La Mezquita-Catedral de Córdoba: Un Recorrido por su Historia
Orígenes y Primera Ampliación (Siglos VIII-IX)
La Mezquita-Catedral de Córdoba, el monumento medieval más representativo del Islam occidental y joya de la civilización musulmana en Al-Ándalus, debe su configuración actual a cuatro ampliaciones realizadas entre los siglos VIII y X por los emires y califas omeyas. El núcleo primitivo, obra de Abd al-Rahman I, se erigió sobre la basílica visigoda de San Vicente. Consistía en un patio y una sala de oración con doce crujías transversales y once naves longitudinales. Las naves, formadas por arquerías dobladas para ganar altura, presentaban una arcada inferior de herradura y una superior de medio punto. Los fustes de las columnas, lisos y sin basa, se combinaban con capiteles reaprovechados de obras romanas, excepto los de la nave central, de origen visigodo. Sobre los capiteles, un cimacio sostenía pilares rectangulares con modillones de rollo, de donde arrancaban los arcos superiores de medio punto. Las dovelas de ambos arcos alternaban piedra blanca y ladrillo rojo, y el techo era de madera. El espacio interior, uniforme y predominantemente horizontal, se iluminaba con lámparas, creando una atmósfera intimista. Carecía de una fachada definida, con múltiples puertas en el muro exterior, y estaba rodeada por una muralla almenada. Hisam I completó esta primera fase, añadiendo al patio una galería para mujeres, un pabellón de abluciones y el alminar, configurando una planta cuadrada perfecta.
Segunda y Tercera Ampliaciones (Siglo IX-X)
Abd al-Rahman II protagonizó la segunda etapa, ampliando el oratorio con ocho crujías y cerrando los flancos del patio con saquifas. Las columnas y capiteles seguían siendo de acarreo. Posteriormente, Muhammad I reformó la maqsura y decoró las puertas. El apogeo arquitectónico y ornamental llegó en el siglo X con Abd al-Rahman III, quien amplió el patio y reconstruyó el alminar, embelleciendo la Puerta del Perdón con un arco de herradura apuntado, alfiz y decoración de yeserías. Su hijo, Al-Hakam II, añadió doce crujías a la sala de oración y un doble muro de la quibla. Bajo la dirección de Chafar, se construyeron el lucernario de la Capilla de Villaviciosa, una cúpula de ocho nervios con decoración de bovedillas nervadas e iluminación a través de arcos lobulados, y la maqsura, que mantenía la doble arcada con innovaciones: arcos lobulados entrecruzados con dovelas alternadas en la arcada inferior, y columnas de menor tamaño en lugar de pilastras en la superior. La maqsura se componía de tres capillas-lucernario con bóvedas de nervios sobre trompas, destacando la situada frente al mihrab. El mihrab, al que se accedía por un arco de herradura con alfiz, arcos polilobulados e inscripciones cúficas, era un nicho octogonal abovedado, decorado con atauriques, lacerías y mosaicos. Estos elementos decorativos influirían en Al-Ándalus y el Norte de África.
Cuarta Ampliación y Transformación (Siglo X-XVI)
La última ampliación, a cargo de Almanzor durante el califato de Hisam II, respondió al crecimiento demográfico de Córdoba. Said ibn Batrí añadió ocho naves en el lado oeste, aumentando la capacidad pero descentrando el mihrab. Esta ampliación, más austera, recordaba a una construcción militar. Cinco siglos después, se insertó un crucero catedralicio en las ampliaciones de Al-Hakam II y Almanzor, alterando el edificio y rompiendo su armonía original.