Las Tres Gracias
El autor de esta obra es Rubens. Está datada en el s.XVII. Su estilo es barroco flamenco y utiliza como técnica el óleo sobre tabla. El dibujo enérgico se esconde bajo las largas pinceladas, sobre las que se aplican toques sueltos, ricos en pasta. El color de las carnes blandas de las tres gracias es fruto de la combinación de los 3 colores primarios: rojo, amarillo y azul. La escena tiene gran luminosidad. También destaca la sensualidad de los cuerpos de las 3 mujeres y las líneas sinuosas. Rubens pintó esta versión de las 3 gracias de la antigüedad clásica: las tres jóvenes entrelazadas forman un pequeño círculo, de manera que una de ellas da la espalda al espectador. Las mujeres potentes en primer plano, están o desnudas o cubren partes de su cuerpo con gasas. Podemos apreciar gran delicadeza en los gestos, que parecen mostrar que están a punto de empezar una danza. En el fondo se observa un paisaje idílico, cuya escena está marcada por una guirnalda de flores, un tronco y una rama de árbol. El tema que inspira a Rubens para hacer este cuadro viene de la mitología griega, según la cual, las tres gracias hijas de Zeus, eran las diosas del encanto, la alegría y la belleza. Rubens realiza un estudio de los desnudos femeninos de acuerdo con los ideales estéticos de su época. La Gracia de la derecha es la primera mujer del pintor (Isabela), la que está a la izquierda es Helene, su 2ª mujer. Finalmente el rey Felipe IV de España adquiere el cuadro en la subasta de bienes que se realizó cuando el pintor murió. En el cuadro también podemos observar sensualidad, dinamismo, colores cálidos. Rubens trató temas mitológicos, históricos…
La Lección de Anatomía del Doctor Tulp
Su autor es Rembrandt y se hizo en la 1ª mitad del siglo XVII. Es de estilo barroco holandés y está realizado mediante la técnica del óleo sobre lienzo. El cuadro tiene una luz irreal y artificial que proviene de arriba y acentúa el contraste entre la frialdad del cuerpo desnudo del cadáver y la calidez de los rostros de los asistentes a la clase de anatomía. El claroscuro y la calidad atmosférica dan intensidad y emoción a la escena y relieve escultórico a las figuras. La rojez del brazo diseccionado del difunto resalta en este conjunto que está dominado por el claroscuro, y por los colores negro y blanco de las ropas. En la pintura holandesa del s.XVII los profesionales encargaban cuadros donde aparecían los miembros de las corporaciones, para exponerlos en sus sedes sociales. La costumbre exigía que se respetase el orden jerárquico de los sujetos, pero Rembrandt rompe con la rigidez de las anteriores obras de este género, y le da más importancia a la acción. Realiza un esquema piramidal con los 7 personajes situados alrededor del cadáver y el Doctor Tulp. Uno de los presentes tiene un folio con el nombre de los 7 asistentes que pagaron para asistir a la lección del doctor. El fondo arquitectónico enmarca la escena, donde el cartel que cuelga en la pared tiene el nombre del artista y la fecha en que hizo el cuadro. Este cuadro está basado en un hecho real. Rembrandt nació en Holanda y alcanza su etapa plenamente barroca en Ámsterdam bajo la influencia de Rubens. Con el uso del claroscuro consigue dar a la atmósfera un significado visual y espiritual.
Las Meninas
Se trata de un cuadro hecho por Velázquez en el s.XVII. Es de estilo barroco y utiliza como técnica el óleo sobre lienzo. Se encuentra en el Museo del Prado de Madrid. El autor utiliza los efectos de luz para conseguir que la luz incida sobre las figuras que están en primer plano y dejando en la penumbra a las más alejadas. Este juego de luces y sombras crea la ilusión del espacio en el cuadro y da profundidad a la escena. Los personajes en primer plano están en dos grupos de tres. En el del centro está Margarita acompañada por sus damas que le ofrecen agua y otra le hace una reverencia. A la derecha se encuentra la enana, el enano y un mastín. Las anomalías en el físico y los colores oscuros de los ropajes resaltan la belleza y la claridad cromática de los ropajes de los otros 3. Detrás de los personajes se observan conversar a la dama de honor y un guardadamas. En el extremo opuesto se encuentra la figura de Velázquez observando. La luz roja de Santiago se añadió después de su fallecimiento por orden del rey. En el último plano se encuentra un hombre subiendo los peldaños de las escaleras (es José Nieto). Su gesto con el brazo hace que nos fijemos en la imagen de los reyes de España, que está reflejado en el espejo. Este cuadro recibió el nombre de Las Meninas por el pintor Madrazo, y fueron muy apreciadas por el rey Felipe IV. Gracias al uso del color y de la luz se creó un genio de la perspectiva aérea. Sus cuadros reflejan la luz y la intensidad de los colores. La pincelada sugiere formas sin llegar a definirlas, pero dan apariencia de realidad inmediata, siendo precursor del modernismo.
Las Hilanderas
Es un cuadro hecho por Velázquez. Utiliza la técnica del óleo sobre lienzo. La composición de Velázquez juega con el recurso barroco de insertar un cuadro dentro de otro, invirtiendo el orden de importancia del tema. El cuadro es muy complejo; Velázquez convierte a los personajes mitológicos en humanos, ya que la joven de espaldas con camisa blanca es Aracne y la hilandera es Atenea: su disfraz falla, ya que se ve su joven pierna. Al fondo se ven tres muchachas; dos de ellas observan el tapiz, y la tercera mira hacia las hilanderas estableciendo un nexo con la escena anterior. La diosa y Aracne permanecen frente al tapiz tejido por Aracne. Aracne era una tejedora que se atrevió a desafiar a los dioses. Atenea se disfrazó de anciana para disuadirla pero como no lo consiguió se enzarzaron en una competición. La diosa enfadada convirtió a la tejedora en una araña. Velázquez trabaja la perspectiva aérea con unas pinceladas sueltas que hacen que sea posible casi tocar la atmósfera y los planos de luz sugieren los efectos de distancia y la corporeidad de las formas. La habitación alta recibe un rayo de luz brillante en diagonal que diferencia el espacio del tapiz, del de la habitación. Las hilanderas se han representado como una alegoría de la superioridad de las bellas artes sobre las artes aplicadas.