Contexto Histórico del Neoclasicismo y el Romanticismo
Los últimos años del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX conforman la era revolucionaria por excelencia, marcando el fin de la Edad Moderna y el comienzo de la Edad Contemporánea. Este período abarca la Primera Revolución Industrial, la Revolución Francesa y las Revoluciones Burguesas de 1820, 1830 y 1848. Además, surgen los primeros movimientos nacionalistas y obreros. Es una época convulsa en la que el Antiguo Régimen lucha por su supervivencia contra la Revolución liderada por la burguesía.
Los dos movimientos culturales y artísticos predominantes son el Neoclasicismo y el Romanticismo, ambos como reacción al barroco rococó del Antiguo Régimen. Ambos exaltan la lucha por la libertad y el patriotismo cívico, inspirándose en la Historia. El Neoclasicismo se inclina hacia la Antigüedad Clásica, mientras que el Romanticismo prefiere la Edad Media, buscando modelos morales y cívicos. Los artistas de ambos movimientos participan activamente en los acontecimientos políticos de su tiempo, apoyando la revolución o los movimientos nacionalistas.
Cronológicamente, el Neoclasicismo se sitúa entre la segunda mitad del siglo XVIII y el final de las Guerras Napoleónicas (hasta 1815 aproximadamente, salvo en arquitectura). El Romanticismo, por otro lado, se desarrolla desde el fin de las Guerras Napoleónicas hasta la década de 1840.
El Neoclasicismo: Un Retorno a la Antigüedad Clásica
El Neoclasicismo representa la segunda gran recuperación de la antigüedad grecolatina en la Historia del Arte, después del Renacimiento. A mediados del siglo XVIII, el agotamiento del Barroco se hace evidente, y la mirada se vuelve hacia los monumentos de la Antigüedad clásica. Hay un anhelo de simplicidad, equilibrio y reposo. Esta reacción se origina en Francia e Italia, fomentada por el sentido normativo de las Academias.
Varios factores favorecen su surgimiento. El descubrimiento de Pompeya y Herculano (1719-1748), cuyas excavaciones fueron iniciadas por Carlos III, despierta un gran entusiasmo por el arte clásico. Se crean, especialmente en Inglaterra, Sociedades de Amigos de la Antigüedad que organizan viajes a lugares lejanos. Algunos viajeros realizan bocetos de las ruinas que contemplan. Coleccionistas y aficionados franceses e ingleses compran estatuas y relieves antiguos en Italia, exhibiéndolos en sus gabinetes privados. Surge una amplia bibliografía sobre Etruria, Grecia y Oriente Medio. La Historia del Arte nace con la publicación en 1764 de la Historia del Arte en la Antigüedad de Winckelmann, el primer tratado de arte antiguo. Stuart publica Antigüedades de Atenas y Lessing Laoconte, un ensayo estético. Estos tratadistas proponen el ideal griego como punto de partida de toda belleza.
Etapas del Neoclasicismo
El desarrollo del Neoclasicismo se divide en dos etapas:
- La primera, con epicentro en la Roma de 1755, representada por los teóricos alemanes Winckelmann, padre de la arqueología y de la Historia del Arte, y Mengs, el pintor filósofo.
- La segunda, iniciada en 1770, marcada por la aceptación y difusión internacional de sus principios a través de las Academias.
Johann Joachim Winckelmann, teólogo protestante que se convirtió al catolicismo en 1755, ocupó el cargo de bibliotecario y conservador de las antigüedades griegas y romanas del Museo Vaticano. Ese mismo año publicó Reflexiones en torno a la imitación de la pintura y la escultura de los griegos, considerada el ideario estético del nuevo estilo. En ella, expone que a los modernos solo les queda un camino para ser grandes: imitar a los antiguos, y añade que la esencia del arte clásico reside en la noble sencillez y la serena grandeza.
Anton Raphael Mengs, judío de Sajonia, fue pintor y tratadista. Desde 1761 trabajó en España. Como pintor, rompió con la tradición barroca de los techos de perspectiva fingida, optando por fórmulas claras y precisas. Como tratadista, sostuvo que el arte era superior a la naturaleza, y que el pintor debía depurar las imperfecciones de la realidad con la imaginación y el intelecto.
El agotamiento de las formas decorativas del Rococó, sin apenas trascendencia en los exteriores, produce una crisis estética. El arte ocupa un papel similar a la política, discutiéndose apasionadamente. El Neoclasicismo surge como un movimiento de protesta contra el Barroco, acusado de afrentoso. En el fondo, era la lucha de los intelectuales burgueses contra la aristocracia acostumbrada a los placeres del Rococó.
Neoclasicismo e Ilustración
El Neoclasicismo está unido a la Ilustración, movimiento intelectual caracterizado por la confianza en la Razón y el deseo de reorganizar la sociedad a través de ella. La Revolución Francesa se une al Neoclasicismo. Es uno de los periodos más decisivos de la Historia: 1767, invención de la máquina de vapor; 1776, Independencia de los EE. UU.; 1789, Revolución Francesa.
Estos planteamientos artísticos proporcionan una alternativa estética a los revolucionarios empeñados en la supresión del Antiguo Régimen. Los representantes de la Revolución ven en el Neoclasicismo la derrota de la aristocracia y sus salones. El arte neoclásico se prolonga hasta el periodo napoleónico y su estilo Imperio. El nuevo emperador necesitaba un arte de los Césares para expresar el Imperio universal al que aspiraba.
Desde el punto de vista estético, se produce una paradoja. Por un lado, existe un reflejo fiel del pasado, y la constante clásica reclama el bello ideal, la ausencia de perturbación, el equilibrio moral, lo que conduce a un mundo de reglas y dioses. Por otro lado, hay un retorno a lo cotidiano, un distanciamiento de la civilización y una búsqueda de la ingenuidad perdida, un desbordamiento del mundo de los sentidos con Rousseau. Esto supone que clasicismo y Prerromanticismo se fundan en el mismo crisol.
El epicentro del nuevo movimiento es Francia, pero sus consecuencias abarcan toda Europa, afectando a la arquitectura, la pintura, la escultura, la cerámica, la porcelana, los tejidos y los tapices.
Las Academias de Bellas Artes
Surgen las Academias, encargadas de uniformar el gusto de la época y de buscar un arte único inspirado en el arte griego, considerado el más perfecto y, por tanto, insuperable, especialmente la arquitectura dórica.
Las recién creadas Academias de Artes establecen las normas artísticas, recomendando imitar a los antiguos. Se intenta sujetar a reglas la creación artística y producir obras modelo, aspirando a un valor de universalidad. En Francia se funda la primera escuela real para la formación técnica e ideológica de artistas al servicio de un proyecto que considera necesario proponer la identificación entre valores estatales y morales.
Las Academias, protegidas por el Estado y regidas por un claustro de profesores, tenían dos objetivos: establecer sesiones periódicas para tratar problemas técnicos e inculcar a los alumnos la correcta educación neoclásica, sin que tuvieran que servir como auxiliares manuales al maestro del taller, como se hacía en el ámbito gremial.
El sistema educativo académico se basaba en el dibujo y constaba de tres cursos. El nivel elemental se impartía en la sala de principios, donde los aspirantes aprendían a soltar la mano copiando partes anatómicas simples. El segundo escalón era la sala del yeso y la sala del maniquí, donde se copiaban moldes de estatuaria antigua y se instruían en el tratamiento de los ropajes. Finalmente, en la sala del modelo vivo, los alumnos más aventajados se ejercitaban en la reproducción del cuerpo desnudo al natural. Quienes superaban esta prueba eran considerados artistas y recibían un diploma acreditativo.
Los arquitectos se educaban proyectando edificios según la preceptiva de teóricos italianos como Vitruvio, Vignola y, sobre todo, Palladio. La devoción por I Quattro Libri dell’Architettura de Andrea Palladio dio origen al neopalladianismo, enriqueciendo las principales capitales europeas y estadounidenses con monumentos inspirados en la visión de este arquitecto veneciano sobre la antigüedad grecorromana.
Las Academias de Bellas Artes surgieron en las grandes ciudades ilustradas. Las más prestigiosas fueron la Academia de San Lucas en Roma, la Académie Royale en París, la Royal Academy en Londres y la Academia de San Fernando en Madrid, fundada en 1752, seguida de las de Valencia, Zaragoza, Cádiz, Valladolid, México, La Habana, etc. Esto significó la muerte de las escuelas locales y de los talleres particulares. El Estado se hace cargo de la enseñanza de las Bellas Artes, centralizando el arte. Las academias convocaban concursos anuales para estimular a los artistas jóvenes, exponiendo las obras ganadoras y premiando a los vencedores con diplomas, medallas y becas en el extranjero. Los artistas ganan en conocimientos técnicos y ciencia, pero pierden en individualidad. La arquitectura, no obstante, fue la que dio mejores frutos.
El Renacimiento y el Barroco fueron más fecundos en innovaciones. En el Neoclasicismo imperó la imitación sobre la invención, con una actitud erudita. El culto a la arquitectura helénica procede del saber. A la vez, existe un criterio urbanístico que busca mayor fluidez en las comunicaciones y dotar al ciudadano de grandes espacios verdes. Por razones higiénicas, los enterramientos se trasladan a la periferia. Es el siglo de la Razón y de las Luces: la Ilustración.
Decoración y Mobiliario Neoclásico
En cuanto a la decoración y el mobiliario, el Neoclasicismo impone la racionalidad. Evita la forma curva, los soportes se hacen verticales, torneados o acanalados, con pocos motivos en bronce. Las proporciones son armoniosas. Son muebles cómodos, ya que la higiene es uno de los predicamentos de la época. El mueble favorito fue la chaise longue, asiento amplio con respaldo a un lado, inspirado en el clasicismo, ya que en Grecia y Roma era la forma habitual de sentarse en los banquetes. Otro mueble muy usado es el espejo de doble cara montado sobre un soporte articulado. Las maderas son de las mejores calidades, importadas del trópico.
En las tapicerías predominan los temas mitológicos, y las paredes suelen recubrirse con superficies enteladas de diseño listado. Prosigue el auge de las grandes manufacturas de cerámica y porcelana, aunque cambian las formas y colores. El rico colorido barroco se extingue, predominando el blanco mate o vitrificado, con motivos dorados.
Características de la Arquitectura Neoclásica
El origen del Neoclasicismo se basó en la mezcla de elementos fundamentalmente griegos y algunas conquistas renacentistas, como las cúpulas. Se utilizó el orden dórico (con basa y éntasis), con fuste acanalado, y muchas veces el capitel es compuesto o toscano. Se emplean arquitrabes, frisos, platabandas, cornisas, frontones y tímpanos, que se llenan de estatuas y relieves.
La arquitectura neoclásica se caracteriza por la desnudez decorativa. Los pocos elementos decorativos empleados (frontones, columnas, etc.) suelen tener una función constructiva y se caracterizan por la limpieza de líneas y los grandes paramentos lisos. Los edificios neoclásicos transmiten cierta frialdad, son totalmente racionales y, por tanto, carentes de emociones.
La arquitectura neoclásica simboliza la superioridad de la razón frente a la arquitectura barroca, que ponía el énfasis en los sentidos y las sensaciones. Es austera y sólida, simbolizando los nuevos valores de la Ilustración y la burguesía: austeridad, prudencia, patriotismo y virtud moral.
Las construcciones neoclásicas responden a nuevas necesidades; así, un templo clásico se convierte en una Asamblea Nacional, una iglesia o un museo.
Obras Representativas de la Arquitectura Neoclásica Europea
- Panteón de París, construido por Soufflot, inspirado en el Panteón de Roma y con influencia de Bramante en la cúpula.
- Iglesia de La Madeleine de Vignon.
- Arco del Triunfo de Chalgrin.
- Puerta de Brandemburgo en Berlín, de Gothard.
- British Museum de Smirke en Londres.
- El Capitolio en Washington.
Arquitectura Neoclásica en España
En España, debido al gran peso del arte barroco, el Neoclasicismo tuvo que vencer una gran resistencia. Sin embargo, desde mediados del siglo XVIII hay un esfuerzo de depuración de formas, tarea en la que las Academias ponen sus mejores empeños. Carlos III fue el principal impulsor del cambio.
Principales Arquitectos Neoclásicos Españoles
Ventura Rodríguez (1717-1785): Su trayectoria se sitúa entre las dos grandes corrientes artísticas de la época. Trabajó para Fernando VI. Obras suyas son el Paseo del Prado, con las fuentes de Cibeles y Neptuno, la remodelación del Pilar de Zaragoza, la fachada de la Catedral de Pamplona, el Ayuntamiento de Haro y el diseño del de Miranda de Ebro.
Francisco Sabatini (1722-1797): Arquitecto nacido en Palermo y formado en Roma. Realizó la Puerta de Alcalá en tiempos de Carlos III y terminó el Palacio de Oriente.
Juan de Villanueva (1739-1811): El más grande de los arquitectos neoclásicos españoles. Estudiaba concienzudamente sus planes con detalle y sentido razonador. En su obra, el Neoclasicismo se limpia de elementos barrocos. Se formó en Roma como becario de la Academia, visitando Pompeya y Herculano. A los 26 años regresa a España empapado de neopalladianismo. Es nombrado arquitecto de El Escorial. Proyectó las Casas de los Infantes en Aranjuez (1771), la Casita del Príncipe en El Pardo (1772) y las Casitas de Arriba y Abajo en El Escorial (1773), dos villas de recreo palladianas.
- Museo del Prado: Compuesto por un cuerpo central con pórtico y un salón posterior semicircular, y dos cuerpos cuadrados unidos por corredores con columnatas. La tercera planta es posterior. Posee tres portadas; la monumental, que da al Paseo del Prado, tiene robustas columnas dóricas inspiradas en las de El Escorial. En vez de frontón, tiene un gran relieve rectangular a modo de ático de un arco de triunfo romano.
- Oratorio del Caballero de Gracia: Concebido como basílica, a pesar de sus pequeñas proporciones. Es de tres naves sobre gruesas columnas.
- Observatorio Astronómico: Su creación más puramente neoclásica. De forma central con cúpula. En el frente se abre un pórtico hexástilo de orden corintio, con columnas de fuste liso y basa ática.
- Reconstrucción de la Plaza Mayor de Madrid: Originalmente construida por Juan Gómez de Mora en el siglo XVII, fue reconstruida tras el incendio de 1790, formando un rectángulo adintelado de tres pisos.
Escultura Neoclásica
La escultura tuvo un desarrollo limitado durante el Neoclasicismo, sin las posibilidades de expresión de la pintura. Estuvo muy delimitada por las normas de las Academias de Bellas Artes, que impusieron normas rígidas y modelos a seguir, impidiendo la creatividad. Los escultores neoclásicos realizaron obras frías, correctas en sus cánones, pero sin”alm”.
Antonio Canova (1757-1822)
Después de Bernini, es el mayor técnico escultórico. Destaca por el virtuosismo de la ejecución y la gracia de la concepción. Formado con escultores barrocos, realiza Dédalo e Ícaro. Con el dinero obtenido, marcha a Roma a estudiar los modelos de la Antigüedad clásica. Su fuente de inspiración son los museos y colecciones italianas. El impacto de Grecia fue tremendo, como se refleja en las Tres Gracias. Aunque su estilo apenas se asemeja al de Donatello y Miguel Ángel, se le ha considerado el último gran artista italiano.
Sus temas mitológicos son frecuentes: Teseo y Minotauro, Eros y Psique, concebido con delicadeza y maestría compositiva; Hebe, Hércules y Lica, de encendido barroquismo; Perseo, inspirado en el de Benvenuto Cellini en composición, pero siguiendo al Apolo de Belvedere en las formas; Las tres Gracias, conjunto escultórico de gran armonía, con las diosas enlazando sus cuerpos de equilibradas anatomías, creando un conjunto cerrado e íntimo. Las posturas son elegantes, y las superficies pulidas y blancas. Los perfiles de los rostros recuerdan a los relieves griegos, especialmente a Fidias.
Realizó las monumentales Tumbas de Clemente XIII y Clemente XIV, imponiendo un nuevo modelo de tumba. También la Estatua orante de Pío VI en el Vaticano y el monumento funerario de María Cristina de Austria. Fue escultor de cámara de Napoleón.
- Leticia Bonaparte: Madre de Napoleón, representada sentada a la usanza de las matronas romanas.
- Paulina Bonaparte Borghese: Hermana de Napoleón, presentada como Venus victoriosa.
- Jorge Washington (1821): Retrato sedente vestido como un emperador romano, inspirado en el Dionisos del Partenón.
Bertel Thorvaldsen (1770-1844)
Fue el gran restaurador de los frontones griegos de Egina, que se encuentran en la Gliptoteca de Múnich. Su inspiración en la escultura clásica es total, como muestra el Jasón, una escultura que muestra una fidelidad casi total al modelo griego del Doríforo, tan exacta como fría y distante.
En España destacan Álvaro Cubero, con La defensa de Zaragoza y María Isabel de Braganza, y Damiá Campeny, con Lucrecia moribunda.
Pintura Neoclásica: Jacques-Louis David
La pintura neoclásica tuvo el problema de la falta de pinturas clásicas a imitar, excepto algunos frescos en Pompeya, a diferencia de la escultura. Los cuadros son imitaciones escultóricas de los relieves clásicos. Los colores son suaves, complementarios y sin estridencias. Son cuadros sobrios, fríos, racionales, realistas, llegando casi al hiperrealismo. Para conseguir ese volumen escultórico, recurren a un dibujo muy preciosista y detallado.
Características Generales de la Pintura Neoclásica
- Temas: Extraídos del mundo clásico (mitología, episodios históricos), desnudos y temas históricos donde se reproducen episodios importantes de la Revolución Francesa, exaltando mitos clásicos y transmitiendo valores como heroísmo y patriotismo.
- Composiciones: Claras, racionales y sencillas. Cada cuadro suele tener un tema principal sin temas secundarios o superfluos. Los marcos son arquitecturas clásicas, sin darle preferencia al paisaje, que se configura en segundo plano. Las figuras se pintan en primer plano, en número limitado y en grupos aislados, imperando la claridad.
- Naturalismo e Idealización: Los personajes en primer plano se representan con una anatomía ideal, basada en cánones, simétricos y proporcionados, con musculaturas que recuerdan a las estatuas clásicas. Se cultiva el desnudo heroico, aunque se ocultan los genitales. Las mujeres nunca se presentan desnudas. Las imágenes se visten con ropajes teatrales, majestuosos, solemnes, ricos, aunque sencillos.
- Función: Las pinturas neoclásicas suelen tener un sentido moralizante y propagandístico, difundiendo los ideales revolucionarios de fuerza, heroísmo, patriotismo y virtud.
- Línea y Dibujo: El color está al servicio de la línea, siendo muchas veces convencional o incluso dejándose sin colorear, quedando la pintura reducida a una grisalla (predominio de la línea sobre el color).
- Luz: No se buscan efectos de luces y sombras como en el Barroco. Se busca la claridad. La luz deja de tener un papel decisivo, convirtiéndose en una luz general y difusa.
- Búsqueda de la Tridimensionalidad y la Profundidad: La pintura parece poseer tres dimensiones. El efecto de profundidad es más real que en el Renacimiento, sin planos tan rígidos. La profundidad se consigue mediante la perspectiva aérea y la perspectiva lineal.
Jacques-Louis David (1748-1825)
Es el pintor clave del Neoclasicismo francés. Compartía las ideas revolucionarias de la Revolución Francesa. Muchos de sus cuadros expresan ideas de libertad, valores cívicos, patriotismo y heroísmo. Fue el pintor favorito de Napoleón I.
David se convierte en el cronista de los acontecimientos históricos de su época (Juramento del Juego de Pelota, Asesinato de Marat, Coronación de Napoleón, etc.). Sin embargo, no actúa como cronista neutral, sino que, como partidario de la Revolución, toma partido por los acontecimientos que narra y utiliza su arte para heroizarlos.
Obras más Importantes de David
- La muerte de Marat (1793): Presenta al héroe agonizante, con gran volumen y modelado, sosteniendo su testamento político como una tarea a seguir por los revolucionarios.
- El juramento de los Horacios (1784): Representa el momento en el que los tres Horacios juran ante su padre defender a Roma. El deber y el patriotismo por encima del amor y la familia. Van a una muerte segura, pero lo aceptan heroicamente, al igual que el padre, mientras las mujeres lloran resignadas. Tiene una marcada influencia de los relieves romanos en la colocación de las figuras, su geometricidad de líneas, arquitectura y profundidad. Muy similar es el cuadro de Los lictores llevan a Lucio Bruto los cadáveres de sus hijos.
- Madame Récamier (1793): Recuerda a las venus helenísticas en su postura indolente, con la túnica típica de la época Imperio.
- Coronación de Napoleón I (1804): Cuadro testimonio, casi de reportero periodístico, de gran realismo.
Otras obras son El rapto de las Sabinas y El Juramento del Juego de Pelota (1793).