La Torre del Oro
La Torre del Oro es una torre albarrana que cerraba el paso al Arenal mediante un tramo de muralla que la unía con la Torre de la Plata. Vigilaba la entrada de Sevilla por el río. El nombre le puede venir por su brillo, producto del mortero de cal y paja que presentaba. Se dice que estuvo decorada con azulejos dorados al exterior, de ahí su nombre actual. Otra leyenda cuenta que el rey Pedro I guardaba allí sus tesoros.
El cuerpo inferior es un prisma dodecagonal que se extiende hasta los 20,7 m de altura y se corona con una galería de almenas y merlones de remate piramidal. Originalmente disponía de muy escasas ventanas, fundamentalmente las saeteras que aparecen en cada una de sus lados y a alturas diversas. Todo este cuerpo inferior está construido con sillares de piedra, unidos con mortero de argamasa.
En su exterior, la torre cuenta con una decoración en tres calles verticales: la central, con vanos bíforos o ajimeces, bien con arcos de herradura o polilobulados, rodeados por alfiz y acogidos por otro arco lobulado apuntado; y las calles laterales, con una trama superpuesta de sebka. Los vanos de los paños varían para adecuarse a la altura de la rampa interior. En la parte superior, cada uno de sus frentes está decorado con ventanas encuadradas por ricos arcos mixtilíneos.
Periodo Nazarí (S. XIII-XV)
El periodo nazarí es la última etapa de la historia de Al-Ándalus, que se desarrolla durante los siglos XIII al XV. Tras la derrota de los almohades en las Navas de Tolosa en 1212, la reconquista cristiana parece un hecho consumado. El imperio se desmorona en la península, recluyéndose en los últimos reductos que abarcarán el espacio de las provincias que hoy son Málaga, Almería y Granada.
Al igual que en lo político y territorial, el arte nazarí o granadino constituirá la etapa final del arte hispanomusulmán. Podríamos decir que es una continuación del arte islámico enriquecido con la herencia almohade. En su aspecto decorativo, se caracteriza por una vuelta al ornato denso. Supo aunar de forma armoniosa la arquitectura con el paisaje a través de la construcción de jardines y la utilización del agua mediante fuentes, acequias y canales.
Los elementos comunes a todas las construcciones son:
- Sobriedad de sus exteriores y una profusa decoración de sus interiores.
- Empleo de materiales pobres como ladrillo o yeso.
- Empleo de la bóveda de mocárabes para lograr un gran efecto decorativo.
- Uso de columnas con fuste delgado.
El máximo exponente de esta arquitectura lo encontramos en la Alhambra de Granada.
La Alhambra
Su construcción no se debe a un momento concreto del reinado nazarí, sino que se fue ampliando a lo largo de este periodo, destacando entre los sultanes que ocuparon el trono de Granada Yusuf I (1333-1354) y Mohámmad V (1354-1359).
La Alhambra es una ciudad palatina fortificada que se asienta sobre la montaña a la que los musulmanes llamaban al-Sabika. Su nombre se debe al color rojizo de sus materiales «al-Qal’a al-hamra» (‘fortaleza roja’) y al sobrenombre que se conocía al sultán Mohámmad I.
El conjunto monumental se distribuye en tres núcleos: la alcazaba militar, los palacios reales y una ciudad palatina, con calles estrechas que contaba con baños públicos, mezquitas y cementerios. Como toda ciudad medieval, poseía un recinto amurallado al que se accedía a través de cuatro puertas, defendidas por una treintena de torres. Las puertas coinciden en la característica disposición en recodo o de pasillo quebrado, que facilita la defensa y agiliza el acceso al estar en rampa, repitiéndose en ellas el típico arco de herradura apuntado con alfiz.
Capiteles
Capital de ataurique o de avispero: Este capitel se halla decorado por completo con atauriques (elementos decorativos vegetales) en cuya elaboración se ha utilizado el trépano (especie de berbiquí) para darle gran relieve a los elementos vegetales. Tal es la profusión de orificios que recuerdan a las colmenas y avisperos, de ahí su nombre. Habitualmente, en la zona del ábaco, estos capiteles suelen tener una inscripción con alabanzas a Allāh o loas al califa.
Capiteles de mocárabes o muqarnas: Adorno compuesto de prismas acoplados y combinados geométricamente a modo de estalactitas, que terminan en un estrechamiento prismático. Los bloques superiores poseen sus 4 caras repletas de mocárabes (excepcionalmente dos caras están cubiertas de atauriques lisos). Su cesto es octogonal y cada cara está decorada de flores en miniatura que ocupan el interior de ocho arquillos.
Vamos a recorrer el palacio real a través de sus estancias.
Estancias de la Alhambra de Granada
Mexuar
Debe su nombre al término árabe Maswar, lugar donde se reunía la Sura o Consejo de Ministros. También era el lugar o la antesala donde el Sultán impartía justicia. Esta estancia debió pertenecer a una estructura anterior al Palacio de Comares y al de Los Leones, probablemente al construido por Isma’il I (1314-1325) y ha sufrido numerosas transformaciones. La decoración fue adaptada por Yusuf I (1333-1354) y posteriormente por Muhammad V en su segundo mandato (1362-1391), ambos responsables respectivamente de los dos Palacios de la Alhambra que mejor se han conservado.
Originalmente tenía un cuerpo central de linterna que le servía de iluminación cenital y de la que sólo subsisten las cuatro columnas y sus entablamentos. En el siglo XVI se modifica todo el espacio para añadirle una planta superior y transformarlo en Capilla. Entre las radicales modificaciones de la sala destaca por su curiosidad la del friso epigráfico de yesería que discurre por encima del zócalo alicatado colocado por artesanos moriscos con una clara intención simbólica: «El Reino es de Dios. La fuerza es de Dios. La Gloria es de Dios».
El Cuarto Dorado
Tomando uno tras otro, los patios constituían una procesión con una serie de paradas marcadas para ir revelando la presencia del sultán. Primero se hace públicamente en el Cuarto Dorado, y en privado en la sala de audiencias, Salón de los Embajadores. Así pues, el Patio del Cuarto Dorado es un elemento de transición entre lo público y privado.