Santa Ana, la Virgen y el Niño
Esta pintura de Leonardo Da Vinci, perteneciente al Renacimiento (Cinquecento, siglo XVI), se encuentra en el Museo del Louvre, París. Realizada en óleo sobre tabla, representa el tema religioso de Santa Ana, la Virgen y el Niño. Santa Ana, madre de la Virgen, se encuentra en la parte superior de la composición triangular, con la Virgen debajo de ella sosteniendo al Niño, quien a su vez lleva un cordero, símbolo de la Pasión de Cristo. La comunicación entre las figuras se establece a través de miradas y posturas. El paisaje de fondo, irreal, presenta perspectiva aérea y sfumato. Los colores cálidos predominan en el primer plano, mientras que los fríos se reservan para el segundo plano. La iluminación es uniforme, sin excesivo juego de luces y sombras. Las figuras, idealizadas, poseen volumen.
La Gioconda
Tributo a la Moneda
Ubicado en la Capilla Brancacci de Florencia, El Tributo a la Moneda de Masaccio (Quattrocento, siglo XV) es un fresco que narra un pasaje del Nuevo Testamento. La obra presenta tres escenas: en el centro, Cristo y sus apóstoles se enfrentan al cobrador de impuestos; a la izquierda, Pedro pesca la moneda por orden de Cristo; y a la derecha, Pedro paga al cobrador. Las escenas se distribuyen en diferentes planos, con la de Pedro pescando más alejada. Cristo, protagonista de la escena central, está rodeado de sus acompañantes en diversas posiciones. El individualismo en los rostros, verdaderos retratos, se combina con la isocefalia. El color predomina, otorgando volumen a los personajes. Los ropajes presentan movimiento. El interés por la anatomía se aprecia en la figura del recaudador. Masaccio se autorretrata en la obra. El paisaje, con árboles y montañas, no es del todo realista, e incluye arquitectura del Quattrocento. La luz blanca que ilumina la escena carece de fuertes contrastes.
Moisés
Escultura de Miguel Ángel (Cinquecento, siglo XVI), realizada en mármol, ubicada en una iglesia de Roma. Representa a Moisés, figura bíblica encargada de guiar al pueblo de Israel, en una postura sedente, con la cabeza ligeramente ladeada y una expresión de terribilità. Su barba, larga y recogida con una mano, está minuciosamente trabajada, generando efectos de luces y sombras, al igual que los pliegues de su vestimenta. La posición de las piernas, una adelantada y otra atrasada, gira el cuerpo. La escultura representa el momento en que Moisés porta las tablas de la ley y su pueblo adora a falsos dioses. La furia, la tensión y el interés por la anatomía son evidentes. La escultura monumental, de 2.35 metros de altura, presenta a Moisés con cuernos, debido a un error de traducción de la Biblia. A pesar de conocer el error, Miguel Ángel mantuvo los cuernos. El proyecto de la tumba de Julio II, al que pertenece esta obra, fue modificado en varias ocasiones.
Piedad del Vaticano
Escultura en mármol de Miguel Ángel (Cinquecento, siglo XVI), ubicada en San Pedro del Vaticano. Representa a la Virgen sosteniendo el cuerpo de Cristo tras ser bajado de la cruz. La composición triangular muestra a la Virgen, joven y de belleza idealizada, mirando hacia abajo. La juventud de la Virgen contrasta con la edad de Cristo, y su monumentalidad la haría más grande que él si estuviera de pie. Los pliegues de su vestimenta crean movimiento y juego de luces y sombras. Miguel Ángel firma la obra en una banda que lleva la Virgen: “Michellangelo, escultor florentino”. La Virgen, sin rastros de sufrimiento y de belleza idealizada, se ajusta a los cánones clásicos.
La Flagelación
Pintura de Piero della Francesca (Quattrocento, siglo XV), realizada al temple, ubicada en la Galería Nacional de las Marcas, Urbino. Representa la flagelación de Cristo, episodio del Nuevo Testamento. La escena principal, en segundo plano, muestra a Cristo atado mientras es azotado, con Pilatos sentado. La perspectiva se logra mediante la colocación de los personajes y el suelo. Columnas clásicas, un entablamiento y un techo plano con casetones completan la escena. En primer plano, una escena secundaria muestra figuras de mayor tamaño, vestidas a la moda del siglo XV, que se cree representan a dirigentes de ciudades italianas. La geometrización de las formas, las vestiduras decoradas y la arquitectura con paisaje de fondo caracterizan esta escena. La iluminación blanca y artificial, típica de Piero, crea una atmósfera de armonía, sin mostrar sentimientos. La obra fue encargada por el Duque de Montefeltro, Duque de Urbino.
La Primavera
Obra de Botticelli (Quattrocento, siglo XV), realizada al temple sobre lienzo, ubicada en la Galería Uffizi, Florencia. Representa teorías neoplatónicas con un tema mitológico. Venus, en el centro, simboliza la unión de la naturaleza y el espíritu, la creación. Cupido, sobre ella, dispara una flecha a una de las tres Gracias. A la derecha de Venus, Céfiro (el viento) atrapa a la ninfa Cloris, quien se transforma en Flora. A la izquierda, las tres Gracias, servidoras de Venus, visten ropajes transparentes que dan sensación de movimiento. Mercurio, de espaldas al resto, completa la escena. Otra interpretación ve la muerte en Céfiro y el renacimiento en Cloris y Flora. Las figuras a ambos lados de Venus forman composiciones triangulares. La perspectiva está ausente, el paisaje es un simple telón de fondo. La línea predomina sobre el color, sin juego de luces y sombras. El movimiento se aprecia en los ropajes y la colocación de las figuras. El interés por la anatomía es evidente, y Botticelli busca reflejar la belleza ideal en figuras alargadas.
Juicio Final
Fresco de Miguel Ángel (Cinquecento, siglo XVI), ubicado en la Capilla Sixtina del Vaticano, encargado por Julio II. Representa la segunda venida de Cristo y el Juicio Final. En el nivel superior, Cristo, acompañado por María y mártires, juzga a la humanidad. Santos con instrumentos del martirio y de la Pasión rodean a Cristo. En el nivel inferior, redimidos y condenados, ángeles con trompetas y la resurrección de los muertos. Los redimidos ascienden al cielo, mientras los condenados descienden al infierno. Los ángeles anuncian el juicio. Una alusión al mundo clásico, el banquero Caronte, se incluye en la parte inferior. La perspectiva no es relevante, los personajes se destacan sobre un fondo azul. El juego de luces y sombras es artificial. El interés por la anatomía, el dibujo y el tamaño colosal de las figuras crean una sensación de grandiosidad. El movimiento y dinamismo se aprecian en las figuras que ascienden y descienden, en las curvas diagonales y las líneas rectas. Miguel Ángel tardó cuatro años en completar la obra.
Escuela de Atenas
Fresco de Rafael (Cinquecento, siglo XVI), ubicado en el Vaticano, Roma. De tema profano, representa la antigüedad clásica. Aristóteles y Platón, los filósofos más importantes, ocupan el centro. Platón tiene el rostro de Leonardo, un homenaje. A la izquierda, Pitágoras lee un libro. Arriba, Alejandro Magno con un casco. Abajo, Miguel Ángel, representado como Heráclito. A la derecha, Diógenes yace en el suelo. En otro grupo, Ptolomeo con una esfera, junto al autorretrato de Rafael. El marco arquitectónico clásico recuerda la época clásica. La perspectiva se logra mediante la colocación de los personajes y la arquitectura. Las líneas convergen en las figuras centrales. La isocefalia se observa en el plano superior. La luz es uniforme, predominan el dibujo y los colores cálidos. La composición es compleja. La influencia de Miguel Ángel se aprecia en el interés por la anatomía, como en el cuerpo de Diógenes.
Los Desposorios de la Virgen
Obra de Rafael (Cinquecento, siglo XVI), realizada en óleo y temple, ubicada en un museo de Milán. Representa el matrimonio de la Virgen. San José, a la derecha, y la Virgen, a la izquierda, se enfrentan al sacerdote en el centro. Detrás de San José, los pretendientes rechazados, uno de ellos rompe su vara en señal de enfado. Detrás de la Virgen, un grupo de doncellas. Las cabezas y los pies de las figuras en primer plano describen líneas ovaladas. En segundo plano, un templo circular de estilo Cinquecento. Figuras de menor tamaño se sitúan delante y a los lados del templo. Un paisaje completa el fondo. La figura del cura transmite volumen y solidez. Predominan el dibujo y los colores cálidos. El vestido rojo de la Virgen simboliza la pasión. La perspectiva se crea mediante la colocación de los personajes y el dibujo del suelo. La luz es uniforme, influencia de Leonardo. Rafael firma la obra con una inscripción en el templo.
La Virgen del Jilguero
Obra de Rafael (Cinquecento, siglo XVI), realizada en óleo y temple, ubicada en la Galería Uffizi, Florencia. De tema religioso, representa a la Virgen con el Niño Jesús y San Juan. Uno de los niños sostiene un jilguero, símbolo de la Pasión de Cristo. La Virgen, joven y bella, se encuentra en un paisaje. La composición piramidal muestra la influencia de Leonardo. Las figuras, bien asentadas y con volumen, se comunican con la mirada. Predominan el dibujo y la perspectiva. El paisaje difuminado también recuerda a Leonardo. La influencia de Miguel Ángel se aprecia en la anatomía de la Virgen. La comunicación maternal destaca en la composición.
David
Escultura en mármol de Miguel Ángel (Cinquecento, siglo XVI), ubicada en la Galería de la Academia, Florencia. Representa a David antes de enfrentarse a Goliat. Con 4.34 metros de altura (incluyendo el pedestal), es una obra monumental. David, desnudo, con la cabeza ligeramente ladeada, muestra terribilità en su rostro, alejándose de los cánones clásicos en favor de la expresividad. El pelo, trabajado a trepano, crea claroscuro. En su mano, la honda para lanzar la piedra a Goliat. El contrapposto muestra influencia clásica. El interés por la anatomía se relaciona con el antropocentrismo. Las manos, grandes y tensas, y el pie, con un punto de apoyo clásico, soportan el peso de la obra. El bloque de mármol original, de más de cuatro metros y muy estrecho, limitó la ejecución. La escultura de bulto redondo invita a rodearla. La tensión se percibe a pesar de la ausencia de acción. La representación de David por Miguel Ángel rompe con las anteriores, mostrando la grandiosidad. Colocada inicialmente en la Plaza de la Señoría, se convirtió en símbolo de Florencia. Posteriormente, fue trasladada a la Galería de la Academia. Esta escultura rompe con el equilibrio clásico.