávides procedentes de África y que, aunque terminaron su misión, se establecen en la Península. Otro pueblo que llegará posteriormente serán los almohades (siglo XII).

  • Desde el punto de vista artístico se caracterizan por la gran solidez de sus construcciones; ambos pueblos levantan fortificaciones. Utilizan los sillares para la parte baja de los edificios y continúan en la parte superior con mampostería y ladrillo.
  • En cuanto a los soportes, los almorávides emplean la columna, mientras que los almohades prefieren las pilastras de ladrillo.
  • Las bóvedas derivan de las de crucería califal, pero sus nervios se multiplican y, a veces, la plementería es calada.
  • El arco de herradura es el más utilizado, pero también el arco polilobulado de múltiples lóbulos que, al llegar a los salmeres, se serpentean. Muchos de estos arcos se trasdosan de tal manera por otros también lobulados que dan lugar a una decoración de sebka.
  • Desde el punto de vista decorativo, la innovación más importante es la decoración de mocárabes, aunque continúa la lacería, ataurique, epigráfica…
  • En España no han quedado restos de mezquitas almorávides, de las cuales las más importantes son la mezquita de Tremecén y la de Argel.

Alcázar de Sevilla y la antigua Mezquita de Sevilla: de la que sólo se conserva el Patio de los Naranjos y La Giralda, que es el antiguo alminar. Interiormente responde al esquema de torre dentro de torre; las tres bolas o manzanas de bronce que remataban el edificio fueron sustituidas en el Renacimiento por una estatua giratoria que simbolizaba la fe cristiana. La decoración exterior rompe la monotonía mediante la división de cada uno de los cuatro frentes en tres calles, de las que la central va decorada con ventanas encuadradas con arcos mixtilíneos y las laterales forman sebka o red de rombos sobre arquerías ciegas.

Los almohades destacaron por las fortificaciones y, más aún, por las murallas bajas o barbacanas y por las torres defensivas o albarranas, como por ejemplo La Torre del Oro de Sevilla, de sección octogonal y respondiendo también al esquema de torre dentro de torre.

Arte Nazarí o Granadino (siglos XIV-XV)

Los materiales en este periodo son, por lo general, pobres, excepto las ricas cubiertas de madera que utilizan. Los motivos decorativos suelen ser los mismos de los periodos anteriores. El arco más utilizado va a ser el arco acairelado, que es el arco de medio punto peraltado y con festones; este arco, en realidad, es una estructura adintelada con paneles decorativos adosados que aparentan o semejan a un arco. En cuanto al soporte, destaca la columna galgo, que es muy estilizada, y el capitel se compone de un cilindro y un cubo.

La Alhambra de Granada: vocablo que en castellano significa “la roja”, debido al color del material empleado. Se trata de un palacio fortificado levantado en el interior de una ciudad, Granada. Ben-Amar erigió la Alcazaba o zona militar, rodeada de torres entre las que destaca la Torre del Homenaje. Las partes más importantes de la Alhambra fueron construidas en los siglos XIV y XV.

La parte del palacio tiene dos núcleos importantes:

  • EL CUARTO DE COMARES: es de tiempos de Yusuf I y se compone de dos patios: Mexuar, que es un patio pequeño, y el Patio de los Arrayanes, que es más grande. Destaca también la Sala de la Barca, que es una sala estrecha y alargada, importante por su rica cubierta de madera. Más al fondo está el Salón del Trono o de Comares, que está situado justo debajo de la torre del mismo nombre, la Torre de Comares.
  • EL CUARTO DE LOS LEONES: data del reinado de Mohamed V y se caracteriza, sobre todo, por El Patio de los Leones y, por tanto, de su famosa fuente, La Fuente de los Leones. El Patio posee cuatro pórticos saledizos y en el centro la Fuente, formada por los leones que expulsan agua por su boca. La decoración es muy profusa, pero a base de estuco. Abundan las columnas galgo y los arcos acairelados.

En eje con el Patio se encuentran La Sala de los Abencerrajes y La Sala de las dos Hermanas, características por sus bóvedas de mocárabes. La Sala de las dos Hermanas se llama así porque tiene en el suelo dos grandes bloques de mármol blanco completamente iguales. Esta sala está abierta al exterior por un mirador llamado Mirador de Daraxa, conocido también como Lindaraja.

Importantes también son las puertas exteriores de la Alhambra, sobre todo La Puerta de la Justicia y La Puerta del Vino.

En comunicación directa con la Alhambra está el Generalife, compuesto por maravillosos jardines con escaleras por cuyos pasamanos resbalaba el agua, produciendo sonidos muy agradables.

Arte Románico

Características

Comienza a finales del siglo X, se extiende durante todo el siglo XI, a finales del siglo XII empieza a convivir con el Gótico y en algunos sitios perdura aún en el siglo XIII.

El debilitamiento de las invasiones bárbaras hizo recordar la antigua hermandad romana, pero la Roma clásica estaba ya muy lejana y fue la Roma de los Papas la que inició las bases de la nueva cultura románica, de manera que el cristianismo fue el vínculo de unidad y no la ciudadanía ni el servicio al Estado. Los lazos de unión son las órdenes religiosas de Cluny y Cister junto con las peregrinaciones a Roma y a Santiago de Compostela, que eran el vehículo de tendencias culturales, arquitectónicas y decorativas. Los planes arquitectónicos surgen impuestos por las órdenes religiosas y aparecen en los lugares más apartados donde llegaba sin límites la autoridad de la orden. Se crean además las cuadrillas volantes, que iban de un lugar a otro realizando encargos siguiendo las normas de la orden, pero creando escuelas que dejaban la huella de las características propias de su estilo.

Francia y España son los países más ricos en monumentos románicos, pero en Francia la desviación al Gótico es muy temprana.

La arquitectura románica deriva de la prerrománica:

  • Francia: Arte Merovingio, Carolingio y Otoniano.
  • Italia: Arte Ostrogodo y Lombardo (influirá en el Primer Románico catalán).
  • España: Arte Visigodo, Asturiano y Mozárabe.

Románico es el resultado de elementos de distinta procedencia:

  • Como su nombre indica, es un arte de base romana, pero más simple, pues rechaza el sistema romano de revestimiento con material rico.
  • Lo oriental tiene también una presencia considerable, sobre todo en cuanto a elementos decorativos, plantas y bóvedas.
  • De la arquitectura bárbara de madera proceden las más diversas estructuras de transmisión de fuerzas y cargas de unos elementos a otros.

La mayor parte de los edificios románicos son iglesias. Normalmente son edificios sombríos y macizos, aptos para la meditación.

Punto de vista constructivo:

  • Casi todo se labra en piedra, utilizando el sillar y el sillarejo.
  • El plan basilical adquiere gran complicación, pues se fragmentan los espacios, se añaden torres, absidiolos, etc.
  • Se emplea la bóveda en primer lugar con el fin práctico de evitar los incendios. Al principio (en el Primer Románico) sólo se abovedaba la cabecera y el resto de la iglesia se cubría con madera. Después todo el templo se cubrió con bóveda de medio cañón. Debido a ello se cierran ventanas y aumenta el grosor de las paredes con el fin de aumentar la resistencia del edificio.
  • Arcos perpiaños o fajones para reforzar la bóveda de cañón; éstos descansan su peso en columnas o pilares, mientras que fuera se contrarresta el empuje por medio de contrafuertes.
  • La nave central fue reforzada con otras naves laterales que suben tanto como la principal, con lo cual ésta queda ciega, sin luces, y son las naves laterales las que proporcionan iluminación al templo.
  • La Tribuna, con la función social de aumentar la capacidad del templo, pero también con una función tectónica, ya que la bóveda de cañón que la cubre hace el efecto de un arbotante para traspasar el empuje a los contrafuertes externos. Las tribunas forman como otra nave superior con ventanas encima de las naves laterales, pero cuando este espacio se abre en el muro y sólo es un estrecho paso se llama Triforio.
  • Arcos apuntados, ya que con la bóveda de cañón apuntada aumenta la altura de las ramas y el empuje es menor. La tendencia en el Gótico irá en este sentido.
  • En la intersección de la nave mayor y el crucero se construyen cúpulas y linternas que contribuyen a iluminar el altar, que es la parte noble de la Iglesia. Las linternas suelen ser de forma cuadrada u octogonal y en España se llaman cimborrio (Linterna en España).
  • Empleo de trompas y pechinas para pasar del cuadrado de la planta al círculo de la bóveda.
  • El principal elemento de sostén es el pilar, cuadrado o cruciforme, pero siempre con medias columnas adosadas en sus frentes, formando el pilar compuesto.
  • Los muros son masas espesas con escasos vanos, que generalmente son estrechos y de forma abocinada con derrame hacia dentro para extender mejor la luz en el interior.
  • Las columnas son de fuste liso, la base decorada con cuatro garras de animales o bolas y los capiteles son variados; pero el más característico del Románico es el capitel iconográfico o historiado, que narra sucesos de una manera primitivista, es una variedad del corintio pero con motivos humanos o de animales.
  • Al final del periodo románico empezó a usarse el rosetón, que es un óculo situado en la fachada, relleno con labores labradas.
  • Los edificios presentan fachadas: a los pies, la principal, y también en los brazos del crucero. En dichas fachadas se abren portadas en las que se centra la decoración. Las portadas suelen ser de forma abocinada, formándose por diversos arcos concéntricos llamados ARQUIVOLTAS, apoyadas en respectivas columnas.
  • Entre los motivos decorativos más usados están: medias bolas, puntas de diamante, dientes de sierra y ajedrezado (consiste en cuadrados llamados tacos y rectángulos llamados billetes dispuestos alternativamente de forma saliente y rehundida).
  • El edificio se remata con una cornisa.
  • La fisonomía externa del edificio se completa con torres y campanarios. Normalmente llevan dos torres flanqueando la fachada. Los campanarios suelen ser de forma cuadrada u octogonal.
  • Si el templo guarda reliquias importantes, se guardan en una cripta bajo el altar mayor, lo cual hace necesario el empleo de la girola o deambulatorio con el fin de que los fieles desfilen detrás de la cripta, ya que el acceso está prohibido.
  • Gran claridad de formas: los muros se separan de las bóvedas mediante una línea de impostas que delimita perfectamente los elementos.

La gran creación de este periodo es el MONASTERIO, y suele estar situado en el campo o a las afueras de las ciudades. El monasterio se constituye como un organismo autónomo, como si estuviésemos ante una ciudad capaz de autoabastecerse y de ser autosuficiente. Tiene, pues, las dependencias y los elementos imprescindibles para el mantenimiento de una comunidad que realiza sus actividades colectivamente. El edificio principal era la iglesia, generalmente de planta de cruz latina, construida en piedras con una o tres naves, cubierta con bóveda de cañón sustentada sobre arcos de medio punto y sobre columnas o pilares y decorada con pinturas al fresco en muros y ábsides y relieves escultóricos en capiteles, portadas y ábsides. Estas pinturas eran como un libro abierto en el que se narraban diversos episodios de la historia sagrada. Aunque la iglesia servía fundamentalmente para uso de la comunidad monacal, a sus pies solía reservarse un espacio para visitantes y peregrinos. A la derecha de la iglesia se encuentra el claustro, un patio cuadrado o rectangular dividido en pandas, rodeado de galerías cubiertas, centro de comunicaciones, de paseo y de meditación; los capiteles y pilares esculpidos de sus galerías servían para la difusión de mensajes doctrinales. En el lado este del claustro está la sala capitular, donde el abad reunía a los monjes para darles instrucciones espirituales, y sobre ella, el dormitorio colectivo. Al sur se encuentra el refectorio o comedor colectivo y al oeste suelen hallarse la cocina, la cilla o almacén, las dependencias de los novicios, la enfermería, la botica, la biblioteca y los talleres. El cementerio, por último, suele situarse junto al ábside de la iglesia. Todo el conjunto solía estar rodeado por jardines y huertos aislados del exterior por un muro, tras él se extendían campos de labranza.

Conjuntos europeos más importantes: Monasterios de Cluny y Mont Saint- Michel, las iglesias de peregrinación de Saint- Sernin de Toulose y Saint- Foi de Conques en Francia; los monasterios de Silos, Sant Pere de Roda y Ripoll.

Las Iglesias de Peregrinación: Santiago de Compostela

Las construcciones más grandiosas del Románico fueron las iglesias que se levantaron en las rutas de peregrinación, cuya tipología es similar. Se caracterizan casi todas por sus grandes dimensiones, ya que en principio se supone que tendrían que albergar multitudes y evitar aglomeraciones. Las grandes dimensiones también se debían a que la grandeza era uno de los elementos fundamentales de la belleza en esa época y provocaba al peregrino un estremecimiento ante lo sublime, es decir, la emoción religiosa. El peregrino debía sentirse estupefacto ante la arquitectura y llenarse de sentimientos religiosos que le hicieran llegar a la belleza divina a través de la belleza de la obra humana.

La planta y los alzados de las iglesias de peregrinación obedecen también a exigencias rituales de la veneración de las reliquias o de la procesión de los peregrinos. En España tenemos que destacar el Camino de Santiago, debido al hallazgo de los restos del apóstol Santiago. Hay cuatro caminos fundamentales, pero es en la mitad norte de la Península donde surge en el siglo XI el Románico puro o de Cluny, que se dedicará a construir monasterios e iglesias a lo largo del Camino. Entre estas construcciones cabe destacar: San Isidoro de León, La catedral de Jaca o San Martín de Fromista.

En la Catedral de Santiago de Compostela culmina el Románico español. Era lógico que el peregrino se encontrara al final de su largo y penoso camino un monumento que hiciera honor a las reliquias del santo.

  Los comienzos de su construcción se sitúan hacia el año 1075 según una inscripción situada en el ábside central de la cabecera que constituye la parte más antigua de la construcción. En esta inscripción se indica que la edificación se hacía cuando Alfonso (el futuro Alfonso VI) era príncipe y Diego Peláez, obispo de Compostela. Los trabajos, pues, comenzaron por la cabecera de forma que ésta junto con su girola pertenece a la etapa del obispo diego Peláez y trabajaron, según el Códice Calixtino, Bernardo el Viejo y Roberto que eran artistas probablemente franceses. Hubo un momento de paralización de las obras que coincidió con el destierro del obispo pero se reanudaron de nuevo con el arzobispo Diego Gelmirez interviniendo el maestro Esteban, arquitecto y escultor que termina la girola con sus capillas y hace todo el crucero. También interviene Bernardo el Joven. Entre 1122 y 1128 terminan las obras del templo con torres incluidas. Esta obra es la más perfecta del tipo de iglesia de peregrinación. El sepulcro del apóstol se sitúa en la cripta. Tiene por tanto una gran cabecera por la que hacen la procesión los peregrinos. La girola se cubre con bóveda de aristas. Consta de un profundo crucero. Tiene tres naves ya que, como iglesia de peregrinación, las naves laterales junto con la girola sirven para ese desfile de peregrinos sin molestar a los que están siguiendo el culto. En el centro tuvo una linterna (cimborrio) románica aunque la que hay es gótica. Los apoyos son compuestos. Los arcos son peraltados y contribuyen a dar mayor esbeltez aunque ésta se ve frenada por los arcos fajones rebajados que disminuyen su verticalidad. Hay también algunos arcos lobulados que reflejan la influencia mozárabe o musulmana. La Tribuna constituye otro elemento importante. Se extiende por todo el templo, incluida la girola. Su finalidad es la de contrarrestar el empuje de la nave principal equilibrando el templo e igualando la luz en el interior (función tectónica) y también sirve para aumentar la capacidad del templo pues desde allí los fieles que no cupieran en el recinto podrían asistir a los actos religiosos e incluso, los días de mucha afluencia de gente a la ciudad, se permitía a los peregrinos alojarse allí (función social).

Del s. XI data la Portada de las Platerías de esta catedral, realizada por el maestro Esteban y diversos colaboradores. El maestro Esteban fue llamado también el Maestro de Platerías por realizar esta obra que parece ser fue internacional. Se caracteriza por la duplicidad de las líneas, la intensidad en la mirada de sus figuras (conseguida mediante la ejecución de grandes ojos redondos) y la abundancia de paños formados por curvas que se propagan como ondas. El relieve de la Puerta de las Platerías es aún muy plano, adaptándose las figuras al marco arquitectónico. A veces, para acentuar la fuerza de la mirada, aparece excavado el iris que se rellenaba con pasta. Hacia 1117 la Catedral sufrió un incendio que debió afectar a esta fachada pues es la manera de explicar el desorden de las figuras, incorporando incluso obras de otros autores.

En el último tercio del s. XII la Catedral de Santiago recibe El Pórtico de la Gloria del maestro Mateo; en él hay que considerar dos partes: la arquitectónica y la escultórica, por no mencionar también la pictórica ya que en algunas esculturas quedan restos de policromía. Hay tres portadas. Desde el punto de vista arquitectónico tiene un carácter pregótico pues el maestro Mateo utiliza ya el arco ojival. Desde el punto de vista escultórico, en el tímpano central de la triple portada aparece representado el Señor mostrando sus heridas rodeado de sus Evangelistas: San Juan sobre un águila, San Lucas encima de un toro, San Marcos de un león y San Mateo arrodillado. En la base del tímpano hay ocho figuras de ángeles con elementos de la Pasión: una columna, la cruz, la corona de espinas, los clavos, la lanza, el pergamino de la sentencia, los azotes, la caña y la esponja. En las arquivoltas conversan y afinan sus instrumentos los ancianos del Apocalipsis. En el mainel, decorado con el tema del árbol de Jesé, se encuentra la figura del apóstol Santiago. En las columnas de las tres portadas se encuentran adosadas otras figuras de profetas y apóstoles. La significación del pórtico es muy discutida, para algunos puede tratarse de una Jerusalén celeste. El Señor se muestra lleno de poder en el centro; la Ley de Moisés aparece representada en la portada izquierda mientras que en la derecha puede estar representado el Juicio Final de una manera muy particular. Escultóricamente el maestro Mateo también se anticipa al Gótico ya que las figuras de las arquivoltas no se disponen radialmente sino siguiendo la rosca del arco; de la misma manera, las figuras parecen conversar entre ellas estableciendo un principio de comunicabilidad que pone fin al hermetismo anterior. Los pies buscan la posición normal olvidando un poco la rigidez de la adaptación al marco. El volumen de la figura se acrecienta de tal manera que la figura se yuxtapone a la columna, no se funde con ella.   Debido a todo esto, puede decirse que la obra maestra del Románico español es a su vez, germen del Gótico de nuestra arquitectura.

E.ROMÁNICA: CARACTERÍSTICAS: En los ss. XI y XII la escultura conoce un renacimiento ya que en los últimos años del Imperio Romano había decaído. En estos siglos triunfa la escultura monumental existiendo una gran armonía entre la arquitectura y la ornamentación plástica que invade todo el edificio, por dentro y por fuera (horror vacui), con marcado carácter didáctico. Se decoran todos los elementos arquitectónicos, aparecen las estatuas-columnas, en las arquivoltas también aparecen figuras y en los tímpanos de las portadas se pone normalmente el Pantócrator (Dios Todopoderoso) rodeado del Tetramorfos (símbolo de los cuatro Evangelistas).  Otras veces en el tímpano aparece el Dios Justicero, en el juicio final.

Normalmente el muro queda desnudo escultóricamente aunque se cubre con decoración mural. Los capiteles son decorados, historiográficos, instructivos, didácticos; hay veces que la decoración llega incluso a la basa. El ábside es otro sitio indicado para la decoración. El estilo de las figuras románicas responde generalmente a un ideal abstracto totalmente opuesto al naturalismo; el estilo románico responde a su vez a un contenido religioso pues la Iglesia influye totalmente en este arte, sobre todo la orden de Cluny que es la que más llegó a influir en la sociedad. El artista se mueve en un reducido campo de libertad pues cuenta con los modelos “exempla” que le son facilitados; estos modelos son los que los artistas repiten. Las obras tienen un fin didáctico por lo que no se rinde culto a la belleza formal, lo que ocurre es que la habilidad del artista puede hacer de una obra siempre igual, algo original y agradable a la vista. Las representaciones van encaminadas a destacar la conciencia viva del pecado, del temor a la condenación y la necesidad del arrepentimiento. Para conseguirlo no se escatiman medios y se pone en movimiento una estética de lo feo, la representación del pecado adopta una forma repelente; el tema del Juicio Final testimonia el horror a la condenación que se pretende inculcar. Estas esculturas eran incluso más convincentes que las palabras del predicador. Para representar al demonio se acude a formas de animales ya que siempre se ha creído que el demonio se disfraza con formas de animal. Se desarrolla una auténtica demoniología y los demonios aparecen bajo un aspecto ridículo para que los creyentes se den cuenta de que servirle es una auténtica estupidez. De esta manera lo cómico entra junto con los demonios en el arte. A la risible figura de Satanás se opone la mayestática figura del Señor o de la Virgen. Lo feo es el atributo de lo malo y la belleza sublime es el atributo de Dios.

Los temas románicos encierran un gran simbolismo aunque haya autores que lo nieguen y digan que son únicamente un derroche ornamental innecesario. Hay temas que proceden del mundo clásico y otros del mundo oriental. La Discordia se representa con dos figuras tirándose de las barbas mientras que la Concordia se efigia por dos esposos abrazados. En la escultura románica se representan todos los pecados con una gran veracidad y los pecados de todas clases o grupos sociales, así en la representación del Infierno es frecuente ver cómo se precipitan a él gente de la más variada condición, incluso eclesiásticos.

El ideal abstracto de las figuras románicas está sometido a dos elementos condicionantes: La adaptación al marco y la adaptación a la función. Las figuras se adaptan al marco de manera que si éste es cuadrado o apaisado las figuras se achaparran y si por el contrario el marco es excesivamente alto, las figuras lo son también, de ahí que las figuras que se adosan a las columnas sean generalmente esbeltas. La escultura románica se nos ofrece como una representación a gran escala de los marfiles y miniaturas prerrománicos, los cuales se consideran precedente de la escultura monumental románica.

En el Románico se constituyen una serie de tipos de los cuales los principales son el de Cristo crucificado y el de la Virgen. Cristo se halla sujeto a la cruz con cuatro clavos por lo que los pies están separados, los brazos se dispone rígidos ciñéndose al marco de la cruz, sin sentir el peso físico; en la cabeza lleva corona real y no de espinas, como corresponde a su condición de Rey de Reyes. No sufre, no experimenta dolor; es un Cristo hermético, muerto o vivo. Unas veces se le representa con una larga túnica sujeta con un cíngulo (tipo originario de Siria); otras veces cubre su desnudez con un faldón que va desde la cintura hasta las rodillas formando pliegues verticales. Sin embargo, en los Cristos próximos al Gótico todo cambia: los brazos se doblan acusando el peso y las piernas se cruzan sujetando los pies con un solo clavo. Al pie de la cruz se halla San Juan, con peinado radial, sujetándose la cabeza en señal de congoja. Al otro lado aparece la Virgen. El tipo de representación de la Virgen deriva del bizantino; es una imagen sedente, ostentando corona. El Niño está sentado en el regazo en medio de las dos piernas y menos comúnmente sobre la pierna izquierda, bendiciendo o con el libro en la mano. Ambas figuras están rígidas sin que exista comunicación entre Madre e Hijo (Teotokos). Sólo al final del Románico aparece la Virgen amamantando al Niño. En el Románico el Niño Jesús no es un niño, sino Dios. Esta iconografía con su estilización de formas cumple la misión de alejar a la divinidad de los hombres, evitando toda familiaridad y fomentando el respeto. Las divinidades románicas nos sugieren el espíritu de la justicia, no del amor. El Dios románico inspira temor. Principales manifestaciones artísticas: La Abadía de San Pedro de Moissac (Languedoc, Francia); San Lázaro de Autun, La Magdalena de Vézelay…Y en España, los conjuntos escultóricos de la catedral de Jaca, San Isidoro de León, El crucifijo de don Fernando y doña Sancha y, por supuesto en Santiago de Compostela: la Portada de Platerías (s. XI) y el Pórtico de la Gloria (s. XII).

LA PINTURA ROMÁNICA: El Románico se caracteriza por la abundancia del arte figurativo. La pintura ocupa los muros, se subordina a la arquitectura y además cumple la misión teológica ya que Cristo irradia respeto y temor. La pintura románica se ofrece en tres variantes: frescos murales, frontales y miniaturas. La pintura mural se conserva mínimamente pues fue objeto de sistemáticas destrucciones. Es un arte popular y anónimo aunque se reconocen dos clases de autores: 1. Eclesiásticos y más concretamente monásticos 2. Laicos, que tenderían a prevalecer en la época gótica.   La pintura está sometida a un proceso de abstracción resultando un gran poder expresivo. Para separar lo divino de lo terrestre y obtener mayor simplicidad, el artista prescinde casi por completo del paisaje y por la misma razón, tampoco interesa la perspectiva aunque se gradúa la profundidad del cuadro por medio de franjas paralelas de diferentes colores. Se trata de una pintura planista, bidimensional y con leves efectos de modelado. El trazo del dibujo está muy bien marcado. Tanto la forma como el color responden a un programa simbólico dando a la pintura una gran unidad. La decoración mural románica arranca de la bizantina aunque ésta se hacía principalmente en mosaicos. La cabecera de las iglesias eran espléndidamente decoradas; en el cuarto de esfera se pone al Pantócrator con mandorla portada por ángeles o rodeado por el Tetramorfos, aparece sentado y bendice con tres dedos como símbolo de la Trinidad. Destaca el Pantócrator de San Clemente de Tahull. Otras veces está la Virgen con el Niño como Santa María de Tahull. Debajo, formando una o varias fajas horizontales se disponen rígidas y frontales las figuras de los apóstoles, santos y profetas. En lugar preferente también suelen estar las figuras de los santos a quien va dedicado el templo. Por la bóveda y los muros de la iglesia se reparten diferentes escenas, de forma rectangular, con temas del Apocalipsis, del Génesis, del Nuevo Testamento…

La pintura mural tiene relación con la Miniatura pero ésta constituye un arte más rico y propio de la gente letrada y con una iconografía más amplia y un repertorio formal más abundante. Aparece tb la pintura sobre tabla, de caballete. Los Frontales alcanzan, sobre todo en España, una gran importancia. e esta pintura nacen más tarde los Retablos.