La Cúpula de Brunelleschi: Un Hito de la Arquitectura Renacentista
La obra que analizamos es la cúpula de Santa María de las Flores, realizada por Filippo Brunelleschi entre 1420 y 1436. Esta cúpula constituyó el elemento de cierre de la catedral gótica iniciada por Arnolfo di Cambio y continuada posteriormente por Giotto. Después de concluida la mayor parte de la edificación, sus constructores se encontraron con el problema de rematar el edificio, considerando el enorme espacio requerido para cerrar el tambor de planta octogonal, lo que suponía un gran reto.
El Desafío de Brunelleschi
De hecho, Brunelleschi fue designado para enfrentarse a tan poderoso desafío, pues había sido el ganador del concurso convocado en 1418 por las autoridades florentinas para acabar la catedral. Brunelleschi aplicó la forma de cubierta empleada en el mundo romano: la cúpula. Sin embargo, debió adaptarla a la naturaleza de la catedral, pues no podía realizar una cúpula semiesférica, por lo que optó por emplear un perfil propio del gótico, proyectando una cúpula apuntada.
La Innovadora Doble Cúpula
Para poder aligerar el inmenso lastre que supone la enorme cubierta, ideó un concepto de doble cúpula que le permite ahorrar peso y distribuir mejor los empujes. En el interior, diseñó una cúpula más apuntada que la externa, y entre ambas dejó una cámara hueca que permite una mayor ligereza y construir un acceso a la parte superior de la misma para llegar a la linterna. El sistema de presiones se mantiene en equilibrio merced a la doble cúpula, pues la interior y la exterior se complementan para compensar sus fuerzas, permitiendo que el conjunto se mantenga sobre el crucero de la catedral. A ello se le une la presencia de una serie de semicúpulas de descarga bajo los óculos del tambor.
Materiales y Construcción
El material empleado por Brunelleschi no fue la piedra, pues le restaría ligereza al conjunto y no podría sostener una cúpula de semejantes dimensiones. Realizó un proyecto que da como resultado una de las cúpulas mayores de la cristiandad. Por ello, la realizó en su mayor parte con ladrillo y argamasa. En el interior, se rodea de grandes anillos de vigas de madera a modo de cimbra, unidas entre sí por barras de hierro.
La Imponente Apariencia de la Cúpula
La obra presenta una imponente apariencia con ocho aristas cubiertas de ladrillo rojo que coinciden con cada una de las caras del tambor sobre el que se asienta. Presenta un aspecto apuntado que es acentuado por el perfil que dibuja la curvatura de los nervios de mármol blanco y que ascienden hacia la cúspide. Sin embargo, son las nervaduras interiores las que adquieren una mayor relevancia en cuanto a la función de sujeción y distribución de empujes, siendo las exteriores un elemento decorativo.
La Linterna y su Impacto Urbano
Rematando la cúpula aparece una linterna inspirada en los edificios circulares romanos y abierta al viento. Se convierte en punto de fuga de una obra que se sitúa a una altura superior al del resto de las construcciones florentinas del momento. Con ello se consigue dominar la perspectiva y organizar el espacio urbano. Brunelleschi fue el descubridor de la perspectiva moderna, como lo atestiguan sus enormes esfuerzos por mejorar los aspectos geométricos y matemáticos en sus obras.
Armonía con el Gótico y el Legado Clásico
Una vez terminada la construcción, se aprecia la capacidad de Brunelleschi para adaptarse a la edificación preexistente, proyectando una obra en perfecta armonía con las líneas góticas en las que se asienta. La cúpula de Santa María de las Flores refleja con sus bellas líneas la nueva época cultural y artística que ahora comienza, introduciendo novedades constructivas basadas en el mundo clásico. Es por ello que se la considera la primera obra renacentista, ya que utiliza los principios clásicos de forma notable. Brunelleschi aprendió los fundamentos del arte clásico en Roma, a donde acude con su amigo Donatello, y posteriormente trató de aplicarlos a sus nuevas creaciones. Precisamente, la cubierta del Panteón en la capital italiana se convirtió en el antecedente claro y el ejemplo a seguir para su creación. Posteriormente, su obra influiría en la cúpula de San Pedro en El Vaticano, realizada por Miguel Ángel, su consecuente más directo.
El Renacimiento y el Contexto de la Cúpula
La cúpula de Santa María de las Flores marca el inicio del Renacimiento en lo que al arte se refiere. Primeramente, debe señalarse la relevancia que vuelve a adquirir la Antigüedad Clásica, el nuevo punto de vista de los prohombres del Renacimiento que situaron al ser humano en el centro de la creación, gozando ahora de la significación que merece. El antropocentrismo se convierte en una de las características más relevantes del momento.
La particular situación de la Italia, caracterizada por ciudades independientes que pugnan entre sí en pos de la supremacía socioeconómica, le permitió dirigirse en un territorio adaptado a la nueva realidad cultural. Debemos destacar la existencia de un entramado económico muy complejo en el que las ciudades italianas florecían merced a su dominio de las técnicas comerciales más avanzadas. A ello debemos agregarle la existencia de una amplia clase media compuesta por comerciantes y artesanos que permitieron extender su influencia por todo el Mediterráneo. En el campo artístico, destaca la concepción que posee el artista, que pasa de ser un mero artesano a un creador.