El Estilo Gótico: Orígenes y Evolución
Introducción
El estilo gótico tiene sus inicios a finales del siglo XII y se extiende temporalmente en algunos países de Europa Occidental, siendo Francia, y en concreto la Orden Cisterciense, el lugar de origen de este estilo artístico. Después del Románico, un momento de cierto oscurantismo y menor vistosidad, aparece el gótico mostrando más alegría, luz y cromatismo.
Arquitectura Gótica: Verticalidad y Luz
En arquitectura, se evoluciona respecto a estilos anteriores, como el Románico. Ahora la verticalidad es protagonista; hay un deseo ascensional y de cercanía a Dios, de ahí las altas torres de los edificios, así como los remates agudos de los elementos arquitectónicos.
En cuanto a los aspectos más concretos, destacan:
- El arco apuntado u ojival.
- La bóveda de crucería, consecuencia directa del uso del arco apuntado.
Estos elementos góticos se aprecian principalmente en las catedrales, por ser el edificio característico de este estilo. Estas catedrales pretenden representar el poder y la fe de la ciudad, y las clases altas aportan dinero para su construcción.
La planta es similar a la del Románico, es decir, de cruz latina, de tres o cinco naves longitudinales y una transversal (transepto) de menores dimensiones que en el Románico. Se mantiene la girola o deambulatorio, así como los ábsides semicirculares o poligonales. A los pies se sitúan sendas torres y en el crucero un cimborrio o torre-linterna.
Por otro lado, hay un predominio del vano sobre el muro, permitiendo más luminosidad en el interior de la edificación. Además, estos ventanales se cubren con vidrieras, cristales policromados, lo que permite una ambientación más espiritual en estos interiores. Incluso se introduce un nuevo elemento estructural: los arbotantes, arcos exteriores que sirven para transportar el peso de las bóvedas hasta los contrafuertes, dejando un espacio en el muro (claristorio) por el que entra la luz al interior.
Ejemplos Destacados de Catedrales Góticas
Catedral de Colonia (Alemania)
Esta catedral alemana destaca por su esplendor, patente en sus dos imponentes torres situadas en la fachada. Estas se compartimentan en distintos pisos en los que se disponen arcos apuntados y se rematan con altísimos pináculos. Por otro lado, el color del material tiende a ser más oscuro debido al tipo de piedra de la zona.
Catedral de Notre-Dame (París, Francia)
Encontramos la portada de la catedral parisina, que empezó a realizarse a finales del siglo XII. Aquí vemos tres entradas al edificio con sendos arcos apuntados, encima de los cuales se sitúa una galería de reyes. Se decora con figuras escultóricas. En el siguiente piso se sitúa un gran rosetón, todavía con más predominio de piedra que otros posteriores. Esta fachada se culmina con dos torres cuadrangulares a modo de campanario.
Catedral de Siena (Italia)
En Italia, el Gótico no arraigó con la misma fuerza que en otros países, porque hay más apego a las formas clásicas y cierto resquemor hacia un arte vinculado a Europa Central. Sobresalen construcciones civiles y algunas catedrales. Siena fue una ciudad de gran auge comercial, y existía interés por parte de la oligarquía local de levantar un emblema que representase el esplendor de esta ciudad; así se construye esta catedral. Como en muchos edificios catedralicios italianos, el material utilizado es mármol blanco con algunas fajas horizontales en mármol oscuro (verde o negro). La fachada se dispone a partir de sendos arcos de medio punto abocinados que preparan el acceso a las tres entradas adinteladas; cada uno de estos arcos está adornado con gabletes. En la parte superior se sitúa un rosetón sin tracería compleja y sendos gabletes con decoración pictórica de fondos dorados, con cierta influencia bizantina. Igualmente, destacan las numerosas estatuillas y relieves aquí dispuestos.
Catedral de Burgos (España)
Se trata de la fachada de esta catedral, de clara influencia francesa. Se disponen tres entradas con arco apuntado y puertas adinteladas, siendo la principal rematada con un gablete (no un frontón triangular, que es clásico). En el piso central se dispone el rosetón, así como dos ventanales a los laterales. Se suceden elementos decorativos con arcos típicos del gótico y remates de pináculos al modo del gótico francés. (Nota: Algunas partes superiores, como las agujas, son de épocas posteriores, incluso renacentistas o posteriores reconstrucciones).
Catedral de León (España)
De clara influencia francesa, se observa la fachada principal, donde se dispone de un gran rosetón central. Flanquean el cuerpo central dos torres cuadrangulares de aspecto vertical; la torre sur presenta un remate diferente, completado siglos después. Es interesante también la disposición de un gablete sobre el rosetón, así como las tres puertas de entrada con arcos apuntados y abundante decoración escultórica.
Escultura Gótica: Humanización y Naturalismo
La estatuaria en el gótico evoluciona a partir de varios aspectos:
- Se humanizan las figuras.
- Anatómicamente son más proporcionales.
- Muestran cierta expresividad y comunicación entre ellas.
- Adquieren más volumen y protagonismo, tendiendo a independizarse del marco arquitectónico (escultura exenta o casi exenta).
En cuanto al material utilizado, este suele ser de piedra y, en menor medida, de madera policromada. La temática es fundamentalmente religiosa: Cristo, la Virgen y los santos pueblan los pórticos de las catedrales. Además, se representa temática profana, sobre todo en sepulcros para personajes relacionados con la alta nobleza o la monarquía.
Ejemplos de Escultura Gótica
Virgen Blanca (Catedral de Toledo o León)
Se trata aquí de una representación casi exenta, aunque su espalda se une al muro arquitectónico (adosada). Presenta suavidad en sus formas, expresión de dulzura en el rostro y mayor contacto maternal con el Niño. Aparece con una túnica y coronada, destacando los pliegues naturalistas del vestido (técnica de paños mojados) y acercándose a un aire clasicista.
Puerta del Sarmental (Catedral de Burgos)
La relevancia de los pórticos en el gótico, aunque grande, cede cierto protagonismo iconográfico a otros elementos como las vidrieras, en relación con el románico, aunque la disposición de los personajes es muy similar. Dentro de un arco apuntado y abocinado (arquivoltas), se sitúa en el tímpano la figura de Cristo en Majestad, sedente y coronado, con una disposición más cercana y humana para el espectador. Esta figura queda escoltada por el Tetramorfos (símbolos de los Evangelistas). En la base del tímpano (dintel) se sitúan los apóstoles sedentes, transmitiendo cierto aire de comunicación. En el parteluz hay otra figura que podría ser un obispo o santo (posiblemente San Indalecio), acompañada a los lados de la puerta (jambas) de otras figuras santas que, con sus vestimentas y acabados, representan expresividad y un aire clasicista.
La Visitación (Catedral de Reims)
La influencia clasicista es muy evidente, sobre todo en las dos figuras de la derecha (Virgen María e Isabel), con el trabajo sobre las túnicas y los pliegues de las mismas. Igualmente, la comunicación es importante, reflejada en el movimiento de brazos y la inclinación de sus cabezas, dando la sensación de intercomunicación. Las otras dos figuras (posiblemente acompañantes o representaciones anteriores) se alejan un poco de ese clasicismo, aunque mantienen su expresividad tanto en sus rostros como en sus gestos.
La Pintura Gótica: Del Fresco a la Tabla
Durante el periodo gótico, se evoluciona a lo largo de los siglos en la realización de la figura. La pintura abandona casi por completo la pintura mural al fresco para trabajarse más sobre tabla (retablos) y en la miniatura (libros iluminados). En cuanto a la temática, esta se vincula principalmente a lo religioso, aunque en algunas latitudes, como los Países Bajos, se introduce una pintura más profana (retratos, escenas de género).
Esta pintura del gótico evoluciona por escuelas y por siglos. Así, encontramos:
- La escuela gótico-italiana (Duecento y Trecento): Con autores importantes como Giotto, Duccio o Simone Martini.
- El gótico internacional (finales del s. XIV – principios del XV): Un estilo cortesano y refinado extendido por Europa.
- La escuela flamenca (siglo XV): Con un gran desarrollo técnico y realismo.
En el denominado Trecento italiano (siglo XIV) es cuando se experimenta un auge en la pintura de este territorio.
Escuelas y Obras Pictóricas Relevantes
La Anunciación – Simone Martini (Escuela de Siena, Trecento)
Aquí observamos cómo el arcángel San Gabriel anuncia a la Virgen su estado de buena esperanza, acompañándoles otros dos santos en los laterales. Toda la escena queda encuadrada en una arquería trilobulada típica del gótico y con gran decoración. Sobre un fondo dorado, de clara influencia bizantina, aparecen estos personajes que todavía no disponen de una perfecta representación anatómica o proporcionalidad según cánones naturalistas. Igualmente, tampoco se observa un tratamiento realista de la luz ni un trabajo avanzado de profundidad y perspectiva, pero sí se acerca a una mayor expresividad compositiva y elegancia lineal, más habituales que en estilos anteriores.
El Matrimonio Arnolfini – Jan van Eyck (Escuela Flamenca, siglo XV)
La escuela flamenca adquiere gran protagonismo en el siglo XV, e influye con su técnica y forma en otras escuelas pictóricas de la época. Se caracteriza por una combinación de temas profanos y religiosos; es una sociedad burguesa y más materialista que las de otras latitudes en Europa, influyendo esto en su gusto por temas menos exclusivamente religiosos. El detallismo es otro aspecto determinante en esta pintura, en la que se pretende dar la máxima verosimilitud a la representación. El uso perfeccionado de la técnica del óleo permite este mayor realismo y calidades en las obras. Por otro lado, la perspectiva y la profundidad serán objetivos importantes en este tipo de pintura.
Los hermanos Van Eyck, Jan y Hubert, fueron dos grandes referentes artísticos para estas escuelas.
Un rico matrimonio burgués italiano afincado en Brujas hace un encargo a Jan Van Eyck, y este los representa en el interior de su vivienda. Los ropajes son costosos, identificándoles como grandes burgueses comerciantes. El mobiliario está muy detalladamente dispuesto en la obra; fijémonos en la lámpara o en la alfombra. La naturalidad se refleja en útiles como la fruta o los zapatos dispersos por la habitación. La profundidad se trabaja con la disposición de un espejo circular convexo al fondo, que refleja la escena y a otros dos personajes (posiblemente el pintor y un testigo), ampliando el espacio. Por último, destacar la entrada de luz desde una ventana lateral, permitiendo iluminar a la pareja y crear sutiles sombras en el resto de la habitación.
El Descendimiento de la Cruz – Roger van der Weyden (Primitivos Flamencos)
Observamos el trabajo de este pintor con la emotiva escena del Descenso de Cristo de la cruz. Aparecen varias figuras, estas con costosos ropajes propios del siglo XV, a pesar de representar un tema de quince siglos anteriores. La composición se organiza a partir de dos ejes diagonales curvos paralelos, formados por los cuerpos de Cristo y la Virgen desmayada. Una Virgen desfallecida es socorrida por San Juan Evangelista y una de las Marías, mientras el cuerpo yacente de Cristo es descendido por José de Arimatea y Nicodemo. En un espacio muy reducido, que simula un nicho escultórico, permite situar a varios personajes y concentrar la dramaticidad de la escena. Los colores son muy vivos, destacando blancos, rojos y azules, con el fin de mostrar cierta expresividad. El detallismo es manifiesto, sobre todo en los ropajes y las calidades de las telas, aunque aquí no se explora la profundidad espacial con la misma complejidad que otros artistas flamencos coetáneos, primando la emoción y la composición.
Santo Domingo de Silos entronizado como obispo – Bartolomé Bermejo (Gótico Hispano-Flamenco, siglo XV)
Majestuoso retrato del santo, con indumentaria pontifical de obispo y sentado en un trono de alto dignatario ricamente decorado. La expresión es solemne y sublime, manifestada en el rostro concentrado. Esta sensación se profundiza con los lujosos ropajes que lleva, así como el extraordinario detallismo con el que se trabaja la capa pluvial del santo, bordada con otros santos, y el trono, que incluye representaciones de las siete Virtudes. Destaca la minuciosidad en las calidades de los materiales (oro, gemas, tejidos).
El Jardín de las Delicias (Tríptico) – El Bosco (Primitivos Flamencos, c. 1500)
Se trata de un tríptico que representa el Paraíso (panel izquierdo), el Mundo Terrenal o Jardín de las Delicias (panel central, más ancho que los laterales) y el Infierno (panel derecho). El Bosco es muy crítico con el materialismo y los placeres de la sociedad del momento, que considera relajada en sus costumbres y cercana al mundo del deseo, apartándose del mundo espiritual. Dentro del detallismo propio de los flamencos, El Bosco trabaja más en una temática que se escapa de la realidad; es el pintor de un mundo de sueños, imaginario y simbólico.
En el Paraíso, aparecen Adán y Eva junto a la Fuente de la Vida, rodeados de animales exóticos y con un ambiente aparentemente idílico, aunque ya con presagios del mal. La tabla central acumula innumerables escenas sensuales y lascivas, donde multitud de personajes desnudos se rinden fácilmente al placer y al deseo en un paisaje fantástico. La tercera tabla recoge el Infierno, donde los castigos son numerosos y terribles para todos aquellos que han pecado, representados con una imaginación desbordante y grotesca. Incluso aparece un rostro enigmático (hombre-árbol) que podría ser un autorretrato simbólico del propio Bosco. Este autor fue muy apreciado en los círculos cultos y también en los grupos más conservadores de la sociedad del momento por su compleja moralidad.